Disclaimer: One piece no me pertenece, todo de Oda Sensei.

Notas de la autora: Fic dedicado a Cris, que sé que le gusta esta pareja y por algunas cosas que también le pondré más adelante. Te quiero Crisita.

IN ANOTHER WORLD

-Zoro... No

Le dijo mientras intentaba no mirarle al rostro, no mirarlo a los ojos, porque sabía que si lo hacía, sería su perdición.

El espadachín se separó con una expresión de desilusión en el rostro mientras Robin terminaba de arreglarse la ropa. Sabía que muy pronto los demás camaradas llegarían y no quería que ellos la atraparan en semejante escena.

Y no porque se avergonzase, no. Lo que más disfrutaba, aparte de leer, era la compañía de Zoro, era estar entre sus brazos, disfrutar de sus besos, de sus caricias, de sus estocadas que la llevaban al infinito. Sin embargo, tenían un acuerdo.

Habían pasado tanto tiempo en un constante tirar y aflojar, que ya estaban cansados de todo eso. Habían decidido dejar de jugar a que se querían en un momento y al siguiente dejarse de lado, estaban cansados de pretender no sentir nada y al mismo tiempo, encontrarse solos de casualidad y arrastrarse al abismo. Decidieron no darle un nombre a lo suyo, pues aunque ambos ya tenían claro que se deseaban con locura, también sabían que por el momento, no podrían estar juntos.

Ya lo habían intentado un millón de veces en el pasado, ser una pareja, sin que las cosas diesen un fruto. Si bien la pasión que se tenían el uno con el otro parecía irreal, también parecía irreal la distancia que se generaba entre los dos cuando no estaban juntos. Tan cerca y tan lejos a la vez.

Decidieron ser amigos, aunque a veces era muy difícil mantener ese nombre, pues sus cuerpos se reconocían al instante cuando por accidente sus brazos se rozaban.

Estaba decidido, no se lo contarían a nadie hasta que una palabra pudiera definirlos. No eran novios aunque estaba claro que lo que sentían no era una simple atracción, había cariño de por medio, palabras lindas, abrazos y besos inocentes. Tampoco eran un encuentro ocasional de la noche aunque a veces las circunstancias solamente les permitían quitarse la ropa a medias y entregarse en los lugares más incómodos del Sunny, a escondidas, como si fuesen amantes escondiéndose de sus anteriores compromisos.

Y sin embargo, no era raro para los demás ver como a veces podían entenderse con solo una mirada o sonrisa, como si hubieran encontrado una forma de comunicarse por telepatía. La deducción de los demás sería que eran muy buenos amigos a pesar de que a veces no pudieran estar en la misma habitación juntos.

Esa era quizás la mejor manera de estar juntos, una peculiar manera que solamente los dos podían entender. Al parecer, estaba funcionando, habían pasado ya muchos meses y seguían allí, en ese equilibrio.

Robin le plantó un beso en la mejilla mientras que con su mano lo sostenía con fuerza para mantenerse allí por unos segundos, le besó la frente.

-Zoro, te amo

Le nació la frase, es lo que ella en ese momento sentía y había querido decírselo.

Zoro le sonrió, la besó delicadamente empezando a desordenar sus ropas nuevamente, ella gimió un poco, cerrando los ojos.

-Supongo que podemos quedarnos aquí un rato más.

Robin sucumbió y se dejó llevar por las manos de Zoro que la aprisionaban contra los muros lacados al tiempo que sentía que el cuerpo del espadachín se acomodaba para que el submarino haga menos presión contra su espalda. Si, hasta ese punto habían llegado, hasta el punto de refugiarse entre los distintos docks del barco.

Empezó a acariciarle las piernas desnudas, pues Robin ese día había decidido llevar un vestido ligero, algo había presentido al ver la isla aproximarse, al ver el entusiasmo de todos sus amigos por desembarcar. Ella se quedaría con la esperanza de que Zoro captase el mensaje, y no fue necesario captar ningún mensaje, Zoro se encontraba dormido cuando desembarcaron. No hubieron mayores problemas.

