Los misteriosos caminos al amor*
Corría lo mas que sus piernas le permitían, no podía estar pasando otra vez, esta era la segunda en la semana y apenas era jueves, su abuelo no podía seguir así. Llego corriendo en cuanto diviso la habitación con el numero 221 en el, abrió la puerta alarmado pero procurando hacer el menor ruido posible, se encontró a sus hermanos, Feliciano estaba sentado a un lado de la camilla mientras sostenía la mano de su nonno, Marcello estaba en el sillón que estaba junto ala ventana rezando por el bienestar de su único pariente que les quedaba, y sobre la camilla, descansaba el ahora débil cuerpo de su abuelo, tenia una mascarilla que le permitía respirar con menos dificultad y una intravenosa en el brazo, le dolía verlo así pero no podía hacer nada.
-¿Como sigue?-se atrevió a preguntar acercándose a su gemelo.
Feliciano levanto su rostro lloroso aun sin soltar la mano de su abuelo.
-Mal...tuvo otro infarto.
Se dejo caer abatido en el sillón alado de su hermano menor que enseguida reposo su cabeza en su hombro.
-Nonno esta empeorando-hablo el Vargas menor tratando de no sollozar.
-¿Que les dijo el medico?
Feliciano se movió hasta ellos después de depositarle un beso a su abuelo en la mano, se sentó alado de Lovino quedando este en medio de ambos hermanos.
-Estáb-bamos desayunado yo y el abuelo, fratello estaba por salir y de pronto nonno empezó a ag-gitarse, se estaba alterando, intento no preocuparme pero temía que fuera otro i-infarto y le di su medicamento-comenzó a relatar el menor de los tres-se calmo un poco pero en-nseguida volvió a respirar con dificultad y cuando menos lo supe, ya estaba tirado en el su-uelo agarrándose el pecho con desesperación...
Marcello no pudo continuar y se refugio en el pecho del mayor de los tres.
-Y-yo ya había salido y fratello me llamo a medio camino, diciendo q-que nonno sufrió otro infarto, cuando llegue, el m-medico nos explico que le u-urgia...un trasplante de c-corazon...
El mayor abrió los ojos grande, antes le habían dicho que su abuelo estaba enfermo del corazón y era posible que necesitara un trasplante en el futuro, pero no se imagino que seria tan pronto, ademas esas operaciones costaban demasiado y ellos estaban en la quiebra, sin mencionar que esos tipos de órganos tardaban meses en hallar un donador.
-P-pero...no es posible...
-Hermano-su gemelo volteo a verle preocupado-si nuestro abuelo no tiene la operación pronto...morirá...
No, no podía permitir que el único familiar que les quedaba se les fuera, sus hermanos eran todavía muy pequeños para trabajar incluyéndolo a el, para aceptarlos como empleados debían terminar una carrera y ellos apenas estaban entrando ala universidad y su hermano menor le faltaba terminar el ultimo año de preparatoria, estaban con la soga al cuello, no podían hacer nada.
-¿Que podemos...hacer?-pregunto Marcello despegando levemente su cara de su pecho.
El mayor miro al suelo, no sabían como pagar tal cantidad y donde conseguir un donante. De pronto, los tres escucharon unos pequeños quejidos, inmediatamente dirigieron la vita al cuerpo de su abuelo que empezó a moverse levemente despertando, se miraron a los ojos antes de correr desesperados hasta su abuelo rodeándolo en la cama. El hombre de barba empezó a abrir despacio sus ojos hasta encontrar a sus tres adoraciones, sus nietos.
-Nonno-dijeron los tres al mismo tiempo.
-Mis pequeños.
El mayor intento sentarse pero tres pares de manos lo obligaron a recostarse de nuevo.
-No te esfuerces, necesitas descansar.
-Sufriste otro infarto.
El de mayor edad suspiro agotado, sabia que su salud estaba empeorando y le iba peor ahora que estaba en la quiebra por hacer malos tratos y terminar a manos de una empresa millonaria, perdió prácticamente todo, sus bienes, su dinero, su auto, hasta la casa en la que vivían el y sus nietos, no había salida, estaba acorralado como perro callejero, pero...había una salida...
Llamo al menor de sus únicos familiares, Marcello capto la indirecta y mientras los gemelos hablaban entre si, el oji verde aprovecho para acercar su oreja ala boca de su abuelo, le dolía tanto verlo así sabiendo que no podía hacer nada por ser todavía un estudiante.
-Marcello...pídele a Lovino que les traiga un café a ustedes, por favor.
-¿Eh? ¿Por que nonno?
-Les explico ahorita, pero necesito que el no este presente.
-D-de acuerdo.
El menor volvió a su posición situándose al otro lado de la camilla donde seguían ambos gemelos, se puso alado del mayor de los tres tomándolo suavemente del hombro captando la atención de los dos.
-Fratello, ¿nos traerías un café a Feliciano y a mi, por favor?
-¿Mmm?
El de ojos chocolate le dedico una mirada interrogativa a su hermanito pero este respondió con un guiño y una mirada de suplica.
-S-si, quiero un café fratello.
-Esta bien.
