Hola gente! Cómo han estado?

Por acá sigue haciendo calor, y el miércoles me la pasé vomitando hasta mis entrañas (y déjenme decirles que la comida no luce tan bien la segunda vez), pero en lo general estoy bien y lista para traerles una nueva historia!

De hecho, esta es la remasterización de mi primera historia de Beyblade, pero no los entretengo y dejo que lo lean.

Que lo disfruten y no se olviden de ver las notas al final!

Advertencias del capítulo: Uhm...no mucho en realidad, algo de shounen-ai (relaciones chico/chico), algunos OCs (Origuinal Characters, personajes originales)y creo que eso es todo.

Disclaimer: Beyblade no me pertenece, pero el plot y los OC sí. No gano nada con esto.


Capítulo I: Gou & Makoto

"No puedo sacarte de mi cabeza, sin importar cuanto lo intento. ¿Por qué se me es tan difícil dejar de pensar en vos?

Tus ojos, tu rostro, tu sonrisa…están grabadas a fuego en mi mente…

Me estás volviendo loco…"

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No tenía ni idea la hora que era, lo único que sabía es que venía corriendo desde hace como quince minutos tratando de no llegar tan tarde al colegio.

Las imágenes del sueño que tuvo, mismo que hiso que se quedara dormido, todavía rondaban su cabeza y lo único en lo que podía pensar era en el extraño sentimiento que le habían provocado.

-"Maldición"- a lo lejos pudo escuchar la campana que indicaba el inicio de clases, y aceleró el paso.

Qué linda forma de empezar el día…

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-¿No vienes?- Souji Kon le preguntó a su joven amigo de ojos color amatista, quien se había quedado parado en la entrada del instituto detrás de él.

El niño tan solo negó con la cabeza, apoyándose en una de las paredes, cruzando los brazos y mirando atentamente hacia las rejas de la entrada.

-¿Vas a esperarlo?- preguntó, pero no obtuvo respuesta. Aunque Souji no necesitaba una respuesta, después de todo, él conocía lo suficiente a estos dos como para saberla de ante mano.

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-"¡Gracias al cielo!"- el joven peliazul suspiró aliviado al, finalmente, ver las rejas del colegio, corriendo tan rápido como podía los últimos metros que le faltaban.

Cruzó el umbral del edificio a las apuradas, por lo que no vio al chico menor que él apoyado en una de las paredes, quién lo venía esperando desde hace rato.

-¡Makoto!- el niño bicolor, en cuanto vio a su amigo pasarle por al lado, lo llamó.

Al escuchar su nombre, el peliazul se volteó a ver quién lo llamaba, y al ver a la persona que lo había llamado, sintió como ese mismo sentimiento que todavía no podía nombrar lo embargaba.

-¿Gou…?- ese nombre fue lo único que logró decir, sorprendido de encontrarse con él ahí.

Para su desgracia, de tan distraído que estaba, no se dio cuenta que había seguido corriendo hasta que se dio de lleno contra las bicicletas de otros estudiantes.

Gou Hiwatari cerró los ojos, sintiendo empatía por el dolor de su amigo, y suspirando mentalmente ante la torpeza del mismo, fue a ver como se encontraba.

-¿Estás bien?- le preguntó arrodillándose a su lado, la verdad es que se sentía un poco culpable por haberlo distraído y no quería que terminara lastimándose por eso.

Lentamente, Makoto Kinomiya abrió sus ojos color avellana, y lo primero que vio fueron los preocupados ojos amatistas del otro.

La imagen de esos ojos y las, aún infantiles, facciones del bicolor lograron que se olvidase del dolor; y una agradable y cálida sensación lo recorrió de pies a cabeza.

-Bien…- dijo casi en un suspiro, sujetando la mano que el menor le había ofrecido para ayudarlo a levantarse.

Se sentía un poco extraño ese cosquilleo que lo recorrió al tocar la mano del niño con la suya, no completamente desagradable, pero extraño, desconocido; y se quedó mirando el rostro del otro mientras trataba, otra vez, de descifrar lo que sentía.

Gou, por su parte, estaba ocupado arrastrando al adolescente hacia su aula, para así después poder irse a la suya, completamente ajeno a lo que le pasaba a su amigo.

El peliazul, al darse cuenta por donde estaban caminando, suspiró con algo de tristeza, decepcionado al saber que no podría pasar más tiempo con el niño.

¿Pero qué podía hacer en contra de la diferencia de edad?

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Esto. Es tan. ¡Aburrido!

