El ostentoso crucero dio una vuelta de 180° al girar sobre la órbita del verdoso planeta que reposaba debajo de la nave. Había partido del otro lado de éste hacía apenas unos cuantos minutos con una preciosa carga para este mundo y todos sus habitantes. Lanzando un destello debido al reflejo de los rayos solares contra de la nave pareció ser una estrella durante unos minutos. Sobre las alas aerodinámicas el símbolo de la Casa Real reinante sobre el vasto planeta y sus colonias tributarias de los O parecía abrirse paso orgullosa mientras se dirigía de vuelta al Palacio Imperial en la capital del planeta con dos pasajeros de alta importancia.

"Crucero Royal 1-O ingresando en el cuadrante 28 D, lecturas normales, Centro de Control."

"Recibido, Royal 1-O ¿cuál es el status de las Cazas Escolta?" se escuchó la voz de un hombre del otro lado del comunicador respondiendo al informe del piloto.

"Ya se nos han incorporado" devolvió como respuesta el piloto del crucero. "Todo normal." Agregó con tono tranquilo.

"¿Otro vuelo rutinario, eh Kurio?" se escuchó la inferencia de otra voz, el hombre de piel amarillenta y cubierta de una tersa capa de pelo sonrió de vuelta.

"Otro, Melchior" dijo tomando el radio respondiendo a uno de los pilotos de los cazas escolta que emparejaron su vuelo justo detrás de la cauda del Crucero. "Dime ¿qué te parece si cuando termine el vuelo te invito una copa de Dörg y visitamos a Zelha y a Alexiel?"

Kurio soltó el botón comunicador para dejar abierta la frecuencia de comunicación esperando con una sonrisa tranquila de un trabajo satisfactorio la respuesta de su amigo de la Academia Imperial y compañero de farras y conquistas.

"¡Es una orden que debo de cumplir! ¿Qué más puedo decir, Capitán?" respondió risueña la voz varonil de Melchior.

Kurio sonrió ante la respuesta vital de su amigo mientras que examinaba con sus ojos las lecturas que las computadoras de vuelo le daban de vuelta. La tranquilidad de la cabina se vio de pronto rota por el sonido de alarma que marcaba uno de los instrumentos en la parte posterior de la cabina.

"¿Qué ocurre, Co-Piloto?" preguntó Kurio frunciendo un poco el ceño.

"Capitán Kurio, la computadora muestra una variación del contínuo de Espacio Tiempo, Capitán… ¡la variación crece!"

Siendo uno de los mejores pilotos de todo el Planeta, Kurio se puso de pie, con paso elegante pero alerta, se acercó hasta la computadora para ver él mismo las lecturas que lanzaba la computadora.

"Esto no es normal, no estaban pronosticadas variaciones del espectro electromagnético de los soles este día, será mejor que ingresemos de nueva cuenta a la órbita del planeta."

"¡Pero eso retrasaría el vuelo al menos por seis horas, Capitán!" respondió el co-piloto a la orden del superior.

Kurio miró de vuelta al renuente oficial, comprendiendo su urgencia por volver rápido a la capital de un viaje aburrido desde el otro lado del planeta en el que habían escoltado a sus pasajeros desde hacía un mes.

"Rongo…" dijo Kurio con ceño fruncido al hombre de piel negra y manchas blancas que le había cuestionado, los ojos amarillos de el interpelado brillaron brevemente trayendo hacia sí partículas de luz. "¿Estás dispuesto a arriesgar el final de este viaje? No podemos permitirnos poner en peligro…"

Las palabras de Kurio fueron interrumpidas cuando la pantalla lanzó una luz roja y el sonido de alarma aumentaba de manera imposible de ignorar.

"¿Qué ocurre?" preguntó Kurio ahora mirando totalmente alerta y echando hacia atrás sus puntiagudas orejas hacia el otro lado del puente.

"¡Señor han ingresado en radio de vista…!"

Una turbulencia sacudió a la nave tirando a algunos oficiales y sacudiendo el puente entero, Kurio permaneció de pie con dificultad mientras que corría hacia el timón.

"¿Qué pasa, qué está ocurriendo? ¡Quiero informes!" su voz reflejaba la tensión del momento mientras que tomaba el timón. "¿Qué ha sido eso? ¡Quiero un informe detallado!"

Una nueva turbulencia interrumpió las palabras de Kurio mientras que nuevamente una luz del exterior les iluminaba.

"¡Señor, hemos perdido la escolta, los cazas han sido destruidos, Señor!" informó alarmado uno de los oficiales de puente.

"¿Qué has dicho?" preguntó escandalizado Kurio. "¿Quiénes han sido?"

"Señor… ¡estamos bajo ataque de naves con insignia de los rebeldes de las Lunas de Plun-Darr! ¡Son muchos!"

