Disclaimer: todos los personajes y el juego le pertenecen a Nintento.
Participante del reto "We are a Family" del Foro de DexHolders del Prof. Oak.
Nota: se podría decir que esto es una continuación del poema que escribí (Esperar, Soñar y Recordar) no es necesario para entender el fic pero necesita ser mencionado. Quiero agradecerles a todos quienes pasan a leerlo y a los administradores del Foro por la idea.
En Búsqueda del Perdón, Encontrando una Disculpa Sincera
Le dedico esta historia a todos quienes buscan el perdón y aquellos que necesitan una disculpa sincera en sus vidas.
Capítulo 1: El Galvantula de la Ópera
Fennel sabía que ir a la universidad sería una experiencia que cambiaría su vida, pues aunque las cosas no hubieran salido tan bien en la secundaria, estaba segura que todo se arreglaría en la universidad. El problema no se derivaba en sus calificaciones, pues había tenido una calificación de 99.87% de 100, sino en las pocas cosas que pudo cumplir y tachar de su lista.
La joven ya había aceptado desde hace muchos años sus rarezas, sabía que no todas tenían un amor por la brillantina como ella o que algunas personas no entendían la importancia de usar algo floreado en tu guardarropa sin importar la situación (jamás entendió por qué tenía tanta fascinación por las flores). Pero si había algo raro, ella lo más seguro era que lo amaría con todo el amor meloso que su corazón le permitía compartir. Era de esa clase de chicas gentiles con corazones extremadamente dulces y empalagosos para algunos.
Tenía una lista de cosas que tenía que hacer antes de morir y una de ellas era encontrar a su verdadero príncipe azul súper estrella de pop rebelde incomprendido que sería su novio perfecto… incluso cuando se preparó para mudarse a la universidad, Fennel supo que su verdadero príncipe azul súper estrella de pop rebelde incomprendido podría estar esperando en una esquina misteriosa de la calle. Solo necesitaba ser optimista y buscarlo para así atraparlo entre sus calurosos abrazos repletos de brillantina para jamás dejarlo ir… porque lo amaba, obvio.
Aurea Juniper se quedó sin palabras, en toda su carrera se educó para disponer de diferentes herramientas y así investigar fenómenos naturales que la ayudaran a encontrar el origen de los Pokemons. Sin embargo, nada en el mundo la preparó para escuchar los sueños descabellados de su amiga Fennel. Así que se encontraba sentada en la silla en frente de su amiga, con su taza de café en el aire y todavía sin emitir un sonido intentando procesar todo lo que había escuchado.
—Te juro que no tengo idea de qué decirte —respondió finalmente Juniper.
—Tu opinión sería bueno, —dijo Fennel molesta revolviendo su séptimo cubo de azúcar en su café— ¿qué crees que signifique mi sueño?
—Que deberías dejar de echarle tanta azúcar a tu café —respondió molesta Aurea mientras le arrebataba el azucarero lejos de ella— dime quién en su sano juicio tiene sueños acerca de un Galvantula cantante de ópera buscando el calcetín perdido de su esposa Haunter… ¡los Haunters ni siquiera tienen pies! Hay veces que creo que te inventas estos sueños.
—Todo está escrito en mi diario de sueños y yo jamás miento en esas entradas —respondió molesta Fennel ante la actitud de su amiga— además, he logrado con mi nueva máquina grabar dos o tres sueños míos y estoy segura que guardé este en el archivo… ¿quieres verlo? La imagen y el sonido es un poco distorsionado así que podría sonar un poco extraño y perturbador si usas los dos audífonos…
—Prefiero dejarlo al beneficio de la duda —la amarga profesora tomó un poco más de su amargo café— estoy convencida que si algún día puedo ver tus sueños o leo tu diario quedaré con una cicatriz permanente en mi cabeza, mi mente no podría soportar tanta rareza.
—Y la mía no podría soportar tu amargura, ¿qué tienes hoy que andas de peor humor que de costumbre? Tanta mala vibra saliendo de ti enfermará a mi Munna.