Un pequeño grito se le escapó de los labios cuando sintió uno de los dedos de Zoro irrumpiendo en su anatomía. Se aferró a él como queriendo que el contacto se hiciera aún más intenso. El espadachín se relamió los labios mientras movía su dedo dentro de ella y su boca le robaba un beso que ahogaría los gemidos.

La liberó por breves instantes mientras aflojaba su pantalón y sacaba su miembro erecto, la desesperación hizo efecto en él y le arrancó la ropa interior al tiempo que le hacía levantar una de sus blancas piernas, la recargó contra el submarino en una breve vuelta y con una estocada hizo su irrupción total.

Robin solamente pudo reaccionar cuando Zoro empezó con el vaivén, ella lo siguió, clamando por más fuerza...

Terminaron agotados, acostados sobre la madera tibia, sintiendo gotas de sudor por todo su cuerpo, abrazados, dándose pequeños besos alternados con caricias traviesas, sin dejar de mirarse a los ojos.

-Creo que debemos volver arriba.- Le dijo Robin tratando de encontrar una manera para cubrirse un poco. Había estrenado ese vestido ese mismo día, y Zoro lo había convertido en un montón de trapos retorcidos.

En verdad amaba ese salvajismo que poseía, y no solamente en la cama, si no, en todos los aspectos de su vida.

Subieron los escalones mientras reían, la tarde estaba cayendo y decidieron despedirse con un beso. Robin entró al cuarto de baño.

Calentó el agua y se quitó lo poco que le quedaba encima, se metió en la bañera sintiendo que la piel aún le quemaba en determinadas zonas. Nunca pudo entender las razones del porqué los besos de Zoro le quemaban la piel hasta después de varias horas. Se tocó los labios con el dedo índice y sonrió.

En verdad lo amaba. Podía sentirse completa con sólo su presencia, y eso estaba bien. Empezó a recordar lo sucedido en la bodega y un suspiro se le escapó de pronto llenando toda la habitación. Cerró los ojos y se dejó arrastrar por los recuerdos.

El primer beso, la primera vez que tuvieron sexo, la primera vez que escaparon del barco para amarse entre las sábanas de un hotel. La primera vez que había decidido no guiar a Zoro y acabaron perdiéndose en un bosque donde hicieron el amor. No esperaban que la marina anduviera cerca y tuvieran que huir al tiempo que trataban de vestirse para poder combatir con ellos y no dejarse atrapar. Habían aprendido que lo mejor era seguir escapando a media noche y aguantar los gemidos para que los demás no despertasen.

Se quedó dando vueltas en sus fantasías.

Por otro lado, Zoro se encontraba en el puesto de vigía, con la mente en blanco, tratando de meditar, de pronto, la imagen de Robín a su lado, abrazados, le interrumpió la llegada a la nada absoluta. Se desconcentró.

No sabía lo que le pasaba con ella. A pesar del tiempo que había pasado, aún sentía muchas cosas. A veces le desconcertaba. Él había estado acostumbrado a ir con la marea, a no estancarse con nadie, a vivir por él y para él, pero desde que se había unido a la tripulación, algo había cambiado.

Después conoció el amor, la conoció a ella que se entregó por completo y le había dicho que la amaba.

No sabía si era correcto o no el estar en una relación de ese tipo. Lo único que tenía claro es que sus labios lo llamaban, y él solamente reaccionaba. Era extraño el sentir esa especie de conexión con ella, y solamente con ella, como si hubiesen nacido para estar juntos sin estarlo.

Se recostó y empezó a recordar una a una sus aventuras, sus arrebatos, aquella vez cuando después de hacer el amor se habían mirado en silencio durante varios minutos antes de empezar de nuevo. Recordó sus labios succionando su miembro y se dejó llevar por la película de su mente.

Los gritos se hicieron presentes, las risas, la conversación que se iba aproximando. Robin salió del cuarto de baño vistiendo su pijama, recibiendo a sus amigos con una sonrisa y un "¿Cómo les fue?"

-El log no tardó mucho en adaptarse, así que podremos partir mañana en la mañana.- Respondió Nami.

