Cambio de Cuerpo

Capítulo 1: Y todo empezó…

Inglaterra PoV:

-Perfecto, el clima impedirá que posponga esto más tiempo –Dije mirando a través de la ventana al encapotado cielo que anunciaba tormenta.

Llevaba años diciendo que lo haría pero los libros se seguían acumulando en lo que alguna vez fue mi "biblioteca", ahora las cosas estaban tan graves que era muy difícil pasar por ahí y era todavía más difícil encontrar algún libro en específico. Era hora de que lo limpiara.

Me acerqué a la puerta y conteniendo el aliento giré la perilla.

-¡Oh! –Era peor de lo que había imaginado había pilas de libros, que ni siquiera recordaba, que casi llegaban al techo. Las múltiples estanterías aparte de rebosar de libros, rebosaban de telarañas y con cada exhalación que daba levantaba más polvo. Iba a necesitar todo mi autocontrol para no estornudar.

Empecé a hacer a un lado algunos libros intentando hacer un pequeño espacio para pasar y llegar hasta alguna de las estanterías.

Hacía tanto tiempo que no los veía que ya había olvidado completamente de que trataban, digo ¡eran casi tan antiguos como yo! Pero ese no era el peor de mis problemas, lo peor era que no sabía cuales aún servían y cuáles no, tendría que revisarlos de a uno por uno y eso me tomaría toda la eternidad.

Suspire, grave error.

-¡ACHUU! –Perfecto, ahora iba a necesitar un pañuelo… y tal vez una taza de té. Ahora que lo pensaba tal vez mi horrible tarea sería más llevadera si tuviera una taza de té, sí una deliciosa taza de té con azúcar… umm y tal vez un panecillo.

Casi sin darme cuenta ya me dirigía hacia la cocina.

-Hoy el clima también anuncia lluvia. Perfecto esta vez sí voy a hacer la limpieza. –Dije de nuevo yendo hacia mi "biblioteca".

Había pasado una semana desde la última vez que había estado aquí y parecía que el polvo ya se había vuelto a acumular.

Caminé hasta el lugar donde me había quedado la vez pasada (como si hubiera avanzado tanto), los libros que había movido otra vez estaban de nuevo en la estantería.

-Esa Elizabeth1… –Dije con un… ¡Espera! No de nuevo.

Miré los libros, los habían acomodado de diferente manera, los únicos que permanecían en el mismo sitio eran los que yo había desacomodado la vez pasada.

-Parece que Elizabeth no es la única que frecuenta este lugar2 –Ahora que lo pensaba, eso tampoco era una mala idea, ¡podría pedirles ayuda!

Salí de la habitación una vez más saltando por mi gran idea.

-¡Tinker! –Llamé felizmente caminando hacía el pasillo.

-¡Bien! ¡Está vez sí! ¡Ya no hay vuelta atrás! ¡La tercera es la vencida! –Esto se estaba volviendo casi ridículo.

Había pasado otra semana completa y yo aún rehuía de mis quehaceres. El hecho de tener que hacerlo solo tampoco me ayudaba mucho, mis amiguitos al parecer tenían tanta flojera de ayudarme como yo de hacerlo.

Así que me volví a encarar al enorme desorden.

-¿Por dónde empezar? –Me dije a mi mismo observando las montañas de libros que se extendían hasta donde alcanzaba la vista.

Me decidí empezar por las estanterías que se veían más antiguas, de seguro que la mayoría de esos libros ya habían perdido su validez y terminarían en la basura, así tendría más espacio para acomodar los más recientes.

Me fijé en un par de libros ya desgastados.

-¿Tirar o no tirar? He ahí el dilema –Los tomé delicadamente sintiendo como se deshacían bajo mis manos.- Nah, los tiro.

Tomé los volúmenes que seguían y les intenté quitar un poco el polvo, como lo había sospechado, ni siquiera los recordaba. Los hojee ligeramente, definitivamente basura.

Pero había otros que sí recordaba, y para mi mala fortuna los recordaba a la perfección.

Tomé entre mis manos un pequeño volumen ya desgastado y con las hojas amarillentas, en la portada se leía "Cuentos para dormir", lo tenía desde que yo era pequeño pero más que eso era el que solía leerle a él. A mi mente llegaron imágenes de ese, cuyo nombre no quiero ni pensar, cuando era pequeño y de aquella vez.

Me estaba quedando en su casa por unos días, ya era tarde en la noche y me había asegurado de acostarlo y arroparlo, yo aún no tenía sueño y me había quedado leyendo por un rato mientras me acababa mi taza de té. Sólo habían pasado unos minutos cuando…

-¡Inglaterra! ¡Inglaterra!

