Capítulo 1

"Pasado en el presente"

Subió las escaleras hacia su oficina con rapidez. Aquello no podía estar pasando, ¿cómo era posible?, quizás las personas tenían razón al decir que el mundo era mucho más pequeño de lo que se cree. Pero, ¿por qué justo ahora?, en este momento de su vida en que todo estaba bien, en calma y sin ningún tipo de problemas. Inmediatamente miles de recuerdos se amontonaron en su mente, estaban completamente revueltos, sin embargo tenían un denominador común, en todos sus pensamientos se encontraba… él, en ese instante solo maldijo al mundo por todavía no haber encontrado una forma de borrar selectivamente los recuerdos.

Mientras piensas el tiempo vuela, en unos segundos ya se encontraba frente a la puerta que día a día atravesaba para comenzar su día laboral, solo que hoy parecía que abrirla significaba viajar en una máquina del tiempo directo a su pasado. Sintió como sus manos comenzaban a sudar, incluso sintió que le faltaron las fuerzas para girar la perilla de aquella puerta, pero sabía que era algo que al fin y al cabo no iba a poder evitar, había que enfrentarlo, y entre más rápido fuera mejor.

- Señorita Sakura – sintió como su secretaria la llamaba cuando estaba a punto de subir las escaleras – hay alguien en su despacho esperándola.

Le pareció muy raro, ella incluso había llegado quince minutos antes del horario en que comenzaba a atender a sus clientes.

- ¿Es alguien que ya tenía cita conmigo? –preguntó nerviosa de que se le hubiese olvidado que tenía reunión con alguno de sus clientes. Estaba a punto de revisar su agenda cuando su secretaria la interrumpió.

- No señorita –dijo tratando de calmar a su jefa que comenzaba a colocarse pálida. Sabía que a ella no le gustaba quedar de irresponsable.

- ¿Entonces por qué está en mi despacho y no lo has hecho esperar aquí contigo como siempre se hace con los clientes nuevos? –preguntó amablemente pero queriendo encontrar una respuesta rápida. También se sabía que a la pelirosa no le gustaba saltarse los protocolos.

- El dijo que era un conocido suyo… de muchos años agregó. Insistió en esperarla en su despacho.

Quedó en blanco por un momento, ¿alguien que la conocía de toda la vida?, esa era una información muy vaga, toda persona tiene personas que la conocen de siempre. Ladeó la cabeza de lado a lado tratando de entender mejor la situación.

- ¿Cómo se llama? – preguntó al fin la ojijade.

- Enseguida se lo digo – buscó con su mirada una hoja de ingresos, para luego alzar su mirada – Uchiha… Sasuke Uchiha. Sentenció al fin.

Soltó una risita nerviosa antes de comenzar a temblar ligeramente. Eso no era posible, ¿habría más de un Sasuke Uchiha en el mundo? – no pensó de inmediato – eso era aún más imposible. Trató de recuperar los colores para volver a dirigirse a su secretaria.

- Ten Ten… ¿estás… estás segura? –soltó con una voz temblorosa.

- Señorita Sakura, ¿está bien? – la pelinegra prefirió preguntar eso antes que responderle su pregunta, es que la pelirosa estaba como pocas veces la había visto, si ya era pálida ahora parecía un fantasma.

- No, no es nada -trató de recuperar la compostura –supongo que subiré a ver de qué se trata todo este asunto.

Pero antes de que Sakura se dispusiera a subir rápidamente las escaleras sintió como Ten Ten le agregaba –señorita, el señor Sasuke no está solo –al parecer cuando las cosas malas pasan, vienen todas juntas pensó.

Lo primero que vio al entrar fue su melena negra alborotada, sino fuera porque estaba de espaldas y no tuvo que enfrentarse directamente con sus ojos, no hubiera notado la otra melena que allí se encontraba, solo que esta era rubia y se encontraba atada en una coleta alta. Quizás sus pasos fueron demasiados ligeros, o quizás ella misma estaba tratando de pasar aún desapercibida, porque ninguno se volteó a verla, entonces como un auto reflejo cerró la puerta con más fuerza de lo normal.

Fue entonces cuando el primero en voltearse fue el pelinegro, en ese mismo instante la misma oleada de recuerdos comenzaron a pasarle por su mente, parecía que enserio al entrar y verlo había vuelto al pasado, hace muchos años atrás, cuando ella era muy joven, cuando él había aparecido en su vida. Miró de reojo para analizarlo lo más disimuladamente que puso, pero no tardó en reparar en una de sus manos –un anillo pensó –es que los detalles más dolorosos por más pequeños que sean son los que resaltan con mayor rapidez.

- Sakura… - salió de los labios del pelinegro.

- Señor Uchiha –respondió lo más seca que pudo.

Un choque de miradas, ajenos completamente a la tercera persona que allí se encontraba, aquella rubia de ojos azules con un anillo resplandeciente en su mano también.

- Señorita Yamanaka –esta vez su mirada se dirigió a la rubia –lamento no poder decirles que me alegra verlos, solo puedo decir que no tengo demasiado tiempo, además que cualquier cosa que necesiten es obvio que el último lugar donde lo encontrarían seria aquí.

- ¿No nos vas a ofrecer asiento siquiera? –preguntó la de la coleta –parece que algunas cosas nunca cambian, parece que la educación no la consigues ni con un título.

- No creo que hayan venido hasta aquí para darme sus saludos, y como ya dije cualquier cosa que busquen no la encontrarán aquí –añadió Sakura –ya saben por dónde queda la salida.

- Sakura – la voz del Uchiha seguía siendo igual de autoritaria que siempre –lo que buscamos solo lo podemos encontrar aquí.

- Hay miles de oficinas de abogados –replicó inmediatamente la ojijade.

Sasuke meneó la cabeza a modo de reprobación –es que no necesitamos a una abogada Sakura, lo que buscamos es a ti –finalizó.