"EL MARTILLO DE LUCIFER"

(Escrito por Federico Hernán Bravo)

Nota del Autor: "El Martillo de Lucifer" es continuación de mi anterior fanfic del SG-1, "El Testamento de Lucifer".

Tanith, el Cazador de Goa'ulds es un personaje ficticio de mi invención que ya había salido en un anterior relato de mi autoría ("La Muerte del Goa'uld").


PROLOGO

TANITH

Soy Tanith, de los Tok'ra.

Soy un Cazador de Goa'ulds. Quizás, el mejor que ha existido.

Fui entrenado para enfrentar al peligro y el Alto Consejo Tok'ra solo me convoca únicamente cuando la misión a tratar lo contiene y en extremo.

Generalmente, ir tras los pasos de los derrotados Señores del Sistema, hoy en día, es el perfecto sinónimo de riesgo…

La misión esta vez parecía sencilla. Al menos, al comienzo… luego, me daría cuenta de mi error.

Tanabris se parecía a cualquier otro planeta: un sol, una luna, bosques verdes, grandes lagos… Lo usual, digamos. Los tanabrianos eran igualmente comunes; una raza humanoide atravesando un periodo evolutivo medio. Si buscara equivalentes, diría que Tanabris esta en la Edad Media de los Tau'ri de la Tierra.

La taberna en donde me encontraba al comenzar esta historia era como cualquier otra de su clase: olía mal, estaba llena hasta el cuello de borrachos y uno de ellos en especial, cerca de la barra, llamó mi atención cuando interceptó a la chica encargada de servir las bebidas con la clara intención de manosearla sin su permiso.

No suelo inmiscuirme mucho en asuntos de lugareños, pero sucede que me desagradan en extremo los actos bárbaros de algunos seres particularmente ofensivos, por lo que, a riesgo de llamar la atención (lo opuesto a mi misión) me levanté de mi asiento y encaré al sujeto, aferrándolo por una mano.

-A la dama no le gusta que la toquen, señor – dije. Fui seco y duro con el tono, pero me cuidé de no utilizar mi gruesa voz de Tok'ra, limitándome a usar tan solo la de mi huésped humano, Haffron. Las sospechas no serian tan inquisitivas si el que habla lo hacia tan solo como un humano normal y no como un alienígena.

El sujeto borracho, sorprendido por mi acto, soltó a la muchacha y se volvió para mirarme. Era un tipo alto, barbudo, y olía a cerveza hasta el alma. Sonrió, burlón, con los ojos enfebrecidos por el alcohol y apartándose de mí, sacó de entre sus ropas de campesino un cuchillo.

-Vaya… Tal parece que el forastero quiere pelea. ¿A que si, eh? – dijo, arrastrando las palabras por la borrachera - ¡Ven y te daré un buen recuerdo de nuestro pueblo, maldito!

El escándalo que aquel hombre hacia provocó el silencio entre los reunidos y que algunos pares de ojos (muchos nublados por la bebida) se fijaran en nosotros. Maldije por lo bajo mi impetuosidad y alcé las manos, tratando de que aquello no avanzara mas de adonde llegó… gesto por demás inútil en aquella situación.

-No he venido a pelear – declaré – Solo estoy de paso.

-Si. ¡De paso a la muerte! – gritó el campesino borracho y se abalanzó sobre mí con su cuchillo en alto.

Nada podía hacer, salvo defenderme. Paré su ataque con una estocada y un golpe de puño directo a su rostro. Soltó el arma y mientras se tambaleaba, lo tomé de las solapas de su traje y lo empujé por la barra, hasta hacerlo salir de la taberna por una ventana.

Primero el silencio, luego las risas, aplausos y brindis festejaron mi accionar. Me sentía algo turbado pero a la vez halagado. Tal parecía que había cometido un acto heroico aprobado por la comunidad local.

-¡Eso fue magnifico! – exclamó la muchacha acosada, dejando la bandeja con las bebidas en la barra. Era rubia y llevaba puesto un largo vestido marrón, con un blanco delantal atado a la cintura - ¡En todo este tiempo, nadie había puesto en su lugar a Ruk! ¡Bien hecho, forastero!

-No ha sido nada. En realidad, no saldrá muy herido de la golpiza – observé, confundido. A toda respuesta, la muchacha rió y me invitó a beber una cerveza… totalmente gratis.

-La casa paga esta vez – dijo, guiñándole un ojo al tabernero, quien solo se encogió de hombros mientras llenaba la jarra – A propósito, me llamo Ayleen… y tienes pinta de guerrero, forastero. ¿No serás acaso algunos de esos… Jaffa?

