Intentando recuperarte.

DErechos de su creadora Naoko, solamente tomo a sus personajes para desarrollar el fic. Espero que les guste.

Capítulo1: el adiós, un proyecto y día nuevo

"Lo siento en verdad Mina, pero yo no…"- se encontraba nervioso. No sabía cómo decirle que ya no la amaba...

"Solo vete". Ella agachó la mirada completamente derrotada. ¿A dónde se habían ido esos días donde su amado novio le amaba? ¿Cuándo y de qué manera se metió ella entre los dos? La pobre intentaba desesperadamente esconder el temblor corporal que tenía desde el momento en que él le pidió hablar en su departamento con respecto a su 'relación'. Cuando se encontró esas esmeraldas que tanto había amado, las cuales ya no le regalaban el mismo brillo que antes, simplemente decidió que no valía la pena confesarle su magnífico descubrimiento… solo lo quería fuera de su vida.

"Pero Mina…" él la miraba y se deshacía por dentro. Nunca imaginó que su 'maravilloso mundo' pudiera terminar. Sin embargo había encontrado a una mujer que le robó el corazón… y por desgracia no había sido Mina.

"Yaten… sal de mi casa" se acercó a la puerta y mirándole por última vez. "No quiero volver a verte en lo que me resta de vida"

"En verdad lo lamento" y salió derrotado. Era cierto que estaba enamorado de otra, pero el cariño que le tenía a Mina era tal que no deseaba perderla, sin embargo no podía ser de otra manera… era ella o su verdadero amor.

Cuando la rubia se quedó sola, simplemente se recargó en la pared y se dejó caer. Abrazó sus piernas y simplemente liberó su tristeza…

Mina, estoy perdidamente enamorado de Rey… he estado con ella varios meses sin que tú… y por lo mismo tenemos que terminar para poder formalizar algo nosotros dos, ya no quiero lastimarte más…

¿Lastimarla más? ¡Cómo no lo iba a hacer si con la que la había engañado era nada más ni nada menos que su ex mejor amiga! Dentro de su disonante llanto, le agradeció al cielo mismo el haber descubierto que el próximo aumento en su vientre y el cambio radical de su vida sería solo de ella, antes de que arruinara esa pequeña vida con un ser que la abandonaría por otra en cualquier minuto.

"A partir de estos momentos…" aún no podía dejar de llorar, el dolor era tan fuerte que si no estuviera ese maravilloso ser creciendo en su vientre, perdería la cordura. "Tú y yo seremos uno solo y estaremos juntos por siempre…" acarició su aún vientre plano "y pase lo que pase, saldremos adelante"

. . . .

Minako Aino era una de las mujeres más fuertes que había tenido el gusto de conocer. Mientras la observaba dando una de las tantas presentaciones a los clientes sobre el nuevo edificio de oficinas, Serena Chiba pensaba acerca del orgullo de trabajar con una mujer como ella.

"Como les he dicho, este edificio está planeado con la más alta calidad en instalaciones y servicios…"

Cuando la conoció años atrás en la universidad, era otra. Recordaba que una chica de 19 años completamente revoltosa con un gran vientre de 7 meses se adentraba al 4° semestre de carrera más masculina y difícil de todas: arquitectura. Al principio fue difícil para Mina ya que su vientre era mal visto hasta por los profesores, y no solo eso, cuando tuvo que dejar la carrera año y medio por Kato, un hermoso bebé de cabellos rubios y ojos verdes, fue tachada como la peor estudiante de esa universidad de prestigio. Pero ahora, a sus 24 años, era una de las mejores proyectistas conocidas en todo Japón.

Recordaba que ella misma fue la única que se atrevió a hablarle cuando la joven rubia se reincorporó a la universidad de lleno y así, después de ser manchada por un helado de vainilla y arruinar uno de sus mejores planos hechos a mano, encontró a su mejor amiga.

A diferencia de Mina, Serena cumpliría en 4 meses 3 años de casada y esperaba a su primer bebé, de nada más ni nada menos que de Darien Chiba, su mejor enemigo en la carrera, simplemente por ser ingeniero civil… Ironías de la vida.

"Aino, Chiba" la voz del representante de los inversionistas captó la atención de amabas mujeres "su trabajo es realmente exquisito… así que sin más dudas, ¿en dónde firmamos?" un joven moreno les miraba absorto. Jamás se imaginó que en esa pequeña casa de diseño pudiera encontrar lo que siempre había buscado: a las mejores arquitectas de todo Japón.

