Disclaimer: Naruto no me pertenece, es de Masashi Kishimoto y esta historia no tiene ningun fin de lucro.

Adulterio

Cáp.1

Cónyuge


No hay lugar al cual correr ni en donde esconderse, cuando una persona da el si es difícil o extraño actuar como yo lo estoy haciendo, no tengo motivos o eso creo pues parece que no los hay o siento que me muevo de manera ilógica pues se supone que lo di porque era lo que yo quería pero no era lo que yo quería, creo que solo lo hice para callarla o tal vez si sentía algo. Pero Sasuke dice que no necesito motivos para actuar de esta forma y yo no lo sé, casi no le conozco no sé porque le escucho, el es solo mi socio de trabajo aunque parece saber mucho sobre el tema y sé que también está "felizmente" casado con una mujer al igual que yo lo estoy… felizmente.

-Piensas demasiado el asunto – Me dice mientras saca un cigarrillo de uno de los bolsillos de su pantalón de vestir negro-. Mira, se que lo necesitas… Hyuuga pensaba como tú y ahora es otro… su matrimonio va viento en popa y créeme ella lo agradecerá sin siquiera saberlo. Todos lo hacen todo el tiempo, yo lo hago, y me funciona de las mil maravillas y mi mujer ni en cuenta.

-Es sucio.

Fue lo único que dije y me encamine hacia la puerta del despacho, caminé pensativo y dudoso, en realidad no perdía nada en intentarlo, posé mi fría mirada en mi socio y asentí con la cabeza.

-A los hombres nos gustan las cosas así –Me lo dijo tan natural y con una sonrisa tan amena que por un momento sentí creerle. Tomó una bocanada de aire limpio apartando su cigarrillo y añadió-. Estas cosas normalmente tienen su día, yo lo hago lunes miércoles y viernes, coinciden con los días que mi mujer tiene su club de cocina… ¿O lectura? Bah da igual –parecía discutir eso consigo mismo y se quedó callado un momento recuperando el hilo de la discusión-. Días libres en los que puedas. Mañana hablamos.

-claro.

Murmure una despedida o algo así y Salí definitivamente por la puerta de madera de roble tratada. Estaba harto del trabajo, los casos, el papeleo, la estúpida secretaria de voz melosa que parecía querer seducir a todo el buffet de abogados y más de Uchiha que desde que se enteró de mis rencillas con mi nueva esposa no deja de insistir en llevarme a un prostíbulo ilegal… bueno no, él jura que es todo menos ilegal y me dijo que no lo llamara prostíbulo, que eso es para la gentuza y el no era eso o decía no serlo; él lo llama casa de citas o algo por el estilo aunque dudo que los servicios que se brindan ahí sean de una "casa de citas". Caminé por el estacionamiento que aun tenia algunos automóviles, al parecer Sumomo logró convencer melosamente a Hyuuga, vaya tipa, no debería dejar que mis socios eligieran a cualquier falda corta para este trabajo pues usualmente tipas así no solo tienen la falda corta. En fin no era mi problema, mi verdadero problema estaba en casa y no podía aplazar mas la espera así que imperturbable subí a mi auto y conduje lentamente por las calles casi embotelladas de Konoha hacia mi propio y personal infierno feliz… perdón volví a usar las palabras incorrectas, matrimonio feliz.

-llegas tarde –observa de modo hostil mi aspecto y se para del sillón de manera rápida-. ¿Estuviste trabajando? Llamé a tu oficina varias veces y esa tal Sumomo no contestó, ¿Acaso todos ahí son unos inútiles? Estuve marcando toda la tarde. ¡Me estás poniendo atención tan siquiera! –Perdió el tono "tranquilo" cuando notó que no le prestaba atención.

-No.

-¡No puedes tratarme como otro mueble de la maldita casa! –Caminó hasta situarse frente a mi iniciando oficialmente el monologo del día-. ¡Cuando te hablo debes escucharme!

-Claro –Alcance a susurrar mientras me daba la vuelta para colgar el saco en alguno de los percheros del armario que estaba junto a la puerta de entrada-. Ahora, cuando dejes de gritarle al viento, dile a Rena que sirva la cena, voy a cambiarme. Obedece.