Lovino se dio la vuelta sin decir nada mas, normalmente alegaría que lo hicieran ellos mismos pero no disponía con la fuerza para pelear, lo único que le importaba ahora, era su abuelo. Sin saber que tres pares de ojos le seguían, se fue por la puerta en busca de café.
-¿Por que le pediste que se fuera?-pregunto de nuevo el oji chocolate volteando a ver a su hermano.
-Me lo pidió nonno.
Ambos voltearon a ver al hombre de mayor edad que cerro sus ojos un momento antes de explicar lo que tenia pensado decir, sabia que sus nietos no aceptarían ala primera pero si se los decía mas detallado podía convencerlos, después de todo, era la única alternativa que podía sacarlos de la posición en la que estaban, sobre todo, tenían que convencer a ese testarudo italiano sureño.
-Chicos...hay una manera de salir de esta situación...
-¡¿E-enserio?!-preguntaron los dos levemente emocionados.
-Si, pero...esto dependerá de...Lovino...
Tanto Marcello como Feliciano se miraron extrañados uno al otro, que ellos supieran, necesitaban dinero para recuperar algo de la economía que perdió su abuelo y para la operación de este, según veían, la única opción era trabajar, solo que se necesitaba tener una carrera terminada y Feliciano y Lovino hace poco entraron ala universidad y Marcello cursaba su ultimo año de preparatoria...¿como podía Lovino ayudarlos?.
-¿A que te refieres nonno?-pregunto el de rulo ondulado.
-Verán...¿recuerdan al señor Fernandez?
Ambos hicieron memoria un momento y recordaron el día que lo conocieron, realmente les agrado ademas de obsequiarles dulces a los nietos de Romulo Vargas, hombres tan guapos y caballerosos como el no se encontraban casi nunca.
-¡Ve~, lo recuerdo, nos dios dulces el día de su junta!
-¿Es el?
-Si, el mismo, como les decía...hice malos tratos en los que no me fue muy bien, y para realizarlos empeñe nuestra casa, auto y todo mi dinero a manos de Antonio Fernandez Carriedo.
-¡Nonno!-gritaron levemente ambos escandalizados.
-Me da tanta rabia el como termine...pero yo mismo cabe mi propio hoyo y encima con varias deudas...y ahora lo pago con mi enfermedad.
El oji chocolate se acerco a su abuelo tomandolo de la mano para brindarle confianza.
-Pero...hay una salida...
Lovino salia de la pequeña cafetería del hospital con tres vasos de café, sabia que su abuelo amaba el café y vino pero por su condición medica, no podría tomarlos por el momento, así que se compro para el y sus hermanos. Desde la muerte de sus padres cuando eran niños, los tres fueron a parar con el único familiar que les quedaba y estaba realmente agradecido con dios de enviarles a su abuelo, pero no era justo que intentara llevárselo ahora, todavía necesitaban de el, era la única persona que quieran mas en el mundo.
Se acerco ala puerta para tocar ya que tenia ambas manos ocupadas, pero se paro en seco al escuchar la voz de su nonno.
-Pero...hay una salida...
¿Salida? ¿De que estaba hablando su abuelo?, miro a ambos lados por si alguien veía lo que estaba a punto de hacer, pego la oreja ala puerta para escuchar mejor de que hablaban sus hermanos con el abuelo.
-¿Y cual es nonno?-reconoció esa voz como la de su gemelo menor.
-El día que me acompañaron ala junta, el joven Antonio Fernandez los encontró comprando chocolates en la cafetería de la empresa...
-Cierto.
-Pero uno de ustedes realmente capto su interés...y corazón...
-¿N-nonno?
-Chicos...el señor Fernandez se enamoro de Lovino...
-¡¿QUE?!
¡¿QUE?!. No, no es posible, ¡¿aquel español idiota y torpe se había enamorado de el?!...no, esto no estaba pasando. Volvió a escuchar la conversación ajena con la esperanza de que todavía no lo hayan descubierto.
-Como lo oyen.
-B-bueno...es tierno-trato de aligerar el tema el oji verde.
-Y el mismo me propuso un trato...
-¿C-cual es?
-Olvidara toda nuestras deudas, la hipoteca y podrá devolvernos el auto...si...
-¿"Si"?
-Si Lovino acepta casarse con el.
-¡¿EHHH?!
"Dio, agárrame que me caigo", pensó el que seguía espiando detrás de la puerta ahora agarrándose en donde debería estar su corazón. ¡Ese bastardo millonario lo quería de esposo!...¡Primero muerto que casarse con ese malnacido riquillo!.
-¡P-pero nonno, sabes que fratello no aceptara!
Y bastante razón tenia.
-Lo se pero, es la única opción, si no acepta ser el marido de Fernandez, seguiremos en la quiebra y no podremos pagar mi operación.
Tentado estaba de abrir la puerta de una patada y ponerse a relucir su vocabulario de palabrotas, pero sabia que no podía debido ala salud de su abuelo, el saber que se entero podía alterarlo y por lo tanto, causarle otro infarto...tal vez el ultimo...Espero un momento antes de abrir la puerta despacio como quien no quiere la cosa. Cundo entro miro a sus familiares, su abuelo lucia igual a cuando fue por el café, pero sus hermanos lo miraban alterados y nerviosos, estaban por decir algo pero...
