Había llovido la noche anterior, pero aparte del aumento de la humedad, nunca sería capaz de decir que había caído agua. El amanecer es espléndido, con nubes con borde de oro esparcidas por un cielo azul vivo. Los rayos solares caliente hacen desparecer los vestigios de la lluvia. El día promete ser tan hermoso como cualquiera podría esperar, un hermoso día para casarse.

Yo había hablado con Naruto antes. Estaba radiante, tal como yo había esperado. ¿Cómo podía ser de otro modo? Había estado tan contenta de verlo, muy agradecida por nuestro breve momento a solas, pero aún más agradecida cuando se fue. Mi auto-control se tensaba cada vez más últimamente, casi hasta el punto de romperse, y no sé cuánto más podría soportar antes de derrumbarse bajo el peso de mis sentimientos - sentimientos que llevaría conmigo hasta la tumba antes de revelarlos. Naruto me vería sonreír en su boda no importa qué tan caro me costara el esfuerzo. Le debo mucho, era lo menos que podía hacer.

Un toque suave en mi brazo me distrae de mis reflexiones, y me vuelvo para ver la brillante sonrisa de Ino.

-Ya es hora - me dice, con los ojos brillantes. Con gran esfuerzo, me las arreglo para sonreír de nuevo y caminar con ella.

No quería venir, recuerdo con amargura. Pero si cierro los ojos, todavía puedo ver su cara mientras me pide. '¿Por favor?', me había preguntado con expresión persuasiva, 'Los dos queremos que vengas. No sería lo mismo sin ti allí.' Sus manos se habían acercado a coger mis dedos mientras hablaba, y la sensación de sus manos sosteniendo la mía había comenzado un torbellino de emociones dentro de mí, el deleite en guerra con el dolor, el sosiego mezclándose con consternación, todo fusionándose en el más profundo sentido de pérdida que jamás había experimentado.

Todo lo cual mantuve cuidadosamente oculto. Ordinariamente Naruto hubiera sentido mi prevaricación; siempre había sido rápido a notar mis cambios de humor, y rara vez no había podido apartarme de mi melancolía ocasional. Ahora, sin embargo, él estaba preocupado, y la idea de lo que sin duda dominaba sus pensamientos sólo sirvió para aumentar mi agitada amargura.

Bueno. Yo había sido una tonta, entonces, eso es todo lo que pensé. Eso no quería decir que iba a ser tan egoísta como para envenenar su alegría. Tragué hondo y le aseguré a Naruto que por supuesto yo iría, que no se me ocurriría perder la ocasión por nada en el mundo.

Y ahora aquí estaba yo, caminando al lado de Ino, preparada para ver que se case con otra mujer.

Me siento en silencio junto a Ino, reprimiendo firmemente mis emociones. Estamos apenas sentadas cuando la feliz pareja comienza a desfilar. A mi lado, Ino se vuelve a ver Naruto escoltar a su novia por el pasillo hacia donde Sasuke está esperando. La boda está congregada por un grupo relativamente pequeño -amigos cercanos de la pareja- y es oficiada por Tsunade-sama.

Me siento terriblemente fuera de lugar. Naruto vuelve la cabeza una fracción para sonreír a los presentes, luego dirige una sonrisa directamente a mí. Mi corazón salta en mi garganta, y yo lo tragué brutalmente. Demasiado tarde; demasiado tarde para sentirme así.

Y observo, sin ver, como mis pensamientos se desvían desafiantes. Naruto había sido mi mejor amigo, mi ancla en esta incierta vida. Había llegado a significar tanto para mí que yo nunca imaginé esta eventualidad, nunca soñé que alguien más podría ser más querido para él. Tan lejos como mi mente está, mis ojos no pueden alejarse de la escena que parece rasgar mi corazón, y veo lo correcto de la situación. ¿Cómo pude ser tan ciega? Ella es su pareja adecuada en todos los sentidos, capaz de compartir aspectos de su vida que nunca pude. Los ojos femeninos se encuentran con los suyos, el brillo de adoración presente, y cierro los míos contra la oleada de dolor. Ha elegido bien. Tendrá toda la felicidad que pude haber deseado para él; eso tendrá que ser suficiente para mí.