-¿Eh?

-¡Las acciones caen! ¡Hay desempleo! ¡Martes Negro!3 –Estaba empezando a llorar, obviamente había tenido una pesadilla.

-¿Martes Negro? ¿Qué es eso? –Lo alcé y lo coloqué sobre mi cama, cerca de mí.

-¡No tengo idea! ¡Pero me dio mucho miedo!

-Tranquilízate, ya pasó, fue sólo una pesadilla. –Empecé a limpiarle las lágrimas.

Luego de unos minutos logré que se calmara y lo llevé de vuelta a su habitación.

-No me voy a poder dormir –Dijo mirándome muy seriamente.

-¿Quieres que me quede contigo hasta que lo logres?

Asintió con una sonrisa, pero apenas lo acosté descubrí que no iba a ser tan fácil. No dejaba de hablar y de contarme o preguntarme cosas, así nunca se iba a dormir. Tenía que encontrar una forma de hacer que se calmara lo suficiente para que el sueño lo venciera.

-¿Quieres que te lea un cuento?

Nuevamente asintió y se acomodó en su cama mirándome con mucha atención. Saqué mi pequeño volumen de "Cuentos para dormir" y le leí la lista de las historias.

-¿Cuál quieres?

-Umm… esa que se llama The Great Dog Robbery4.

-Muy bien.

Empecé a leerle esperando que se quedara dormido a la mitad, pero escuchó todo el relato con una maravillada carita, a veces apurándome para continuar cuando me detenía para peguntarle si no tenía sueño.

Al final de la historia empezó a cabecear y finalmente empezó a quedarse dormido. Pero mientras me iba se giró y se me quedó viendo.

-Sabes, esa historia sería mejor si fuera una película… algún día la haré. –Le dirigí una sonrisa y me retiré.

-¡Maldito Estados Unidos! ¿¡Para qué se independiza! ¿¡Por qué no se me ocurrió antes lo de la película! –Empecé a golpear una pila de libros mientras… ¡oh demonios! ¿Estaba llorando? Perfecto, soy tan patético.

El sonido de algo cayendo me sacó de mi… emm… pequeño colapso.

En el piso al lado de mí yacía un grueso volumen con forro verde, estaba bastante viejo pero se mantenía sorprendentemente bien. Le pasé la mano suavemente, no tenía casi polvo. Había algo extraño con ese libro, me hacía sentir raro, como si lo quisiera recordar pero hubiera algo que me lo impidiera, ¿acaso lo había leído recientemente? ¿Por qué no lo recordaba?

Lo hojee con creciente curiosidad, era uno de mis libros de hechizos, parecía que lo había usado recientemente. Había una página marcada, sí definitivamente lo había usado hace poco. Miré lo que estaba escrito, era un hechizo no muy complicado, pero no decía para que servía o que hacía. Un verdadero misterio.

-Bueno, supongo que sólo hay una forma de saberlo. –Me preparé, tomé el libro en alto y pronuncié lo que estaba escrito.

"Animas adversa commutare in corpus dissortis" 5

Al principio no sucedió nada, permanecí expectante, escuchando. Afuera la tormenta empeoró, el viento aullaba terriblemente y los rayos caían con más frecuencia, fue ahí cuando lo noté, veía caer los rayos pero no escuchaba los truenos… acaso ¿los había silenciado?

De pronto me invadió una sensación extraña, como un mareo. Cerré mis ojos para ver si así se pasaba pero al parecer perdí el equilibrio y me precipité hacia el piso. Escuché un tremendo trueno a lo lejos y perdí el conocimiento.

1 La reina Elizabeth I de Inglaterra, se dice que su fantasma ha sido visto reiteradamente en la biblioteca del castillo de Windsor.

2 Otro famoso fantasma también visitante regular de la biblioteca de Windsor es el rey Charles I.

3 Refiriéndose a la Gran Depresión, en ese entonces no había sucedido pero fue algo así como un sueño profético. (¿O debería decir pesadilla?)

4 The Great Dog Robbery, mejor conocida como los 101 dálmatas era una novela escrita por la inglesa Dodie Smith que más tarde fue adaptada por Disney (xD).

5 Poco conocimiento del latín. Usé un diccionario de latín pero no estoy muy segura de que este correcto, significa algo como "almas contrarias cambien a cuerpos diferentes" (un poco tonto pero fue lo mejor que se me ocurrió).