Una tonta discusión había aparentemente acabado con una relación de seis años.

Levi había salido furioso de la casa que compartían y había cogido las llaves del automóvil para irse lejos, a respirar y descansar de todo, también reflexionar.

Llevaba ya un buen tramo recorrido y se puso a pensar que, tal vez él sí tenía la culpa de lo que había pasado y debía enmendar las cosas aunque eso le costara el orgullo.

Después de todo amaba a Eren y no podía permitirse alejarse del castaño, no, eso nunca o le dolería más que estar peleado con él.

Mientras sus pensamientos eran abarcados todos por el menor recibió un mensaje que rápidamente abrió para revisar si era el de su novio, sabiendo que era peligroso conducir y ver el celular al mismo tiempo, pero qué carajos importaba eso.

«Mocoso»

‹Levi, eres un tonto, pero te amo. Perdóname, por favor, fui un inmaduro.›

Ese mensaje había sido suficiente para derretirlo por completo.

¡Joder, él también debía decirle que lo lamentaba! Sobre todo porque había sido su culpa todo o bueno, casi, las discusiones de amantes siempre son de a dos.

Sin más comenzó a teclear rápidamente una respuesta.

‹También te amo, mocoso.›

Fue lo menos escueto que pudo responder, pero no dudaba en que eso bastaría por ahora, luego iría de vuelta a casa y se disculparía de la forma correcta, pero desgraciadamente no pudo, distraído tecleando se había salido de la carretera y no notó aquel acantilado al que se aproximaba, el lugar donde más tarde moriría tras el impacto.

Apretó la tecla enviar y dirigió su mirada hacia enfrente, en su camino que ya no estaba.

El chirrido de las llantas lo alarmaron más de lo que estaba y supo lo que venía. Cerró los ojos y pensó por última vez en Eren, deseando que mágicamente nada sucediera.

Una lágrima rebelde resbaló por su mejilla, muestra de el dolor puro que sintió al caer en cuenta que no podría disculparse con él... Ya no podría besarlo, abrazarlo ni hacerle el amor, pero lo que terminó por romperlo fue saber de antemano que Eren sufriría y se culparía.

No se perdonaría a sí mismo.

Esa tarde fue la primicia en todos lados y el ingenuo de su mocoso lo esperó hasta el cansancio para que al día siguiente, le dijeran que el amor de su vida había muerto mientras le escribiría a él.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y cayó de rodillas sin importarle las personas frente a él.

¿Cómo iba a importarle verse patético si una de las razones por las que vivía se había ido por su culpa?

Sí, había sido su culpa... La discusión y la muerte de Levi.

Poco tiempo después del accidente Eren parecía recuperarse bien, pero en realidad iba todas las noches al lugar donde su amante había perecido, viéndolo ahí y perdiendo la cordura de a poco.

Eren Yaeger se había vuelto un loco un tiempo después, jurando que en el acantilado se encontraba el espíritu de Levi.

El moreno saltó para alcanzarlo pero trágicamente cayó también, muriendo tras golpearse en la cabeza durante la caída.