Los minutos se extienden en lo que parece una eternidad hasta que la breve ceremonia concluye. Ino, por supuesto, es la primera en colocarse de pie, a la cabeza de un grupo que le deseaban buena fortuna a los recién casados.

Estoy agradecida por el tiempo para reponerme, para componer mis emociones y mi expresión, pero muy pronto los ojos de Naruto buscan los míos. Los veo iluminarse cuando alcanza a verme. Ya casi termina todo, me digo a mí misma mientras le devuelvo la sonrisa. Sólo un poco más de tiempo y podré hacer mi escape para volver a la soledad que yo conocía y que volvería a conocer de nuevo.

Se detuvo todo pensamiento racional cuando los brazos de Naruto me envolvieron. -Estoy tan contento de que hayas venido. - dice en voz baja.

Si hay algo de misericordia en este mundo, no se dará cuenta de mi súbito aumento del ritmo cardíaco. -Te dije que lo haría.- le respondo, apartándome hacia atrás. -Ahora detente, antes de que tu esposa se ponga celosa.

Se ríe, sus ojos azules brillando con una felicidad que nunca he conocido y que nunca le brindaré, -Ella sabe mejor que eso.

Naruto me sonríe, la sonrisa que conozco mejor que la mía. Yo intento enviarle una sonrisa, las lágrimas en mis ojos fácilmente pueden atribuirse a la emoción de la ocasión. Mi garganta se cierra momentáneamente, y lanzo mis brazos alrededor de él por última vez. Sus brazos se aprietan alrededor de mí, y por un instante me imagino que la situación se había invertido. Entonces la realidad se asienta fríamente a mí alrededor una vez más, y me apartó.

-Tus otros invitados están esperando por ti. - le recuerdo. He tenido éxito hasta el momento; no puedo tropezar ahora. Naruto se agacha para darme un beso en la mejilla antes de él continuar con su camino, y yo estoy congelada por un largo rato, mirando cómo se alejaba… fuera de mi vida por siempre.

La música comienza, dando inicio a la celebración. Me repito una vez y otra vez que puedo hacerlo. Llegaré hasta el final de la ceremonia. Siento una presencia cercana a la mía. Solo cuando me habla reconozco quien es.

-Impresionante manejo de la situación.

Su tono no tiene ningún dejo de burla. Al contrario, todo lo que percibo es admiración.

-Arigato, Sasuke.

No añado ningún honorifico pues estoy consciente que le desagradan.

-El dobe en ocasiones puede ser un poco inconsciente pero tiene buenas intenciones.

-Lo sé. – le murmuro. A pesar de lo doloroso de la situación, admito la verdad de sus palabras. Naruto es incapaz de lastimar a alguien premeditadamente.

Sin embargo, el momento es extraño. De todas las personas, la que menos sospeché, se ha acercado a mí y a su modo, ha intentado darme ánimo. Por algún extraño motivo, me siento bien a su lado pero no intento hurgar más allá de los sentimientos. No era la primera vez que experimentaba cierta afinidad con él.

Entonces, él se coloca al frente mío y extiende su mano.

-Me das el honor de esta pieza.

Yo acepto con un leve movimiento de mi cabeza al tiempo que coloco mi mano en la masculina para que me guiara a la pista. Bailando con él, nos acercamos involuntariamente a los recién casados quienes bailaban también. La novia estaba radiante.

-¡Eh, teme! – exclama Naruto jubiloso.

-Dobe. – escuché a Sasuke replicarle a Naruto, en su imperturbable tono flemático.

La feliz y recién desposada se separa de Naruto para acercarse a mí y decirme, -Nos alegra tanto que hayas venido, Hinata. – y se inclinó hacia delante para abrazarme. Por una fracción de segundos, me tenso, y luego, rápidamente, regreso a mis sentidos y devuelvo el abrazo.

-No me lo hubiese perdido por nada, Sakura.

Algunas cosas simplemente no están destinadas a ser.

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Notas de la Autora: No he olvidado mi otra historia, A la Orilla de las Penumbras. Es solo que necesitaba distraerme un poco para despejar mi mente. Esta será corta. Probablemente tendrá unos tres capítulos, a lo máximo, cuatros.