¿Hay algo más aburrido en el mundo que Historia? Debería ser ilegal obligar a la juventud a sentarse por horas escuchando a una gorda cuarentona hablar y hablar sobre cosas que pasaron siglos antes de que cualquiera de ellos naciera.

Makoto suspiró aburrido, consciente de que si estuvieran hablando sobre historia nacional y no renacentista, tal vez no tendría tantas ganas de dormirse.

Souji, sentado dos bancos detrás del peliazul, trataba con todas sus fuerzas de no reírse. Le resultaba demasiado divertido ver como su amigo fallaba constantemente en descifrar ese sentimiento que lo tenía de tan mal humor. Más divertido aún era saber qué era lo que aquejaba a su amigo y no decirle nada.

Makoto y él se conocían prácticamente desde el nacimiento, así que al morocho le resultaba extremadamente fácil darse cuenta de lo que le pasaba al peliazul; y tal vez era un poco malo de su parte el no ayudarlo y decírselo, pero cuando se trata de esto, era mejor que él mismo se diera cuenta.

El morocho tuvo que ocultar su rostro en su libro de texto, para evitar que la profesora se diera cuenta de su risa en cuanto esta le llamó la atención al peliazul por dormirse en clases.

Había que admitirlo, esto era muy entretenido.

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La campana que anunciaba el primer receso finalmente sonó, y Souji y Makoto salieron aliviados del aula en busca de sus otros dos amigos.

Desde la otra punta del pasillo, vieron entre la multitud como el niño bicolor era arrastrado prácticamente a la fuerza por una joven rubia de ojos verdes, que al verlos, los saludó alegremente y apresuró su paso para llegar hasta donde estaban.

-¡Maxie!- el chico de ojos avellana saludó a Maxiel Mizuhara, quien le dio un fuerte abrazo y un beso en la mejilla en cuanto estuvo a su lado.

Por su parte, Souji pasó uno de sus brazos por los hombros del menor, tratando de calmarlo un poco.

Técnicamente, el bicolor no podía estar aquí, ya que este era el edificio de secundaria y él todavía estaba en primaria, y esto lo ponía un poco nervioso; pero no había forma de decirle que no a la rubia cuando se proponía algo, así que en cierta forma, lo compadecía.

Makoto vio cómo su amigo sujetaba a Gou y la forma discreta en la que empezaron a hablar, y no pudo evitar sentir un poco de celos.

Era ridículo. Totalmente ridículo. Él no tenía nada de qué estar celoso de Souji.

O sea, claro, el morocho tenía ese encanto felino y esos exóticos ojos dorados, y a mucha gente le gustaba su trenza de cabello negro. ¡Pero él también tenía sus cosas!

Además, no había por qué sentirse celoso de la cercanía de sus dos amigos. Después de todo, él no era dueño de Gou, no podía estar controlando con quién se relacionaba y…

-¡Makoto!- ese grito lo trajo de vuelta a la realidad, recién ahora dándose cuenta de que ya no había prácticamente nadie en el pasillo.

-¿Uh?- dijo mirando al niño bicolor confundido, preguntándose hace cuanto que sus otros dos amigos se habían marchado dejándolos solos.

Gou suspiró resignado, había estado tratando de atraer la atención del mayor por lo menos desde hace cinco minutos, y sabía que no tenía caso enojarse con él. Aunque era un poco desesperante cuando el peliazul se abstraía de esa forma, y mucho más cuando Souji le encargaba a él la tarea de despabilarlo (pues, al parecer, él era el mejor en eso).

El bicolor sujetó a su amigo por el brazo, y éste se dejó arrastrar a donde sea que él lo estaba llevando.

A mitad de camino, Gou se volteó a ver a Makoto, quien lo miraba prácticamente embobado, sin siquiera darse cuenta de que él le devolvía la mirada; y sintió como un escalofrío le recorría la espalda.

Hace algún tiempo que el mayor venía mirándolo de esa forma, como perdido en sus pensamientos, tratando de descifrar un gran misterio cuyas únicas pistas estaban en su rostro.

Sinceramente, lo inquietaba un poco, pero después de todo, los adolescentes son raros, así que trataba de ignorarlo.

-¿A dónde vamos?- preguntó finalmente el peliazul, al darse cuenta que por los pasillo por los que caminaban estaban básicamente desiertos.

-A batallar- contestó el bicolor mirándolo de reojos, y regalándole una pequeña sonrisa pícara, misma que el otro no tardó en corresponder.

