AI NO SCHOOL
Creo que a todos nos gustaría adoptar algún personaje de Naruto, pero ya sabéis que le pertenecen a Masashi Kishimoto.
Gakure - significa aldea/villa oculta.
-bocchama - una forma respetuosa de llamar a los niños ricos.
Kohai - son los novatos, como los veteranos son senpai.
Ep. 1: The meeting
El elitista internado Gakure no era un lugar al que cualquiera pudiera acceder. Tal como su nombre indicaba, la escuela era una aldea en miniatura para los afortunados alumnos que se podían permitir la matrícula. Cercano a un río y rodeado de un espeso bosque, el internado Gakure casi daba la imagen de ser un campamento juvenil más que un centro de secundaria superior. Los estudiantes eran en su mayoría hijos de grandes y poderosas empresas, u otra gente rica y famosa, aparte de unos pocos becados.
El centro contaba con amplias y numerosas instalaciones además de las aulas, como biblioteca, laboratorio, gimnasio, salón de actos, invernadero, cafetería, estadio con diferentes pistas, piscina e incluso una discoteca. Cualquier cosa que contribuyera al desarrollo personal de los alumnos estaba a su alcance, ya fuese académico o no. En tan grandiosa escuela, un nuevo curso estaba por comenzar. A poco de empezar Abril, el habitualmente tranquilo sendero del bosque se vio abarrotado de coches caros, en cuyo interior venían los niños ricos para educarse.
- Siento que su padre no pudiera venir a despedirse de usted, Gaara-bocchama - dijo el chófer.
- No me importa, lo prefiero - dijo Gaara muy serio - Así no tengo que aguantar su mirada presionándome. ¡Como si me hiciera falta! - resopló molesto - Soy uno de los mejores estudiantes que ha tenido esta academia en toda su historia.
- Éste será su tercer y último curso aquí, Gaara-bocchama - sonrió el conductor, acostumbrado al carácter seco y reservado del chico - Seguro que durante este tiempo ha vivido muchas cosas memorables que le ayudarán a crecer.
El pelirrojo no contestó, pensando en ello, y el chófer no volvió a hablar. ¿Cosas memorables? Bueno, suponía que algunas podían considerarse así, como... el primer examen que realizó, que fue un sobresaliente rotundo; cuando se convirtió en el nuevo capitán del club de equitación, apenas un mes después de ingresar en el Gakure; o la primera chica que le citó a solas para declarársele, haciéndole enfadar por perder el tiempo en algo tan tonto. Las siguientes veces había dejado bien claro a la chica que si quería un polvo por él estaba bien, no le hacía feo a ninguna, pero que no esperara nada más aparte de eso; algunas habían aceptado, otras no. A él le daban todas igual, no le importaba nadie más que sí mismo.
Miró por la ventanilla del coche. En los últimos días había hecho buen tiempo, pero esa tarde el cielo estaba cubierto de nubes que amenazaban lluvia. Ni un solo rayo de sol podía atravesarlas, formando una atmósfera oscura y deprimente.
- Perfecto para el primer día de clase - pensó Gaara irónico.
El coche se detuvo a escasos metros de la entrada de la escuela, y el chófer fue a abrirle la puerta.
- Ya hemos llegado, Gaara-bocchama.
Él salió sin muchas ganas, mirando al cielo, esperando que no se pusiera a llover antes de que entrara en el salón de actos para la presentación. La lluvia le deprimía.
- Gracias, puedes retirarte ya - dijo el pelirrojo, y caminó unos pasos - No hace falta que te quedes, no tengo instrucciones que darte.
El empleado hizo una reverencia y volvió a meterse en el vehículo, que enseguida se fue por donde había venido. Gaara se paró frente a la puerta de la academia, esperando, y mirando nuevamente al cielo. No le gustaban los días lluviosos, eran tediosos y monótonos; claro que tampoco le gustaban aquellos en los que el sol brillaba en todo su esplendor, hiriendo sus ojos aguamarinos con su luz, pero ciertamente los prefería.
Un destello dorado entre la penumbra atrajo la atención del pelirrojo. Miró entre ese mar de gente, buscando qué había sido eso, hasta que captó nuevamente su movimiento. Y se encontró con un sueño... El brillo correspondía a la larga cabellera rubia de una chica, de ojos azules y cuerpo más que deseable. Charlaba animadamente con unas compañeras, y su atrevida sonrisa le hizo querer besar sus labios y descubrir a qué sabía su boca. Gaara la observó fijamente, sin despegar la vista de ella, hasta que sus ojos se encontraron. Y cuando la chica le miró, sintió removerse algo en su interior. No comprendió lo que era, pero sí supo enseguida que la deseaba. Anheló enredar su lengua con la suya, lamer toda su blanca piel, sentirla retorcerse debajo de él. Como si ella hubiera intuido lo que pasaba por su mente, se sonrojó y desvió la mirada, rompiendo el encanto.