Múltiples explosiones confirmaron el informe del oficial de puente mientras que Kurio se aferraba a los brazos del asiento de mando del Crucero, el metal de este crujió ante el embate del fuego enemigo.

"¡Acción evasiva de inmediato!" ordenó gritando Kurio mirando hacia todos. "¡Tenemos que evitar esos torpedos!"

"¡Señor, son más de quince naves fuertemente armadas, nos será casi imposible!"

"¡Ingresen a órbita planetaria de inmediato!" ordenó nuevamente Kurio pensando en su mente en múltiples acciones que aseguraran su supervivencia de esta difícil situación.

"¡Imposible, señor, estamos sobrevolando la Región Oscura, si ingresáramos allí nos estrellaríamos!"

Kurio calló concentrado tras escuchar estas palabras como si fueran una condena de muerte anunciada.

"¡Aceleren los cohetes a máxima velocidad, que las armas del Crucero sean desplegadas, quiero oficiales en cada una de ellas de inmediato!" ordenó mientras que se movilizaba todo el personal ante las órdenes del hombre.

"¡Rongo, asegúrate que nuestros pasajeros estén seguros! No te separes de ellos en ningún instante y permanece alerta en llevarlos a la Cápsula Salvavidas."

El hombre de pelaje negro asintió esta vez sin chistar mientras salía del puente, en medio de saltos que daba la nave al recibir los embates de los torpedos de las naves enemigas.

"¡Milia, manda un mensaje de S.O.S. a Sala de Control! ¡Pide refuerzos! ¡Diles que el Crucero donde viajan la Emperatriz Ella y el príncipe imperial Löwe-O está bajo ataque de rebeldes de Plun-Darr, que no podremos resistir mucho pues hemos perdido a las escoltas!"

"¡Ya lo he hecho, Señor, han informado que mandarán refuerzos de inmediato!" respondió la delgada mujer de cabello negro azulado y de aspecto apanterado.

"¡Muy bien, Thunderianos! ¡Es hora de salvar a la Emperatriz y realizar una misión! ¡Por la gloria de Thundera y nuestros Emperadores, los O."

El movimiento de alerta en toda la cabina no cesó en ningún momento, mientras que Kurio se concentraba en salvar el Crucero y se preparaba para un vuelo de resistencia, los refuerzos tardarían al menos diez minutos en llegar… diez minutos para permanecer con vida…

POLLUX DIOSCUROS presenta:

THUNDERCATS: APERTURA parte 1

La ciudad capital de Thundera, asentada en un fértil valle cruzado por el caudaloso río Jaguaris es una imponente joya del alcance de civilización de la especie dominante de este planeta.

En tiempos anteriores, este valle dio lugar a los primeros asentamientos civilizados de este mundo, sin embargo, las apariencias podrían engañar, a pesar de dar un apecto totalmente pacífico, en realidad el imperio Thunderiano habría sido forjado a punta de fuego y sangre de otros Thunderianos en el pasado. Siempre cruzado por luchas intestinas y por intrigas entre grandes órdenes, al final, la Casa del Clan de los "O" había logrado hacerse del poder en generaciones pasadas, y unificando cada uno de los pequeños reinos en un fuerte gobierno centralizado.

Desde hacía cuatro generaciones, la casta de los O había realizado lo que nadie antes había logrado: instaurar una Pax Thunderiana que calmó los ánimos entre antiguos señores reales alrededor de dicho clan, al hacerse de las reliquias de gran poder y respetadas por el folklore Thunderiano, las cuales causaban una sensación de temeridad entre estos tan sólo al escuchar la mención de algunos de estos artículos, como La Espada del Augurio, antiguo vestigio de tiempos idos hacía mucho que otorgaba su reconocimiento a aquel que fuera digno y que estuviera predestinado a regir, según se creía.

Una vez lograda la estabilidad social dentro del planeta de Thundera, el clan de los "O" miró más allá de lo evidente e hizo el brinco lógico hacia el cielo. Ayudados por generaciones de genios tecnológicos sin nombre que hizo que dicho salto se diera de manera rápida y de forma inesperada para los otros planetas del sistema binario del que este planeta era parte. Las fronteras del Imperio llegaron a tocar al lejano y frío planeta Plun-Darr, así como de sus ricas y codiciadas lunas. Sostenidos por un frágil orden político que alcanzaron los hábiles diplomáticos Thunderianos, así como la fuerza y el respeto que los aguerridos soldados del planeta felino poseyera, Thundera alcanzó una edad de Oro insospechada para sus habitantes.

