Disclaimer: Ni este mundo ni sus personajes me pertenecen es pertenece a J.K Rowling y esta historia pertenece a Rocag.
Resumen: Esto comienza durante el Cáliz de Fuego, con dos cambios en las condiciones iniciales. En primer lugar, Hermione no cree en Harry cuando le dice que no puso su nombre en el cáliz. Y en segundo lugar, Harry tiene una extraña amistad con Daphne Greengrass que ha crecido lentamente desde una reunión casual en su primer año. Un Flashbacks explicará eso un poco más a lo largo de la historia. Ahora a disfrutar.
Cuando el sol empezó a ponerse sobre Hogwarts, su estudiante más famoso estaba sentado fuera de la orilla del lago contemplando los eventos de los días anteriores. -Bueno, este año ha ido cuesta abajo un poco antes de lo normal- pensó Harry Potter con una sonrisa triste.
La noche anterior su nombre había salido del Cáliz de Fuego, a pesar del hecho de que él nunca lo había puesto. Pensando en el intento infructuoso de los gemelos Weasley de entrar en el concurso, se preguntó cómo tal cosa era incluso posible. Tan mala como había sido esa noche, hoy era aún peor. Nadie, ni siquiera sus mejores amigos Ron y Hermione, le creyeron cuando insistió en que no había puesto su nombre en el Cáliz de Fuego. Neville parecía estar más cerca de creerlo y eso fue sólo porque él respondió con una mirada confundida y se encogió de hombros diciendo -No sé qué ha quien creer Harry-. Un enorme discursion de gritos había salido a la hora del almuerzo cuando Harry trató de hablar con Ron y convencerlo de que lo viera desde su punto de vista y como resultado dudaba que hablara con su supuesto "mejor amigo" por bastante tiempo. Eso también le había costado a su casa 20 puntos, cortesía del profesor Snape. Hermione no le gritó, pero dejó claro que ella tampoco le creyó y se molestó con él por romper las reglas tan descaradamente. Así que Harry estaba aquí, tratando de evitarlos y el resto de sus compañeros. Pero el sonido de pasos que se acercaban le dijo que no todo el mundo estaba tratando de evitarlo.
-Hola Potter- dijo una voz sin emoción que todavía era bastante bonita. Harry levantó la vista de sus pensamientos para ver a Daphne Greengrass. Al principio estaba un poco sorprendido por su aparición repentina, pero después de un momento de pensamiento se dio cuenta de que era totalmente típico de sus anteriores interacciones entre sí. Harry no creía que fueran amigos exactamente, pero parecía que una vez cada pocos meses se encontrarían en largas conversaciones intensas, típicamente sobre las circunstancias peligrosas en las que Harry se encontraba constantemente. Otras conversaciones fueron acerca de sus frustraciones con las expectativas colocadas en ella como miembro de una de las "familias puras de élite". Era extraño que en general había muy poca charla y otras veces apenas se reconocían. Harry razonó que ambos estaban entretenidos con la secreta "amistad" entre un Gryffindor y un Slytherin. Ni siquiera Ron y Hermione eran conscientes de que Harry había hablado con Daphne fuera de clase.
-Hola Greengrass-.
Mientras Daphne se sentaba en la orilla a pocos metros de él, Harry aprovechó la oportunidad para mirarla de nuevo. Había crecido un poco desde la primera vez que habló durante el invierno de su primer año. Harry sabía que la rubia Slytherin tenía una reputación no sólo por ser una de las chicas más hermosas de la escuela, sino también porque era inaccesible. Tenía pocos amigos y no parecía interesada en hacer más, otra de las razones por las que Harry estaba intrigado por su extraña amistad. Durante unos minutos ninguno de los dos habló, pero se limitó a mirar el lago. Finalmente, Daphne rompió el silencio.
-Bueno Potter, estoy esperando-dijo mirando a Harry expectante.
-¿Esperando a qué?- Harry contestó con una mirada confusa en su cara.
-Para que me digas que no pusiste tu nombre en el Cáliz de Fuego-. Ella respondió simplemente.
-¡Pero no lo hice! ¿Por qué nadie me cree?- Dijo Harry en voz alta.