"En un momento les pasarán el contrato" comentó Mina riendo "Verán que no se arrepentirán"

"Y no lo haremos" un hombre de cabello negro se acercó a una distraída Serena, siendo observada por sus analíticos ojos azules. "Me informaron en la constructora Chiba, que ellos eran ayudados por una casa de diseño, pero jamás me imaginé que tuviera excelentes proyectistas"

"Tiene mucha razón" Mina se acercó a ellos poniéndose entre su amiga y el inversionista, sonrió y dio por terminada la junta.

Era tan feliz. Todos sus planes estaban saliendo a flote y ahora podría celebrar cómo se lo prometió a su amado hijo. Cuando ambas mujeres se despidieron, se dirigieron a sus respectivos hogares. Por un lado serena vivía en uno de los barrios más hermosos del reino lunar. Gracias al trabajo desarrollado por su marido y ella, habían conseguido construir su nidito de amor, acondicionado para que su vida estuviera llena de comodidades… y ahora era modificada por la llegada del primer bebé de la familia.

En cambio Mina había comprado un pequeño departamento a las afueras de la ajetreada ciudad. Su vida siempre había sido tranquila y buscando ese sentimiento de paz, se adueñó de uno de los departamentos recién construidos de la constructora Shields. No era lo más grande del mundo, sin embargo era el hogar de ella y de su amado hijo, el cual era su vida y todo su amor… sin olvidar a Amy, una joven de 15 años que, por cuestiones familiares y problemas personales, comenzó a vivir con ellos desde hace 2 años, siendo adoptada oficialmente a los 8 meses de su llegada.

"¡Ya vine!" Mina entró cargando 4 bolsas de plástico y dos de papel. A su recibimiento se encontraron Kato y Amy, ayudándole con todo el cargamento, dejándolo en la mesa para abrazarla fuertemente después.

"¿Te dieron el trabajo?" Amy preguntó sin soltarla.

"Más que eso mis amados hijos…" se separó de ellos y tomando las bolsas de papel, les entregó una a cada uno. "Comenzaremos la obra la siguiente semana"

"¡Hurra!" Kato no aguantó más y después de darle un beso a su mamá, abrió rápidamente el regalo que por tanto había esperado. "¡Me lo compaste! ¡Eres lo máximo mami!" el niño de 4 años corría como loco al encontrar nada más ni nada menos que un Nintendo DS completamente negro, como él lo había deseado.

"Pero Mina, no puedo aceptarlo" Amy encontró el mismo aparato pero de color blanco. "No lo merezco"

"Claro que lo mereces y por favor, dime mamá" Mina le tomó suavemente por las manos y la miró dulcemente "sé que no eres mi hija de sangre, pero te amo como si lo fueras… eres parte de esta pequeña familia y es un premio por ser la mejor de tu clase. Me tienes impresionada con tu avance y bueno…" La rubia se alejó y ante la mirada verde y azulada, sacó un folder de su bolso. "Lamento no haberlo conseguido antes, pero nuestra situación mejorará y pues, a partir del siguiente semestre acudirás al colegio Yuuben"

"¿Tengo que ir a esa escuela mami?" Kato se acercó y mirándola con preocupación preguntó. "¿Ya no iré con mis amigos al Kinder?"

"En tu caso jovencito, estarás en tu kínder hasta que entres a primaria… en esos momentos tanto Amy como tú estarán juntos, ¿Te gusta la idea?" se agachó a su altura y le sonrió sólo como una madre sabe hacerlo.

"¡SI!" él las abrazó a ambas. "Las quiero mucho"

"Y nosotros a ti peque" Amy le contestó el abrazo y nuevamente le daba gracias a Dios que le haya dado esta nueva familia y salvado de un infierno.

"Y bueno… ya que estamos celebrando, ¡traje comida china!"

Ante los abrazos, besos y demás muestras de felicidad, disfrutaron de una de las tantas veladas familiares…

. . . .

"¡Te dije que no! Entiende de una buena vez que no Yaten. NO voy a ir a esa estúpida fiesta de tus padres ¿Cuántas veces tengo que recordártelo?" Raye se encontraba exasperada por la necedad de ese hombre. No podía comprender el porqué no entendía.

"Maldita sea, ¡eres mi mujer y debes hacerlo!" el de los ojos verdes se encontraba indignado. Tanto tiempo juntos y su situación no cambiaba. ¿Desde cuándo su feliz matrimonio pasó a ser un infierno?

"Pues eso me tiene sin cuidado… ¿crees que por un par de firmas vas a mandarme en lo que yo quiera? ¡Estás equivocado!

Así que no me molestes Yaten, me tienes harta"

"Pues eso me pasa exactamente igual. ¿Acaso no puedes un maldito día de tu vida cumplir tus obligaciones como la señora Kou? Tienes con esa negativa años… ¡AÑOS!"

