Buenas noches a todos los/las lectores/ras! Bien, aquí me aviento al abismo con mi primer fic. La idea la saqué de un par de imágenes que encontré por pixiv y que lamentablemente no se traducir ToT entonces me vi en la necesidad de escribir lo siguiente.
N/A: Lean bien la advertencia por que este fic con el paso de los capítulos se pone algo fuerte.
Pareja Principal: Estados Unidos x Inglaterra (Alfred F. Jones x Arthur Kirkland)
Parejas Secundarias: Antonio Fernández x Lovino Vargas, Ivan Braginski x Natalia Arlovskaya
Disclaimer: Hetalia y todos los personajes que lo conforman no me pertenecen. El respectivo dueño es Himaruya Hidekaz.
Advertencias: Shota. Violación de uno de los personajes. Cambios de personalidad (Y no sólo por OCC). Además de los dos géneros que me deja poner el fanfiction entran también Romance, Misterio, Fantasy y algo de Angst.
From Heaven to Hell
Capítulo 1 - El Encuentro
Una lejana luz se hacía notar entre aquel limpio y claro cielo que cubría el fértil y verdoso suelo montañoso perteneciente a Estados Unidos. Ese hermoso destello se acercaba a una velocidad considerable, revoloteando sus emplumadas alas de una forma muy delicada y mágica a la vez, ya que a su paso dejaba una lluvia de brillantes que, con gracia, el viento mecía, dispersándose y luego fusionándose con el cálido ambiente. Sus cabellos de oro, adornados con una aureola, se balanceaban con la dulce brisa de esa mañana, acrecentando en el interior de este angelito un travieso deseo, comenzando a girar divertidamente como si de un baile se tratara sonriendo ampliamente, extendiendo sus brazos mientras sus gemas esmeraldas brillaban con tal intensidad denotando amabilidad y pureza.
En una de sus manos llevaba su barita en forma de estrella… mientras que sus vestimentas, a pesar de ser humildes, detallaban muy bien su cintura y tiernamente abrazaban su cuerpo cubriendo desde su hombro, la mitad de su pecho para luego ese mismo manto cubrir un tanto más arriba de sus rodillas. Disfrutaba de la libertad y la vida que llevaba a pesar que en muchas ocasiones se sentía un tanto solo… pensamiento que hacía que su rostro mostrara una expresión un tanto triste y decaída. Él deseaba poder compartir su felicidad con alguien especial. Era cierto que tenía muchos amigos similares a él, y que una parte de sus oficios era brindar ayuda a quien lo necesitaba; dejándole un cálido y reconfortante sentimiento en su interior al terminar su labor.
Toda su atención se encontraba en las divagaciones de su mente sin notar como directo hacia él se dirigía un águila real y que al parecer también este curioso animal estadounidense iba distraído, chocando inevitablemente entre ellos. Ambos entes cayeron desde esa altura… Arthur recuperándose rápidamente de la conmoción y notando como su barita y el águila caían directo a la tierra.
- Oh God… - Alcanzó a susurrar mientras juntaba sus alas a su cuerpo y aceleraba su caída para poder atrapar al ave herida ya que aun no se recuperaba del golpe que se había dado y si seguía en esa dirección iría a caer directamente al desierto en que se encontraba ahora… "Tanto me había alejado de mi destino" se preguntaba al percibir el caluroso clima en el que estaba y las áridas arenas del desolado lugar.
Luego de una carrera contra la fuerza de gravedad, logró atrapar al águila entre sus brazos como acunándola, mientras llegaba a tierra firme utilizando sus amplias alas para disminuir su velocidad y hacer cómodo y elegante su descenso.
– ¿Se encuentra bien? Discúlpeme por mi falta de atención… En verdad lo siento. - Estaba bastante preocupado y su comportamiento era como el de todo un caballero. Suspiro al examinarlo y notar que no tenía ninguna herida, comenzando a sobar suavemente la cabeza del águila mientras esta comenzaba a recuperarse colocándola de pie sobre una piedra cercana. El águila estiraba sus alas y aleteaba un poco, dando por entendido que se encontraba bien.
– Me alegro mucho que se encuentre bien, espero no haberle asustado… - Susurraba apenado mientras el animal solo inclinaba su cabeza en forma de agradecimiento y luego por sus propios medios elevaba vuelo para continuar con su viaje mientras el angelito se despedía de él con un leve movimiento de su mano.
- Ahora… ¿Dónde estará mi barita? No debió haber caído tan lejos de aquí…- Hablaba más para sí mismo, girándose sobre sus talones, empezando a explorar el lugar con un poco de duda. Nunca había pisado tierras tan estériles y secas como esas… Estaba bastante sorprendido por aquel solitario lugar.
–¿Será posible que alguien pueda sobrevivir a un lugar como este? – En eso, sus pensamientos se veían interrumpidos cuando veía cerca de un cactus a un niño que al parecer estaba… ¿desmayado? Y a unos cuantos pasos de él se encontraba su barita. Se acercó rápidamente al chico, arrodillándose a su lado mientras no sabía bien si levantarlo o examinar primero como se encontraba.
Era un chico bastante distinto a los que conocía. Su piel era un tono más pálido que la del mismo Arthur, sus ropas eran en colores oscuros a pesar que eran ropas de un niño de unos aparentes cuatro años. Sus cabellos totalmente oscuros, del negro más profundo que haya visto, hasta podría decir que era un tanto hipnotizante y entre sus sedosas hebras se podría llegar a perder… además de llevar un par de cuernos que sobresalían a cada costado de la parte superior de su cabeza de forma curveada y en medio de estos un travieso rulo desafiante de la gravedad. A pesar de eso, su rostro podría decirse que era hasta tierno y apacible… su semblante en ese momento era muy tranquilo y bajo sus parpados aun mantenía en misterio el color de sus ojos.
Mientras Arthur recorría su pequeño y delicado cuerpo pudo apreciar que no contaba con rasguño alguno tranquilizándose bastante y sonriendo levemente. Así que tomo su barita y la aseguró en la cinta que reposaba sobre su cintura y con ambas manos levantaba al pequeño, acurrucándolo contra su pecho… cuando en eso sintió que algo sobresalía de su espalda. Así que apoyo el cuerpo del muchacho contra su pecho y curioso pudo observar las dos alas oscuras que se encontraban incrustadas en su espalda, y aun que fueran muy diferentes y puntiagudas a las suyas no le parecía nada peligroso, sin darle mayor importancia a esos detalles.
Su alma pura e inocente no le hacía pensar en la maldad de otros seres que existían en ese mundo y mucho menos de ese niño, infantil quizás y un tanto travieso… Aun su mente era ignorante a toda aquella perversidad que ese pequeño ser guardaba. Así siguió su rumbo de regreso a su hogar, justo sobre una frondosa y blanca nube que se formaban cada vez que su angelical dueño se acercaba a ella mientras que los pobladores terrestres de Inglaterra lo que podían percibir eran los cántaros de lluvia que caían sobre sus hogares y calles de cada ciudad.
N/A: Bueno, si llegaron hasta aquí les pido de favor que me hagan llegar sus comentarios :) Consultas, dudas, recomendaciones, ideas, etc. Todo es bien recibido y de antemano les agradezco que se tomen su tiempo para leer este humilde fic. Poco a poco iré aclarando sus dudas y trataré de actualizar este fic cada tres días ;) o menos, por que el siguiente capítulo ya esta hecho :D
Saludos !