-Tranquilízate. Yo te creo Potter. Poner tu nombre en la copa de esa manera no es tu estilo. Sin embargo, si crees que hacer algo tan imprudente y estúpido podría ayudar a esos amigos ignorantes tuyos, entonces creo que lo harías sin vacilar, pero ¿por la fama? No, eso no eres tú- explico Daphne. Harry dejó escapar un suspiro, feliz de que alguien finalmente lo hubiera creído. -Así que lo entiendo, no puedes simplemente negarte a competir ¿verdad?-
-No, aparentemente el hecho de que no haya puesto mi nombre no importa, sigue siendo un contrato mágicamente vinculante y la pena por romperlo sería aparentemente severa-. Daphne asintió con la cabeza ante su respuesta, habiéndolo esperado. Cualquier persona que rompiera un contrato como ése terminaría probablemente muerto o si eran realmente afortunados pasarían el resto de su vida como un squib.
-Bueno, entonces supongo que compites ¿te dijeron algo acerca de cuáles serán las pruebas?-.
-No es una cosa, probablemente acabaré con la esperanza de tener suerte para salir de otra mala situación, parece ser mi suerte en la vida-. Respondió Harry con una pequeña risa. Daphne captó la risa genuina al final de su declaración, dándose cuenta de que su estado de ánimo deprimido estaba empezando a levantarse un poco. -¿Sabes lo que me molesta más de esto, sin embargo? Que mis dos" mejores amigos "no me creen ¿Qué pasa con ellos? Quiero decir, lo imaginaste y yo pensaría que ahora me conocerían mejor que tú. Sin ofenderte, por supuesto-.
-No se ha tomado nada, es probable que lleguen eventualmente... Bueno, Granger al menos ... Weasley me parece un idiota celoso, así que no voy a contener la respiración. No creo que me voy a preocupar por eso, solo tengo demasiadas cosas en que pensar ahora, como cómo demonios voy a cumplir tres tareas preparadas para probar las habilidades de los magos tres años mayores que yo-.
Daphne asintió con la cabeza de acuerdo con su decisión. -Una sabia elección, Potter, sabía que lo tenías en ti, ¿alguna idea de cómo te vas a preparar?-.
-Sería mucho más fácil si supiera para qué me estoy preparando, creo que empezaré a leer los libros de defensa y encantos de este año y los próximos, tratando de aprender todos los hechizos que pueda para que los otros no tengan demasiada ventaja- Dijo Harry con un suspiro.
-Estoy un poco sorprendido de que no lo hubieras hecho ya. No me digas que 'de qué estás hablando' mira, sabes exactamente lo que quiero decir. De alguna manera has logrado meterte en situaciones que amenazan tu vida cada año que hemos estado aquí. Te lo juro Potter, no me hagas ser la única que trata de mantenerte con vida- Daphne respondió con una sonrisa y un pequeño movimiento de cabeza.
Harry se rió y dijo -Sí, pero si no lo hiciera, eso significaría que no había nadie en Gryffindor que valiera la pena hablar ¿no?-
-Demasiado cierto -dijo, riéndose suavemente con él. Y durante unos minutos se quedaron sentados en silencio, cada uno disfrutando de la compañía del otro mientras miraban fijamente el Lago Negro mientras el sol se ponía finalmente. Eventualmente, Daphne se volvió hacia él y dijo -Está oscureciendo, voy a entrar. ¿Y tú?- -preguntó mientras se levantaba y limpiaba la suciedad de las ropas de la escuela.
-Creo que me quedaré aquí unos minutos más-.
- Prepárate por favor- pidió Daphne mientras se volvía para alejarse.
-Hey, Greengrass- Dijo Harry haciendo que Daphne se volviera hacia él. -Gracias, supongo que necesitaba a alguien que me diera algún sentido-. Daphne sonrió a su agradecimiento y respondió -de nada-. Harry la vio dar unos cuantos pasos hacia el castillo antes de que ella se detuviera y volviera a mirar como si hubiera algo que ella quiera decir.
-Sabes, si quieres ayuda para prepararte para el torneo estaré aquí- Daphne dijo con una mirada incierta en su rostro.
