Fairy Tail no me pertenece.

Es mi primera historia de Fairy Tail. Tendrá un poco de Gruvia, Gale, Jellza, y mucho más. Y por supuesto NaLu *-*.


Sipnosis

Lucy Heartfilia era la sacerdotisa sagrada perteneciente al clan surgawi, un clan gitano. Tiene una misión. Los dioses le encomendaron una tarea y debía cumplirla. En su poder se hallaba aquello que le fue otorgado por los mismísimos dioses y que no debía ser abierto bajo ninguna circunstancia, hasta ella desconocía lo que se encontraba dentro de dicha caja. Ella prometió cuidarlo y protegerlo; y nadie iba a evitar que lo lograra. Ni siquiera el sexy -pero muy grosero y maleducado dragón- que la acosaba iba a distraerla de su misión. Lucy estaba decidida, ella era la elegida y no podía falla, y si el estúpido dragón seguía insistiendo en que ella era su condenada compañera iba a darle su merecido; o quizás dejaría que sus guardianas lo hicieran. No importaba si él era el hombre dragón más sexy e irresistible que ella haya conocido. O si el dragón Slayer ponía a su corazón correr desbocado. No importaba que le calentara la sangre y el corazón. ¡Ella tenía una misión! No iba a caer rendida a sus pies y mucho menos en sus garras. Al menos, eso era lo que ella pensaba.

Natsu Dragneel estaba perdiendo la poca paciencia que poseía. Su compañera era tan necia y testaruda que hacía que le entraran ganas de besarla -o sacudirla- tampoco estaba mal. La mujer se negaba a acoplarse con él y lo único que hacía era rechazarlo. Si ella no lo deseare tal vez el le diera un poco de espacio, pero no ¡ella lo deseaba! Cansado de tantas negativas a decidido que se la llevaría a sus dominios. Bueno, eso primero si lograba burlar a las amigas/guardianas de su compañera que la protegían a cal y canto. Al menos eso era lo que él pensaba, hasta que un ataque que dejo a su compañera y a sus guardianas malheridas lo hicieron cambiar de opinión. Decidido más que nunca a proteger lo que era suyo, no le quedaba de otra más que llamar a los hombres de confianza, sus amigos y compañeros para unirse a la batalla que se avecinaba.

Unidos ambos clanes están decididos a luchar para protegerse los unos a los otros, y al resto del mundo.

Pero, ¿serán capaces de ganar la batalla mortal que se les venía encima, o será el fin de todo el mundo mágico? Ellos no lo saben, pero no les importa tampoco. Ellos darán todo por su futuro, por sus clanes, por la magia, y por la elegida.

Prologo.

Layla Heartfilia observo a las cinco figuras encapuchadas que se presentaban ante ella. Tan solo hace tres días que ella había dado a luz y se le había hecho extraño que ellos no aparecieran ese mismo día.

Estaba cansada y agotada, pero como siempre su lado cordial y amable salió a relucir en ese momento.

Sabía porque ellos se encontraban frente a ella. No era tonta, los dioses no se mostrarían sólo porque les apetecía. En su segundo mes de gestación, uno de los dioses se presento ante ella. Le conto todo sobre la profecía e incluso le dijo que su bebe no nato sería una niña. La comadrona se la había confirmado dos meses más tarde, y cualquier recelo que hubiera estado en su interior se esfumo en ese instante.

Los dioses había sido amable con ella y su clan, después de todo, su clan siempre se había dedicado a los dioses. Por eso, su hija entre tantas fue elegida como la sacerdotisa de oro. Fue bendecida por Atenea y Artemisa, y recibió el beso de Afrodita. Poseidón hizo danzar los mares el día de su nacimiento, y Éter el hijo de la noche y la luz celestial; la bendijo junto con los zodiacos liderados por Leo.

-Sólo vinimos para entregarte la caja. –Dijo Éter.

Layla asintió con el miedo creciendo en su interior, un grito se formo pero nunca salió de sus labios. Afrodita, la diosa del amor, la miro con intensidad.

-No tienes nada de qué preocuparte, Layla Heartfilia. Tu hija será protegida por las guardianas elegidas por Artemisa. –Explico en un intento de calmar un poco el miedo de la madre. –Son cinco niñas no mucho mayores que la tuya, niñas que sufrirán pero tu hija les devolverá la felicidad, las unirá, y las seis serán hermanas mediante un vínculo. No temas, nosotros también velaremos por Lucy, después de todo, es nuestro deber velar por los humanos. –Finalizo.

-De ahora en adelante tu hija llevará el sello de los dioses en su muñeca derecha. –Explico Atenea. –El sello solo se revelará cuando tu hija tenga la edad acordada para poder custodiar de la caja.

Layla los miro y asintió.

-Comprendo.

Las figuras de los dioses aun cubiertas por las capuchas empezaron a brillar y una luz dorada los rodeaba. Fue entonces cuando Poseidón habló.

-No te preocupes, a medida que pase el tiempo nosotros nos iremos presentando a tu hija para explicarle su misión. –Dijo el Dios de los mares y tormentas. –Recuerda esto y díselo a Lucy cuando el sello se revele: "Cuando sople el viento y la tormenta no cesé, tendrás que actuar"

Y entonces se desvanecieron, dejando a una Layla preocupada y un futuro incierto.


¿Y bien? ¿Que tal? La historia es absolutamente de mi cabeza, se me ocurrió cuando hablaba con un amigo, su padre es griego y cuenta historias de la antigua grecía que te dejan con la boca abierta. Así que me dio un ataque de inspiración y escribí esta historia.

Esperare sus opiniones con ansias, saludos y nos leemos pronto.