-¡¿Frate...?!-sus bocas fueron calladas por ambas manos de su abuelo que miraba a Lovino con una sonrisa.
-Traje el café-menciono ignorando a sus hermanos y alzando levemente los cafés.
-¿Y me trajiste a mi?-pregunto el de edad avanzada infantilmente.
-No, no puedes beberlo...tonto.
Se dio la vuelta y deposito los cafés en la cómoda frente ala camilla, suspiro cansado, realmente no quería casarse con cualquier tipejo, pero...su abuelo estaba grave...No, encontraría la manera de conseguir dinero dignamente sin depender del señor Fernandez.
-¡Pero quiero!
-¡No, es no!
Mientras Lovino discutía con su abuelo, Marcello y Feliciano se vieron entre si, tendrían que encontrar la manera de decirle a su hermano.
Dejo caer las llaves sobre la mesa de entrada yendo directo ala sala donde dejo caer su cuerpo en el sofá, estaba cansado, demasiadas emociones por un día. Detrás de el le siguieron sus hermanos que una vez mas se miraron entre si apretando el garre de sus manos encaminándose al sillón frente a Lovino que se rebatía mentalmente cual trabajo seria justo para el o en cual debería tomar.
-Hermano...tenemos algo que decirte-hablo Feliciano mirándolo un poco serio.
-¿Mmm?
-V-veras...el abuelo nos dijo algo...importante...-le siguió el oji verde nervioso.
Oh, no...ya lo veía venir, sabia que sus hermanos estaban de acuerdo con el matrimonio, como no, si el bastardo español les cayo re-bien dándoles dulces...aunque el fue el único de sus hermanos que noto que el idiota millonario le dio mas dulces que los otros dos.
-...ya lo se...
-¡¿Q-que?!
-Que ya lo se...hablan del maldito de Fernandez y su propuesta de matrimonio-dijo frunciendo el ceño.
-¡¿Como te ente...?!
-Los escuche detrás de la puerta.
Marcello se levanto sentándose aun lado de el mirándolo preocupado, sabían que no estaba bien emparejar a su hermano de esa manera pero estaban seguros de que el señor Fernandez Carriedo amaba a su hermano y ademas era una buena persona.
-Fratello...Antonio Fernandez te ama.
-¡No me interesa!-se levanto de golpe enojado, ¡era el colmo, no quería casarse todavía y menos con ese pesado!.
-¡Si no lo haces, nonno morirá!-también se levanto exaltado su gemelo mirándolo con pequeñas lagrimas.
El oji dorado miro alternamente a sus consanguineos, no podía ser que ellos estuvieran del lado de ese imbécil riquillo.
-¡Yo no lo amo!
-¡Esto no se trata de ti, el abuelo esta grave!-también se les unió el menor en el mismo plan que Feliciano.
-¡Encontrare la manera de arreglárnoslas, pero no me casare, carajo!
Marcello frunció el ceño y se puso a un lado del gemelo menor mirando con cierto enojo a su hermano mayor.
-¡¿Y como planeas hacer eso?! ¡Nadie te dará trabajo sin una carrera y apenas entraste a al universidad!
-¡Es mi vida y yo haré lo que me plazca con ella!
-¡Eres el único que puede salvarle la vida a nuestro abuelo, entiende!
-¡No hay nada que entender por que no le diré si, maldicion!
El mayor se dio vuelta dándoles la espalda, no aceptaría casarse así y menos sin amor.
-Lovino...si nonno muere...
-Escucha Lovi...la única salida es contraer matrimonio con el...el te quiere a ti, te ama.
-Te ha visto a lo lejos y en las reuniones de el abuelo, dice que eres la persona mas bella que había visto
Definitivamente no sucumbiría a ellos, le venia valiendo un bledo Fernandez, era SU vida y se casaría con quien a EL le guste.
-Fratello piénsalo...mañana dile tu respuesta a Antonio Fernandez.
Miro por sobre su hombro molesto, si el bastardo pedía una respuesta, se la daría.
-Claro que lo haré...le daré mi respuesta definitiva.
Miro ala nada enojado una ultima vez, su respuesta seguiría siendo la misma y no cambiaría.
Caminaba furioso por los pasillos que la secretaria le había dicho, hoy era el día y no flaquearía en su decisión. Encontró al final del corredor la puerta que decía "Presidente", claro que era el presidente de los idiotas por que estaba muy tonto si pensaba que le diría una afirmación, una vez llego, la puerta se abrió sola y entro echando humo por la cabeza, el bastardo español estaba de espaldas mirando por la ventana y vistiendo un elegante traje negro, se notaba que el pesado era mas que millonario.
-¡Óigame usted Antonio Fernandez!-grito su nombre con rabia.
Un hombre de cabello color chocolate, ojos esmeralda, piel morena y ademas guapo, se dio la vuelta mirando con una alegría al recién llegado, era como si de pronto la oficina entera se hubiera iluminado por la sonrisa del español.
-Buenas tardes, Lovino.
-No tiene nada de buenas.