-Lo recordaré, lo que sea que esté haciendo, agradecería la ayuda-. Dijo Harry con una sonrisa en su rostro. Daphne no respondió, solo asintió con la cabeza en aceptación y siguió caminando hacia el castillo. Harry la vio irse, sintiendo como si su oferta de ayuda hubiera sido realmente una oferta de amistad. Y estaba contento de tener al menos un amigo que quería estar a su lado.
Esa noche los sueños de Harry no eran afortunadamente una gran casa vieja que contenía Colagusano y Voldemort, pero eran en su lugar la primera vez que Harry verdaderamente conoció a Daphne. El sueño comenzó con un niño de once años mirando fijamente el espejo de Oesed. Se había quedado sentado allí mirándolo durante horas, tratando de averiguar qué significaba todo aquello. Finalmente Dumbledore lo había encontrado mirando el espejo y terminado su obsesión con él, pero esa noche todavía estaba en el futuro durante este recuerdo. Finalmente decidir que era tiempo para que él volviera a su habitación, el joven Harry se levantó y salió por la puerta. Estaba tan perdido en sus propios pensamientos que nunca se detuvo para volver a poner su capa de invisibilidad o para asegurarse de que nadie lo estaba mirando.
-Has estado mirando el espejo toda la noche ¿verdad?- Una voz habló suavemente desde las sombras, sorprendiendo a Harry. Su primer instinto fue correr, pero dudaba que la persona le significara algún daño real y ya estaba atrapado de todos modos. Así que caminó hacia donde la voz había llegado y encontró a una chica que reconoció como un primer año de Slytherin sentado en un banco que lo observaba. Trató de recordar su nombre, pero no pudo.
-Hola, soy Harry Potter- Él dijo finalmente.
-Lo sé, soy Daphne Greengrass y tú no has contestado a mi pregunta-. Ella le recordó. -Ya sabes que he estado mirando el espejo, tú también lo has intentado ¿no? ¿Qué viste? -preguntó Harry emocionado.
-Esa es una pregunta muy personal para preguntarle a alguien que acabas de conocer-. Al ver su confundido rostro, Daphne le preguntó -Sabes lo que hace el espejo ¿no? te muestra lo que más quieres, así que básicamente me preguntaste qué es lo que quiero más que nada en el mundo-. Harry parecía pensar en esto durante unos momentos, y luego asintió con la cabeza de acuerdo.
-Veo a mis padres- Daphne suspiró ante la voluntad de Harry de entregar información extremadamente personal. Muy unslytherin. -Pero algo me ha estado molestando, no puedo recordar cómo se ven y nunca he visto una foto de ellos, así que me pregunto si es en lo que realmente se parecen o es sólo mi imaginación- Harry se sentó en el banco al lado de Daphne, obviamente esta pregunta le había estado molestando desde hacía bastante tiempo.
-No lo sé, pero si tuviera que adivinar, diría que probablemente se parecían a lo que ves en el espejo, incluso si realmente no puedes recordarlos, estoy seguro de que el conocimiento todavía está en algún lugar de tu cabeza. El espejo tiene que estar leyendo tu mente de alguna manera para saber lo que quieres ¿verdad?- Ella razonó.
-Siempre supe que lo que estaba viendo no era real, pero me resulta difícil apartar la vista ¿sabes?- Dijo Harry.
-Sí. No voy a decirle a nadie que has estado mirando el espejo todo este tiempo, pero no voy a mirarlo más y si sabes lo que es bueno para ti tampoco Es como mirar el espejo es adictivo y cuanto más lo haces, más lo quieres-. Harry sabía que ella tenía razón, pero también sabía que lo más probable sería que volviera la noche siguiente si por nada más que un pico. Pero se prometió que lo usaría menos, ahora preocupado de que el espejo pudiera ser algún tipo de artefacto maligno. Parte de su mente argumentaba que el espejo no se sentía mal y no había nada malo en las imágenes que mostraba, pero la preocupación se mantuvo. Tratando de sacudir ese pensamiento, su atención se volvió hacia la bonita chica sentada a su lado. Él sabía casi nada sobre ella, aparte del hecho de que ella estaba en Slytherin y tenían algunas clases juntas.
