"Primer beso, primer amor"
Nota: Este fanfic tiene 50% de hentai/yaoi. Leerlo o no, es tú responsabilidad.
Yugi: Comienza el día con lluvia… -repetía en su mente- Yami, ¿dónde estarás? –Sosteniendo con más fuerza su rompecabezas-
Yami: estoy aquí… siempre cuidándote Yugi –repetía en la mente de este-
Yugi: Yami, por favor, no te alejes más…
Yami: no lo haré… -apareció a su lado y le dio un fuerte abrazo-
Tocan la puerta… toc, toc, toc.
Yugi: iré a ver, -abrió la puerta y se encontró con Bakura, si Bakura el que antes fue enemigo de Yami-
Bakura: Buenos días, Yugi.
Yugi: Bakura, pero ¿qué haces en mi casa? Es decir…
Bakura: … ¿está Yami? –Interrumpió su frase-
Yugi: oh… Yami, te llaman –apareció Yami en vez de Yugi-
Yami: ¿qué sucede, Bakura?
Bakura: podrías acompañarme por favor, debo decirte algo –bajó la mirada algo sonrojado-
Yami: eh, ¿de qué hablas?
Bakura: … ¿podrías? …
Yami: bien, vamos.
Una hora luego, Bakura y Yami se encontraban en medio del atardecer, tan cálido y cómodo, solo observándolo.
Yami: hemos recorrido todo, ¿qué me quieres decir?
Bakura: mira Yami, se que sonará raro y probablemente…
Yami: … ¿probablemente?
Bakura: no sientas lo mismo. Yo te he amado siempre y jamás he querido hacerte daño alguno. Juro que no es mentira y, puede que te parezca 'gay' pero por favor, dime que sientes.
Yami: Bakura, siempre te he considerado una persona dulce y amable. Y creo que también siento lo mismo, y… no me interesa lo que digan. Te amo.
Bakura: Y-Yami –tartamudeó sonrojado-
Yami: -del mentón de Bakura lo tomó y cerro el 'Te amo' con un dulce y cálido beso a la luz del atardecer-
Bakura: guíame…
Yami: -llevó a Bakura de la mano por toda la playa hasta llegar a su casa, donde la iluminación era tan confortable y con aspecto romántico. El sillón estaba tan simétrico y cálido que provocaban ganas de dormir una siesta. La melodía de los pájaros afuera hacía todo mágico-
Bakura: que lindo aspecto, Yami –sonrió con esa sonrisa tan dulce que a Yami le encantaba y enloquecía-
Yami: -recostó delicadamente a Bakura sobre el sillón y comenzó a besarlo dulce y apasionadamente, a la vez-
Bakura: te amaré toda mi vida y juro que nadie nos separará –sonrió de nuevo-
Yami: me enloqueces… -comenzó a soltar suavemente las prendas del chico peliblanco-
Bakura: -al mismo tiempo que le daba suaves besos, luchaba por intentar quitar esas prendas-
Yami: -logró soltar todas sus prendas y observó el cuerpo delicado del chico, blanco como muñeco. Un muñeco que jamás vio la luz y en ese momento, a la luz del crepúsculo, se veía tan hermoso y perfecto- eres hermoso –sonrió y volvió a dar sus suaves besos pero esta vez por todo su cuerpo-
Bakura: -que también había logrado desenvolver a Yami de sus ropas- tú… igual lo eres.
Yami: -colocó lenta y delicadamente el frágil cuerpo del peliblanco boca abajo, y se introdujo en el- no te arrepientes, ¿no?
Bakura: claro que no, mi faraón.
Yami: bien –comenzó a introducirse en Bakura largando ligeros gemidos-
Bakura: Y-Yami… -que también soltaba gemidos ligeros pero apasionados-
Yami: -se introducía más adentro de Bakura, queriendo entrar al paraíso, con la única persona que amaba-
Bakura: -se agarró lo más fuerte que pudo de las sabanas que los envolvían- ah, por favor… ah, termina –cerró sus ojos-
Yami: b-bien… -logró terminar y esta vez comenzó a lamer apasionadamente el cuerpo del chico-
Bakura: -aún continuaba con los ojos cerrados- te amo Yami Atem.
Yami: y yo te amo a ti, Bakura. Príncipe de mis sueños más profundos, rey de mi corazón –continuó lamiendo su cuerpo hasta llegar abajo. Donde, apasionadamente, comenzó a lamer su miembro-
Bakura: pero Yami… -se excitó al solo pensar que era Yami quién realizaba tal acción- … ¿qué haces?
Yami: -no respondió y siguió con su acción-
Bakura: -comenzó a soltar leves gemidos tratando de aferrarse de algo- Yami…
Yami: -terminó- se nota que eres principiante –sonrió de manera pervertida-
Bakura: -se sorprendió- ¿ah sí? ¿Qué quieres hacerme?
Yami: todo lo que pueda hacerte feliz, mi príncipe –volvió a sonreír, acostó al niño boca arriba e introdujo su lengua dentro de la boca de este, tratando de que sus lenguas se encuentren en una apasionada y romántica acción-
Bakura: -se dio cuenta de lo que su faraón intentaba realizar y comenzó a acariciar suavemente el cuerpo del mismo-
Yami: -terminó con esa apasionada acción y se dispuso a también acariciar el cuerpo del chico que lo enloquecía- eres mi única razón de existencia y ojalá nuestros lazos jamás se rompan –susurró en el oído derecho de su príncipe-
Bakura: te prometo que nunca, nadie ni nada, los romperá –sonrió y acarició su cabello-
Y así los dos chicos, con un tibio abrazo, lograron dormir hasta el día siguiente.
Yami: -que apenas logró abrir sus ojos en la suave luz del día- ¿Bakura? –Preguntó, observando al chico-
Bakura: ¿Qué quieres? –Que ya había logrado despertar-
Yami: te quiero a ti… -murmuró entre uno que otros silbidos de pájaros-
Bakura: sabes que soy tuyo –sonrió-
Así, con la luz del día y los ruidos de la mañana, Bakura y Yami quedaron en ese sillón. Donde todo se había hecho una odisea a luz tenue.