Utilicé con ella el monótono y típico frío tono de voz que utilizo cuando hablo, nunca lograba alterarme y en nuestras discusiones la única que discutía era ella, nunca nada la tenía feliz. Ni la casa de dos pisos con 4 habitaciones, sin incluir la de huéspedes, con baño cada una todas amuebladas, sala, comedor, sala de juegos, jardín, Rena su sirvienta, su volvo nuevo, cocina que un chef podría envidiar, cuarto de lavado, su muy querida piscina. Todo, todo lo que esa mujer me ha pedido se le ha concedido, todo hasta el más mínimo capricho, pero ella siempre encontrara algo de qué quejarse. Uno nunca debe intentar que una cualquiera pase a ser señora o los humos se le subirán a la cabeza y más tarde esos humos prenderán fuego causando un infierno de vida.

Pensé más a fondo en la oferta de Sasuke durante la cena, mi mujer terminaba su ternera en silencio sentada en el lugar que se encontraba frente a mí y Rena estaba en la cocina buscando el postre. Empecé a doblar distraídamente la esquina de la servilleta de tela impecable que se encontraba junto a mi plato ya sin comida. Era una oferta que ahora se veía tentadora. No era que mi esposa no me complaciera, pero el sexo con ella era poco menos que un suplicio. Que si era muy tosco, que si era un bruto por no tratarla con la delicadeza con la que se trata a un bebé y si le respondía que lo que hacía era tener relaciones sexuales con una mujer de 23 años y no una recién nacida se enojaba y la cosa hasta ahí quedaba. Llegué a pensar que ni siquiera Rena, de 60 años, me haría sentir tan poco insatisfecho como mi esposa, pero mi esposa era más, exageradamente mejor que una mujer de 60, deseable que Rena, así que la cosa se quedaba en ceros.

-Perdón… –Su voz rompió mi concentración y me hizo levantar los ojos hacia ella-. No quería ponerme así, pero últimamente llegas tarde al trabajo y… Gaara por Dios ¡Solo despide a la mosquita muerta de Sumomo!

-Matsuri, la persona que elige a las secretarias no soy yo… si tanto te molesta ve y grítale a Uzumaki e Inuzuka –Tallé con frustración mi mejilla y la mire sin expresión y solo enojo contenido en la mirada-. Ahora cállate o harás que me vaya a la habitación y tendrás que dormir en otra tú sola. ¿Entendido?

-Sí.

-Eso espero.

La cena continuó sin perturbaciones, como si nada hubiera pasado, Rena sirvió frutas en almíbar y las comimos en silencio permitiendo que se retirara hasta que hubiéramos terminado Matsuri le avisaría que ya podía recoger los trastos sucios. De nuevo fui capaz de concentrarme en la propuesta de Uchiha mientras movía con aburrimiento un durazno con la punta del tenedor. Una noche con otra mujer que no fuera Matsuri, él me aseguro que eso la beneficiaria hasta a ella pero no entiendo porque pasaría algo así. También me aseguró que eso le había funcionado a Neji, cosa que me impresionó, no puedo imaginar cómo alguien de valores tan estrictos y esposa tan ardiente como la de el haría algo así y aparte gustarle, bueno eso demostraba que no era el único con matrimonio en picada… eso o ningún matrimonio es perfecto. Me levanté con mi plato ya vacio y mi mujer me siguió siempre tras de mí a una distancia prudente y ambos subimos las escaleras mientras ella le indicaba a Rena que habíamos terminado. Cuando entramos ella se dirigió al cuarto de baño y yo comencé a desvestirme quedando solo en interiores y me metí bajo las sabanas de la cama, rápidamente sentí la curiosa textura de ellas: satín. Mi esposa tenía algo planeado para esa noche.

-Creo que ya lo notaste –Su voz desde la puerta del cuarto de baño llamó brevemente mi atención y me senté en la cama para apreciarla mejor-. Espero que no estés cansado.

Sonreí de medio lado observándola parada apoyada al marco de la puerta con su diminuto camisón de seda roja con negro. Se acercó con un paso sutil marcando mucho las caderas y se arrodilló sobre la cama empezando a reptar sobre ella hasta llegar a colocarse sobre mí. Tome sus finas caderas con mis manos y las apreté atrayéndola para pegarla con las mías, ella soltó un quejido y empezó a juguetear con su boca en mi clavícula mientras se movía de arriba hacia abajo creando fricción entre nuestros cuerpos y yo recorría mi mano izquierda por su pierna apretando su muslo y ocupaba mi mano derecha en acariciar su espalda y cuello. Empecé a cansarme de su jugueteo de besos en lugares que no me interesaban y la atraje con mis manos hacia mi boca besándola violentamente y metiendo un poco la lengua, sus manos la no se encontraban a los costados de mi cuerpo y se empezaron a abrir camino en mí. Cambiamos de lugar sin separar nuestros labios y mis manos solo se ocupaban en deshacerse del camisón.