-Estoy sorprendido de que te molestes en hablarme de esto, siendo yo Gryffindor y tú un Slytherin ¿No deberías odiar nuestras tripas? -preguntó un poco sarcástico.
-No me importa demasiado la rivalidad de la casa me parecen tonterías y una gran pérdida de tiempo, claro voy a animar a Slytherin durante el Quidditch, pero eso es lo más lejos que estoy dispuesto a ir pero no cambias a Potter, Viéndote a ti ya la pequeña pelea de Weasley contra Malfoy es muy entretenida-. Daphne se echó a reír mientras decía. Harry se encogió de hombros, preguntándose si el resto de la escuela se sentiría así por él y Draco. El pequeño punk rubio acaba de sacar lo peor de él.
-Me alegra que esté disfrutando del espectáculo, supongo- contesto Harry -Aunque, el mejor entretenimiento todavía proviene de los gemelos Weasley-.
-No me lo recuerdes-. Daphne gimió -En noviembre, de alguna manera lograron dar vuelta a mi cabello de un azul brillante. Se suponía que una niña de tercer año en mi casa era el objetivo previsto y yo sólo se interponía en el camino. Se disculparon, pero salieron corriendo antes de que pudiera exigirles que lo devolvieran a la normalidad. Dos días enteros estuve con ese pelo- Harry se rió, eso sonaba como algo que harían. Se preguntó brevemente si habría hecho amistad con Daphne si hubiera sido clasificado en Slytherin como el Sombrero de Clasificación quería. No se acordaba de su relación con el grupo de amigos de Malfoy, por lo que definitivamente era un punto a su favor. Con el tiempo decidió que de hecho habría sido posible, una cosa de muchos que habría sido diferente si no se hubiera convertido en un Gryffindor.
Unos minutos más tarde, Harry bostezó y dijo -Es tarde, me voy a la cama ahora. Fue agradable hablar contigo-.
-Buenas noches, Potter- Le dijo mientras se levantaba y empezaba a caminar hacia su habitación mientras ella seguía sentada en el banco. Viendo que el sueño terminaba, Harry notó que Daphne nunca lo había llamado Harry. Siempre fue Potter. Y él había tomado su ventaja y siempre la llamaba Greengrass. -Extraño...- pensó mientras su ciclo de sueño cambiaba y sus recuerdos del primer año se le escapaban de la conciencia.
A la mañana siguiente Harry se levantó temprano, esperando que pudiera llegar al desayuno y terminar antes de que Ron llegara allí. La noche antes de que Ron se asegurara de que Harry oyera todos los insultos y acusaciones que había hecho acerca de Harry mientras hablaba con Seamus durante una partida de ajedrez. Harry se había quedado tan frustrado con el comportamiento de Ron que él cerró de golpe su libro y se apresuró a salir de la sala común hacia sus dormitorios y estaba en la cama con las cortinas dibujadas por el tiempo Ron finalmente volvió a la habitación una hora más tarde. Harry tampoco estaba particularmente contento con Hermione, que había presenciado toda la escena y sin embargo no había dicho nada al respecto. Ella se sentó allí fingiendo leer con una extraña expresión en su rostro. Había esperado que ella dijera algo, cualquier cosa, pero al final ella sólo había tratado de actuar como si no hubiera nada fuera de lo común.
Harry llegó al Gran Comedor muy temprano para ser una de las primeras personas allí. Los únicos otros Gryffindors allí eran un pequeño grupo de séptimos años que repasaban frenéticamente las notas para una prueba próxima. Harry había oído hablar de lo difícil que era el año NEWT (EXTASIS) y por un momento agradeció que no estuviera en su lugar. Luego se rió, recordando cuál era su situación actual. Haciendo su camino hacia un asiento hacia el centro de la larga mesa, Harry se sentó y empezó a desayunar. Unos diez minutos más tarde Harry notó que Neville entraba en el Gran Comedor y sonreía cuando se sentó en la mesa frente a él.
-Buenos días Harry- Neville dijo casualmente mientras comía. Harry dejó caer su tenedor y lo miró confundido. Justo ayer Neville había sido una de las personas que no sabía qué pensar de Harry y su lugar en el Torneo de los Tres Magos.
