Nuevo NaruIno porque ahora tengo una pequeña obsesión con ellos. ¡Disfruten!
Guía para Perder a un Rubio
Paso 1: Situación sentimental
Ino tenía una regla: nunca decir que no a un chico que le pidiese una cita. No es que ella fuese fácil, al contrario. Pero sí el muchacho había tenido el valor de pararse frente a ella e invitarla a salir, entonces merecía una positiva.
Dado que ella era una de las chicas más bonitas de la universidad y en combinación con esta regla, la Yamanaka se encontraba a sí misma de cita en cita cada fin de semana. Algunas eran placenteras, otras eran muy extrañas… pero nunca, nunca, el chico que le gustaba se había acercado a hablarle. Por lo cual, por más amena que alguna de las citas fuesen, ella nunca estaba interesada en darles una segunda oportunidad.
¿Acaso decir que no a la segunda cita no iba contra su regla? Sí, era una contradicción. Pero verán, nunca nadie le había pedido para salir de nuevo después de la primera velada juntos.
¿Cómo? Pues gracias a su infalible plan. Con el transcurso de los años Ino había estudiado a los diferentes individuos del sexo masculino, y a pesar de sus diferencias, todos tenían algo en común: no les gusta cuando una chica es muy intensa.
Y esa era su carta mágica, la que siempre le traía la victoria cuando la jugaba. Solo pregúntenle a cualquiera que haya salido con la rubia. Todos dirían lo mismo: Yamanaka es una psicótica, neurótica, pegajosa y chillona… La chica puede tener un cuerpazo, pero ni por eso valdría la pena someterse a una hora más de tortura junto a ella.
Lo cual no era cierto en vida real- quizás sí la parte de chillona- pero es que ella era una gran actriz. Sí el chico de sus sueños alguna vez la invitara a salir, ella jamás actuaría de esa manera. No, esa escenita que le montaba a sus pretendientes era exclusivamente para asustarlos y alejarlos de ella. Así no tenía que ser grosera y declinar sus invitaciones, y a la vez le quedaba el camino libre por sí él algún día se fijase en ella.
xoxo
Se terminó de aplicar el rímel que alargaba aún más sus ya largas pestañas. Escogió un labial color cereza y lo aplicó sobre sus carnosos labios. Sopló un beso a su propio reflejo en el espejo de la cómoda de su dormitorio. Como siempre, lucía espectacular.
Era viernes por la noche y tenía otra cita. Otra de sus muy importantes reglas era siempre verse bien. No importase sí la cita no tuviese futuro, o que no sintiese el menor interés hacia el chico con el que compartiría la velada. Ino Yamanaka siempre debía lucir hermosa.
El día anterior su ex-compañero de clase de Introducción a Psicología la había invitado a salir. A Ino de hecho le agradaba el chico, pero como amigo.
Naruto Uzumaki era un estudiante de primer año, al igual que ella, pero estudiaba la carrera de ciencias políticas. Introducción a psicología era una de las materias electivas que muchos de los alumnos de primer año tomaban al considerarla una 'clase fácil', pero podía significar un reto para algunos.
Lo cual le pasó al escandaloso rubio. Ino, que se sentaba en la banca junto a él, se compadeció cuando este recibió la nota de su primer examen y se ofreció a ayudarlo.
Ella era una estudiante de psicología, la materia era de gran interés para ella, por lo que no sería una molestia tomarse tiempo para estudiar con el otro rubio.
Naruto era muy alegre, pero había algo de él que le causaba lástima. Más entrado el semestre, una noche en la biblioteca, descubrió que era huérfano. En parte podía identificarse con él, ya que ella nunca había conocido a su madre, pero su padre era ejemplar y no tenía queja. Desde ese entonces, procuró en convertirse en una buena amiga para el chico.
Actualmente cursaban el segundo semestre de su primer año, ya no tomaban ninguna clase juntos, pero todavía se reunían de vez en cuando a estudiar en la biblioteca o tomar café.