-Para mi lo es si estas presente ante mi.
-¿A si?, pues no estará contento cuando sepa que vine a declinar su maldita propuesta.
-Es la primera vez que hablo contigo Lovino y me vienes rechazando sin conocerme.
-¡Es usted un hipócrita!
-Me parece que te estas adelantando en tu juicio sobre mi.
El italiano casi le saltaba una vena de la ira, era mas imbécil de lo que creía.
-No puedo pensar nada mas de alguien como usted que ofrece casarse conmigo como uno mas de sus negocios.
-Te equivocas Lovino, me quiero casar contigo por que te amo, tu belleza es perfecta ante mis ojos y realmente me cautivaste.
-Awww, pues que pena por que ni en un millón de años le diré el si-le dijo burlándose.
Antonio miro preocupado al menor pero retomo la conversación con una sonrisa.
-Se que de verdad te amo y quiero hacerte mi esposo.
-¡Pues no aceptare por nada del mundo, ni por la casa, el dinero o el auto de mi abuelo!
-Se que tu impresión de mi cambiara si me das la oportunidad de conocerme.
El oji dorado se dio la vuelta consternado, ese tarado era mas terco que una mula.
-Se que soy la persona de tu vida, solo dame la...
-¡Me vale su palabra, joder, no me interesa conocerlo ni hoy ni mañana ni NUNCA!
-Te pido la...
-¡CÁLLESE! Entienda que no lo amo y jamas lo haré, así que váyase ala mierda.
El español no presto atención a lo que decía su ángel, estaba perdido en su lindo rostro y sus facciones, se podría decir que lo suyo había sido amor a primera vista y no dejaría ir a su adoración tan fácil.
-Ya le deje mi respuesta en claro a si que...¡pudrase!.
Salio de la oficina mas enojado que como entro cerrando de un portazo. Y en medio del silencio, Antonio sonrió con un ligero sonrojo.
-Te amo mucho Lovino Vargas.
Entro cerrando con fuerza y caminando a paso marcado hasta la sala, como esperaba, sus hermanos estaban en el sillón mirándolo serio, obviamente esperaban su llegada y de inmediato ambos se dirigieron a el mientras dejaba sus llaves en la mesa de entrada.
-Fratello, ¿que le dijiste a Antonio Fernandez?
-¿De verdad lo viste?
-Lo mande al cuerno.
-¡¿QUE?!-gritaron los italianos.
-Como lo oyen-pronuncio mirándolos con cierto enojo.
-¡¿Por que lo hiciste?!
-¡Escuchen ustedes dos, no voy a casarme con un hombre que prácticamente estaba pagando por mi vida, es DESPRECIABLE!
-Hablas de el como su fuera una persona horrenda y asquerosa.
-Muchas personas desearían estar en tu lugar.
-¡Pues entonces cásense ustedes con el y déjenme tranquilo, joder!
Ante de que el mayor huyera, los dos lo tomaron cada uno de un brazo y lo devolvieron a su lugar mirándolo con preocupación.
-Pero el te quiere a ti.
-Tu eres el único.
Ganas no le faltaban de golpear a cada uno en la cabeza, jamas de los jamases contraería matrimonio.
-Analiza bien que podemos recuperarlo todo.
-Y hasta tendrás una mejor vida, fratello.
-Incluso a hecho lo posible por ayudar a nonno.
Antes de otro dijera algo, el teléfono sonó interumpiendolos, Feliciano le dedico una mirada de preocupación a su gemelo antes de tomar el teléfono y poner la cara pálida ante lo dicho por la persona al otro lado de la linea, después de un agradecimiento, colgó y miro con alteración a ambos.
-Nonno tuvo otro infarto y lo están tratando en este momento, necesitamos ir al hospital de inmediato.
El de rulo cuadrado miro a Lovino acusadoramente tomando su chaqueta y la de Feliciano.
-¡Si este infarto no lo mata, seras tu al despreciar a Fernandez Carriedo!
Los tres estaban frente al medico de su abuelo, habían ido en silencio todo el camino.
-Logramos estabilizarlo de momento, pero...
-¿"Pero"?-pregunto ansioso Lovino.
-Pero el riego de morir se ha incrementado, no podrá dejar el hospital hasta recibir el trasplante de corazón...lo cual tiene que ser lo mas pronto posible...con su permiso-se retiro dándoles privacidad a los hermanos.
Lovino camino en círculos tomando su cabeza preocupado, esto se estaba saliendo de control , tenia que hacer algo.
-Necesita aparecer ese dichoso corazón, ya.
-¿De que le servirá si seguirá en la ruina?
-El que no quieras casarte es lo que lo matara.
-¡No, quien lo matara sera ese bastardo, yo no!
Feliciano lo abrazo transmitiéndole su preocupación y tristeza.
-Fratello, el te lo pude dar todo y se que es el hombre de tu vida.
-No, no lo es-se separo del abrazo encarandolos-me duele ver que mis hermanos están de acuerdo en que me venda, ¡¿en que puto momento me pusieron ala venta?!
-¡No lo entiendes, es por nonno, no queremos perderle!
-Per favore...en tus manos esta la vida de el abuelo.