Pero todo lo que comienza termina. La Edad de Oro de Thundera estaba en los comienzos de su desvanecimiento lo que se evidenció con nuevos problemas sociales que estallaron en las colonias imperiales. Cuidando siempre no alarmar a la población, y con ello, tampoco desestabilizar la, relativa, reciente paz social entre castas y especies planetarias, el Imperio ejercía un estricto control sobre la distribución de información sobre la situación y el desarrollo de los eventos que pudieran dañar la imagen de solidez de la instituciones y el gobierno.

En cierta forma, seguros, cobijados por la cohesión de su sistema político y la ventaja tecnológica de la que gozaban, el Imperio permanecía prácticamente intocable en las revueltas y salía airoso sin ningún problema. Al momento de ocurrir el salto tecnológico, para sus vecinos era insospechado, lo que los llevó a una era de maravillas tecnológicas todo esto tuvo un impacto cultural en los Thunderianos. Algunos se aferraban a las creencias del pasado, el Thunderiano "moderno" en muchos sentidos comenzó a considerar a las antiguas creencias religiosas como asunto primitivo… La edad de la razón envaneció a muchos Thunderianos, hacerles creer que eran superiores, una raza cósmica privilegiada. Jamás consideraron la posibilidad de que la evolución súbita que su raza había logrado pudiera presentarse en otro lado, y menos, entre sus vecinos.

Enclavado en el corazón del Valle de Jaguares se encuentra el Palacio Imperial de Thundera, una alta torre sobrepuesta que alcanzaría el impresionante tamaño de un edificio de cien pisos y de extensísima área. Este complejo arquitectónico, estilizado y alargado, creado con una estructura compleja que combinaba materiales de piedra y de metales brillantes, daba la apariencia de ser un anacrónico edificio en medio de las imponentes estructuras bajas creadas por cientos de años de civilización asentados en el Valle. El complejo arquitectónico contenía no solo el asiento del poder Imperial, sino también los centros de logística y estrategia militares de Thundera, incluido el Comando Central de Control y Navegación Espacial, armado con equipos de localización sofisticados y computadoras recibe la señal de alerta del Royal 1-O, siendo atacado por mutantes rebeldes de las Lunas de Plun-Darr.

"¡Teniente Zakbe, señor!" exclama una linda chica de cabello rojizo y manchas aleopardadas. "¡Señor, tenemos un T-1! ¡El Crucero Imperial…!"

Vestido con el imponente uniforme del Ejército Thunderiano, un alto hombre parecido a un Lince escucha las palabras de la asistente de vuelo con alarma evidente.

"¿El Crucero Imperial? ¿Cuál es el status de la escolta?" pregunta alarmado irguiéndose de forma inmediata, con la apariencia de un gato a punto de saltar sobre su presa.

"Negativo señor… la escolta ha sido destruida, están ellos solos."

La declaración de la asistente hace que Zakbe eche hacia atrás sus puntiagudas orejas mientras que una gota de sudor escurre por su frente con tensión.

"¡De inmediato manden refuerzos, yo contactaré al Comandante Jaga!" ordena con autoridad.

"¡Afirmativo, Teniente!" responde la mujer que manda un mensaje de vuelta al Crucero Imperial en problemas.

Sin pérdida de tiempo, Zakbe sale de la sala de control al encuentro del Comandante Jaga, máximo guerrero de Thundera.

La legendaria belleza del valle de Jaguaris era más evidente en los jardines del Palacio Imperial de Thundera. El dulce cantar del agua en elegantes fuentes y canales subterráneos bañan al fértil jardín, en un área relativamente pequeña, una muestra de las plantas más exóticas de Thundera y sus regiones más lejanas.

Entre los árboles, la voz artificial proveniente de una caja rodeando el cuello de una criatura de color naranja y extraño aspecto híbrido entre un saurio y un gato se escucha, la criatura, de redondos ojos amarillos, abundantes bigotes y pelo hasta la mitad superior de su cuerpo para rematar en una piel escamada anaranjada y larga cola prensil, corre detrás de un par de figuras.

"¡Lion-O! ¡Lion-O, no te acerques tanto al agua, puedes resfriarte!" parece reclamar con voz sintética que transmite a la perfección el nerviosismo que el curioso ser parece sentir al notar a un pequeño pelirrojo de piel amarillenta, ojos de intensa vivacidad que es acompañado por otro felino, de aspecto menos heterodoxo, y de caninos desarrollados. "¡Oh Lion-O, Lion-O!"

El pequeño, ignorando los frenéticos chillidos metálicos de la criatura sigue en su intento por coger un fruto de aspecto tentador anaranjado. Tropezando y encontrándose al final de la barda, el chico está a punto de caer cuando es detenido en vilo en el aire. Abriendo los ojos, se vuelve para encontrar el origen de su salvación.