—Perdón Fennel, tienes razón… es solo que no he podido dormir con tanto trabajo y además tengo que ir a una estúpida cita que me arregló mi papá —dijo Juniper con un tono molesto— creo que ya le dio la urgencia de tener nietos a ese viejo…
Fennel se rió ante la actitud de su amiga, era normal que Aurea se pusiera así cuando el tema se trataba de hombres, sobretodo si su padre intentaba hacer de casamentero. Ambas se encontraban en la cocina del humilde departamento de Fennel y después de hacer unos experimentos con unos Pokemons (el cual básicamente se basaba en grabar y monitorear las actividades del cerebro de un par de Pokemons psíquicos), decidieron descansar en la cocina tomando café y abriendo una bolsa de galletas. Un Watchdog se encontraba durmiendo frente a la cocina en un sillón en la sala con la compañía de Munna que aprovechaba cada segundo para alimentarse de sus sueños.
—Solo asegúrate de llevarte el vestido de noche que te ayudé a escoger el otro día en la tienda —comentó con tono pícaro Fennel— que estoy segura que "casualmente" te encontrarás con un viejo amigo que jamás conocí y te desaparecerás el resto de la noche con el hombre misterioso con nombres de mujeres… ¿cómo se llamaba? Denise… Olga… Irma… ¿o su nombre era Glinda?
—N-no sé de lo que hablas —Juniper, totalmente sonrojada, decidió distraer su boca comiendo galletas, así no estaría obligada a responder mientras que su queridísima amiga Fennel quien se moría entre carcajadas. Munna dejó atrás la sala para unirse a la pequeña reunión flotando rápidamente sobre Juniper emocionada.
Ambas mujeres eran amigas desde la universidad, compartieron dormitorio y en un principio no se llevaron muy bien. Naturalmente alguien tan gruñona como Juniper tendría problemas para vivir en el mismo cuarto con alguien como Fennel, era ruidosa, se emocionaba rápido y amaba escuchar música cursi que hacía que sus oídos sangraran. Con el tiempo Juniper descubrió que su compañera de cuarto era alguien gentil, paciente y siempre que necesitaba ayuda con algo se ofrecía para apoyarla. De todas las personas que conoció en la universidad, Fennel era la única que todavía mantenía contacto.
Su pequeña conversación se vio interrumpida cuando el teléfono de la casa comenzó a sonar. Con la taza de Jumpluff en su boca, Fennel tomó el teléfono de la cocina y contestó con un tono alegre disfrutando el tormento de su amiga:
—Usted se ha comunicado a la casa de los Makomo, ¿en qué lo puedo asistir?
Escuchar a Fennel intentando imitar la voz de una operadora hizo reír a Juniper, en verdad podía ser alguien muy inmadura. Pero la sonrisa y la expresión alegre de Fennel se desvaneció para revelar una cara seria y preocupada, Juniper no pudo ver mucho al estar ocupada con su taza de su café y al mismo tiempo alejando a Munna de su cabeza; pero solo escuchó un "¿qué?" acompañado con un "¿qué hizo?" y finalmente "voy para allá". La profesora suspiró, algo le decía lo que ocurría y eran los momentos que su amiga dejaba todas su inmadurez atrás. Colgando el teléfono, Fennel se dirigió a su cuarto y mientras lo hacía dijo:
—Necesito ir a la escuela de Amanita, el director quiere hablarme de algo que hizo.
—Siempre un amor tu hermanita —comentó sarcásticamente Juniper lavando rápidamente las dos tazas, quería ayudar un poco a su amiga— cuando regreses me tienes que llamar para contarme, ¿de acuerdo?
—Ok, ahora vámonos —Fennel apareció de nuevo en la cocina y había cambiado su conjunto sencillo y cómodo de pantalón y camiseta su clásico vestido dejando la bata de laboratorio atrás—. Watchdog, cuida la casa y asegúrate de alejar a Munna del laboratorio.