Naruto le había presentado a la chica que ahora era su mejor amiga, Sakura Haruno, y también al chico de sus sueños, Sasuke Uchiha. Eran un trío algo disparejo, pero al parecer se conocían desde secundaria y su amistad los había llevado a la misma universidad.
Ino aprovechaba de la conexión que tenía con el rubio para acercarse a su misterioso amigo, iba a todas las fiestas a las que Naruto la invitaba, a los conciertos, eventos deportivos… pero el Uchiha nunca le hacía caso. De hecho, el pelinegro parecía desinteresado de todo el mundo alrededor suyo. Pero ella no se rendiría. Algún día él sería suyo.
Que Naruto la hubiese invitado a salir la había impactado tanto. Primero, que podría interferir con su plan de conquistar a Sasuke. Segundo, que Naruto era su amigo y no quería lastimarlo. Por eso esa noche, no sería tan exageradamente loca con él.
El Uzumaki era un buen muchacho, muy hiperactivo, alegre, se podía decir que era atractivo… pero no de la manera que Sasuke Uchiha lo era. Y bueno, era rubio. Sí, su cabello era más color mantequilla y el de ella, platino, pero rubio al final. Y ella tenía otra regla, nunca enamorarse de alguien rubio.
xoxo
-¿ A dónde me llevarás, Naruto?-preguntó colgándose del brazo del joven más alto.
Tenía que admitir que el rubio se veía muy bien esa noche. No llevaba una de sus características camisetas naranja chillón y pantalones negros, y eso solo ya era mucha mejora.
Y también olía bien. Muy bien. Ino se encontró pegándose un poco más a su lado. Creció en una floristería, rodeada de deliciosos aromas florales, y los buenos olores eran su debilidad. Pero a lo mejor Sasuke olía mejor.
-Es una sorpresa- contestó el chico con una sonrisa. Ino lo miró curiosa y sonrió. Esperaría a que llegaran al lugar para poner en práctica su plan.
Sus ojos color turquesa se iluminaron con las luces del muelle de Konoha. Estaba entrando la noche, y el lugar se veía hermoso.
-Naruto- susurró. Esto iba a ser más difícil de lo que creía.
-Dijiste que nunca habías venido a la feria en el muelle, así que pensé que te gustaría- a Ino le impresionó que recordase eso, lo habían hablado un semestre atrás. Una sonrisa escapó de sus labios –No me equivoque, ttebayo.
Cuando Naruto hisz para agarrar su mano, Ino se alejó rápidamente. Había dejado esta situación alargarse innecesariamente, mejor empezar pronto.
-¡Tomémonos una foto!- chilló en una voz extremadamente aguda. Naruto alzó una ceja ante el repentino cambio de tono, pero asintió con la cabeza.
Ino detuvo a un chico que pasaba por a lado suyo y pidió que tomase la foto de ellos. Se abrazó de la cintura del rubio con un brazo, y colocó su mano libre sobre su cadera, ladeó un poco su cabeza y sonrió ampliamente…
Típica pose de niña tonta: listo.
El joven tomó un par de fotos y cuando extendió su mano para devolver el celular a su dueña, la rubia lo detuvo.
-Espera, ahora toma una de este otro ángulo- el desconocido aceptó, pero al parecer Ino todavía necesitaba más fotos. –Y ahora, ¿puedes tomar un par con diferentes filtros?
Tomarse mil fotos exactamente iguales: listo.
-Ehh.. Ino, creo que así está bien.- intervino Naruto que parecía un poco avergonzado. Ino lo miró con expresión ofendida.
-Está bien, sí tanto te molesta- tomó su celular y lo guardó en su cartera. Agradeció al muchacho, y comenzó a caminar en dirección a las atracciones sin esperar a Naruto.
Tenía el ceño fruncido, pero por dentro reía…oh, esto de verdad que le divertía. Como era de esperar, Naruto no tardó en alcanzarla.