"¡Gracias, Kano!" agradece Lion-O al felino de aspecto semejante a un Tigre Dientes de Sable, el cual, ayuda a su amo de manera inteligente logrando que Lion-O sea capaz de tomar el fruto y llevarlo hacia su boca con expresión satisfactoria hasta su boca.

"¡Lion-O!" corre la criatura nerviosa hasta donde se encuentra el joven y Kano. "¡Y tú, Kano, como siempre solapando las travesuras de éste jovencito? ¿Cómo seré capaz de educar al Príncipe Imperial si por cada orden que doy ustedes siempre se encargan de ignorarla?" reprocha la criatura al enorme gato y al infante.

"No hagas enojar a Snarf, hijo…" dice un hombre de majestuosidad innegable y parecido al pequeño. Como un reflejo hacia el futuro, el Emperador Claudis-O recoge al menor de sus hijos con una sonrisa pensando en lo travieso que es este hijo suyo, así como rebelde. "¿Quieres que muera de un infarto?" concluye la pregunta con una sonrisa.

Observándolo todo desde lejos, de manera discreta y con una apariencia tan elegante como la del soberano, un joven guerrero con una insignia especial en su pecho, un felino negro sobre un fondo rojo, lo observa todo con los brazos cruzados.

"Según recuerdo, Su Majestad, mi padre, Shaj, parecía tener la misma clase de cuestionamientos existenciales que el pobre de Snarf se hace al cuidar al vigoroso Príncipe Imperial Lion-O cuando él le cuidaba a usted…" dice con una sonrisa el imponente guerrero Thundercat.

Dejando al pequeño Lion-O en el suelo y acariciando su abultada melena roja, Claudis-O, Emperador de Thundera, se vuelve hacia el hombre que hablara.

"Ah… sí, el venerable Shaj siempre se quejó de mi ímpetu, pero logró encauzarlo por el camino correcto, Jaga." Responde Claudis al hombre, mientras que el viento mueve el cabello del emperador y hace volar los pliegues de su elegante capa. Jaga sonríe de vuelta ante la declaración de su soberano, pero borra ese gesto, al notar que el Emperador calla para dar paso a un rostro taciturno.

"¿Ocurre algo malo, Su Alteza Imperial?" pregunta preocupado el Comandante de las Fuerzas de Thundera.

"Muchas cosas a la vez, mi querido amigo…" se lamenta el Emperador quien posa su mano sobre el hombro del guerrero con gesto de familiaridad, mientras se vuelve a ver a Lion-O quien volviendo a su intento, vuelve a provocar que Snarf le reprenda ansioso por el jardín mientras que persigue una mariposa. "¡Qué deseos tendría yo de ser un pequeño niño persiguiendo insectos!" Las cejas de Claudis-O se contraen en un gesto parecido a la nostalgia.

Jaga, escuchando este lamento, vuelve su mirada hacia Lion-O y ambos hombres se pierden durante unos momentos en la escena, mientras que el Príncipe Imperial de Thundera demuestra una voluntad reacia y una concentración que desmentiría su edad.

"Pero el tiempo pasa inexorable para todos, mi gran amigo… me pregunto ¿qué me aconsejaría el venerable Shaj en estos momentos?" cuestiona en voz alta Claudis.

"Su Majestad Imperial, mis oídos y mi voluntad siempre están atentos para asistirle en todo lo que se requiera." Dice lleno de convicción, y agachando su mirada en gesto respetuoso el jefe de campo de los Thundercats, la orden de guerreros más respetada de todo el planeta, le élite.

Sonriendo ante esta respuesta, Claudis responde.

"Ah, amigo mío, eso lo sé, perfectamente… de no ser por ti, en realidad, creo que me sentiría mucho más desprotegido de lo que ya me siento…"

"¿Desprotegido, Su Alteza? ¿Porqué se siente de tal forma el soberano de Thundera?" cuestiona preocupado Jaga ante las palabras del hombre.

"El Imperio, Jaga…" responde Claudis al guerrero sin renunciar a su tono preocupado. "En ocasiones parece tan sólido y en otras es tan evasivo como el rimark1… ¡imposible de tomar! Es como si fuera solamente controlable si este se encontrara contenido por un cristal… transparente, pero que a final de cuentas, encierra."

"Mi Señor…" replica Jaga a las palabras del Emperador. "Sus fuerzas no deben de flaquear, cuenta con el cariño y la lealtad del pueblo de Thundera, y si esto le pareciera insuficiente… ¡también tiene el poder de La Espada del Augurio y la ayuda inestimable del Libro de los Augurios para guiarle! ¡No debe temer!"

Claudis escucha las palabras de Jaga intentando beberlas como un sediento desesperado por agua en medio del desierto, pero al final, también parece que este se le escapara de entre las manos.

"¡Ah, ahora ni siquiera tengo eso, mi apreciado Jaga! ¡Ahora ni siquiera tengo eso!"