Amanita se encontraba en la oficina del director de su escuela, la pequeña niña de diez años miraba nerviosamente el piso del lugar. El director estaba sentado frente a ella con una cara seria que le ponía los pelos de punta así que evadir contacto visual parecía la mejor opción. El sonido de la puerta la asustó ya que sabía que lo peor venía ahora.
—Srta. Makomo, por favor tome asiento.
Con una pequeña reverencia, Fennel lo hizo pero no sin antes ver a su hermana con unos ojos asesinos.
—Amanita —dijo el director llamando la atención de la niña— ¿no le quieres decir a tu hermana la razón por la cuál estamos aquí?
La niña negó con su cabeza mirando el suelo, era obvio que estaba avergonzada así que el hombre mayor tomó las riendas y dijo:
—Su hermana fue descubierta intentando ingresar al sistema administrativo de la escuela, aunque no haya realizado un cambio encontramos con la ayuda de dos profesionales que intentó cambiar unas notas de una estudiante. Sé que Amanita tiene unas notas sobresaliente entre sus compañeros y jamás nos dio problemas, la puedo dejar ir con la condición que explique la razón por la cual intentó hacerlo y con la promesa de que nunca más lo volverá a hacer.
Ambos adultos miraron a la niña quien se negó a hablar, Fennel suspiró frustrada y dijo:
—Le aseguro que jamás volverá a intentar algo así, me aseguraré de eso señor.
—Amanita —dijo el director— ¿podrías darnos a tu hermana y a mi un poco de privacidad? Ve a recoger tus cosas a la clase.
Sin necesitar otra excusa para salir, Amanita saltó de su asiento para correr lejos de la oficina y su hermana. Al cerrar la puerta el director se quitó sus anteojos y miró a la científica suspirando.
—Fennel, ¿cómo están ustedes dos? —preguntó el hombre— sé que no es fácil criar a una hermana por tu cuenta pero creo que algo está cambiando con en ella y no sé si lo has notado.
—Amanita se aísla cada vez más de mi —confesó Fennel— he intentado todo pero siento que hay algo que le está molestando y no me quiere contar. Sé que le cuesta hacer amigos y estoy segura que eso tendrá que ver con lo que hizo. En verdad lamento mucho que hiciera eso.
—Estoy seguro que Amanita también lo lamenta, pero no siempre podré dejarla ir —respondió el hombre poniéndose de regreso sus anteojos de regreso y levantándose de su escritorio— pronto comenzará las vacaciones de verano y tal vez deberías enviarla a un campamento para que haga nuevos amigos.
—Gracias por el consejo, en verdad aprecio lo que hace por ella —Fennel se inclinó un par de veces más ante el hombre para dejar en claro su gratitud y al salir de la oficina encontró a Amanita esperándola afuera.
El camino a su casa no era uno largo a pie así que se encontraban caminando en silencio, Fennel estaba insegura si debía de actuar enojada o preocupada por Amanita así que decidió comenzar por algo fuera del tema y neutro:
—Ya casi empiezan las vacaciones, ¿no te gustaría ir a un campo de vacaciones científico? Conozco unos muy buenos.
—No —respondió Amanita secamente.
—¿Por qué no? —insistió Fennel.
—Porque no —respondió molesta su hermana.
—Dame una razón.
—Porque la ciencia es estúpida, déjame en paz.
Sin previo aviso, Amanita corrió hacia su casa y Fennel se enojó por completo. Últimamente esta actitud insolente se frecuentaba más y la siguió rápidamente hasta llegar a la puerta del departamento. Al entrar dejó su bolso en el suelo y dijo:
—¡Amanita! ¡Ven aquí en este instante!
—¿Para qué? ¿Para que me digas cosas estúpidas de por qué la ciencia es mejor que cualquier cosa? —su hermanita salió de la cocina con galletas en la mano.
—Para hablar de lo que te metió en problemas en la escuela, ¿qué se te metió en la cabeza para intentar cambiar notas en el sistema de la escuela? Si hubieras cambiado algo, ¡te hubieran expulsado!
—¡Qué importa que me expulsen! ¡No necesito ir a la escuela!