Volvieron a su hogar con un peso mas en el corazón, la impotencia de ver sufrir a su ser mas querido y no poder hacer nada por ayudarlo los estaba matando internamente. Al día siguiente fueron a ver a su abuelo encontrándolo con mas intravenosas y una cara mas demacrada...sufrían mucho...
-Me duele ver a nonno de esa manera...
-Me gustaría poder hacer algo.
-Es terrible la situación.
Los tres caminaron de la mano hasta que llegaron a las bancas de espera, hay fue donde Lovino vio al español hablando con un medico, soltó las manos de sus hermanos mientras estos le seguían hasta el oji esmeralda.
-¿Señor Fernandez? ¿Que hace aquí?, no esperábamos verlo-menciono lo ultimo con cierto antepongo.
-Tenemos buenas noticias joven Vargas-le interrumpió el medico con una sonrisa.
-¿Cual?-se acercaron curiosos los otros preguntando al mismo tiempo.
-Apareció un donante en Portugal, un hombre tuvo muerte cerebral y su corazon ya fue enviado para operarlo de inmediato.
Al oírlo, los tres sacaron lagrimas y se abrazaron entre si emocionados, al fin una rayo de luz en esta penumbra.
-P-pero, ¿como lo encontraron?-pregunto el oji chocolate.
-El señor Fernandez se encargo de eso.
-¿E-enserio?-pregunto incrédulo Lovino.
El español se acerco con una resplandeciente sonrisa.
-Claro, yo quiero que su abuelo viva, quiero que tu seas feliz por que te amo-menciono acariciando con el pulgar el rostro de su amor.
-Dispondré de todo para comenzar la operación-dijo el medico como despedida entrando por un pasillo.
Los Vargas miraron esperanzados al mayor, habia sido de gran ayuda.
-Muchisimas gracias señor Fernandez Carriedo-hablaron dos de ellos.
Mientras Lovino miraba con una pequeña sonrisa al suelo, estaba mucho mas tranquilo, levanto la vista para ver al millonario.
-G-grazie.
-Por ti lo que sea Lovi-mirándolo con cariño.
Esperaban ansioso la llegada del cirujano, necesitaban respuestas y las querían YA. Marcello se movía de un lado a otro, Feliciano se mordía las uñas nervioso y Lovino estaba sentado en las bancas mirando al suelo con preocupación, Antonio se acerco a el tendiéndole un vaso de café.
-Se que estas preocupado, pero solo podemos esperar.
-No quiero nada, solo quiero a mi nonno-dijo cubriendo su rostro.
El oji esmeralda quería abrazar al menor, le dolía verlo así pero tenia que ganarse primero su corazón de a poco.
-Lovi...esta clase de operaciones son muy delicadas, ya va un buen rato y seguramente el medico no tarda en venir con noticias.
-...quiero que mi abuelo este bien...
El menor descubrió su rostro dándole la perfecta vista al moreno de las lagrimas que bajaban por esos ojitos dorados.
-Me encantaría poder besarte...
-¿Que?-pregunto con el ceño fruncido.
-Q-que...m-me encantaría p-poder mimarte.
-Claro-volvió a su posición mirándolo con sospecha.
Mientras eso pasaba, los otros dos se dedicaron una mirada cómplice, estaban seguros de que esos dos eran el uno para el otro. El medico llego entrando en el pasillo y mirando a los cuatro con preocupación, inmediatamente tres pares de ojos voltearon a verlo.
-Doctor, ¿como esta nonno?-pregunto el oji chocolate tomando las manos de su hermanito.
-La operación se complico mucho.
-¡¿P-pero lograron estabilizarlo, verdad?!
-Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance...pero desafortunadamente no pudimos salvarlo.
-¿A q-que se ref-fiere?-pregunto Marcello ya corriendo lagrimas por su rostro.
-Jóvenes Vargas...su abuelo falleció en la operación.
Los tres miraron en shock al doctor, se negaban a creer que ahora estaban solos en el mundo...no podía ser verdad.
-N-no...eso no es ve-erdad...
-¡Nonno no puede estar muerto!
-¡No es cierto!
Los tres rompieron en llanto, Antonio miraba con tristeza el hermoso rostro de su amor bañado en lagrimas, los otros se abrazaban entre si mientras Lovino se tiraba al suelo histérico, ¡dios no podía arrebatarle a su abuelo!.
-¡NO ME DEJES SOLO NONNO!
-¡F-fratello!
Los dos corrieron a su hermano mayor que fue el mas afectado ya que ademas de ellos, el abuelo había sido el primero en aceptarlo tal y como era. Fue el primero en tenderle la mano y hacerle saber lo que era cariño y amor.
-¡NO TE ATREVAS A DEJARME ABUELO!
Antonio dio un paso pero se detuvo enseguida, no podía interferir entre ellos, si quería ser el héroe de Lovino, primero debía conquistarlo de verdad, así que se quedo en medio de la sala de espera viendo a los tres hermanos llorar por la perdida de su único familiar.