-Oye, no es que me moleste tomarme fotos contigo, pero me daba pena con el chico.
-Ok- respondió ella, 'indignada'. –Supongo que es más importante que yo…
Naruto no entendía lo que estaba pasando con ella. Ino era una chica bastante mimada y él estaba acostumbrado a eso, pero ahora estaba actuando extremadamente sentimental.
-Perdóname- cedió, no iba a dejar que su cita se arruinase tan poco. Ino le gustaba desde que la conoció, ella fue la primera persona que fue amable con él en la universidad, y había esperado mucho tiempo por una oportunidad para salir con ella. -¿Quieres algodón de dulce?
Estaba decidido, Naruto no sería fácil de espantar. Pero ella tenía muchas armas más en su arsenal. Miró hacia el puesto de algodón de dulce que Naruto señalaba.
-No, mejor palomitas acarameladas.
Hacerse la difícil: listo.
En todo el muelle, solo un lugar vendía dichas palomitas. Les tomó casi diez minutos encontrarlo, más la fila de quince. Al fin tocó su turno de ordenar.
-Dos palomitas acarameladas- pidió Naruto, sacando su billetera.
-Sabes, de hecho… ahora se me antojó un corn dog. No he cenado.
Mostrarse indecisa: listo.
-Corn dogs en el otro puesto- indicó la mujer detrás del contador, su dedo señalando otro puesto con una fila dos veces más larga de la que acababan de hacer.
Ino escuchó a Naruto suspirar, pero eso fue todo. Diligentemente el rubio caminó hasta el final de la nueva fila.
La Yamanaka no pudo evitar sentirse un poco culpable por ser tan dura con su amigo. Nadie nunca había durado tanto tiempo, y Naruto estaba siendo muy paciente. Pero para el final de la noche el Uzumaki decidiría que era mejor dejar su relación como estaba, en amistad.
¿Qué le había picado a Ino? Estaba comportándose ridículamente. Quizás era porque tenía hambre… alguna vez leyó en la internet que las mujeres hambrientas eran muy peligrosas. Sí, esa tenía que ser la explicación. Una vez y comiese todo volvería a la normalidad.
-Mmm, está delicioso- murmuró Ino, dando otra mordida a su corn dog. Justo cuando introdujo la salchicha a su boca hizo directo contacto visual con su pretendiente.
Actuar sugestivamente para incomodarlo: listo.
Naruto tragó en seco, y miró hacia otro lado, mirar a cualquier otra cosa que no fuesen los labios rodeando ese corn dog. No era el momento ni el lugar para tener pensamientos inapropiados.
-Hey mira, no hay fila para las pistolas de agua…-la agarró de la mano y la arrastró hasta el puesto de juegos. Aquel era su juego favorito de los carnavales. –Te advierto, soy muy competitivo.
Ino se sentó en el asiento junto a él, olvidando su plan por un momento. A ella también le gustaba ese juego.
–Y yo te advierto que soy muy buena en esto- refutó fanfarronamente. Naruto le sonrió de medio lado y al sonar la campanita los dos apuntaron al blanco frente a ellos, que era la boca de un payaso conectada a un globo vacío.
El punto del juego era llenar el globo con agua hasta hacerlo estallar antes de que sonara la segunda campanita.
-¡Sí!- gritó Ino, cuando su globo estalló. Como era típico de ella, se volvió hacia Naruto y le sacó la lengua.
-Dos de tres- desafió el rubio, que no se iba a dejar vencer.
Veinte minutos después, el hombre encargado del juego tuvo que pedirles que se retirasen porque otras personas también querían que jugar.
-Empate- refunfuñó Ino cruzándose de brazos.
-No, estoy seguro de que yo gané- contrarrestó él –Tendremos que dejar la revancha para la próxima.
Sus palabras la congelaron. No, no podía haber una próxima. Pero no pudo reaccionar, Naruto la tenía agarrada de la mano y la estaba guiando hacia la rueda de la fortuna. Estaba teniendo la cita de sus sueños...y de hecho no la estaba pasando mal.