Su tono era suspicaz. Tal vez intentaba, a su manera, sacarme información. Seria mejor ir con cuidado, pensé. Ella ni nadie debía saber que yo era un Tok'ra y mucho menos, un Cazador de Goa'ulds.

-Tal vez – dije, siguiendo el juego, pero en la dirección contraria a lo que ella pretendía – En realidad, busco información… sobre alguien – hice una pausa. Tomé un trago de cerveza y sonreí – Tal vez puedas ayudarme, Ayleen.

-Me encantaría – respondió y su tono de voz se volvió confidente - ¿Cómo se llama la personita que vienes a buscar? Tal vez la conozca…

La miré, directamente a los ojos. Ahora vería cual seria su reacción cuando le dijera el nombre.

-Lucifer.

La reacción no fue del todo inesperada. La sonrisa se borró de su rostro y comenzó a echar miradas frenéticas hacia todos lados. A continuación, me agarró de un brazo y me llevó disimuladamente a un apartado rincón, para hablar.

-¿Estas loco, forastero? ¿O acaso eres suicida? – me dijo. Por el tono de su voz, hablaba en serio - ¡Buscas a un Goa'uld!

…Y no a cualquiera, me vi forzado a reconocer. Casi tuve la misma reacción que ella la primera vez que el Alto Consejo Tok'ra me encargó la misión.

Lucifer, el Traidor, el Rebelde. En un pasado remoto, se opuso al gobierno de Ra y los Señores del Sistema, ansiando el Poder total. Hubo un conflicto, en la luna de Netu y el Goa'uld fue derrotado, siendo expulsado de la galaxia.

Pero dicen que el Mal nunca muere y no cesa en sus intentos. Este Señor del Sistema menor regresaría, 6 años atrás, para amenazar las vidas de todos, incluidas las de los Tau'ri del SG-1. Hubo una GRAN batalla y Lucifer fue destruido…*

* (Ver mis fanfics del SG-1 "La Trilogía de Lucifer": "La Rebelión de Lucifer", "Lucifer" y "La Venganza de Lucifer", para más información. Nota del Autor)

¿Dije "destruido"? Hace unos meses, nada mas, nos enteramos que lejos estábamos de pensar esto, cuando los Tau'ri del SG-1 se contactaron con nosotros y nos contaron sobre la aparición de un clon de Lucifer… y de un nuevo demente plan para destruir el Universo.*

* (Acontecimientos ocurridos en "El Testamento de Lucifer", mi anterior fanfic del SG-1. Nota del Autor)

Conociendo todo esto, el Alto Consejo Tok'ra se reunió y deliberó una solución. Fue cuando me llamaron y me encargaron la misión…

Los Tau'ri vencieron al clon de Lucifer, pero no antes de que éste huyera al espacio, dejando una estela de una nueva posibilidad de regresar y amenazarnos a todos.

Y ahí estaba yo, Tanith, el ilustre Cazador de Goa'ulds… tras los pasos de un enemigo formidable, al cual debía destruir para siempre.

-¿Para que vas tras los pasos de ese ser? – me preguntó Ayleen. Su preocupación era mas que evidente - ¡Es una locura!

-Entonces oíste hablar de él.

-¿Estas tonto o qué? Media galaxia sabe de él. Puede que no hablen alto, pero las cosas se comentan… y mucho.

-¿Qué cosas?

Me observó inquisitivamente un buen rato, antes de responder.

-Tú no eres un Jaffa, decididamente – sentenció. Volvió a mirar a su alrededor con temor – A lo mejor eres un espía Goa'uld… ¡No sé que hago hablando contigo!

Le coloqué una mano sobre el hombro para tranquilizarla. Aquello pareció funcionar un poco.

-No soy espía… pero debo saber adonde se oculta Lucifer y cuales son sus nuevos planes. Por favor, Ayleen, si sabes algo…

-Estas empecinado en ser héroe, parece – suspiró - ¿Eres un Tok'ra, verdad? – preguntó.

No respondí. Sonrió, suspicaz.

-Lo sabía. No soy tan tonta, ¿sabes?

-Nunca dije eso. Yo…

Se inclinó hacia mí y sorprendentemente me besó en la boca. Luego, separándose, me susurró rápidamente al oído unas palabras antes de volver a su trabajo…

-En la plaza del pueblo. Esta noche… Ven con cuidado, por favor.

La miré volver a sus deberes en la taberna y consideré qué hacer. ¿Podía confiar en ella?

