Desclaimer Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de M. Kurumada. Los personajes que no aparecen en la serie y en el manga obviamente son míos. El personaje de Milekha fue diseñado por Atalanta de Esparta especialmente para este fic y, por lo tanto, le pertenece a ella.

Advertencia: este fic es la continuación de "El Aguila y la Melodía" y de sus tres secuelas, así que tendrán algunos problemas en entender algunas situaciones si no los han leído.

Antes de comenzar hay algo que tengo que mencionar. Este fic está especialmente dedicado a Atalanta de Esparta, una excelente escritora y amiga. Esta historia es mi sincero deseo de que consiga su objetivo, y espero que sea de su agrado.

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TU LIBERTAD

CAPITULO 1: DOS PUNTOS DE VISTA

Ya había pasado una semana desde que Mu, Shion y los otros habían derrotado a la reina Deyana de Salem, y las cosas en el Santuario volvían a la normalidad.

A ver si ahora sí podemos tener un poco de paz y tranquilidad en este Santuario... ¡al menos por solo cinco minutos!- exclamó Saori de mal humor.

Shion sonrió. Estaba aliviado de que el asunto de las salemitas por fin se solucionara. Y todo parecía volver a la normalidad. Mejor dicho, a la normalidad particular del Santuario, pues no se le puede llamar 'normal' a lo que acostumbra suceder en él.

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Mientras Saori desahogaba sus frustraciones con el Patriarca, Milo y Aioria se dirigieron al templo de Acuario, pues notaban el cosmo de Camus muy alterado. Si bien ellos sabían perfectamente que no era muy buena idea acercarse a Camus cuando estaba de mal humor, los caballeros de Leo y Escorpión sentían el deber moral de ir con su amigo a averiguar que le sucedía.

Yo se lo que te digo- dijo Milo, cruzando los brazos mientras subía detrás del caballero de Leo- solo nos mirará y nos congelará, te lo aseguro-

No lo hará- dijo Aioria- y si lo hace, ya alguien nos descongelará-

No eres de mucha ayuda, ¿sabes?- bufó Milo.

Los dos llegaron al undécimo templo y caminaron por el pasillo principal.

¿Camus?¿Podemos pasar?- dijo Milo. No hubo respuesta.

¡Camus!- dijo Aioria- ¿acaso no estás en casa?- De nuevo, ninguna respuesta.

¡Vamos, Camus!- gritó Milo de mal humor- ¡deja de portarte como una niñita llorona, escondiéndote de esa manera y sal a decirnos que demonios tienes!-

En ese momento la temperatura del templo de Acuario comenzó a descender drásticamente, y los dos caballeros sintieron una sacudida en sus estómagos. Camus apareció tras una de las puertas.

¿Qué quieren?- preguntó Camus con su usual frialdad.

Milo y Aioria tragaron saliva. La tranquilidad de Camus podía ser terrible. Pero Milo no se iba a dejar intimidar.

Queremos saber porqué estás de tan mal humor desde hace un par de días- dijo Milo- ¿Qué no te das cuenta que nos trastornas a todos?-

Camus no cambió su expresión facial, y miró alternadamente a Milo y Aioria.

En español- dijo Aioria tras lanzarle una mirada a Milo- vinimos a ver que te sucede, porque sentimos tu cosmo perturbado y nos preocupó, pero Milo no parece dispuesto a admitirlo...-

Camus miró a Milo, y éste cruzó los brazos.

Me preocupas, amigo- dijo Milo entre dientes. Camus suspiró por lo bajo, y la temperatura del templo de Acuario volvió a la normalidad.

Está bien, les contaré- dijo Camus- pasen-

Milo y Aioria se acomodaron en los sillones de la sala. Camus se sentó en otro también, y cruzó los brazos, un poco molesto.

¿Y bien?- dijo Milo.

Hace un par de días le llegó una carta a Hyoga- dijo Camus- proviene de San Petersburgo, lugar donde vive la familia real de Rusia. El motivo de esa carta es que la hija menor del zar Aleksandro se casará dentro de dos semanas con el hijo mayor del rey de Ucrania-

Eso es bueno- dijo Milo, y se aclaró la garganta al ver la expresión de Camus- ¿acaso no lo es?-

No sé si eso sea bueno o malo, ni me importa- dijo Camus- la principal causa de mi molestia es que Hyoga y yo tenemos que escoltar a la princesa desde San Petersburgo hasta Moscú, donde se llevará a cabo la boda...-

¿Qué?- exclamaron Milo y Aioria al mismo tiempo.

¿Y porqué ustedes?- preguntó Aioria.

Por dos razones- dijo Camus- porque Hyoga es ciudadano del país, y porque yo residí ahí durante un largo tiempo...-

Bueno, supongo que eso lo explica todo- dijo Milo.

Pero no será tan malo, ¿o sí?- dijo Aioria- quiero decir, el avión no...-

En avión no, Aioria- dijo Camus, levantándose y recargándose en la orilla de la ventana- en tren. Es un viaje tradicional- añadió el caballero de Acuario antes de que Milo y Aioria dijeran algo- para una princesa que va a casarse, para que durante ese trayecto medite sola sobre sus nuevas responsabilidades...-

Bueno, San Petersburgo no está tan lejos de Moscú... creo- dijo Milo.