—¡Por supuesto que sí! ¡Quieras o no seguirás yendo a la escuela!
—¡No! ¡La escuela es estúpida! ¡Tu ciencia es estúpida! —Amanita, con la bolsa de galletas en mano, corrió a su cuarto con Munna siguiéndola preocupada atrás y antes de azotar la puerta se asomó— ¡Tú eres estúpida!
—¡A tu habitación! —gritó furiosa Fennel.
—¡Adivina en dónde estoy! —gritó la niña antes de cerrar fuertemente la puerta.
Fennel casi grita de frustración, su hermanita en verdad la ponía furibunda con su actitud insolente y sentía que cada día que pasaba se ponía peor. Con pasos fuertes y furiosos, Fennel buscó el router de wifi y con gran enojo lo desconectó para escuchar a Amanita gritar furibunda desde su habitación. No había forma, en su sano juicio, que la dejara con internet estando castigada. Su Watchdog apareció para observar preocupado a Fennel quien al verlo, suspiró preocupada y acarició ligeramente su cabeza.
—Estoy segura que mamá haría un mejor trabajo que yo, Watchdog —le dijo la científica a su Pokemón muy preocupada— ¿ahora qué voy a hacer?
La noche llegó y Fennel decidió romper el hielo trayendo una taza con avena al cuarto de la castigada; desde pequeña, su mamá le pegó la mala costumbre de comer cosas en la taza en lugar de un plato y sin lugar a duda lo estaba haciendo también con su hermanita. Tocó la puerta y después la abrió para ver a su hermanita acostada en su cama con su computadora en frente, su Munna descansando pacíficamente al lado de la niña que parecía más un cojín.
—¿Podrías dejar tu laptop un momento? Te traje la cena.
Sin oponerse, dejando claro que tenía hambre, Amanita cerró la computadora y la hizo a un lado para darle espacio, su Watchdog entró rápidamente a la habitación para unirse a la fiesta y se acostó tranquilamente en la punta de la cama. Después de acomodarse entre su hermana y los múltiples Pokemons y peluches, Amanita finalmente dijo:
—Perdón por decirte estúpida Fenie, estaba enojada.
—Está bien, sé que no fue tu intención insultarme —dijo Fennel sabiendo que su hermanita solamente estaba pasando por un momento de estrés— en verdad quiero ayudarte, pero si no me dices qué pasó no hay mucho que pueda hacer.
—¿Soy rara? —la pregunta de su hermanita la sorprendió.
—Tú y yo sabemos que ninguna de las dos somos personas exactamente normales —dijo con una sonrisa Fennel abrazando a su hermana.
—Todos dicen que soy rara y nadie quiere juntarse conmigo por eso —la confesión de su hermanita le rompió el corazón— Kimi me dijo que me dejaría juntarme con ella y sus amigas si lograba cambiarle la nota en una clase… no quería hacerlo pero… es que no me gusta estar sola en los recreos.
—Pensé que Jullie era tu amiga —dijo Fennel recordando ver a la niña varias veces en su departamento.
—No desde que Jullie se hizo amiga de Ashley… ya no quiere estar conmigo porque las amigas de Ashley piensan que soy rara y me rechazan.
Fennel apoyó su cara sobre la cabeza de su hermana entendiendo su tristeza, verla así en verdad le afectaba muchísimo ya que sabía que Amanita se esforzaba siempre por hacer amigos en la escuela. Era solo que los niños no parecían querer aceptarla y cada vez se volvía peor. Watchdog y Munna se acercaron más a Amanita y a Fennel sintiendo su tristeza.
—No tengo amigos…
—Eso no es cierto, tienes muchos —dijo Fennel mirando seriamente a su hermana que había dejado la taza a un lado sin tocar la avena— tienes a Bianca, Chili, Cilan, Cress, Cheren, Juniper, Bill, Alder, Rosa, Iris, Hugh, Juniper viejo, también…
—Esos son tus amigos… no tengo ninguno que yo haya hecho sin que tú me presentaras —respondió un poco molesta Amanita mirando la pared furiosa— todos me rechazan…
—Te prometo que pronto harás un amigo propio —respondió Fennel tomando su barbilla y dándole la vuelta para tener contacto visual— eres alguien linda y muy especial, te aseguro que encontrarás a un amigo de verdad que tendrá muchísima suerte de tenerte a ti como amiga. Pero tienes que prometerme que jamás harás una amistad que te obligue a hacer algo malo… ¿está claro?