-Neville ¿todavía crees que he puesto mi nombre en el Cáliz de Fuego? -preguntó Harry.
-Siempre has sido amable conmigo Harry y no creo que me hayas mentido nunca, así que si dices que no lo hiciste, te creo. Siento que me tomó tanto tiempo verlo de esa manera- respondió Neville, la sonrisa de Harry se hizo mucho más grande cuando oyó esto, ahora agradecida de que él tuviera unos cuantos amigos que le creyeran.
-Gracias Neville, eso significa mucho para mí- respondió Harry sinceramente. Neville sólo le sonrió como respuesta y volvió a comer su desayuno. Cuando comenzaron a hablar de nuevo, los temas eran del tipo normal que Harry había perdido durante los últimos dos días: quejándose de profesores malvados (como Snape, obviamente), preocupados por el trabajo escolar y Neville explicando excitadamente un proyecto de Herbología que estaba trabajando para créditos extras. Harry no estaba muy seguro de por qué Neville quería un crédito extra en Herbología, tuvo el mejor grado en su año entero en ese tema. Mejor aún que los de Hermione que parecían tener una comprensión perfecta de la teoría pero problemas para trabajar con las plantas reales. Su conversación fue interrumpida por los sonidos de una discusión que venía de la entrada del Gran Comedor. Harry miró hacia arriba para ver a Ron y Hermione estaban prácticamente gritándose el uno al otro, aunque era difícil darse cuenta de lo que estaban peleando exactamente. A medida que se acercaban se hizo evidente que cada uno estaba culpando a los demás por hacerlos tarde para el desayuno. Harry se rió de la idea de que, en pequeña medida, era culpa suya. Por lo general, era él quien se aseguraba de que Ron se despertara a tiempo y que Hermione dejara de estudiar durante las clases de días para poder comer sin ser apresurado. Harry tomó su entrada como una señal de que era hora de que se fuera, lo que hizo después de un rápido adiós a Neville.
Afortunadamente, ninguno de los dos vio a Harry mientras salía del Gran Comedor y bajaba hacia la mazmorra donde se llevaría a cabo su primera clase del día, Pociones. -Al menos hay una cosa por aquí en la que puedo contar -pensó Harry con una sonrisa sarcástica - el odio inmortal de Snape por mí. Hurra-.
Los siguientes días pasaron sin incidentes. Aparte de los insultos al azar de Malfoy, la única persona que realmente hablaba con Harry era Neville. Harry supuso que debería estar más molesto que él, pero había sido un paria de Hogwarts antes y le costaba preocuparse por las opiniones de personas tan inconstantes. Una vez esa semana, había pasado a Daphne en el pasillo y había enviado una pequeña sonrisa a su manera. En su tiempo libre se había dedicado a pasar horas en la biblioteca buscando nuevos hechizos y maneras de compensar su juventud e inexperiencia durante el torneo. De vez en cuando había visto a Hermione estudiando en la biblioteca, pero no intentó acercarse a ella y reparar su maltratada amistad. Ella tampoco hizo ningún esfuerzo, aparte de enviar miradas tristes a su manera. Harry había decidido que no había hecho nada malo, y por lo tanto la responsabilidad de hacer el primer movimiento hacia la fijación de las cosas debe ser hecha por uno de ellos. El resto de su tiempo libre lo pasó en un cuarto vacío y aparentemente largo abandonado que había encontrado en el tercer piso, no lejos de donde el perro de tres cabezas se había guardado en su primer año. Aquí podía practicar los hechizos en los que había tomado notas en la biblioteca sin preocuparse de que otras personas lo observaran. Después de unos días de esto Harry ya era capaz de realizar casi todos los hechizos de los libros de este año en Defensa Contra las Artes Oscuras, Encantos y Transfiguraciones. Estaba confiado de que en algún momento de la semana siguiente podría comenzar los hechizos del quinto año.
