Disclaimer: DBZ no me pertenece, los personajes son creaciones de Akira Toriyama.
Drabble
Palabras: 476
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Imperfecta vida
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Gruñó, gruñó y volvió a gruñir.
Odiaba lo insignificante que se había tornado su vida. Se había convertido en un debilucho, dejando que emociones se filtraran en su personalidad.
Él no era así, él nunca quiso tener una esposa ni mucho menos concebir un hijo. Él era el príncipe de los saiyaijin, el ser más poderoso de todo el universo, con corazón de hielo.
Se suponía que tendría que ser inquebrantable y totalmente ecuánime ante cualquier acto moral.
Se suponía que Vegeta era un hombre sin sentimientos, obrando por su propio bien.
Se supone, pero él sabía perfectamente que todo lo que un día fue ya no lo era.
Su maldad había desaparecido el mismo día que cruzó miradas con aquella mortal.
La vulgaridad en su forma de ser, trasformó su espíritu guerrero.
Un día sin más, sin esperarlo ni proponerlo, ya se había convertido en el esposo de esa mujer, con la cual tendría un hijo.
En cierta forma se sentía eufórico por haber engendrado a un saiyajin (que aunque no fuera puro, extendía su raza, puesto que llevaba su misma sangre, orgullo de la realeza), alguien que pudiera moldear y entrenar a su gusto para desarrollar una fuerza que sobrepasara cualquier límite.
Fue así que, sin quererlo, Vegeta ya había creado afectuosos vínculos con personajes tan insólitos. Insectos, él los llamaba abruptamente de esa forma para disimular el sentimentalismo.
Odiaba su patética vida, odiaba lo estúpido que sonaba la idea de dejar su sueño guerrero para cuidar de ciertas personas que ya formaban parte de él.
Porque, aunque fuera incrédulo, Vegeta daría todo por proteger a su esposa y su hijo. Vegeta sabía que aunque lo odiara, sus días no serían lo mismo si Bulma y Trunks no estuvieran con él.
Los amaba, era verdad. Amaba a esos insectos como a nadie.
Si tuviera la oportunidad de enmendar sus acciones y corregir el tiempo cuando se unió al equipo de Kakaroto, él sin duda, declinaría ante tal oportunidad, aunque ello significara renunciar a su ordinaria vida y superarse, siendo más fuerte que el mismo Kakaroto.
Vegeta nunca regresaría el tiempo, no se arrepentía de amar.
Él ya superaba a Kakaroto. Era mucho más fuerte que él, porque Vegeta siempre analizaba y después actuaba, no era presuntuoso. Vegeta siempre se hizo cargo de su hijo y nunca abandonó a su esposa. Era mucho mejor que Kakaroto, lo sabía.
La mujer que dormía ahora a lado de él, sobre su pecho desnudo, le recordaba lo afortunado que era.
Entonces, Vegeta dejó que sus días tan patéticos siguieran su mismo curso como siempre.
Acarició el cabello despeinado de Bulma y la reconfortó sobre su regazo.
Amaba lo imperfecta que era su vida, porque la perfección no existe y la imperfección es real, lo más parecido a la perfección.
Amaba lo perfectamente imperfectos que eran todos sus días.
FIN.
N/A:
Espero que les guste. Si alguien lo lee, me gustaría mucho saber tu opinión, leer un comentario tuyo significa mucho para mí, así podré saber si fue de tu agrado o no, y continuar en un futuro con una historia más larga sobre la misma pareja.
La imagen es un dibujo que hice yo. Es copia de una imagen que vi en internet, pero el dibujo lo realicé yo :)
Gracias por leer.
