Sally Jackson era una ex-estudiante universitaria de 19 años que acababa de perder a su tío recientemente. Verás ella quedó huérfana a los 5 años luego de que el avión de sus padres desapareciera al sur del Lago Ontario. Su tío la acogió gentilmente, aunque ella no le importaba demasiado a él pues el mayor deseo de Rich Jackson fue nunca tener que responsabilizarse de un niño.
A Rich Jackson se le diagnosticó cáncer de estómago en otoño de 1991 y Sally tuvo que dejar de estudiar para cuidar de él, sin embargo a pesar de todos sus cuidados el terminaría falleciendo a finales de la primavera del año siguiente.
Sally obtuvo un trabajo de verano cuando la misma estación del año empezó. Ahorró suficiente y se fue de vacaciones a Montauk por una semana, pero al llegar al primer día entró al mar a nadar y se llevó el susto de su vida cuando un hombre salió de la nada del agua, muy sonriente.
-Que susto me diste!-exclamó Sally al recuperarse del susto.
Se fijó bien en el hombre, tenía el pelo negro muy desordenado y ojos color verde mar muy llamativos y sonreía como si su objetivo de toda la vida fuera asustarla a ella.
-Perdóneme-el hombre sonrió y se acercó a Sally-pero estaba nadando allí abajo y no pude resistir asustarla. Por cierto, puedo saber cuál es el nombre de esta bella señorita?.-
Sally rodó los ojos al escuchar la última parte y se presentó:
-Soy Sally, Sally Jackson-tendió su mano-y usted?-
El hombre estalló en carcajadas y respondió: No, yo no soy Sally.-
Le tomó varios minutos para calmarse y miró a Sally, quien había esperado pacientemente a que él dejara de reírse y le estrechó la mano todavía tendida.
-Mucho gusto Sally, yo soy Arthur Curry-respondió él guiñandole un ojo.
Sally suspiró con fastidio, su tío había fallecido recientemente y ella solo quería despejarse en la playa pero vino un hombre que la asustó apropósito y que encima decía llamarse como Aquaman. Para su mala suerte, Curry o como sea que se llamara el hombre malinterpretó que había suspirado por su guiño, acercandose aún más.
-Y dime, tienes algo que hacer esta noche Sally?-
-No y tampoco voy a ir contigo-
Curry hizo un puchero que hizo que Sally pensara que era lindo.
Sacudió la cabeza y dijo: No pensabas que me iría contigo así como así no?-
Curry levantó una ceja de una forma tremendamente molesta, según Sally, y contestó: Quieres que te diga la verdad?-
Eso fue una respuesta suficiente para Sally quien dio vuelta y empezó a nadar regreso a la playa.
-Oye, no puedes irte!-
Eso fue un error, porque Sally, irritada porque un desconocido le dijera que hacer, se hundió en el agua y una vez estuvo lo suficientemente abajo tomó el pie del hombre, lo hundió hasta el fondo con ella y salió a la superficie, no viendo al hombre por ningún lado, y se fue antes de que pudiera detenerla.
Una vez en la arena volvió a acercarse al mar jugando a esquivar las olas, cuando una voz detrás de ella dijo:
-Divertido, no crees?-
Allí estaba Arthur Curry, la persona que Sally menos quería y menos esperaba ver después de haberlo dejado bajo el agua. Como consecuencia su mandíbula cayó, ya que no lo había visto volver.
-Lo sé, soy impresionante-Curry dijo con satisfacción mientras se miraba a sí mismo y luego añadió-Pero cierra la boca o entrarán moscas.-
-Có...cómo saliste tan rápido del agua?-
-Ya te lo dije, soy impresionante-repitió Curry con la misma sonrisa.
Sally lo miró con furia por su actitud y dio la vuelta para irse, cuando oyó la voz de él:
-Está bien, lo siento por comportarme así antes, puedes perdonarme?-
Sally, aún de espaldas, contestó:
-Bien, pero no vuelvas a intentar decirme qué hacer y tampoco trates de invitarme a salir, entendido?-
-Claro- respondió Curry, no, Arthur sin borrar su sonrisa pero después murmuró- Que carácter tienes Sally.-
Sally lo miró molesta pero unos segundos después sonrió con malicia y empujó a Arthur al suelo justo cuando una ola llegaba. Como consecuencia Arthur terminó empapado en el suelo pero antes de que la ola se vaya Arthur se llevó a Sally consigo, empapándola a ella también.
Sally suspiró cuando le salió el tiro por la culata, causando las carcajadas de Arthur y una pequeña sonrisa en ella.