Los días habían pasado hasta convertirse en una semana, Lovino caminaba junto a su gemelo y el novio de el, obviamente causándole uno que otro tropezón al rubio, era inevitable, odiaba al ya llamado "Macho patatas" con ganas, no solo por ser alemán si no por estar seguro que conspiraba con otros alemanes para arrebatarle a su hermano de su lado, ¡y eso claro que no lo permitiría! ¡primero le quitan los dedos que apartarle a Feliciano!.
-¿Por que tiene que estar el aquí?-pregunto cabreado el oji dorado apuntando sin amabilidad al rubio.
-Fratello, Luddy vino a pasarnos la tarea de los días de faltamos-dijo colgándose del musculoso brazo del oji azul.
-No son muchos pero si largos-menciono contando con los dedos de su mano.
-Cállate bastardo...ademas, necesito hablar a solas con mi tonto hermano.
El rubio suspiro cansado, se acerco al gemelo menor para darle un beso en la mejilla avergonzado y se despidió de ambos con un agitamiento de mano, ganándose un energético salto de Feliciano y provocando que Lovino le sacara el dedo mágico.
-¿Que era eso tan importarte, hermano?-pregunto el menor una vez estuvieron solos.
-Hable con la directora de la universidad, y por mas que intente, estaremos expulsados por estar retrasados en la colegiatura, lo mismo paso cuando fui a hablar con el director de la preparatoria de Marcello, así que por no tener dinero con que pagar, estamos sin estudios por el momento...
El menor abrió los ojos preocupado, a ese paso jamas saldrían de la quiebra, sin dinero no hay universidad, sin universidad no hay carrera, sin carrera no hay trabajo, y sin trabajo no hay dinero, estaban en un maldito circulo del que no podía escapar. El oji chocolate dio vueltas sobre si mismo, estaban con la soga al cuello y su testarudo hermano se negaba a aceptar la única salida que los sacaría del hoyo en el que estaban.
-H-hermano...
-¡Se lo que dirás y mi respuesta sigue siendo un rotundo NO!
-¡Pero es la única salida!
-¡No es no, entiéndelo!
-¡Y tu entiende que si no lo haces, Marcello, tu y yo nos quedaremos en la quiebra absoluta!
-¡ES MI VIDA, NO LA DECIDAS, JODER!
-¡ACTÚA COMO ADULTO POR UNA VEZ!
Cerro los ojos frustrado, no podían obligarlo, salio corriendo dejando a su hermano con la palabra en la boca escuchando sus gritos de fondo, no permitiría que lo vieran débil, sabia que tenia que hacer para rescatar a sus hermanos, pero...¿valía la pena sacrificarse por sus únicos familiares?...
Siguió corriendo dejando que las lagrimas corrieran libremente por sus mejillas, pero no se fijo quien estaba enfrente e inevitablemente choco con alguien mas alto que el haciendo que cayera al suelo de senton, abrió los ojos dispuesto a insultar al imbécil que se metió en su camino.
-¡Fíjate por donde ca...!...¿Señor Fernandez?
-¡Lovi, que gusto verte!-sonrió el español tendiéndole la mano al italiano para ayudarlo a levantarse.
-Me llamo Lovino, no Lovi...bastardo-acepto de mala gana la mano que le ofrecía el moreno-¿Y que demonios hace aqui?
El mayor llevo una mano al rostro del oji dorado para limpiarle las lagrimas.
-Vine por que pensé que tal vez necesitarías compañía...¿Lovi, por que lloras?
El menor se giro al escuchar los llamados de su hermano que se acercaba, soltó una ultima lagrima antes de tomar la mano del moreno y jalarlo lejos de la universidad, necesitaba desahogarse contándoselo a alguien, y aprovechando que el oji verde estaba ahi.
-Sácame de aquí...per favore...
El español sonrió con ternura.
-Claro, vamos, deje mi auto estacionado cerca.
Apretó el agarre que tenia con el menor alejándolo de sus problemas por un momento.
Caminaban por el parque de la ciudad mientras comían helado, obvio que Lovino obligo al empresario a comprárselo pero este acepto gustoso de cumplirle un capricho ala persona de sus ojos, el menor suspiraba de vez en cuando reteniendo las lagrimas, un pañuelo se situó frente a su cara, siguió el brazo que lo sostenía encontrándose la cálida sonrisa del millonario. Tomo el pañuelo soltando un leve puchero.
-Lovi...se que no debo entrometerme en tu vida, pero...¿por que llorabas?
-Ya te entrometiste...-gruño con enojo pero relajo el gesto dispuesto a desahogarse-estoy perdiendo todo y cada vez mis hermanos me presionan mas, me siento atrapado, como un maldito insecto en un frasco.
-Se que la razón de tu enojo soy yo...pero te juro que solo te quiero enamorar, de verdad te amo y haría lo que fuera por ti, incluso dar mi vida.
-Basta de cursilerias señor Fernandez.
-No puedo evitarlo, debo aprovechar cada oportunidad que tengo para enamorarte...y solo dime Antonio.
-Bastardo.
-...o bastardo...
El moreno sonrió acabándose su helado y limpiando unas cuantas manchas que se dejo el menor en el rostro.
-No me toques-aparto la mano del mayor sin fuerza.