-¡Hay! –Se quejó ella separándose de mí y sentándose en la cama-. Me has golpeado la nariz.

-Por Dios –Susurré por lo bajo y me talle la cara con ambas manos frustrado-. No te ha pasado nada ¿Podemos seguir?

-No lo creo amor, me duele bastante, ya te había dicho antes que debías ser más delicado conmigo, pudiste habérmela roto.

Pensé que no tenía tanta suerte como para haberle roto la nariz. Mi querida esposa sabía como aguarme el momento y romper el encanto y erotismo que se producía entre los dos, así que lo dejamos todo por la paz. Definitivamente aceptaría la propuesta de Sasuke de ir a ese lugar, Matsuri solo me había calentado y no me gustaba sentirme animal en celo, mis ganas solo se irían hasta que pudiera terminar eso de la manera en la que se debe terminar, y bien sabía yo que si no lo terminaba no me iba a sentir a gusto, además odiaba la sensación que me dejaba. Podría resistirlo hasta mañana además si me entraban ganas en el trabajo siempre quedaba Sumomo. Caminé algunos pasos del estacionamiento a la oficina, estaba harto y cansado de aquella vida tan monótona que seguía todos los días en la que jamás había un momento de diversión o emoción o algo en verdad excitante, no había nada por lo cual aferrarse a la vida y eso me exasperaba. Tenía hambre, había salido sin comer de casa solo para no oírla de nuevo, tuve que ordenarle a Sumomo llevarme comida a la oficina.

-¿Problemas en el paraíso? –Uchiha entró en la habitación como perro por su casa y yo solo di un pequeño gruñido de aceptación-. Tú sabes que puedes hacer que eso acabe, solo basta con que me digas cuando y yo te llevare.

-Deja en convencimiento de lado, ya –Ladeé mi cabeza un poco-. Ya lo pensé lo suficiente como para decirte que si acepto, pero si no me gusta a la primera lo dejaré.

-Jajaja no esperaba menos de ti, créeme que hay para todos, de todos tipos y gustosos.

-Veo que tienes experiencia en este ámbito –sonreí de lado arrogantemente-. ¿Tan mala es tu esposa que la olvidas con otras mujeres?

Intente exponer un tema que resultara ser la fibra sensible de Uchiha pero para mi desconcierto este empezó a carcajearse de una manera estrepitosa mientras apoyaba su mano izquierda en su abdomen y se doblaba de risa. Lo mire expectante y en silencio hasta que logró dominarse y murmurar algo como "No tienes idea" y salió de mi despacho aun limpiándose las lagrimillas que quedaron como secuela de su ataque demencial. Ya sabía yo que no era un tipo normal. Aparte mi mirada del espacio donde antes había estado Sasuke y apreté el botón del intercomunicador.

-Sumomo mi comida –Dejé de oprimirlo y no escuché respuesta alguna. Volví a oprimirlo-. ¡Sumomo!

Perfecto, se había conseguido a otro de los abogados, de seguro Inuzuka que la estuvo rondando en la mañana que llegué. Perfecto tendría que salir yo solo a buscar mi comida y aun no acababa de revisar el caso del señor Takanawa a 3 días de ir a la corte. Solté un bufido y tome mi abrigo del perchero junto a la puerta, el frío decembrino me gustaba pero me era bastante molesto tener que usar todo ese exceso de ropa que me hacía sentir pesado y nada aerodinámico. Conduje algunas cuadras hasta una pequeña cafetería que me pareciera cómoda, pero todos los puestos de comida que rodeaban el edificio 4 manzanas a la redonda eran demasiado elegantes y no me apetecía algo elegante, estaba cansado de la comida fina y el trato adulador de los meseros. Al final me decidí por una pequeña cafetería a varias cuadras de la oficina, se veía de aspecto cómodo algo rustica y con algunas paraguas afuera con sillas y mesas en las que no había nadie, supongo que por el clima frío.

-Una ensalada con emparedado con la salsa a un lado, a si, y un café negro sin crema ni azúcar, caliente por favor.

Me tomó la orden un señor ya mayor y se retiro justo después de tomar mi pedido colgando el pedazo de papel en un ganchito.

-¡Oh demonios! –El susurro molesto de alguien hizo que girara la cabeza para encontrarme con una mujer, probablemente de mi edad, mirándome molesta-.

-¿Algún problema?

