Mi monstruito esta viendo la luz. Es malvado, lo dejé encerrado bajo muchos documentos pero escaló hasta llegar a tierra y ahora aquí esta.
Kuroko no basket pertenece a Tadatoshi Fujimaki
Loveless
Capítulo único
.
Lo supo desde que Daiki entró por la puerta, ese sería el final. Y dolía. Durante años creyó fervientemente que el amor que albergaba en su corazón sería suficiente para ambos pero todo había sido una mentira, su amor nunca llegó a tocar al moreno.
La mirada atormentada de Daiki le hería en lo más profundo de su ser, era la mezcla de amar y saberse amado por alguien que no era su pareja pero que deseaba que lo fuera. Y mirando a aquel que tanto significa para él lo decidió, ama tanto a aquel ser con el que ha compartido años de su vida que sabe que no puede seguir viéndolo así porque sabe que es él el causante de que Aomine no pueda estar con aquel que en verdad ama, es el sentimiento de lealtad hacia lo que han compartido lo imposibilita al moreno de terminar con aquella relación que sólo los está lastimando. El amor no es egoísta y si la felicidad de Daiki es junto a Kuroko, él se hará a un lado aunque eso le carcoma por dentro.
"Te amo, pero tú a mí no Aominecchi." suspiró, mientras las lágrimas descendían por sus mejillas y una sonrisa rota se pintaba en sus labios. "Ve con él y se feliz. No lo dejes ir." Un susurro quebrado fue lo que escapó de sus labios mientras una risa amarga brotaba desde el fondo de su alma. Mirarlo y saber que aquellas serían las últimas palabras que cruzarían, que después de aquello ya no habría historia para ambos. Y verlo con aquella intensa mirada que calaba hondo en su ser, pidiéndole, suplicándole algo que con palabras el moreno jamás podrá.
"También te amo, Kise. Pero no de la forma que mereces." Un beso en la frente es lo último que obtendrá de aquel ser que por tanto tiempo ha amado y al que le ha entregado hasta la última pieza de su corazón, un beso que sella el final de un "nosotros" que nunca existió.
"Gracias." Y tras esas palabras el moreno da media vuelta y se va, buscando la felicidad y el amor que a su lado nunca encontró; cuando la puerta se cierra él sabe que Daiki jamás volverá. El amor no es egoísta, repite en su mente una y otra vez mientras intenta brindarse fuerzas para no dejarse caer, él era una persona fuerte, haría falta tiempo pero estaría bien.
Ese momento exacto, era el momento más triste de su vida, era el fin de una relación que nunca empezó. Era sentirse triste por la muerte de alguien que nunca existió, era matar fantasías que nunca se hubieran cumplido y nunca lo harían. Simplemente era tirar un castillo de naipes, algo que nunca fue real, pero dolía más que cualquier cosa verdadera que hubiera tenido en su vida. Dolía más que cualquier dolor físico que hubiera sentido antes.
Bajó la cabeza y emitió un suspiro, sintió las lágrimas deslizarse por sus mejilla, y aunque el instinto fue limpiarlas rápidamente, prefirió dejarla allí. Prefirió dejar libre al único fruto que le había dado ese amor: El llanto.
"Te amo, Aominecchi. Te amo aunque tú no lo hagas."
Las palabras dichas al viento nunca vuelven a ser escuchadas.
Akshldajkdhjdhahkd D: mi pobre solecito, como me gusta hacerlo sufrir. AoKuro, mi pequeño placer culposo.
¿Review?