Después de una larga noche de práctica, Harry regresó a la sala común de Gryffindor, agotado por las largas horas de práctica que había hecho. Su entrenamiento privado iba mucho mejor de lo que esperaba. A pesar de sus notas sólo ligeramente por encima de la media Harry había notado que era casi siempre una de las primeras personas en sus clases para dominar un nuevo hechizo. El problema era que su excelencia en la parte práctica de las clases era negada por su desempeño insatisfactorio en las partes teóricas. Harry sabía que no era estúpido, simplemente no hizo el esfuerzo de hacer las tareas escritas que debería tener. Parte de él quería culpar a Ron (que era incluso más perezoso que él) por eso, pero era consciente de que al final era su responsabilidad. Harry hizo un voto a sí mismo para intentar trabajar más duro a partir de ahora, porque sabía que su vida descansaba en sus propias manos y que necesitaba estar preparado. Estaba tan absorto en estos pensamientos y en su deseo de arrastrarse a la cama y quedarse allí durante la próxima semana o así que ni siquiera oyó su nombre ser llamado hasta que se repitió, esta vez un poco más alto.
-¡Harry!- Era Ron, sentado en una de las grandes y cómodas sillas frente a la chimenea en la sala común. -¿Puedo hablar contigo un minuto?- Harry se quedó allí mirándolo unos segundos. ¿Podría Ron estar realmente a punto de disculparse por su comportamiento? ¿Antes incluso de Hermione? pensó el. Harry asintió con la cabeza y se acercó, sentándose en otra silla cerca de Ron. Harry esperó a que su amigo se pusiera en marcha mientras Ron parecía nervioso e incómodo, tratando de averiguar exactamente lo que iba a decir.
-Escucha, amigo, sé que tuvimos una gran pelea por el Cáliz de Fuego, pero esperaba que pudiéramos poner eso detrás de nosotros, deberías ver lo infeliz que ha sido Hermione, pero supongo que lo que realmente quería decir era...-.
-Aquí viene- pensó Harry -Ron se va a disculpar por uno de sus errores. Guau-.
-...Te perdono- Ron dijo simplemente, como si eso fuera lo que Harry debería haber estado esperando escuchar.
-¡¿Tu qué?! -gritó Harry en estado de shock.
-Te perdono- Ron respondió, aparentemente ajeno a la creciente ira de Harry. -Estaba loco de que encontrases una manera de poner tu nombre en el cáliz y no nos lo dijiste y aún más cuando no lo admitieras, pero lo tengo ahora. Puede convencer a la gente de que no infringió las reglas- Harry miró a Ron, tratando de convencerse de no maldecir a Ron por su estupidez. A través de todo, Ron sonrió con la creencia de que había hecho lo correcto.
-Ron, no voy a volver a decirte que no puse mi nombre en el Cáliz de Fuego. No quiero estar en este torneo y si me dejaran dejar el torneo lo haría en un abrir y cerrar de ojos. Has sido sincero contigo sobre todo esto, y no tengo motivos para disculparme, tú eres el que debe pedir perdón-. Dijo Harry, alzando un poco la voz.
-¡Eres una maldito mentiroso!- escupió Ron de nuevo. -Todos sabemos lo que hiciste no sirve de nada negarlo, deberías haberle dicho a tu mejor amigo cómo lo hiciste tal vez yo también podría haber intentado entrar, pero no, tienes que tenerlo todo para ti mismo ¿no es cierto? y aquí estaba yo tratando de ser el mejor hombre en cuanto a todo y simplemente me lo echas a la cara-. Con ese Ron salió disparado de la sala común y entró en el dormitorio, cerrando la puerta mientras se iba. Harry lo vio irse, preguntándose si acababa de presenciar el final de su amistad con Ron Weasley. Incluso si no, se dio cuenta, nunca podrían volver a la amistad que tenían antes. Ese puente había sido quemado a un crujiente. Sin tener ganas de seguir a Ron hasta la habitación, Harry se trasladó a un sofá y se acostó decidiendo a dormir un poco y esperar a que Ron se durmiera antes de acostarse. Pronto su cansancio ganó sobre su ira y Harry se quedó dormido. Cuando llegó la mañana horas más tarde y los primeros levantadores comenzaron a despertar, lo encontraron dormido en el sofá. La mayoría de ellos sólo pensó que era extraño, pero algunos de los que lo conocían mejor se preguntaban qué estaba mal con Harry Potter.