-¡Sí! –Me espetó como si fuera obvio-. Salí tarde de casa porque el incomprensible de mi marido quería un vasto desayuno y había despedido a la sirvienta, entonces me puso a mí como su criada personal a hacerle el desayuno y ¡Oh agonía! Su camisa tenía una arruguita ¡Una arruga imperceptible al ojo humano, solo visible para él! Llegué tarde al trabajo y no pude encontrar estacionamiento así que me estacione a 5 cuadras ¡5 cuadras! –Empezó a respirar violentamente y las aletas de su nariz se movían furiosas-. ¡Llego al trabajo toda cansada y sudorosa y me entero que perdimos el trato con Corea para la promoción de su festival próximo! Y ahora para mi almuerzo tuve que recorrer 9 lugares distintos a pie porque mi estúpido carro falló y ningún local de comida tenía espacio ¡llego a una donde si lo hay y con mi vejiga a punto de explotar voy al baño, vuelvo y un tipo está sentado donde yo lo estaba!

-Ah, yo soy ese tipo –Me miro de manera violenta como si se me fuera a echar encima, solo pude reír entre dientes un poco bajo, me había divertido el día-. No estaba consciente del crimen que cometía al sentarme aquí.

-Agh. Bueno ni crea que me iré, ya ordene y me sentaré aquí con usted le moleste o no le moleste –Se sentó de manera brusca y se quedó en silencio unos segundos-. Sakura Haruno.

-Sabaku no Gaara –Le respondí al mismo tiempo que tomaba la mano que me ofreció.

-Siento la escenita, quería desahogarme un poco la verdad… ¿Sabía que es de mala educación ignorar a las personas cuando le hablan?

-Lo siento, es que no me interesa su plática.

No intentaba ser amable, no es mi estilo y menos con desconocidos, la vida de aquella mujer no me importaba en lo más mínimo y solo esperaba mi comida. Ella guardó silencio todo el rato hasta que llegó la comida, noté que había pedido pollo empanizado y unas rodajas de lo que parecían ser papas junto a un vaso de agua. Y entonces decidí observar más detenidamente a la mujer con la que comía.

Era de rostro y facciones finas, ojos medianamente grandes de un jade intenso como dos joyas inteligentes y dulces, labios finos y pequeños que dejaban entrever unas hileras de blanco dientes de tamaño perfecto, piel cremosa y blanca que se antojaba pensar que tendrían la textura igual, cremosa y suave. Sus joyas estaban enmarcadas por grandes y espesas pestañas de un curioso color entre café rojizo, arriba de ellas tenía unas finas cejas rosadas. Su cabello era muy singular, rosado y de aspecto sedoso y brillante tal vez corto o un poco largo, no lo sé, estaba agarrado en una coleta que se escondía en el sombrero azul tejido que se lo cubría todo, solo unos mechones a ambos lados de la cara la enmarcaban. Su nariz era pequeña y recta algo respingada en la punta, sus manos eran de tamaño mediano y de dedos finos y largos tenían como único adorno dos anillos, el de compromiso y el de matrimonio. Vestía un vestido de lana color azul y había colocado su saco blanco en el respaldo de la silla, noté que también traía mallas y zapatillas de tacón fino.

-¿Se le perdió algo? –En ese momento me note descubierto y sonreí arrogante.

-Solo me preguntaba qué tan tonta puede ser una mujer como para desperdiciar todo eso con un marido.

Me levante elegantemente dejando el dinero de mi comida en la mesa y salí por la puerta de la tienda dejando a la joven mujer con la boca abierta y sin poder articular palabra alguna.


-No me apetece fornicar con una completa desconocida.

-Pero si no es de esos lugares, ahí no se hace nada que no quieras, si solo deseas hablar solo hablaras, es un lugar para darnos un respiro de nuestras mujeres, recuerda que no es prostíbulo.

Estábamos en el auto de Sasuke, yo en el asiento de copiloto y Hyuuga, Uzumaki e Inuzuka en la parte trasera todos con aspecto ausente. Habíamos decidido eso para que no se notara que no había nadie en el despacho, al parecer ellos pensaban en todo. Bastó con decirle a Matsuri que tenía una audiencia de la corte y tendría que hablar en privado con el juez y tardaría más de la cuenta.

-Toma –Uzumaki me pasó un antifaz color rojo con la forma de algo que me recordó a un mapache-. Es necesario para dejarte entrar, es para confidencialidad o algo así.