No tenía mas remedio. Necesitaba información y urgente… a costa de que fuera una trampa, incluso.

La decisión estaba tomada.


El pueblo dormía, silencioso, en la noche.

Esperé a Ayleen en el lugar acordado. Bajo mis ropas (un conveniente disfraz de campesino forastero) llevaba mi arma Zat lista, por si las dudas.

No ignoraba que la cita podría ser una trampa, como ya he dicho, pero era mejor que nada. Si me apresaban, me las arreglaría para escapar e informar al Alto Consejo Tok'ra todo lo que averiguara. Si nada ocurría y era conducido a una pista buena… cumpliría mi misión hasta el final.

Un ruido, cerca entre las sombras, desvió mi atención. Me volví, palpando bajo mis ropas mi arma y enfrenté a quien viniera por mí.

-¿Quién anda ahí? – pregunté.

La figura salio al descubierto.

Era Ayleen.

Vestía sus ropas de la taberna, bajo un manto con capucha. Por la expresión de su rostro, seguía preocupada.

-¿Estas solo?- preguntó.

-¿Y tú?

-Vengo sola… como acordamos

Enmudeció. Me le acerqué, para poderla ver mejor bajo la luz de la luna de Tanabris.

…Era realmente hermosa y muy joven…

-Todavía no sé tu nombre – me dijo.

-Como me llamo, no importa – retruqué – Me dijiste que tienes información del Goa'uld Lucifer. Necesito esa información, Ayleen.

Asintió y echó otra mirada a las casas vecinas, antes de volver a hablar.

-Hace meses, él llego aquí, a Tanabris, buscando mano de obra. Ofreció grandes recompensas y poder a quienes le siguieran. En Tanabris escasean los recursos monetarios y cualquier ofrecimiento de poder y de riquezas es bienvenido, incluso de parte de un falso dios Goa'uld…

-De modo que le siguieron.

-Algunos. La gran mayoría, lo admito. Pero no todos estamos de acuerdo con vendernos al mejor postor.

-Entiendo. ¿Y que sucedió? ¿Por qué buscaba mano de obra Lucifer aquí?

-Se rumorea que esta construyendo un arma – Ayleen bajó la voz, aterrada – No un arma cualquiera, sino algo llamado "El Martillo de Lucifer". Un arma tan, pero tan devastadora que los planetas caerán ante él.

Silencio. Mientras digería las palabras de Ayleen, comprendí la magnitud del peligro que acechaba. Pero claro, había más…

-Hay más.

-Dime.

-Lucifer no esta solo ni es uno. No entiendo como es esto, pero le rodean copias de él.

-¿Copias?

-Duplicados. Como los hermanos gemelos. Vinieron la última vez para contratar a más gente. Eran un montón, pero tengo la sensación que son más que esos que vi… - Ayleen hizo una pausa. Tartamudeo luego al decir – Yo… creo que son una Legión.

Se estremeció y le imité. Yo sabía lo que me quería decir.

Las copias de Lucifer solo podían ser clones.

¡De modo que el maldito había logrado duplicarse en cientos! Era una forma atroz de perpetuarse en la existencia. Uno era destruido y otro ocupaba su lugar.

Ya sabía bastante, pero me quedaba por averiguar una última cosa.

-Ayleen, debes decirme donde se oculta Lucifer, donde se esconde su arma… por favor.

La muchacha iba a hablar cuando un ruido muy fuerte nos asaltó a ambos. De repente una enfurecida turba de campesinos liderados por Ruk, el borracho de la taberna, irrumpió en la plaza. Iban todos armados.

-¡Ahí esta! ¡Tal y como el Amo dijo! ¡Atrapen a la traidora y al forastero!

Saqué mi arma Zat y disparé. Les di a varios campesinos furibundos antes de que con Ayleen echáramos a correr. De cerca, la multitud iracunda nos siguió.

-¡Tenemos que buscar refugio! – grité, mientras disparaba - ¡Nos van a alcanzar!

Corrimos. Huimos por varios callejones, hasta caer en uno sin salida.

-¡Es el fin! ¡Estamos atrapados! – Ayleen me agarró del brazo, aterrorizada.

-¡No! - exclamé y mientras la multitud se nos venia encima, un destello de luz se produjo a nuestro alrededor, en ese momento.

Los campesinos retrocedieron espantados, cuando unos Anillos de Transporte se elevaron en el aire… y nos teleportaron a ambos lejos de sus garras…

Fin del Prologo

Continuara…