-Perdón...lo haremos a tu manera...te enamorare de a poco...solo dame una oportunidad de conocernos.
-Ja...esta bien-sonrió.
Después de que el mayor llevara a Lovino a su casa, este se quedo pensando un rato afuera de la puerta, el español realmente lo quería, tal vez no fue mala idea dejar que se conocieran mejor, incluso podrían llegar a ser amigos...no es como de verdad lo necesitara pero algo era algo. Tomo las llaves abriendo la puerta de su casa, vio a Marcello y Feliciano sentados en la mesa, el oji verde tenia una hoja entre sus manos leyéndola, el oji chocolate permanecía ocultando su cara con sus brazos recostando la cabeza en la mesa.
-¿Que rayos tienen?-pregunto cerrando la puerta.
Marcello volteo a verlo asustado.
-Vinieron de parte de Antonio Fernandez Carriedo.
-¿Y q-que paso?
-Reclaman el pago de la hipoteca y de lo contrario nos desalojaran en tres días-hablo esta vez su gemelo levantando la cara bañada en lagrimas.
-¡¿Que?!
-¿De que te sorprendes?, si ya sabias que esto pasaría-hablo el menor de los tres con cierto enojo.
No le estaba sucediendo esto...entonces...ese bastardo le mintió...¡Ese maldito de Fernandez le vio la cara con el cuento de darle la jodida oportunidad!. Ah, pero estaba muy equivocado si pensaba que con eso lograría intimidarlo.
-Claro, como Antonio Fernandez no ha recibido lo que quiere a cambio.
-¡Cállense! Veremos que hacer, se que podemos lograr salir de esta situación.
Tanto el menor como el gemelo del mayor, se miraron entre si preguntándose con la mirada si Lovino realmente estaba pensado claramente las cosas.
-Fratello, sabes lo que tienes que hacer.
-¿O vas a permitir que vivamos en la calle?
-No hay lugar a donde ir.
-Deja de pensar solo en ti, solo hazlo.
Arrugo la hoja entre sus puños mirando con furia a ambos consaguineos.
-¡Ya basta, no traten de cambiarme!
-¡Tu con esa necedad de no casarte con el señor Fernandez!
Ambos se le fueron encima abrazándolo, estaban asustados, pero esta vez no tenían a su abuelo para protegerlos, estaban solos.
-Fratello, per favore...si de verdad nos amas...
-Haz esto por nosotros...cásate con Fernandez Carriedo.
Miro ala nada antes de suspirar con cansancio...de acuerdo...se rendía...
-¡Saliste peor de lo que imagine, inútil bastardo!
Antonio miraba desde su asiento a un furioso italiano que se pasaba de un lado a otro por su oficina.
-Lovino, si mi empresa decidió proceder con los tratos de tu abuelo, es para que veas que mis intenciones no tienen nada que ver con mis negocios.
-¡Oh, claro, y crees que me creeré toda esa mierda!
-Entiendo que estés molesto, pero yo...
-¡CÁLLESE DE UNA BUENA VEZ!
Golpeo el escritorio del español con rabia mirándolo con el mas frió y sincero odio.
-Ahorco a mi familia...nos hecho la soga al cuello como lo hizo con mi nonno.
El oji verde se levanto de su asiento con cierta molestia.
-¡Hice todo lo que estuvo en mis manos para salvar a Romulo!
-¡Y yo haré lo mismo para salvar a mis hermanos!
-Lovi...
-Es el peor ser humano Fernandez Carriedo.
Se dio la vuelta reprimiendo el impulso de arrepentirse de lo que estaba a punto de hacer.
-Y como haré todo lo posible por salvarlos...eso incluirá el trato.
El moreno abrió los ojos con ilusión casi sintiendo que chorreaba corazones.
-Lovi, ¿te refieres a...?
-Si, como oyes bastardo...me casare contigo.
Antonio retomo y amplio su sonrisa con la mayor alegría que podría inundarlo, quería saltar sobre Lovino y llenarlo de besos.
-V-veras que yo me voy a encargar de que no te arrepientas de esta decisión-se acerco al menor con la intención de abrazarlo, pero la mano de Vargas frente a su cara lo detuvo.
-No, no, no...el que pone las condiciones ahora soy yo.
Parpadeo confundido pero volvió a sonreír incluso con mas alegría.
-¡Claro, lo que quieras! Si me concedes el privilegio de ser tu esposo, te daré y cumpliré lo que tu deses.
-Bien...me caso con usted...-suspiro agotado un momento-con la ÚNICA condición...de que JAMAS, jamas, seré suyo.
-¿Eh?...
-Seré su esposo, pero nunca seré su pareja...¿acepta?
Antonio miro un rato petrificado a su recientemente prometido...jamas le negaría algo, y eso incluía las condiciones que proponía.
-Por supuesto que acepto casarme contigo bajo las condiciones que quieras.
-Y recuerde bien esto bastardo, "Podrá comprarse un esposo, pero jamas una pareja".
-Lo se Lovi...-tomo con delicadeza la mano del menor que por sorpresa no protestaba-...el amor me lo voy a ganar...lo voy a conquistar.