"¿Qué dice?" pregunta el guerrero horrorizado ante la respuesta obtenida por Claudis.

"Lo que has escuchado… tiempos oscuros se acercan, amigo mío, marca mis palabras… El Ojo de Thundera y el Libro de los Augurios tienen dificultades para mostrarme lo que está más allá de lo evidente… es como si nuestro futuro estuviera rodeado de oscuras nubes que impiden que nadie lo vea… me siento como un navegante que dirige una nave directo al desastre, contra unas rocas, ahora que la guía salvadora del faro que representaba el Ojo de Thundera nos ha sido arrebatado…" responde Claudis-O con gesto derrotado y preocupado.

Jaga observa a su Emperador con un poco de piedad. Tanto que cargar el sólo, el destino de millones de seres en las manos de un hombre que de pronto se muestra frágil, más frágil incluso, que el pequeño vástago de éste, persiguiendo con voluntad férrea un insecto y un fruto.

"Su Majestad Imperial…" escucha Jaga decir por sus labios casi sin haberlo pensado, mientras que vuelve su vista del pequeño Lion-O a su emperador. "… ¡Usted siempre contará con mi espada y mi vida para soportarle! ¡Yo confío en usted!"

Claudis-O escucha estas palabras, y de pronto, es como si tuviera de nuevo a su alcance el codiciado líquido para saciar su sed.

"Jaga…" comienza a hablar, cuando la presencia de un tercero interrumpe la escena.

Ataviado con una túnica de color amarillo y negro, de alta estatura y complexión muy delgada, el hombre de aspecto parecido al de un puma agacha su cabeza en respetuoso saludo a ambos hombres.

"Su Majestad Imperial, Comandante Jaga, lamento interrumpirles pero se ha presentado una situación que requiere de su urgente intervención." Dice el hombre con voz elusiva.

"¿Qué ocurre, Vargus?" pregunta Claudis, dejando escapar la paz una vez más como si fuera el agua anhelada en su mente de manera definitiva.

"Señor… se trata de la Emperatriz Ella y de su hijo, el Príncipe Imperial Löwe-O…" responde el Ministro con un poco de duda, nervioso ante lo que tenía que decir.

Al oír la mención del nombre de su esposa y el heredero al trono, Claudis y Jaga se miran preocupados, el comandante se adelanta y pregunta.

"¿Qué ocurre con ellos, Vargus? Ellos se dirigen para acá de regreso del Palacio de descanso en el otro lado del planeta…"

Vargus asiente nervioso retrocediendo un poco.

"¡Habla ya!" ordena Claudis casi gritando, un grito que suena al rugido de un león y que sobresalta a Lion-O, Snarf y Kano quienes se vuelven para mirar a los agitados hombres a unos metros de ellos.

"Sí, sí…" dice Vargus cubriéndose el rostro. "¡Ellos han sido atacados por un grupo de naves que tienen la insignia de las Lunas de Plun-Darr… si no reciben ayuda pronto, pueden morir!"

Volviéndose y sin esperar más, Jaga hace una reverencia rápida a Claudis mientras que echa a correr con destino al palacio. El Emperador, preocupado, se vuelve hacia su hijo.

"Snarf… ¡lleva al Príncipe Imperial a sus habitaciones y no salgan de ahí hasta nuevo aviso!"

"¡Sí, sí, su Majestad Imperial!" responde Snarf quien, sin esfuerzos toma de la mano al pequeño Lion-O, sin acertar a comprender lo que está ocurriendo a su alrededor.

"Vargus… ¡quiero que se me mantenga informado a cada momento de lo que ocurre!" Ordena el Emperador sin duda en su voz, dejando de lado el lado de angustia y duda que hubiera mostrado minutos antes.

"Sí, Alteza" responde Vargus mientras que reverencia alejándose corriendo, con Claudis-O caminando agitadamente detrás de él. "¡Jaga… en tus manos está el futuro del Imperio!" piensa.

Corriendo entre los pasillos amplios del hangar imperial, Jaga aborda una nave espacial caza, equipada, seguida por otras cuatro detrás de él.

"Caza Thundercat- A, saliendo ¿me copian, Thundercats?"

"¡Afirmativo!" responden cuatro voces por los altavoces del Caza.

"¡Salvemos a la Emperatriz y a su hijo!" exclama Jaga. "¡Ooooohhh!" exclama al tiempo que los potentes cohetes propulsores de las naves se encienden con un rugido semejante al trueno y parten de inmediato perdiéndose en el firmamento.

"Centro de Mando a Thundercat-A… estamos alimentando las coordenadas y la información sobre los eventos como se dieron de manera cronológica a su computadora de vuelo, Señor."