Me coloque el antifaz y cuando bajamos del auto ya todos tenían uno puesto, el de Neji era una pájaro plateado, Kiba usaba uno de un perro color negro con aplicaciones cafés, Naruto de un zorro naranja rojizo y por último Sasuke llevaba uno con forma de serpiente purpura con toques azules. Caminaron con paso tranquilo hasta un edifico de aspecto moderno y decente con unos guardaespaldas de traje y antifaces normales negros, se intercambiaron alguna palabras y nos abrieron paso sin rechistar un poco saludando a Sasuke como si de viejos amigos se tratasen. Adentro el lugar me recordó a un pequeño teatro, todo decorado de forma sobria y al inicio del lugar había unos cubículos individuales, los colores blanco negro y rojo eran los predominantes, adentro todos usaban antifaces con diferentes formas y esto me recordó a los carnavales venecianos. En el centro del lugar había una barra con estantes llenos de copas, vasos y botellas de coloridos contenidos y las mujeres vestían corsés con encaje o lencería fina y delicada que dejaba ver sus atributos. Las mujeres se repartían en todo el lugar, algunas estaban sentadas en las salas Lounge que había por el lugar o estaban en alguna de las plataformas moviéndose al ritmo de la música en movimientos casi felinos e incitantes. Al poco rato de haber entrado me di cuenta que había quedado solo en uno de los sillones, Hyuuga y Uzumaki estaban siendo acaparados por dos mujeres que vestían corsés con encaje y plumas y mascaras rosadas. A lo lejos Kiba recibía un baile privado de parte de una rubia de proporciones tan exageradas que me parecía de lo más vulgar y más si agregamos los gritos del interpelado. A mi derecha Sasuke solo hablaba con una joven morena de ropas verde brillante y este pasaba distraídamente su mano por la pierna de ella. Ahora entendía lo que quería decir cuando me dijo que se hacia lo que quisiera y que encontraría mucha variedad de cosas por hacer.

-¿Por qué tan solo encanto? –Una voz delicada y suave que arrastraba las palabras dando un toque sexy a sus palabras llamó mi atención.

Era de proporciones justas, estrecha cintura razonables caderas y pechos proporcionables a su complexión, traía un traje de encajes y vaporosas plumas de color blanco con negro y su largo cabello plateado caía en su espalda como cascada sostenido de un lado por un arreglo de piedrecillas y plumas negras. Se sentó junto a mí y me sonrió de lado con sus labios pintados de un rojo brillante, me miró a través de su antifaz y pude notar unos ojos de un azul eléctrico profundo y excitante.

-Me llamo Silver… Pero me apodan dulce tentación –Esto último lo dijo de broma y me hizo reír ligeramente.

Apoyó una de sus manos enguantadas en mi pecho y se inclinó hacia mi rostro deteniéndose a unos centímetros de mis labios pidiéndome permiso, me incline hacia ella para reducir el espacio entre nuestros labios dando a entender que no había problema. Silver sentó sobre unas de mis piernas y me tomó una mano para colocarla en una de sus firmes piernas blancas suaves al tacto, la mano que me dejó libre la use para colocarla en su cintura y atraerla más a mí. Empezó a pasar sus manos por mi cabello y profundizo el beso más hasta meter su cálida lengua y enredarla con la mía en un beso húmedo y salvaje.

-Lo siento dulzura me llaman –El pitido de un aparato colgado en su vestuario me hizo salir del trance hipnótico en el que me tenía- volveremos a vernos –Me aseguró antes de bajarse y salir caminando a paso de gacela.

-Fiuu –Silbó alguien junto a mi-. Silver, y el primer día que vienes, tienes muuucha suerte. Es muy especial con las personas que elige y es la más codiciada.

Al poco rato noté que la persona que me dijo eso fue Naruto. La noche pasó rápido y pude terminar lo que había empezado con Matsuri la otra noche con una chica pelirroja en uno de los cubículos privados. Regresé a casa a eso de las 12:00 PM y mi mujer ya estaba dormida y no sintió cuando entre a la cama, y si lo hizo es algo que ignoro y que no me importa. Esa noche soñé tranquilo, motas luminosas y espirales de colores, hubo azules, rosas, verdes, blancas, negras y hubieron plumas, muchas plumas y un par de ojos azul eléctrico que me quitaron el aliento y unos labios moviéndose al compas de un juego de seducción. Esa noche soñé con Silver y su juego de lenguas, deseaba que fuera viernes pronto para otra sesión, ahora entendía a Sasuke, y Silver en verdad me intrigaba, aunque era solo una prostituta más sabía hacerse desear y dejaba muy por debajo a mi insípida mujer de pechos generosos poco desproporcional. Por alguna razón al despertar deseé mucho el pollo empanizado y unas rodajas de papa con un vaso de agua.


fin del primer cap :) espero sea de su agrado.

Besos Jacky