Cuando Amanita asintió, Fennel la abrazó con mucho cariño y después de recibir el abrazo de regreso sus dos Pokemons se unieron para un abrazo grupal. Amanita tenía que admitir que por lo menos era muy amada en su casa y aunque todavía no entendía mucho su suerte, sabía que tenía a una hermana que amaba muchísimo. Munna se libró del abrazo grupal para empezar a flotar alegremente alrededor del cuarto y su actitud adorable inspiró a Fennel diciendo:
—¿Y si hacemos una fiesta de pizza? Podemos pedir una y después, mientras que esperamos, llamar a Juniper durante su cita para atormentarla.
—¡Sí! —gritó Amanita feliz saltando de su cama corriendo para atrapar a Munna.
Horas después, cuando Amanita ya dormía, Fennel se encontraba sacando las dos cajas vacías de pizza con el teléfono en mano hablando con Juniper mientras que Watchdog la ayudaba con los platos en la cocina. Al principio, su amiga le respondió furiosa gritándole que sus bromas no habían sido graciosas y que dejara de usarla como víctima de sus bromas telefónicas.
—Aunque debo de admitirlo, —comentó Juniper— tus llamadas fueron lo más emocionante de mi cita.
—¿Así de mala estuvo?
—No, me refiero el hombre era alguien muy educado pero era tan… aburrido —comentó Juniper.
—¿Segura que es eso o que tienes una relación secreta con un hombre misterioso? —preguntó Fennel con un tono pícaro.
—N-no sé de lo que hablas… —respondió nerviosa Juniper al otro lado del teléfono— al final, ¿qué pasó con Amanita?
—Intentó hacer amigas de las formas incorrectas, hackeó el sistema de la escuela para ayudar a otra compañera —Fennel suspiró y tomó el té que se había estado preparando.
—Tienes que admitir que para una niña de diez años, eso es impresionante…
—¡Ese no es el caso! Estoy preocupada Auri, si apenas soy una hermana decente cómo puedo esperar criarla bien, en ninguna manera posible me acerco al nivel de nuestra madre pero en verdad quisiera poder ayudar a Amanita para hacer amigos. ¿Qué hago?
—¿Por qué no le regalas un Pokemón? Estoy segura que la compañía le ayudaría.
—Prácticamente mi Munna es suyo y recuerda que también adoptamos ese Watchdog que el Equipo Plasma abandonó cuando nos atacaron años atrás.
—¿Y del curso de vacaciones que te mencioné? Augustine Sycamore está insistiendo mucho con este campo de entrenamiento científico y constructivo en Kalos, no es tan caro ya que yo te puedo conseguir un descuento y tú conoces bien a mi compañero y sabes que él la va a cuidar…
—Amanita me dijo que no porque no le gusta la ciencia porque cree que es estúpida, ¿será que está entrando en alguna clase de etapa rebelde? —Fennel en verdad le preocupaba esa clase de comentarios viniendo de su hermanita.
—Dale tiempo y ya verás que dirá que sí al campamento, tienes como un mes para convencerla —Fennel sonrió ante los mensajes alentadores de su Juniper— que la ciencia es estúpida… por Arceus tu hermana en verdad tiene sus cosas, Fennel.
Después de hablar por un par de horas más sobre cualquier cosa, Juniper le dijo a su amiga científica que el viernes Rosa celebraría su cumpleaños y que la había invitado a ella y a su hermanita. Tanto ella como Juniper se dieron cuenta que había un inconveniente con sus horarios ya que tenían una presentación esa misma tarde las dos juntas, Juniper la tranquilizó diciéndole que ya se lo había explicado a Rosa y que su papá, el Sr. Juniper, se ofreció a llevar a Amanita a la fiesta en Aspertia City. Feliz de saber que su hermanita saldría este fin de semana, Fennel aceptó con la esperanza que eso la ayudara a olvidar su semana difícil en la escuela.
