Ahora es mi turno

Salí de mi inconsciencia y te vi allí, al lado del Capitán Erwin, ni siquiera note que estábamos rodeados de titanes, ni que estaba sobre el titán acorazado, mucho menos de que todos estaban allí para rescatarme, ni que muchos habían muerto ya, tanto de la legión de exploración como de la policía militar, no me percate de nada, solo pude verte a ti.

Lo próximo que vi fue como saltabas a intentar liberarme, sentí emoción y justo un instante después sentí terror al verte allí entre las manos de aquel titán pero con la velocidad que llego esa emoción fue reemplazada por una de alivio al ver a Jean ayudarte a escapar, si salimos de esta debo recordar agradecérselo, aunque por supuesto, tu jamás te enteraras si lo hago, por orgullo tal vez? No lo sé, muchas veces ni sé que siento pero de lo que si estoy seguro es que me preocupo por ti, por tu seguridad, irónico no? Me preocupo por Mikasa Ackerman, la que nunca necesita ayuda, la que tiene la fuerza de cien soldados, aquella que no hace más que rescatarme y sobreprotegerme.

Y así fue, lo siguiente que vi fue a Armin gritarle Bertholdt y unos segundos después a Capitán Erwin herirlo para poder soltarme para que justo aparecieras tu, como siempre lanzándote a salvarme sin importarte nada, ni siquiera tu propia seguridad, estabas herida, yo lo sabía, cuando ese titán te agarro te hizo daño y sin embargo aquí estas a mi lado en el suelo después de haber caído.

Recorde en ese momento lo que me dijo una vez mi madre, que era yo quien debía protegerte pero al parecer sigo sin poder hacerlo, como lo sé? Porque ahora te encuentras sobre mí, intentando protegerme de el mismo titán que me arrebato a mi madre, aquel que dije que haría pagar junto a todos los de su raza.

Y ahora que es lo que veo? Veo a Hannes preparándose para luchar contra el titán y por supuesto a ti, intentando levantarte a pesar de estar lastimada.
- No te esfuerces Mikasa! Estas Herida! Desata mis manos – Te digo.

- Tus manos? - Me respondes.

- Date prisa! Debo destrozarlo con mis propias manos! Debo tomar mi venganza personalmente – Grito, no estoy seguro si a ti, o simplemente lo hago para liberar un poco de toda la ira y frustración que siento.

Pero es muy tarde, Hannes está muerto, asesinado por el mismo titán que asesino a mi madre, haciendo que me vuelva a sentir igual de inútil que ese día, siguiendo sin poder ser de ayuda, sin haber cambiado en nada, todavía siendo débil, golpeo el suelo y ahora lo único que veo es la hierba pero luego en medio de mi lamento escucho tu voz.

- Eren – Me llamas.

- Que!? – Grito abatido.

- No es asi – Me dices, como si supieras lo que pienso y callas por un segundo que a mí se me hace eterno – Hay algo de debo decirte – Continuas mientras yo solo guardo silencio, atento a tus palabras – Gracias por estar allí de principio a fin. Gracias por dejarme averiguar si podemos sobrevivir. Gracias por haberme puesto esta bufanda – Terminaste de decir mientras una lagrima corría por tu mejilla y eso para mí fue el detonante.

- Es solo una bufanda! Te la pondré la veces que quieras, desde ahora te ayudare también siempre – Te dije mientras pensaba que ahora era mi turno de salvarte, que era mi turno de protegerte.