Los días siguientes se desarrollaron como los anteriores, con la excepción de que Ron era más tonto que nunca. Harry pensó que Hermione todavía se veía triste cuando ella le lanzaba una mirada furtiva. Todos los de Gryffindor se habían cansado de las peleas sin parar entre Hermione y Ron. Parecía que sin Harry para actuar como un amortiguador entre sus personalidades se enfrentaban constantemente. Harry pensó que la situación era un poco triste, pero se alegró de que eso le diera a los Gryffindors algo que hablar de él. El resto de la escuela todavía lo consideraba el mejor tema para la conversación sin embargo, aunque las miradas que tan muchos de ellos tiraron su manera fueron ignoradas fácilmente. Harry se rió por el hecho de que nunca había visto a la casa de Hufflepuff cual Cedric Diggory pertenecía tan enojada.
Harry siguió entrenando y en una semana había pasado casi la mitad de los quintos años. Cada noche se empujaba a sí mismo y su magia tan fuerte como podía durante todo el tiempo que podía hasta llegar al punto en que pensaba que se desmayaría por agotamiento. Con cada día que pasaba Harry se sentía cada vez más fuerte y capaz de poner más poder detrás de sus hechizos. Él nunca había leído nada sobre la teoría detrás de cómo la fuerza mágica de una persona está determinada, pero él adivinó que debe ser algo como fuerza física. Sólo en este caso en lugar de correr o levantar pesas para construir masa muscular estaba lanzando hechizos poderosos para aumentar su poder disponible. Disfrutaba de la sensación de que su nueva fuerza encontrada le daba, y en cierto nivel finalmente entendía por qué alguien podía obsesionarse con ganar más.
Su nerviosismo acerca de la primera tarea estaba aparentemente siempre presente. Harry había oído que la gente había muerto en el Torneo de los tres magos antes y él sabía que él ya estaba comenzando con una desventaja. Con frecuencia deseaba que pudiera alejarse del torneo, pero sabía que eso era imposible. Otra, más pequeña, parte de él estaba muy entusiasmada con el torneo. A Harry siempre le había encantado un desafío, sobre todo cuando era algo que no se esperaba que lo hiciera bien. Eso era parte de la razón inicial por la que adoraba el Quidditch. Aún disfrutaba del deporte, pero empezaba a darse cuenta de que le gustaba mucho volar más que el propio juego. Los días en que necesitaba un descanso de su entrenamiento, tomó su Firebolt y fue al campo de Quidditch no utilizado y voló, dejando que el viento se estrellara contra él y por un momento olvidando todos sus problemas. Supuso que si las cosas fueran diferentes él habría pasado tiempo con sus amigos, hablando y riendo mientras sus preocupaciones se desvanecieron. Pero sin ellos, él necesitaba algo más.
Hoy fue uno de los días de vuelo de Harry. La primera tarea estaba a sólo diez días de distancia en este punto el estrés de la anticipación estaba empezando a llegar a él. Uno de sus calmantes favoritos del estrés era volar alto en el aire antes de hacer un picado hacia abajo, yendo tan rápido y tan cerca del suelo como pudo antes de levantarse. En esta ocasión se tomó el tiempo para detenerse en lo alto de su ascensión y echar un buen vistazo a Hogwarts, el lugar que se sentía más en casa que en cualquier otro lugar. El castillo era fácilmente visible, al igual que el Lago Negro y el Bosque Prohibido. Sin embargo, la casa de Hagrid parecía muy pequeña. Fue entonces cuando notó algo nuevo en la distancia. Desde este lugar le parecía ser una cantera de algún tipo. -¿Tienen minas en Hogwarts?- se preguntó Harry. Decidiendo ver más de cerca, se dirigió hacia la estructura.
Lo primero que notó cuando se acercó fue a los soportes que estaban en proceso de construcción. Se parecían mucho a los que rodeaban el campo de Quidditch que acababa de dejar. Los soportes se veían lo suficientemente grandes como para mantener a todos en la escuela y algunos más.
