Bueno, ya sé que voy muy rápido (inner: Yo diría que demasiado) a la hora de poner Fics, pero estoy inspirado. El problema es que poca gente (inner: Yo diría que casi nadie) me deja reviews. Sin embargo, sé que, tarde o temprano (inner: Yo diría más bien tarde), tendré más. Al fin y al cabo, se mejora con la experiencia¿no? (inner: Yo diría que no). Bueno, espero que os guste (inner: Yo diría que no les va a gustar). ¡A leer!


Amor roto

Todavía recordaban aquel siete de septiembre en el que había comenzado su amor: una pequeña llama que había que alimentar. Cada día se hacía más grande, pero un día dejó de crecer.

Llevaban siete años juntos. Y, si se ponían a pensar, llegaban a la conclusión de que habían vivido mucho juntos, siempre juntos. Pero todo acaba, se recordó ella, y esto no iba a ser menos.

Tenían muchos amigos, y la mayoría estaban casados y esperando un niño. Pero ellos... no habían llegado a ese punto. No estaban comprometidos; no pensaban en ello; ella no estaba embarazada; ni deseaban que algo de eso pasara. Aún así, esperaban cada siete de septiembre con la misma ilusión que un niño espera la nevada Navidad.

Y... sí, seguían disfrutando de aquella pequeña candela que quedaba de esa antigua llama que, un día, había sido su amor. Pero nada, absolutamente nada volvería a ser como antes; ni los besos, ni las caricias; nada.

Y deseaban que todavía quedara algo, aunque sabían que, en poco tiempo, la vejez se apoderaría de sus rostros, e intentarían mirarse a los ojos, sin lograr ver en el otro ese brillo del que se habían enamorado.

Y demostraban cada día (incluso delante de los otros) que todo aquello había acabado. Cuando él rodeaba su cintura con su brazo, ella no le agarraba la mano, o lo besaba. Lo fingía, pero no lograban disimular. También cuando ella le cogía la mano al pasear, él no se la apretaba, ni la abrazaba y besaba esa frente que tanto le gustaba. A veces ni se dirigían la palabra. Ni se miraban a los ojos.

Sin embargo, aquel día era siete de septiembre, su aniversario, lo último que les quedaba. Ella preparaba la cena, mientras él compraba unas flores y se arreglaba en casa de un amigo.

Un niño de tres años, entró en la habitación donde él se preparaba.

-Tito Naruto-lo llamó el niño; el hijo de su amigo Sasuke-¿Y la tita Sakura?

-No está-le respondió Naruto-Se quedó en casa haciendo la cena, pero otro día vendremos los dos juntos¿vale?

El niño sonrió, y Naruto lo alzó en brazos y lo apoyó en su pecho. Si es que seguimos juntos, pensó el rubio, recordando lo que le había contestado al niño.

Bajó las escaleras de la casa, hasta llegar a un salón donde estaba la madre del niño. Ésta, al verlos, dijo:

-Vaya, Gennosuke, así que estabas con el tito Naruto¿eh?-la mujer miró al rubio y sonrió-Espero que no te haya molestado.

-No tranquila, Hinata-le respondió Naruto-No pasa nada, ya sabes que lo quiero como...

Se interrumpió, al ver lo que iba a decir. Hinata lo notó, y bajó la mirada. De pronto, Sasuke entró en la sala.

-Bueno, será mejor que vayas¿no crees?-le preguntó el moreno a su amigo

-Sí, será mejor-respondió Naruto-Hasta otro día.

Se marchó de la casa en su coche. Cuando llegó a la suya la vio levemente iluminada a la luz de las velas. Aún le sigue poniendo la misma ilusión, pensó el rubio.

Entró en su casa y fue recibido por su novia, que lo miró a los ojos. Desviaron la mirada, y, después de unos segundos en silencio, ella lo miró de nuevo y le sonrió.

-Vamos-le dijo-La mesa está puesta.

Él no contestó, simplemente siguió a la joven pelirrosada hasta una pequeña mesa con unas velas aromáticas. Se pusieron a cenar, sin dirigirse la palabra y sin mirarse. De repente, Naruto divisó el reproductor de música y un CD encima suyo. Lo miró y lo introdujo en el aparato. Seleccionó el número de canción.

-Sakura-la llamó-Bailemos.

Ella se acercó. Él le rodeó la cintura y agarró su mano, mientras ella apoyaba su mano en el hombro del rubio y se dejaba llevar.

La canción comenzó a sonar:

Parece mentira
que después de tanto tiempo
rotos nuestros lazos
sigamos manteniendo la ilusión
en nuestro aniversario.

La misma mesita
que nos ha visto amarrar
las manos por debajo
cuida que el rincón de siempre
permanezca reservado.

Y aunque la historia se acabó
hay algo vivo en ese amor
que aunque empeñados en soplar
hay llamas que ni con el mar.

Parecía que la canción hubiera sido echa especialmente para ellos. Aferró la cintura de su pareja y la apretó más contra su cuerpo. Intentó que las lágrimas no saliesen de sus ojos.


Las flores de Mayo
poco a poco cederán
a las patas de gallo
y nos buscaremos con los ojos
por si queda algo.

El siete de Septiembre
es nuestro aniversario
y no sabremos si besarnos
en la cara o en los labios.

Iguales, pensó Sakura, ya no nos queda nada.

Lo mismo pensaba él. Ambos lo sabían. Ya no quedaba nada de ese amor. Sin embargo, se apretaron mucho más, como si no quisieran creerlo. Sakura se fijó en una foto en la que aparecían juntos, hacía siete años. Cuando comenzaron a salir eran unos críos, no tenían más que diecisiete años. Pero habían sido felices.

Miró todas las fotos. Lo mismo hizo él cuando giraron. Las miró todas, para poder recordarlo por siempre.


Y aunque la historia se acabó
hay algo vivo en ese amor
que aunque empeñados en soplar
hay llamas que ni con el mar.

El siete de Septiembre
es nuestro aniversario.

La música cesó, y ellos se separaron. Se miraron a los ojos, pero no vieron nada.

-Sakura...-murmuró él

-Naruto...-le correspondió

Sabían lo que pasaba, y no había modo de arreglarlo. Él cogió su chaqueta y se fue, mientras ella se sentaba en una silla.

Habían pasado cuatro años desde aquella. Sakura había ido todos los días a las puertas de la aldea por si volvía. Había reconocido el error de dejarlo marchar. Todavía lo amaba.

Una noche, levemente iluminada por las estrellas, él volvió.

-Sakura...-susurró al verla

-Naruto...-le respondió

Se abrazaron. Aquel día era siete de septiembre, pensaron ambos a la vez.

Es nuestro aniversario...


Bueno, me salió bien, creo (inner: Yo diría que mal). Bueno, espero vuestra opinión (inner: Yo diría que no la van a poner). Dew.

PD: La canción es "Siete de septiembre", de Mecano. La inspiración me vino un día que mi madre puso el disco mientras cocinaba (inner¡Hazme caso!). Dew.