No, no está muy lejos- admitió Camus, un poco más tranquilo.

Vamos, amigo, ve el lado positivo- dijo Milo- conocerás la realeza de Rusia, irás a una boda, comerás y beberás gratis, y te mantendrás alejado de los problemas del Santuario por un rato...-

Tal vez tienes razón- dijo Camus pensativo, mirando a través de la ventana- serán dos semanas sin problemas...-

No sabía lo equivocado que estaba.

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A cientos de kilómetros de ahí, una chica de cabellos negros se escondía detrás de una montaña de nieve. Asomó su cabeza, como si sus alegres ojos azules quisieran encontrar algo.

¡Te tengo, Milekha!- dijo un chico de cabellos negros cortos y un desaliñados y, dos segundos después, una bola de nieve le dio en la cabeza.

¡Traidor!- gritó la chica, tomando un puñado de nieve y corriendo tras él.

Milekha salió de su escondite- gritó el chico que le había lanzado la bola de nieve- Zoia, Tima, a ella-

Milekha no pudo ver a nadie, solo un montón de bolas de nieve volando hacia ella.

¡No!- gritó, corriendo tras una pequeña montaña de nieve para cubrirse del ataque de sus compañeros- ayúdame, Vika ¡haz algo!-

Aquí tienes, Alexéi- dijo la chica rubia llamada Vika, quien tomó una bola de nieve y la lanzó contra el chico que cabellos negros- espero que te guste.

¡No es justo, Vika!- se quejó éste.

Somos solo dos contra ustedes tres- dijo Milekha- claro que es justo...-

¿Ah, sí?- dijo Alexéi, haciendo una pausa en el juego- ¿y porqué no invitas a Danushka para que entre a tu equipo?-

¿Danushka?- rió Milekha- ¿la gran señora 'yo siempre estoy limpia y erguida'? No creo que quiera ensuciarse...-

Los cinco chicos rieron, tirados boca arriba en la nieve, cuando una voz femenina los llamó desde la puerta. Había una chica de veintidós años en la puerta, la cual era rubia, pero tenía los mismos ojos azules que Milekha.

¡Milekha!¡Alexéi!- gritó la chica, un tanto airada - ¡entren los dos en este instante!-

Y hablando del diablo...- dijo Milekha, poniendo los ojos en blanco- ¡déjanos en paz, Danushka!-

Ese juego es impropio de una señorita como tú, Milekha- dijo Danushka desde la entrada- es la última vez que lo digo. ¡O entras o iré a decirle a mamá!-

Haz lo que quieras- respondió Milekha.

Danushka entró enfurecida al edificio, y Milekha aprovechó que se había dado la vuelta para lanzarle una enorme bola de nieve. Todos rieron, todos menos Danushka, claro. Ésta solo le lanzó una mirada furiosa y volvió a entrar.

Te meterás en problemas por eso, Mile- dijo Alexéi.

Vamos, Alex, no me arruines la diversión- dijo Milekha.

Milekha tiene razón, Alex- dijo Vika- ¿qué es lo peor que puede pasar?-

Que mamá me regañe- dijo Milekha- como si me importara, si en una semana...- pero se interrumpió.

La puerta se abrió de nuevo, y esta vez salió otra chica. Era un poco mayor que Milekha, tendría entre veinte o veintiún años. Había un parecido físico entre las dos, pero sus cabellos negros no eran tan oleados como los de Milekha, sino un poco más lacios, y sus ojos eran de color verde brillante.

¿Qué te sucede, Anna?- preguntó Milekha.

Está anocheciendo, hermanita- dijo Anna- deberías entrar o te vas a resfriar. Tú también, Alexéi-

Pero Anna, nosotros solo...- comenzó Alexéi.

Pero un furioso grito proveniente de dentro la interrumpió.

¡Milekha Aleksandrova Shevardnadze!-

Milekha y Anna se miraron entre sí, y la segunda se encogió de hombros. Milekha se levantó de la nieve y sacudió la nieve de su vestido.

Demonios- dijo Milekha- voy a matar a Danushka...-

Mejor vamos a ver que quiere mamá- dijo Anna- no se oía muy contenta...-

Tienes razón- dijo Milekha- vamos, Alexéi. Los veremos mañana, chicos-

Hasta mañana- dijeron Vika, Zoia y Tima al mismo tiempo, mientras ellos salían hacia la calle.

Milekha fue a la habitación de su madre junto con Anna, y la encontró sentada en un sillón, con un pequeño libro rojo en el regazo. La mujer era rubia, de ojos verdes brillantes iguales a los de Anna. Detrás de ella, Milekha vio a Danushka.

Milekha, ¿es cierto lo que me dice Danushka?- preguntó su madre.

¿Qué te dijo Danushka, mamá?- preguntó Milekha.

Que has estado jugando con bolas de nieve con tus amigas, con tu primo Timofei y con Alexéi- dijo su madre- y que le lanzaste una bola de nieve a ella...-

Traidora- dijo Milekha en voz baja al ver el brillo de triunfo en los ojos de su hermana mayor.