"Correcto." Responde Jaga manteniendo la calma y concentrándose. "Sea lo que sea, esto debe de ser más serio de lo que estamos queriendo admitir en voz alta…" piensa Jaga preocupado. "Más cuánto han sido capaces de destruir a dos cazas escolta de Thundera…"

"Girando sobre la órbita, Señor…" informa uno de los pilotos de las otras naves. "El radar ya lo capta…"

Una voz femenina desde otro caza resuena en el comunicador.

"Contacto visual confirmado… ¡son quince naves, me dispongo a atacar, Crucero Royal 1-O con status positivo!"

"¡Estoy contigo Shanta!" gruñe la voz de otro de los Thundercats en la caza. "¡Por la Gloria de Thundera!"

Ambas cazas se despegan del convoy de manera rápida, mientras que Jaga analiza la situación como lo despliegan sus computadoras.

"Las lecturas del Continuo Espacio-Tiempo parecen muy alteradas… ¿qué está ocurriendo?" se pregunta al observar los datos que las máquinas de vuelo retroalimentan. "Está creciendo una vez más… ¡No! ¡Esa variación se dirige a…!" mirando hacia arriba, Jaga posa su poderosa mirada en el Crucero Imperial. "¡Ooooooooh!" dice sin esperar más mientras que se une a la caótica batalla espacial.

"¡Señor, los refuerzos de Thundera han arribado!" grita Milia en el puente del Crucero Imperial a Kurio quien lo escucha aliviado. "¡Y qué refuerzos, Señor!"

Sonriendo un poco aliviado, el capitán de la nave observa por el puente la llegada de las naves con la insignia de la orden más grande de guerreros de Thundera.

"¡Son los Thundercats!" exclama Kurio en voz alta, animando y avivando su espíritu combativo y extendiéndose como una ola de viento cálido que choca contra todos en la nave.

"¡Ooooooooooh!" saludan todos desde dentro jubilosos en el Crucero, levantando con energía sus brazos derechos mientras que los Cazas Thundercats pasan junto a ellos de manera vertiginosa.

"¡Acción evasiva T-15, Thundercats!" ordena Jaga por el radio. "Yo me aseguraré de que el Crucero salga del cuadrante donde se encuentra atrapado…"

"¡Afirmativo, Comandante Jaga!" responden los cuatro Thundercats desde sus respectivas cazas, quienes comienzan a destruir, de manera sistemática y eficiente a varios de sus enemigos.

Sin perder más tiempo, Jaga presiona el botón de un rayo tractor y lo dirige a la nave Imperial.

"Comandante Jaga a Puente de Royal 1-O… responda."

"¡Señor!" responde la voz de Kurio. "¡Lo escucho!"

"¿Se encuentran bien la Emperatriz y el Príncipe Imperial?"

"¡Afirmativo, Señor! ¡Todos a bordo nos encontramos en perfectas condiciones, la nave sufrió una avería y nos es difícil movernos!"

"Lo sé…" informa Jaga sin dejar de analizar el acercamiento del disturbio en el continuo espacio-tiempo que detectara minutos antes con tensión controlada. "Sin embargo, Capitán, requeriré de su ayuda… mis instrumentos detectan que el Crucero está por ser alcanzado por una variación que podría resultar peligrosa, utilizaré mi rayo tractor, pero el tamaño de mi nave y el de la suya, hacen de esta una operación muy difícil… si usted no se mueve…"

Kurio suda al complementar las palabras de Jaga.

"El Crucero podría partirse en miles de pedazos…" Las implicaciones de este evento cruzaron por la mente del capitán. La muerte de la emperatriz, su hijo y de toda su tripulación. "¡Cooperaremos de todas las maneras, Comandante Jaga!"

"Bien." Responde Jaga asintiendo con seriedad a las palabras e iniciando la operación.

Bañada de la fuerza invisible del rayo tractor, el Crucero se sacude violentamente, mientras que el caza Thundercat-A comienza a sobrecalentarse casi de inmediato a causa del esfuerzo puesto en sus turbomotores.

"¡Traten de mover la nave, hombres! ¡Tenemos que salir de aquí ya!" grita Kurio quien se afianza al control y mueve los controles que mueven a la máquina.

Mientras tanto, alrededor, la pelea entre los otros Thundercats y los rebeldes de Plun-Darr se sucede con velocidad vertiginosa.

"¡Son buenos!" exclama la voz que asemeja a un gruñido por el radio a Shanta.

"¡No como yo!" responde la mujer sonriendo y disparando contra dos enemigos que son destruidos de inmediato. "¿Qué te ha parecido eso Stilo?" pregunta ella con sorna.

