Escrito para el cumpleaños de fujurpreux (tarde pero sin sueño).


Le costo un poco acostumbrarse a la idea de tener a Hiro Nakamura como compañero de trabajo. Merecía mención especial porque aunque fuese el nuevo compañero de trabajo de todo el piso (junto con otros nueve novatos), por alguna razón, este Hiro Nakamura del que todos hablaban con sigilo, el Hijo De Alguien Importante, decidió seguirle a todas partes. Ando Masahashi, se dijo firmemente, nunca volverás a ayudar a nadie con la copiadora.

-No deberías leer manga en el trabajo –ni siquiera le sorprendió que fuese un otaku. Miro sobre su hombro y supo que las risitas y comentarios de aquel rincón del comedor estaban dirigidos a ellos. Frente a él, sin prestar atención a su comida, Nakamura parecía realmente emocionado con su manga de portada estridente y colores chillantes.

-No le estoy robando tiempo al trabajo, Masahashi-san –ni siquiera aparto la vista del tomo cuando respondió como si fuese lo más obvio del mundo.

-Si querías leer en lugar de comer¿Por qué tenías que hacerlo en mi mesa?

Y otra vez, como si fuese lo más obvio del mundo, Nakamura le respondió.

-Porque es más agradable contigo, Masahashi-san –y cuando lo dijo dejo de mirar el manga en sus manos, y le miro a él sonriendo como lo haría alguien diez años más joven.

Eso basto para que Ando ignorara las miradas (que terminarían con un nuevo chisme mucho más interesante) y le prestase atención de nuevo a su comida, tratando de encontrar la razón que convertía leer manga en su presencia una actividad agradable.

Una semana después, en la misma mesa, Nakamura estaba explicándole acerca de unos dados de diez caras que no servían para apostar.

-Si no hay dinero de por medio ¿cómo puede ser emocionante? Es una locura, Hiro.

Por el cambio en su expresión pensó que le había ofendido de alguna manera. No sabía mucho sobre los otakus. Aún cuando le vio sonreír como cuando leía sus mangas no pudo evitar cierta cautela.

-¿Hiro?

-¿Ando-kun?

La forma en que lo dijo, como pidiendo permiso, le dejo pasmado porque un hombre adulto no debería tener tal capacidad de emoción e ingenuidad, mucho menos cuando la gente dice que eres el hijo de alguien influyente capaz de despedir al jefe de tu supervisor.

Le sonrió.

-Hablar contigo es como estar de nuevo en la secundaria.

-No es cierto –y Hiro lo dijo totalmente serio –conozco a muchos adultos que también juegan RPG.