El día de la fiesta llegó más rápido de lo esperado y la profesora Juniper tuvo problemas para encontrarle un regalo a Rosa. Fennel era una maestra en el arte de tejer con dos agujas así que le había hecho una nueva bufanda en tan solo tres días, su amiga profesora la envidiaba ya que eso facilitaba mucho encontrar regalos. Después de la presentación de su reciente experimento y análisis de sueños de Pokemons psíquicos, Fennel decidió ayudar a Juniper buscándole rápido un regalo para Rosa y terminaron comprándole unos aretes en forma de flores con brillantes de fantasía (si ibas con Fennel a comprar algo, siempre terminaba siendo algo brillante con flores).
Volaron a la ciudad Asprtia con el Archeops de Juniper y al llegar a la pequeña casa, Fennel y Juniper se quitaron las batas de laboratorio para verse más "casuales". Tocaron el timbre y la mamá de Rosa les abrió la puerta dándoles una cálida bienvenida a la celebración. La casa era pequeña así que casi todo el evento se estaba desarrollando en el jardín. Pudieron ver varios globos de colores desparramados por toda la habitación y mucho confeti decorando el suelo, el olor a pizza era fuerte en el ambiente y todo se sentía como una perfecta celebración.
—Le diré a Rosa que ya llegaron —dijo la mujer pero antes de irse miró a Fennel con una sonrisa— tu hermanita hizo un nuevo amigo, ha estado hablando con él desde que llegó hace horas en el jardín. Es un buen muchacho, raro y excéntrico pero con buen corazón.
—¿Un nuevo amigo? ¿En serio? ¡Raro y excéntrico con buen corazón es la combinación perfecta! —gritó completamente emocionada la científica, sin previo aviso abrazó fuertemente a su amiga científica que no esperaba el repentino contacto físico— ¡Oh por Arceus! ¡Auri soy feliz! ¡Amanita por fin hizo un amigo!
—¿Podría tu felicidad dejarme respirar? —el abrazo de Fennel era asesino y sus pulmones estaban sufriendo.
—Necesito ver quién es el nuevo amiguito de Amanita —dijo la científica librando a su amiga, sin pensarlo entró directo al jardín buscando a su hermanita.
Fue ahí, en ese mismo instante que miró a Amanita en el jardín, que su corazón se congeló. Toda su felicidad, toda su alegría y dicha se desvanecieron en el aire y la pura tristeza de recuerdos horribles invadieron su mente. Fennel reconoció la espalda del nuevo amigo de Amanita, podría reconocerlo a kilómetros de distancia por ese color dorado que tantas veces acarició con sus manos.
Amanita, al ver a su hermana parada sin moverse en la entrada del jardín, tomó la mano de su nuevo amigo y casi jalándolo le dio la vuelta para irlo a presentar. Al darle la vuelta, su corazón también se detuvo al ver de nuevo a Fennel.
—¡Fenie! —gritó Amanita emocionada jalando al individuo de la mano— ¡tengo un nuevo amigo que hice yo solita! Colress, te presento a mi hermana Fennel.
Su nueva compañera de cuarto en la universidad no era tan alegre como Fennel hubiera deseado, pero estaba segura que si seguía intentándolo tal vez Aurea Juniper se volvería su nueva mejor amiga. Pero ahora necesitaba concentrarse más en encontrar a su novio perfecto, a su verdadero príncipe azul súper estrella de pop rebelde incomprendido. Era joven y tenía dos necesidades: aprobar con notas excelentes la universidad y encontrar a su verdadero príncipe azul súper estrella de pop rebelde incomprendido para compartir todo el amor que tenía para dar.
Su primera clase de química fue totalmente aburrida ya que el profesor se puso a hablar de cosas que ya habían aprendido en la escuela. Fennel aprovechaba esos momentos aburridos leyendo revistas sobre instrucciones para aprender a tejer escondidos entre su cuaderno pero un fuerte ronquido interrumpió su lectura.