Gaara sacudió la cabeza, confuso. ¿Qué había pasado? Se había perdido en su propia fantasía erótica con esa desconocida, cosa que nunca antes le había sucedido. ¿Por qué? Cierto que era una maravilla femenina, pero él ya no era un principiante como para dejarse impresionar por algo así, sabía que bajo la ropa todas eran iguales. Con los pechos más o menos grandes, las caderas más o menos anchas, y la piel más o menos suave, pero todas iguales. Entonces, ¿por qué por un momento se había sentido como un amante desesperado?
De repente sonó un timbre, señal de que la presentación del nuevo curso iba a comenzar. Gaara continuó observándola, pero ella no volvió a girar la cabeza en su dirección. Entraron los alumnos de 1º y algunas de sus amigas se fueron, pero ella siguió esperando. No fue hasta que sonó el segundo timbre, avisando a los de 2º, que ella también se movió.
- Así que estás en el curso inferior al mío - se dijo Gaara a sí mismo - Bienvenida, kohai.
La chica llevaba una falda corta que apenas le rozaba las rodillas, cosa que él advirtió casualmente cuando se fijó en el símbolo de la familia Yamanaka que traía cosido en el borde de la prenda (también vio casualmente que tenía unas hermosas piernas que suplicaban ser acariciadas). Cuando ella desapareció de su campo de visión, Gaara se revolvió el cabello con una mano tratando de calmarse, porque de repente toda su sangre parecía fluir al mismo punto de su cuerpo.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Era guapísimo, el chico más sensualmente atractivo que había visto en toda su vida. Aquel pelirrojo de mirada penetrante que estaba en la entrada la había hecho sonrojar, y eso que (modestia aparte) ella ya estaba acostumbrada a que los chicos la mirasen. Sin embargo había algo en sus ojos, algo extraño que Ino no supo nombrar, pero que le daba ganas de abrazarle y consolarle como si de un niño se tratase.
- Pero él no es un niño, es un chico - se dijo Ino sonriendo, provocando que un favorecedor rubor tiñera sus mejillas.
Se dejó caer en la cama de su habitación, después de haberse dado un largo y relajante baño con esencia de lavanda. La mayoría de las chicas usaban rosa o jazmín para perfumarse, pero a Ino no le gustaban. La rosa era demasiado empalagosa y el jazmín muy persistente; la lavanda, en cambio, era más fresca y sutil. Había intentado explicarles a varias de sus amigas que no todos los aromas le sentaban bien a cualquiera, pero pocas le habían hecho caso.
- Ese chico de cabellos como la sangre... seguro que huele a tierra y fuego.
Su mente comenzó a fantasear y sus ojos se cerraron. Era tarde, y el día repleto de cosas nuevas la había dejado exhausta. Sin embargo, todo lo que soñó aquella noche fue que bailaba en las profundidades de unos ojos aguamarinos.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Al día siguiente, lo primero que hizo Gaara en cuanto se levantó fue ir a mirar los listados de alumnos. Se detuvo en el de 2º curso, y más impaciente de lo que le habría gustado admitir, buscó el apellido Yamanaka. Sólo encontró un nombre.
- Yamanaka... Ino - murmuró el pelirrojo.
Y se vio como un tonto enamorado acariciando las letras de su nombre, suerte que nadie le viera. Cuando se dio cuenta de lo que hacía, retiró la mano como si se hubiera quemado. ¿Qué demonios le estaba pasando? Esa hermosa muchacha le excitaba demasiado, sí, eso era todo. Bastaría con que la poseyera una sola vez, y su interés por ella desaparecería, estaba seguro. Así había sido con todas las anteriores.
Subió de nuevo a su cuarto, se duchó, se vistió y preparó las cosas de clase antes de bajar al comedor a desayunar. Por el pasillo se encontró con algunos compañeros y profesores conocidos que le saludaron, él contestó escuetamente. Luego se puso a la cola con una bandeja y se sirvió leche con cereales. Cuando buscó dónde sentarse una coleta rubia llamó su atención, y vio a esa muchacha sentada en una mesa con dos chicas más. A su lado había sitio libre en el banco, y Gaara se fue hacia allí sin dudarlo un segundo.