"Ah… no es nada, mira esto…" responde el Thundercat de voz estruendosa mientras que en una evasión peligrosa atrae el fuego enemigo hacia él de dos diferentes puntos. Acelerando a velocidad máxima, su maniobra da frutos cuando encuentra los rayos disparados por cada nave y escapando apenas, mientras estas vuelan en miles de pedazos.

"¿Qué hay del Comandante Jaga?" cuestiona otro de los Thundercats desde otra de las naves.

"¡Está allá!" grita Shanta señalando con su uña en la pantalla digital compartida de las cazas el punto en el que su líder se encuentra.

Como si una pequeña hormiga intentara levantar con su fuerza el imponente peso de una enorme roca, los asombrados Thundercats observan las maniobras difíciles del caza dirigido por el hábil Jaga.

"¡Debemos ayudarles!" grita una de las voces.

"¡Yo le ayudaré!" responde Stilo tomando sus controles. "Ustedes son capaces de deshacerse de los cinco enemigos que les he dejado…"

"¡Espera!" se escucha la voz de Shanta alarmada. "¿Qué es esto?"

"¿De qué hablas?" pregunta Stilo, mientras que se detiene entre los cazas Thundercats y el Crucero Imperial.

"¡Stilo! ¡Sal de esa zona… se aproxima un…!" grita Shanta demasiado tarde.

Como si el espacio de pronto se convirtiera en agua, una turbulencia parecida a una ola barre con el caza Thundercat de Stilo quien grita ante el salvajismo de la embestida.

"¡No!" grita Shanta quien observa como la nave de su compañero Thundercat es lanzada como si se tratara de un papel arrastrado por el viento contra el Crucero Imperial.

"¡Lo destruirá!" gritan los otros Thundercats, mientras que observan como la fatal carambola está a punto de realizarse.

El Thundercat Stilo analiza la situación recuperando la calma y observa la imagen de Shanta que lleva junto a los controles de mando de su caza, para luego dirigir su mirada a una pequeña caja metálica entre los controles la cual abre de manera decidida.

"¡Thundercats…!" se escucha la voz de Stilo rugiendo por el radio. "¡Oooohhh!" grita, mientras que el Felino Cósmico oprime el botón de autodestrucción unos momentos antes de chocar contra el Crucero Imperial Royal 1-O, estallando como si de un pequeño sol se tratara y dejando como único testimonio de su existencia, una serie de chispas que se consumen por sí mismas poco a poco hasta dejar de verse.

"¡Stilo!" gritan los Thundercats. Jaga observa de lejos la explosión de la nave de su compañero Thundercat, que, al sucederse, empuja un poco el Crucero Imperial ayudando, de manera aparentemente accidental, a ambas naves a cumplir con su objetivo al sacarla del camino de el disturbio de Espacio Tiempo.

"¡Nos movemos!" informa Kurio a Jaga con una sonrisa mientras que el Crucero avanza rápidamente gracias al impulso que diera el caza Thundercat.

"¡Afirmativo!" responde Jaga aliviado de ver que el Crucero ha sido puesto a salvo, pero con el dolor que se vuelve rabia de ver a un amigo entrañable morir en la batalla. "Crucero Imperial a salvo… ¡ahora acabemos con estos malditos!" grita Jaga con un destello de luz en sus ojos.

Despegándose y viéndose libre del peso del Crucero Imperial, Jaga se lanza a la batalla, reuniéndose a sus compañeros Thundercats, quienes, entregados en un frenesí salvaje de venganza, luchan con más ahínco.

Pronto, las naves enemigas logran comprender lo inútiles de sus esfuerzos y emprenden su retirada.

"¡No, no les será tan fácil, malditos!" grita Shanta persiguiendo a unos cuántos cazas enemigos dispersos y en su radio de acción.

Los otros Thundercats hacen lo propio.

"Voy sobre el líder…" reporta Jaga de manera fría y con el instinto del cazador al máximo. Midiendo cada movimiento de su rival quien maneja de manera efectiva la nave enemiga. "Es muy buen piloto…" medita Jaga sin poder borrar de su mente la escena de la explosión de la nave Thundercat en millones de piezas. Rugiendo, Jaga comienza a disparar a su enemigo con precisión, sin embargo, el caza enemigo logra evadir cada uno de sus disparos.

"¡Se ha separado del grupo!" reporta Jaga. "¡Se dirige al planeta!"

La nave se interna en Thundera en su huida.

"El último caza ha sido destruido, Jaga… nosotros nos aseguraremos del Crucero Imperial…" dice uno de los Thundercats.

"¡Acaba con el infeliz!" pide Shanta con ojos brillantes por las lágrimas y rostro descompuesto.

"Lo haré…" dice Jaga lanzándose detrás de su objetivo con tono lleno de convicción.