Ella, junto a varios compañeros, miraron atrás para encontrarse con otro alumno que dormía profundamente sobre su escritorio. Tenía el descaro de estar durmiendo con la cabeza hacia atrás, ni se molestó en esconderse entre sus brazos en reposo y el profesor lo notó rápidamente. Furioso, el profesor lanzó una enorme enciclopedia sobre el escritorio del joven y este se levantó de un brinco, todos se rieron de su reacción.
El muchacho abrió sus ojos y Fennel se dio cuenta que eran amarillos, era un lindo y raro color. El profesor cruzó sus brazos frente al estudiante de cabello rubio y él parecía estar confundido, como si no supiera por qué lo estaban viendo así.
—¿Cómo te llamas? —le preguntó el profesor.
—Colress Nikolai Acromo —respondió el muchacho con un bostezo, su falta de interés hizo reír a Fennel y se vio obligada a morderse la lengua para no reírse más.
—¿Podría explicarme por qué se cree con el derecho de dormirse en mi clase?
—¡Eso es simple! —el sueño del muchacho se sustituyó con un tono lleno de optimismo y alegría— todo lo que usted está explicando son cosas que ya sé y ya que la noche pasada no pude dormir bien por la pésima calidad de las camas de los dormitorios, decidí aprovechar el tiempo de su clase durmiendo para recuperar el tiempo perdido.
Fennel continuaba riéndose con una mano sobre su boca, sentía que si seguía conteniendo la risa así terminaría explotándole la cabeza. El profesor le gritó furioso que se fuera de su clase, el muchacho tomó sus cosas apurado para huir de ahí. El hombre se paró frente al escritorio de Fennel y dijo:
—Ya que usted parece estar disfrutando mucho los chistes del joven Acromo, la invito a retirarse también de mi clase, ¡ahora!
Fennel al principio no supo qué hacer pero la mirada del anciano profesor la espantó y tomó sus cosas para salir del salón. Al hacerlo se encontró perdida entre los pasillos de la facultad y dejando escapar un suspiro, Fennel se dirigió al área de descanso sabiendo que faltaban por lo menos dos horas antes de su próxima clase. Ajustando su bolso amarillo Pikachu con flores rosadas, la joven se encontró una mesa para sentarse y continuó leyendo su revista para aprender a tejer, quería aprender a hacer suéteres ya que jamás encontraba uno que llenara sus necesidades coloridas.
—Tú asistes conmigo a la clase de Química I, ¿verdad? —la pregunta la sacó de su lectura y al ver quién era quien le hablaba, dio una gran sonrisa.
—¡Sí! ¡Por tu culpa me sacaron por reírme tanto! —respondió Fennel felizmente, Colress parecía confundido por el tono que usaba y la joven se empezó a reír.
—¿Qué tiene de gracioso? ¡Me preguntó y le respondí honestamente! —por alguna extraña razón, Fennel encontraba el enojo de Colress gracioso.
—Eres tierno —comentó Fennel entre pequeñas risas.
Continuó riéndose sin darse cuenta que el muchacho la observaba atentamente, parecía como si estuviera observando un nuevo fenómeno el cual no estaba seguro de cómo examinarlo pero definitivamente quería saber más. Sin pedir su permiso se sentó a su lado y le preguntó:
—¿Cómo te llamas?
—Fennel.
—Fennel, tú también eres… —el muchacho miró un poco inseguro el suelo para volver a verla— lo que tú llamas… tierno… eres tierno también. ¡Un momento! Eres mujer así que eres tierna, eres tierna también a eso me refería.
Una vez más se rió por su actitud y una vez más se vio atrapada por sus ojos amarillos. En verdad era alguien atractivo este Colress, era alto, delgado y con cabello rubio que hacía juego con sus ojos. Tal vez no era un príncipe azul súper estrella de pop rebelde incomprendido, pero era raro y tierno, era un buen comienzo.