- Y entonces tropezó y me agarró de la cintura... - se rió Ino, parecía divertirse mucho.
- Buenos días - saludó él fríamente, sorprendiendo a las jóvenes - ¿Puedo sentarme aquí? - no esperó respuesta y lo hizo, muy cerca de la rubia.
- Claro, ya lo has hecho - a pesar de que estaba algo incómoda, le dirigió una encantadora sonrisa que hizo latir más fuerte su corazón - Pero podrías haberte presentado antes.
- Mi nombre es Gaara Sabaku, de 3º - para sorpresa de Ino, tomó una de sus manos y se la besó al estilo occidental, mirándola intensamente - Es un placer conocerte, ...
- Soy Ino, Ino Yamanaka - ligeramente sonrojada - de 2º curso. Ellas son Sakura Haruno de 3º, y Hinata Hyuuga de 1º.
Él hizo una pequeña reverencia a modo de saludo, y ellas contestaron igual.
- Lamento haber interrumpido vuestra conversación - se sirvió los cereales en la leche - Por favor, continúa con lo que estabas diciendo.
- Sí Ino, termina de contarnos lo que ocurrió con ese chico - dijo Hinata tímidamente, ya ignorando al pelirrojo.
- Bueno, pues como decía... - miró de reojo a Gaara, pero él no parecía escucharla, se comía su desayuno - El chico tropezó y sin querer se me agarró a la cintura, tirándome al suelo y haciendo que cayéramos los dos sobre la hierba. Entonces yo me reí porque con la caída sus labios me rozaron el cuello, haciéndome cosquillas. Le dije que se levantara de encima mío, pero al pobre le había dado un espasmo en la espalda, así que no pudimos movernos por un buen rato.
Sus amigas se rieron, pero Gaara de buena gana habría golpeado al "pobre chico" que se le tiró encima a la rubia, obviamente con unas intenciones bien claras. Era increíble que ella lo tomase por accidente. ¿Lo diría a propósito, o en verdad ella misma se lo creería?
- Hay que ver, Ino - sonrió Sakura con picardía - Todos los chicos parecen volverse torpes cuando te tienen cerca, incluso mi vecino Shikamaru. ¿Recuerdas cómo se cayó en la piscina cuando te vio el verano pasado con tu bikini nuevo? Realmente, ¡fue muy gracioso ver al genio de los Nara caerse así!
El Sabaku maldijo en silencio al vecino de aquella chica pelirosa, que ya había podido ver lo que la ropa de Ino escondía.
- Sabes que le gustas desde hace tiempo - añadió la Haruno - Aunque no sea tan... vivo como tú. ¿Por qué no le das una oportunidad? Seríais una buena pareja.
- Yo me pregunto lo mismo - dijo Hinata - Shikamaru es honesto e inteligente, y una buena persona, aunque sea un poco vago.
- No insistáis con eso - la mirada de Ino se perdió dentro de la taza de té que removía con una cuchara - Sabéis que aprecio mucho a Shikamaru, en verdad que sí, pero es más como un hermano que...
No pudo continuar la frase, pues fue groseramente interrumpida por unos recién llegados.
- Vaya, aquí está la nueva adquisición de 2º curso - tres o cuatro muchachos se pararon a su lado - Ya había escuchado que eras hermosa, pero superas mis expectativas.
- Yo también estoy en 2º - dijo otro de ellos, observándola de arriba abajo - Ya tengo ganas de que nos encontremos.
- Discúlpame si no puedo decir lo mismo - la sonrisa de la rubia se había desvanecido y les miraba molesta - Os agradecería que os marcharais, nos estáis interrumpiendo.
- Vamos chica, no te enfades - dijo un tercero como si le hablara a una niña pequeña, mientras se inclinaba y alzaba una mano dispuesto a acariciarla - A una cara tan hermosa como la tuya no le sienta bien que...
De repente un brazo se cruzó ante la cara de Ino antes de que aquel imbécil la tocara. Parpadeó sorprendida y comprobó que ese brazo era de Gaara, que sujetaba fuertemente la muñeca del chico.
- Creo haber oído - mirada asesina - que la señorita os ha pedido educadamente que os fuerais.
El tipo iba a protestar, pero algo en los ojos aguamarinos le advirtió que era mejor no buscarse problemas con él, y todos se largaron al momento.
- Gra-gracias, Sabaku - le sonrió ella agradecida.
- No hay de qué, Ino - respondió él, utilizando su nombre propio con toda la intención.
Y un adorable sonrojo fue la recompensa que recibió.