Los caza ingresan al planeta en grado de inclinación óptima para evitar el sobrecalentamiento de las naves, ayudadas por el campo de fuerza atmosférico. Truenos que resuenan entre las nubes y las altas regiones de la Cordillera Quijada de León, la cadena de montañas más inhóspitas y salvajes del planeta Thundera, suenan como ominosos anuncios de la muerte y la batalla que se ha sembrado este día, en uno que no ha terminado de ser todo lo terrible para el Imperio de lo que resultará finalmente.

"¡Lo perdí!" piensa Jaga analizando sus instrumentos de vuelo. "¿Será posible que se haya estrellado y…?"

Disparos que lo toman por sorpresa desde detrás sacuden la nave de Jaga el cual, inicia acción evasiva.

"Escudos protectores abajo del 65 y disminuyendo…" informa una voz electrónica. El esfuerzo de su caza al utilizar el turbo tractor al intentar rescatar el crucero espacial ha diezmado los recursos de su nave.

"¡No me queda mucho tiempo!" exclama Jaga quien se lanza en picada contra una de las cimas de la Cordillera y lanzando humo como si de un ave herida se tratara. Una enorme explosión se escucha al estrellarse su nave contra el pico. Deteniéndose para esperar a que el humo de la explosión se aclare, la nave rebelde de Plun-Darr se detiene, mientras que su ocupante espera, intrigado, hallar el resultado de desenlace del aparente choque que deja sólo humo que cubre la incógnita.

Un crujido se escucha de pronto, y para sorpresa del mutante de aspecto reptiloide que ocupa la nave, observa como un gajo de la montaña se despeña hacia las profundidades insondables del planeta a miles de kilómetros hacia abajo, y de entre el humo, la nave de Jaga surge brillando, reflejando los relámpagos que recorren las nubes. El mutante abre los ojos sorprendido y temeroso, sin acertar a reaccionar.

"¡Ooooooooooooohhh!" grita Jaga mientras lanza sus disparos destruyendo la nave que recibe el impacto de su fuego sin alcanzar a reaccionar ante la maniobra.

Los truenos de los relámpagos, y el estruendo de la montaña rota por el poder de Jaga cubren el sonido de la explosión de la nave rebelde de Plun-Darr.

"Stilo…" dice Jaga mientras baja su mirada y liberando una lágrima que escurre por su rostro. "Oooh" Concluye sin ánimos.

Un silencio invade la cabina del piloto que anuncia capacidades de navegación a 20. La estática originada por las formaciones nubosas alrededor de la Cordillera impiden que Jaga escuche del todo bien la transmisión.

"… Mirante Jag…" la interrupción del radio corta las palabras provenientes del otro lado en la voz de la Thundercat Shanta. "Nos dirig... el Crucero Imperi... en perfectas condicione..."

Jaga se lleva la mano al rostro cansado y pensando en la preocupación de Claudis-O unos minutos antes.

"Perfecto, Shanta... lleven al Crucero hasta Centro de Control, mi nave ha sido dañada, no me puedo unir a ustedes, les esperaré ahí, informaré del éxito de nuestra misión..." dice con un dejo de tristeza mientras piensa con amargura el precio del "éxito"... la vida de un Thundercat... ¡la vida de un amigo!

"¡Comandante... algo pas...!" escucha la interrumpida voz de Shanta alarmada una vez más, haciendo que Jaga abandone su postura de cansancio y se acerque a los controles intentando escuchar más allá de la estática.

"¡Shanta, Shanta! ¿Qué está sucediendo reporta?"

"Coman... ¡es horrible! ¡Es como si el cos... abriera los o...!" alcanza a escuchar entre zumbidos de energía en el radio Jaga lleno de terror.

"¿Qué dices? ¡Habla!" el radio deja de recibir la estática y permanece silencioso en angustiantes segundos parecidos a horas para Jaga. "¡Shanta, Shanta!"

La estática de comunicación vuelve a escucharse para alivio de Jaga quien habla por el radio.

"¿Qué ha pasado, Shanta? ¡Infórmame!"

"Comandante Jaga, Señor..." escucha Jaga la voz de Centro de Control en Thundera.

El horror se refleja en el rostro de Jaga quien acalla los gritos de angustia en su mente intentando pensar que todo está bien, que no escuchará nada que no desea escuchar.

"Señor, registramos una enorme fluctuación... Comandante... perdimos la señal del Crucero Imperial Royal 1-O y de los otros Thundercats..." informa con pesar la voz del otro lado del radio comunicador. "Los instrumentos informan que las naves han sido destruidas..."

Y para Jaga en ese momento todo se volvió oscuridad, ignorando el cielo coloreado de rojo por los soles en atardecer, y por el sonido de los truenos entre las nubes.

Continúa....

1 Rimark: Nombre que recibe el Mercurio en Thundera.