-¡Por supuesto, aquí es donde va a ser la primera prueba!- Harry se dijo a sí mismo. Entonces, al darse cuenta de que como un Campeón del torneo probablemente no se suponía que estuviera aquí, lanzó encantos de desilusión sobre sí mismo y su Firebolt para que esperanzadamente no fuera notado. La protección que los encantos proporcionaban era bastante buena por ahora, pero se encontró deseando tener su capa de invisibilidad con él. Satisfecho de que estuviera tan oculto como podía estar, Harry voló más cerca de la arena mientras pensaba en ello y trató de averiguar qué estaba pasando. Lo que él pensaba que era una mina o una cantera era en realidad un enorme pozo de piedra. La parte inferior estaba bastante nivelada, excepto con la sección central levantada unos pocos pies. Un lado de la arena tenía una pendiente menos severa, con un camino que conducía a una gran tienda. Harry echó una última mirada al pozo y decidió inspeccionar la tienda, esperando que pudiera averiguar más sobre la primera prueba. Sus esperanzas fueron contestadas cuando notó un pequeño grupo de personas que salían de la tienda y caminaban hacia la arena. Harry reconoció a la persona que estaba al frente del grupo como Ludo Bagman, jefe del Departamento de Juegos y Deportes mágicos.
-Ahora, si todos ustedes me siguen, ¡les mostraré donde nuestros cuatro campeones enfrentarán su primer desafío!- Bagman dijo mientras el grupo lo seguía por el camino hacia la arena. Harry voló cerca, lo suficientemente cerca para que pudiera escuchar cada palabra que se hablaba. -Ahora, no se supone que le diga a nadie los detalles de la primera prueba, pero todos somos amigos aquí, no, estoy seguro de que todos pueden mantener un secreto-. Harry casi se cayó de su escoba en estado de shock por su buena suerte. El resto del grupo también parecía interesado, y
Se reunieron más cerca de Bagman que parecía muy contento de ser el centro de atención. -Mientas hablamos, se están trayendo cuatro dragones a Hogwarts, uno para cada uno de nuestros campeones.
-¡Ludo, no puedes esperar seriamente que los niños maten a un dragón!- Gritó uno de los miembros del grupo. Harry tenía que estar de acuerdo con él, sabía que noquear a un dragón era difícil para un grupo de magos completamente entrenados, y mucho menos para un adolescente que no tenía idea de a qué se enfrentaba.
-No, no, no te preocupes- Bagman les aseguró. -No tendrán que matar a la bestia, sólo tendrán que recuperar un huevo de oro que el dragón estará vigilando. Una pista perteneciente a la segunda tarea se colocará en el huevo. Cada concurso se juzgará sobre si fueron capaces de recuperar el Huevo, cuánto tiempo tomó y cómo lo hicieron- Los murmullos excitados salieron de la multitud. Mientras tanto, Harry volvió a mirar hacia la arena. Ahora se dio cuenta de lo que había confundido con una cantera en realidad era un nido de dragón hecho por el hombre. Nunca había visto uno verdadero antes, por lo que no tenía ni idea de si era o no exacta, pero suponía que sí. El grupo de personas continuó hasta el nido, claramente entusiasmado con el torneo. Harry los siguió, con la esperanza de reunir más información útil sobre el torneo, pero Bagman no parecía dispuesto a hablar de las otras tareas.
-Vamos nos todos, volvamos a la tienda donde se servirá la cena, todos tendrán la oportunidad de ver esto de nuevo, lo prometo, he hecho arreglos para que el Departamento les proporcione a cada uno de ustedes asientos en la primera fila- Bagman proclamó para el deleite del grupo. Harry dudaba de que pudiera entrar furtivamente en la tienda inadvertido, incluso con los encantos de la desilusión, así que decidió volver al castillo. Mientras volaba haciendo el recorrido de ante, Harry pensó en el reto que había de venir.
-¡Dragones! Esperan que yo pelee contra un dragón lo suficiente para robar algo de su nido. ¿Cómo demonios voy a hacer eso?- pensó. -Voy a tener que pedir ayuda para prepararme para esto, supongo-. Finalmente decidió. Sonriendo, se preguntó si Daphne tenía idea de lo que se estaba metiendo cuando se ofreció a ayudarlo.
Espero que os guste la traducción solo a ganado por un voto y también espero vuestras review
