Sólo Dilo
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Resumen: — Soy tu subconsciente, reflejo todo lo que tú quieres. Ahora bien, la pregunta correcta es: ¿Por qué soy ella? — declaró. — No lo sé — respondió. — Lo sabes perfectamente, sólo es cuestión de que lo digas — sonrió y después desapareció.
Autora: risita
Advertencia: AU y talvez un poco de OOC.
Naruto®es propiedad de Kishi. Este Fic es sólo mío.
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Prólogo
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— Tienes leucemia — escuchó a lo lejos. Sabía que debía reaccionar de algún modo, pero no quería. Tenía ganas de llorar pero se aguantó, debía ser fuerte; hoy más que nunca debía serlo.
Salió rápidamente de ahí, necesitaba tomar aire, sentirse fresca. Anhelaba despertar de esa horrible pesadilla. Para ella eso era, sólo un enigma en sus sueños, un temor guardado en su cabeza.
Era de noche; subió a su auto, lo encendió y comenzó a andar sin rumbo fijo. Su cuerpo manejaba solo, ella estaba totalmente desconectada del mundo.
Es doctora y, cuadrando las cosas, había sido una tonta al no obedecer las señales de alerta que su organismo le dedicaba a cada momento. Sangrado sin motivo aparente, moretones sin haber recibido golpes, falta de energía y fuerza; todo estaba ahí y siendo una profesional no se dio cuenta.
Tsunade, su tutora y mentora, le ordenaba exámenes de rutina, mismos que ella dejaba pasar por tener muchas cosas que hacer; no entendió a tiempo que estar saludable es primero.
Oyó un estrepitoso sonido. Su pie frenó el auto. Se recargó en el asiento y abrió los ojos desmesuradamente: el cofre estaba abollado y el espejo roto. ¿Qué había hecho?
Abrió la puerta y se bajó del carro. Se llevó la mano derecha a su boca y abrió los ojos un poco más: había atropellado a un hombre.
Se le heló el cuerpo, sintió que toda su fuerza se iba, se llevó la mano al pecho y comenzó a respirar agitadamente, sus ojos se movían rápidamente, como si esperaran encontrar algo.
Estaba muy asustada. Sus conocimientos sobre medicina se esfumaron.
Se hincó en el regazo del hombre. Todo le daba vueltas, pronto la gente comenzó a acercarse a la trágica escena, murmuraban, ella no los escuchaba. Analizó al chico. Llevaba un smoking negro, su cabello era del mismo color y estaba un poco alborotado. Parecía que dormía.
Temió lo peor.
Se recostó en su pecho y pudo oír los latidos del corazón del muchacho. Eran lentos, muy lentos. Sus ojos comenzaron a pesarle, se sentía a gusto acostada sobre aquél desconocido. Acomodó sus manos sobre el pecho en el que se encontraba recargada.
— No te mueras — susurró, después cerró los ojos. Al abrirlos las lágrimas se asomaron, lloró como nunca. Escuchó que una mujer pedía a gritos una ambulancia. No le tomó importancia.
Ya no tenía ninguna esperanza.
— No lo haré — articuló el chico, aunque, en realidad, era su subconsciente el que hablaba; él no tenía control sobre sí.
La chica suspiró, sabía que ella moriría en poco tiempo. Si el chico moría, ella no se iría al cielo. Percibió a lo lejos el sonido de una ambulancia. Cerró los ojos de nuevo y perdió la consciencia.
Ambos parecían dormidos. Soñando.
Ninguno de ellos sospechaba que, debido a ese hecho, sus vidas cambiarían drásticamente.
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Buenas noticias: ¡Estoy de vacaciones! Lo que significa que tendré tiempo para escribir más y más y más e infestar de mis historias a sus lindas cabecitas. Bueno, no, de eso depende si ustedes quieren.
¡Nos leemos pronto!
¿Me dan sus maravillosos comentarios?
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