Sanji llegó con mil bolsas sobre sus hombros, fue al cuarto de las chicas para dejar las de Nami y en seguida siguió su recorrido a la cocina, moría de ganas por probar una nueva especia que había conseguido.

Uno a uno los tripulantes fueron ocupándose en sus cosas, Usopp corrió al estudio que había adaptado recién para ponerse a pintar con unas acuarelas nuevas que había comprado, Brook, por su parte se dirigió a guardar las cuerdas de repuesto que había comprado para su violín, afinó una guitarra y empezó a tocar una melodía feliz. Franky fue a recargar la cola en los barriles de almacenamiento, Nami agarró a Robin del brazo para mostrarle las cosas que había comprado al tiempo que Chopper correría a su habitación para almacenar algunos compuestos para hacer su medicina junto con algunos libros de medicina y Luffy se dedicó a presionar a Sanji porque tenía hambre.

Zoro se quedó arriba, no tenía ganas de bajar, de hecho, sentía una inmensa necesidad de tener a su lado a Robin, la erección en su pantalón lo delataba, empezó a masajearse de a poco, recordando los besos de la morena prendiéndose en su piel. Algo lo desconcentró.

Unas balas de cañón explotaron a los lados del barco haciendo que se meciera salvajemente, todos dejaron de ocuparse en lo que estaban haciendo para ir la cubierta y enfrentarse al que los estuviera atacando.

Los marines.

Un ataque de proporciones bíblicas se estaba llevando a cabo, Zoro saltó del puesto de vigía con la agilidad de un puma dispuesto a cortar las balas que se aproximaban peligrosamente al barco, Sanji y Luffy hacían lo mismo por su parte, Robin creó una red con sus brazos para amortiguar las balas que a los demás se les escapaban.

Chopper se transformó a su Heavy Point para ayudar a desviar las balas.

-Franky ¿Qué estás esperando para encender el coup de burst?- Le gritó Nami sin obtener una respuesta. -¡Franky!- Desesperada buscó a su camarada quien estaba en el suelo, inconsciente.

-Mierda, mis espadas.

Zoro miró a sus armas desmoronarse frente a sus ojos, estaban oxidadas.

-¿Qué está pasando? - Alcanzó a gritar Sanji antes de colapsar.

-Maldición, no dejaré que vuelva a suceder, no nos van a atrapar- Gritó Luffy antes de que una capa de humo lo cubriera dejándolo débil, en el suelo.- siento... como si estuviera... en el mar.

Robin, al escuchar esas palabras se alejó lo más posible del humo, sin embargo, podía sentir que efectivamente era un derivado del kairoseki. -Esto no está nada bien ¡Nami! debemos hacer algo.- Le dijo al ver a Brook y a Chopper debilitarse por el humo.

Zoro se puso a su lado, se quitó la camiseta y se la dio a Robin- no respires ese humo.- Se distrajo, dio la vuelta y una bala de cañón le dio de lleno derribándolo.

-¡Zoro!- Gritó Robin soltando la camiseta que le había dado, el humo negro se esparció en sus pulmones y cayó junto a él.

Escuchó a Nami gritando su nombre con desesperación, pero le pareció ser sólo una imaginación, en cambio lo vio a él, con un charco de sangre bajo su cuerpo, con la sangre escurriéndosele por la comisura de los labios.

-¿Zoro?- Le dijo con un atisbo de voz, no obtuvo respuesta.

Trató de ponerse de pie, sin lograrlo, en cambio movió su mano para alcanzar su cuerpo. Estaba frío, dirigió su mano hasta su nariz... No encontró rastro de respiración.

Un dolor punzante en su corazón la hizo estremecer, el sonido que le llegaba de los lados no era claro, sólo podía escuchar a Nami gritar y una voz decir "Al fin son míos"

CONTINUARÁ...

¿A que no esperaban este giro, verdad?

Prometo que el siguiente capítulo también será impredecible.

Ya saben tomatazos, críticas, lo que sea, acá abajo está el recuadrito.

Nos vemos en el siguiente capítulo.

Suerte!