Beso con pasión y ternura la mano de su prometido bajo la atenta y resignada mirada del Vargas mayor...vaya decisión había tomado.
-Y aquí bajo el velo de dios, los declaro marido y esposo...ya pueden besarse los novios.
Se encontraban en un hermoso jardín privado de una de las tantas propiedades a nombre de Fernandez Carriedo, todo decorado con flores, velos, estampados, un hermoso paraíso, desde unas de las tantas silla decoradas, Marcello y Feliciano derramaban lagrima de felicidad al ver a su hermano mayor casarse como lo habían soñado los tres, Monique de vez en cuando tomaba la mano de su novio sonrojándose y frunciendo ligeramente el ceño, claro que Marcello aprovechaba para besarla y evitando sus golpes, Ludwig se sonrojaba al tener a Feliciano llorando de felicidad en su brazo, hasta atrás se encontraban los inseparables amigos del marido, Francis tomando de la cadera a su novio y Gilbert silvandole ala recién pareja. Todo era brillo y felicidad, todos contentos y alegres...excepto por cierta persona.
Tanto Lovino como Antonio se pusieron de cara, el moreno estaba que lloraba de la felicidad, tomo delicadamente la mano de su ahora esposo, con la diferencia de que en el dedo anular de este, reposaba un hermoso anillo de oro blanco con una pequeña inscripción, se inclino un poco para besar los suaves labios del italiano que tragándose su orgullo y derrota, correspondió al beso sintiendo que renuncio a su libertad.
Al separarse, les cayo encima arroz que bendice las bodas, Antonio tomo de la cintura a su esposo mientras este sonreía ligeramente, bueno, después de todo era su boda, el menor miro a todos los presentes, alegres de ver la unión entre el y su ahora marido.
-¡VIVA LOS NOVIOS!-grito desde lejos un escandaloso albino chiflando y aplaudiendo.
-¡Mon ami, ahora son esposos, recuerdalo!-le corrigió el francés lo bastante alto para que todos escucharan.
-¡Entonces, vivan los esposos!-gritaron los hermanos de Lovino abrazándose uno al otro.
El español rió de alegría abrazando por detrás al amor de su vida y besandole la mejilla mientras este solo atinaba a ruborizarse ligeramente.
-¡GRACIAS!-grito el moreno.
Un japones, amigo del hermano del esposo, se dedicaba a tomarle fotos de todos los ángulos ala feliz pareja, cuando se le acababa el rollo a una, tomaba otra de las tantas que tenia Heracles pareja del japones, tenia ambos brazos ocupados, en uno, cámaras ya usadas y llenas de Kiku y en el otro nuevas que se iban acabando.
Todos se acercaron a ambos para desearles felicidades, Francis y Gilbert se lanzaron sobre un enfadado Lovino deseándole buena suerte, pero se separaron inmediatamente asustados, el menor se dio la vuelta para saber que había espantado a esos bastardos, solo encontró a su ya marido sonriendole con inocencia...a lo mejor el alemán y el francés estaban locos...
Feliciano se abalanzo sobre su hermano llamando a Antonio "cognato" y Ludwig les decía felicitaciones a ambos, Marcello lloraba como magdalena en el traje caro y blanco del esposo de su cuñado mientras Monique después de felicitarlos se llevaba a rastras a su novio aun llorando. Arthur y Alfred abrazaron a cada novio pero el ingles se llevo una misteriosa patada al abrazar a Lovino, se volteo sobándose la pantorrilla y encontró a Antonio mirando despreocupado a otro lado y silbando.
El japones y el griego se acercaron a ellos, misteriosamente el de piel albina tenia un hilito de sangre bajando de su nariz y Heracles se llevo a su pareja para limpiarle la sangre con un pañuelo, los demás invitados felicitaron ala pareja deseándole un buen futuro y enviándole indirectas al italiano de la luna de miel, claro que este los ignoro y solo gruño, sabia que no pasaría nada.
Ahora todos estaban alrededor de la pista viendo a los recién casados bailar el tradicional vals, Antonio miraba con ternura y amor al oji dorado teniendo sus brazos rodeando la cadera de este, Lovino solo miraba incomodo al moreno desviando a veces la mirada y con sus brazos alrededor del cuello de su marido, después de eso, ambos estaban por partir el pastel pero antes el brindis.
-¡Un brindis para los esposos!- gritaron unos medio borrachos albino y rubio.
-¡Ruega por que aquel imbécil, no te haga puré!-le grito el ingles al italiano estando borracho, eso explicaba por que tenia la corbata de Alfred en la cabeza.
El oji dorado estaba a punto de levantarse y darle un buen golpe al ingles pero la mano de Antonio sobre la suya lo detuvo. Durante todo el transcurso de la fiesta, Lovino solo pensaba en si de verdad había tomado la decisión correcta, no amaba al español y podía jurar que jamas lo haría, miro a su marido que solo tomaba su mano para partir el pastel con una felicidad propia de un niño.
-Te amo mucho, mi amor-le susurro el oji verde besándolo en los labios una vez mas.
No opuso resistencia y solo dejo que Antonio le diera de comer pastel comiendo ambos del mismo plato.
...¿De verdad valió la pena?...
...continuara...