¿Y bien?- preguntó la mujer.

Es cierto, mamá- dijo Milekha- tenía deseos de divertirme un rato con Vika y los otros, antes de irme a Moscú. ¿Eso es malo?-

No, por cierto que no- dijo su madre- pero hay maneras. Esos juegos son impropios de una señorita. En una semana cumplirás dieciocho años y te casarás, así que tienes que dejar esas actitudes infantiles...-

Sí, mamá- dijo Milekha- aunque no estábamos dañando a nadie, solo Danushka que no puede soportar que alguien más se divierta...-

Pues en ese caso parece que en esta casa solo Anna se comporta como debe...- dijo su madre. Anna se ruborizó un poco. Su madre continuó- bueno, pueden irse las tres; espero verlas en la cena a las nueve. Y Anna, ¿podrías pedirle a Alexéi que llegue a tiempo? Detesto que siempre llegue tarde-

Claro, mamá- dijo Anna.

Una vez que su madre les permitió retirarse, Milekha volvió a su habitación y se encerró de nuevo. Se dejó caer sobre la cama y golpeó su almohada de mal humor.

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Mu fue a buscar a Lily al Recinto de las Amazonas. La joven hechicera ahora se quedaba con Selene, la cual en pocos días se había convertido en su mejor amiga. Lily salió a verlo con Rory en sus brazos.

¿Cuándo volveremos a Jamir, Mu?- preguntó Lily.

Me temo que hasta que vuelvan Camus y Hyoga- dijo Mu- mañana partirán a Rusia con una misión especial... van a escoltar a una princesa al lugar de su boda...-

¿En serio?- sonrió Lily algo emocionada- ¿y se casará con un príncipe?¿tendrá mucho tiempo de conocerlo?-

No lo creo- dijo Mu- por lo que nos dijo Camus, la princesa rusa no ha conocido aún a su futuro esposo-

Lily alzó las cejas.

¿Un matrimonio arreglado?- dijo ella en tono un poco molesto. Mu sonrió y la besó en la frente.

Lo dices como si fuera algo malo- dijo Mu al ver el rostro de Lily -no todos los matrimonios arreglados tienen mal desenlace, amor-

Lily hizo una mueca, pero no siguió discutiendo. Rory se le escapó de las manos y salió corriendo.

¿Rory?¡Rory!- dijo Lily, corriendo junto con Mu tras su gata negra.

Espero que no se meta al bosque- dijo Mu- será más difícil encontrarla ahí-

No se metió al bosque- dijo Lily- mírala...-

Rory estaba maullando furiosamente hacia un arbusto. Mu la levantó de suelo, y Lily se asomó para ver que había. Mu alcanzó a ver algo blanco.

¿Qué es eso, amor?- preguntó el caballero de Aries.

Un gatito- dijo Lily, mostrándoselo- mira, una gatita blanca, como un copito de nieve...-

¡Mu!- gritó Hyoga- ¡Mu! Saori te llama, necesita que vigiles el ala este-

Está bien- dijo Mu.

Espera, Mu, voy contigo- dijo Lily, poniendo a la gatita blanca en las manos de Hyoga y recogiendo a Rory.

Lily, espera- dijo Hyoga- ¿qué se supone que voy a hacer con...?-

Pero Lily ya estaba lejos.

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Milekha miró el reloj. Las ocho y media de la noche. Ya había anochecido, y parecía haber mucho movimiento en su casa.

Debería darse prisa, señorita- dijo una voz femenina- ya casi es la hora de la cena-

Milekha levantó la vista, y vio a una joven de veintidós años, vestida con un uniforme de sirvienta, y recogiendo algunos cojines del sofá de la habitación de Milekha.

Gracias por el aviso, Nastia- dijo Milekha, levantándose perezosamente- necesito algo que ponerme...-

Aquí tiene- dijo Nastia, sacando un vestido azul del closet y entregándoselo. Milekha lo tomó y entró al cuarto de baño a bañarse y cambiarse, mientras la sirvienta acomodaba las almohadas en la cama.

Se ve muy bien, señorita- dijo Nastia, una vez que la chica salió del vestidor. Milekha sonrió levemente.

Hora de ir a cenar- dijo Milekha.

Suerte, señorita- dijo Nastia.

Cuando Milekha abrió la puerta, se encontró con Alexéi, su hermano de dieciséis años. Tenía unos ojos azules muy alegres, y cabellos negros un tanto desaliñados. Era un poco más alto que ella, pero por unos cuatro o cinco centímetros a lo mucho.

Señorita, ¿me concedería el gran honor de permitirme acompañarla al comedor?- dijo el chico, inclinándose graciosamente y ofreciéndole su brazo. Milekha sonrió y le dio un pequeño empujón con su dedo índice en la frente.

Muy gracioso, Alexéi- dijo Milekha con una enorme sonrisa, pero de todas maneras tomó el brazo de su hermano menor y se dejó conducir por él al comedor. Al llegar su sonrisa se borró.

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CONTINUARÁ...