Pero no era Sasuke.
Era hora de recurrir a la artillería pesada.
Entró a la cabina de la rueda de la fortuna, seguida de Naruto. El rubio se sentó a su lado. Ino podía ver que estaba nervioso, y más tarde descubriría por qué.
La rueda comenzó a girar, y su cabina se empezó a elevar. Instintivamente Ino se acercó hacia el rubio, algo asustada de las alturas. El brazo de Naruto que se posó sobre sus hombros la tranquilizó, y cuando llegaron a la cima y contemplaron la hermosa vista del mar y las luces del puerto brillando bajo ellos, se sintió completamente en paz. Era hermoso.
Ok, Naruto. Es hora. Se dijo el chico, sus manos le sudaban y tenía el estómago vuelto un nudo. Pero no iba a encontrar un momento más romántico que aquel.
Aprovechando que Ino estaba distraída, tomó su mentón, giró su cabeza hacia él y la besó. Nada muy atrevido, solo un ligero y corto roce de sus labios. 'Tanteando las aguas'.
Ino abrió sus ojos en sorpresa (no estaba segura de cuando los había cerrado). ¿Naruto la había besado? ¿De verdad había pasado? ¿Por qué sus labios cosquilleaban de esa manera?
Oficialmente esto se había salido de sus manos. Tenía que actuar.
-¿Naruto?
-¿Hm?- él todavía estaba pensando en lo suaves que se sintieron los labios de Ino bajo los suyos.
-Tomémonos un selfie.
Arruinar el perfecto momento romaántico: listo.
-¿Qué?- la miró sorprendido. -¿Ahora?
Pensó que la rubia pediría otro beso o algo así, pero no, solo más fotos.
Ella le entregó su teléfono, ya que 'sus brazos eran más largos'. Ino se acomodó muy cerca de él, sus cabezas lado a lado. Y Naruto sonrió, no había nada de malo con querer documentar ese momento, ¿no?. Había sido uno bonito después de todo.
Devolvió el teléfono a la chica una vez y estuvieron de vuelta en el suelo. Y los siguientes cinco minutos Ino lo ignoró, totalmente absorta en la pequeña pantalla entre sus manos.
Prestarle más atención a tu teléfono que a él: listo.
Naruto se cruzó de brazos, su cita estaba por terminar y ella no podía esperar a mandar sus mensajes a cuando estuviese de vuelta en su dormitorio.
En ese momento sintió su propio teléfono vibrar dentro del bolsillo de su pantalón. Bueno, ya que ella estaba entretenida con el suyo, no sería grosero sí él revisaba el de él.
Que raro, tenía una notificación de Facebook. Él muy poco usaba las redes sociales. Seguro era una de esas solicitaciones para vidas de Candy crush…
Tocó el símbolo azul.
Ino Yamanaka ha cambiado su situación sentimental de soltera a en una relación contigo. ¿Aceptar?
Casi se le cae el teléfono de las manos. ¿En una relación? ¡Apenas era su primera cita!
Ella lo miraba expectante, y el se sintió incómodo. ¿Qué se suponía que debía hacer? Ni siquiera estaba seguro de que ella quisiese una segunda cita. No había dicho nada después de su beso.
-Te mandé las fotos de hoy. Pon una de tu foto perfil –prácticamente ordenó ella, haciendo uso de su mejor sonrisa de loca de manicomio.
Hacer su 'relación' pública durante/después de la primera cita: listo.
No había manera de que Naruto aceptara a eso. Ese grado de intensidad colmaría la paciencia de hasta un monje.
-Ok- respondió el simplemente. Con horror lo vio hacer click en el botón de aceptar en su pantalla.
No.
No.
No.
El tiro le había salido por la culata.
Para el "muelle de Konoha" me inspiré en el muelle de Santa Mónica en California, ¡muy lindo!
Paso dos: ¡Aniversario de Primera Semana Juntos!
Chao!