"¡Perfecto!" Raye necesitaba alejarse de ese ser cuanto antes. Su venganza había sido cumplida desde hace tiempo y ya no le importaba nada. Había obtenido dinero y prestigio de ese hombre que tuvo que llamarle 'esposo' algunos meses después de que él cobrara su libertad, destrozando a ese hombre que tanto mal le había hecho. "Si ninguno de los dos nos soportamos… no hay otra más que el separarnos. Quiero el divorcio, Yaten"

El divorcio. Al principio se sorprendió y se exaspero al sentir que perdía a la mujer que 'amaba'… sin embargo se recordó algo que no había podido olvidar durante todo ese tiempo. ¿Acaso el amar provoca enfados, desolación y vacío? NO. El amor te da felicidad y locura… algo que desde que dejo a su rubia en ese departamento desolado, dejó de sentir. Que tono fue al pensar que la pasión que le despertaba la mujer que se encontraba frente suyo era amor.

Cerró los ojos y suspirando fuertemente, se enfrentó a esos rubíes y con la voz más seria que había sacado con ella comentó "de acuerdo Raye, pero será bajo mis términos" y se alejó de ella.

"¿Cómo que bajo tus términos?" ella le siguió hasta la puerta principal.

"Te lo dirán mis abogados… me mudaré a un hotel mientras buscas un lugar donde irte. Adiós" y se fue.

Raye en cambio, suspiró pesadamente. Por un lado se encontraba feliz por haber destruido al que llamó alguna vez 'amor', sin embargo la amargura y tristeza por perder a un ser que le ayudó en todo y no la dejó caer cuando estuvo a punto de… cerró los ojos y espero que esta separación no manchara lo que tanto trabajo le costó lograr.

. . . .

La nueva escuela no era fea, al contrario. Era enorme y al parecer el prestigio que le había mencionado su madre era cierto. Amy se encontraba caminando lentamente entre los pasillos centrales en búsqueda de la sala de directores. Al principio le costó trabajo llegar, pero como se dice 'preguntando se llega a roma', se encontraba enfrente de ese lugar. Intentó calmar sus nervios cerrando los ojos y respirando profundamente para tocar inmediatamente la puerta. Fue hasta el tercer llamado cuando escuchó la voz de una mujer.

"Adelante"

"Eh, gracias". Amy entró rápidamente y se encontró en una gran oficina con varios escritorios, en los cuales trabajaban los secretarios generales y demás personal que ella desconocía.

"¿En qué puedo ayudarte?" una joven de cabellos cafés y de grandes ojos verdes le sonrió a la recién llegada.

"Bu… busco a la directora. Mi nombre es Amy Aino y esto… yo…" calló al ver el asombro de esa mujer.

"¿Has dicho Amy Aino?" se levantó e inmediatamente se puso a su lado "¡Mucho gusto Amy! Te estaba esperando. Mi nombre es Lita Kino y desde estos momentos seré tu tutora. En un momento te presentaré a la directora y así te daré el tour por la escuela, ¿te parece?"

"De… de acuerdo"

"Bien… ¡Estoy tan feliz! Me han dicho que eras la mejor en tu antigua escuela" pare romper el hielo entre ellas, comenzó la plática y así ganarse la confianza de esa jovencita.

"A… así es" sentía un gran sonrojo en sus mejillas. ¿Qué es lo que les dijo su madre para que la elogiaran por eso?

"Me parece perfecto Amy, te encantarán los cursos que tenemos preparados para ti" llegando a su destino. "Bueno Amy, cuando salgas por favor, llámame y así te enseño todo el plantel. Suerte" le sonrió y se alejó.

Suspiró y tocando a la puerta, esta se abrió. Al entrar se encontró con una mujer alta y delgada vestida en un gran traje sasgtre negro, con su piel blanca y cabello negro suelto. Cuando se acercó a ella, encontró unos ojos tan rojos como los rubiés y una gran sonrisa.

"Hola, ¿en qué puedo ayudarte?" la directora del plantel regresó a su asiento e invitó a Amy a sentarse.

"Buenos días. Soy alumna nueva y… bueno, me pidieron que pasara con usted para darle mis papeles de mi otra escuela personalmente"

"Cierto, algo me había dicho Lita…" sonrió nuevamente "Pues bien Amy, mucho gusto y espero que sea de tu agrado esta institución"

"Gracias"

"Pues bien, pásame tus papeles y puedes irte… ¿Amy?"

"Aino, Amy Aino"

Y en esos momentos su risa desapareció.