Continuara…


Y? Qué les pareció? Un poco corto? Bueno, esta historia la tenía hasta el capítulo diez (creo), así que con suerte las actualizaciones serán rápidas hasta llegar a ese punto.

Esta nueva versión tiene algunas diferencia respecto a la primera, y para explicarles algunas ahora, decidía darles una pequeña "Ficha de Personajes"


Maxiel Mizuhara: (OC) Nacida el tres de marzo del 2011 en Japón. De largo cabello rubio y ojos verdes, es la única hija de Max Mizuhara (casado con un OC a quien todavía no le he puesto nombre). Con quince años de edad, es la capitana de su equipo de beyblade y poseedora de la bestia-bit de su padre, Draciel. Y sé que llamarla Maxiel cuando es la hija de Max es medio bobo, pero escuché ese nombre en algún lado y simplemente me enamoré.

Souji Kon: (OC) Nacido el 25 de marzo de 2012 en Japón. Es el hijo primogénito de Rei y Mariah Kon (y aquellos que conozcan el manga, no se preocupen, se sobre Lin y ella tendrá su aparición) y de todos sus amigos es el que más se parece a su padre (imagínenselo básicamente como Rei, solo que con una trenza común y un poco más corta). Es dueño de la bestia-bit de su madre, Galux (Muchas gracias a Laet-lyre por recordarme como se llamaba!), y es el primero en admitir que no es el mejor del equipo. Decidí hacer a Souji un poco más vivo esta vez, ya que no me gustó que quedó un poco tonto en la primera versión (al menos a mi parecer).

Makoto Kinomiya: (Personaje Cannon) Nacido el 9 de abril del 2012 en Japón. Es el único hijo de Tyson Kinomiya y (personaje femenino del cannon, pero no les diré quien es, solo por diversión). Heredó los ojos avellana de su madre y el cabello azul de su padre, el cual lleva más bien corto (y olvídense de la gorra de béisbol, dejó de usarla hace mucho). También obtuvo su bestia-bit Dragoon de su padre, y se esmera en convertirse en uno de los mejores beyluchadores del mundo, pero no tiene problemas en seguir el liderazgo de Maxiel. Originalmente, Makoto era completamente consiente de sus sentimientos hacia Gou, pero al re-leer la historia, sentí que era un poco...pedofílico? (lo que es raro, ya que no es tanta la diferencia), así que decidí hacer que se diera cuenta de ellos a lo largo del fic. Igual, sigue siendo celoso y sobre protector de Gou.

Gou Jacobevich Vasíliev-Hiwatari: (Personaje Cannon, excepto por los dos nombre en ruso) Nacido el 17 de noviembre del 2014 en Rusia como el primer, y único hijo de Kai Hiwatari (y si les digo de quien más, arruino toda la trama de la séquela de este fic). Sin saber quien era su otro progenitor, solo que heredó de este sus ojos amatista y el cabello negro en la parte de atrás de su cabeza, Gou creció adorando a su padre. A pesar de ser el más joven del equipo, Gou rápidamente fue reconocido como un prodigio gracias a su única habilidad con el beyblade y a su bestia-bit, Dranzer. En la versión original, Gou era un poco cerrado y algo frío, pero decidí hacerlo un poco más infantil e inocente esta vez, y si saben algo sobre la forma en que se nombran a los hijos en Rusia, no se preocupen, no es lo que están pensando (Y, por cierto, se pronuncia "Jacob-evich").


OK, Si leyeron el manga, olvídense de él, las cosas no van a pasar como en ese pequeño capítulo extra.

Esto está ambientado en el año 2026, al rededor de 24 años después del final de G-rev. Maxiel tiene 15 años, Souji y Makoto tienen 14 y a Gou le faltan semanas para cumplir 12 años (ya que la historia empieza al poco tiempo del inicio de clases).

Técnicamente esta es una historia de OCs, pero supongo que ya hay suficientes fics sobre la "siguiente generación" como para no considerarla como uno, y solo espero que no sea igual que las otras.

Por ahora, solo díganme lo que piensan! Dejen un review y díganme sus opiniones, sugerencias y cualquier pregunta que tengan (si puedo, las responderé).

Muchas gracia por leer y nos vemos la próxima!


Avances del Capítulo II: Things Happen…

Las emociones son algo complicadas, y pueden traernos tanto alegrías como desdichas.

Pero cuando esas mismas emociones empiezan a afectar a aquellos que te rodean, bueno…

Tal vez sea una buena idea ponerse serios y descifrarlas…