Hey, gente hermosa, hoy vine a dejarles algunos drabbles de mi actual obsesión, si tiene algún pedido déjenlo en los comentarios que con gusto responderé. Sin más que decirles linduras , pasen a leer.

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Escuela.

Sherlock siempre había creído que ir al colegio era una gran pérdida de su valioso tiempo, convivir con los mismos niños idiotas no era mucho de su agrado, además de que los profesores eran todos ineptos y su bajo coeficiente intelectual no hacía más que ponerlos en ridículo, o eso pensaba el pequeño genio hasta hace algunos días.

Era lo suficientemente temprano para que solo algunos alumnos, como él y el odioso de Mycroft, hubieran llegado a la escuela, se escabullo de su gordo hermano entre unos arbustos, y justo cuando el mayor se hubo retirado, soltando un hondo suspiro, salió de su escondite encontrándose con un enorme par de ojos azules observándolo.

Estaba muy acostumbrado a las miradas que recibía, a veces con recelo o morbosidad, otras incluso con desprecio, pero esta era diferente a cualquiera que alguna vez se hubiera dignado a posarse en él. Era una mirada divertida y escrutadora, ¿se estaba burlando de el?

Tomo su mochila, que se le había resbalado al momento de intentar escapar de Mycroft, y con un paso elegante que había aprendido quien sabe dónde, se alejó sin dignarse siquiera a voltear donde ahora el chico de ojos azules lo miraba extrañado.

Al entrar al aula donde ya se habían sentado varios estudiantes, fue hasta la esquina más apartada y comenzó a observarlos a cada uno, dándose cuenta de hasta el más mínimo detalle.

Él tuvo problemas en casa, ella no sabe atarse las agujetas, ese de allá aun moja la cama.

Aburrido.

No supo en que momento la profesora entro y empezó a dar su discurso matutino, de lo único que se dio cuenta era que unos ojos azules lo observaban desde el frente y le sonreía abiertamente, a él, nadie le sonreía así a Sherlock Holmes y al parecer todos lo notaron, por que pronto giraron sus cabezas discretamente para echarle miraditas estúpidas.

-Soy John, John Watson, tengo 10 años y soy nuevo en la ciudad. Adoro el rugby y cuando sea mayor me gustaría convertirme en doctor.

Todo en John se le antojaba bastante simple, familia de clase media baja, un hermano mayor que lo molesta, un padre que trabaja y una madre que se queda en casa para cuidar de los chicos, casa de 2 pisos y un jardín delantero, ropa desgastada pero inmaculadamente limpia, cabello de un rubio ceniza, bajo para su edad y mejillas con un saludable sonrojo. Tan sencillo y complicado a la vez. Tanto que le asusto de sobremanera.

A la hora del descanso fue a refugiarse en una zona apartada del patio donde crecía una espesa maleza, estaba pensando en realizar un nuevo experimento al llegar a casa pero el sonido de unos pasos lo saco de sus pensamientos.

-Hola, soy John

Esto debe ser una broma.

-Lo sé- espetó secamente

Esperaba que con esa ruda contestación se fuera y lo dejara nuevamente solo, pero este solo aumento su sonrojo y se acercó donde Sherlock se encontraba recostado.

-Y ¿qué haces?

Entonces el genio se dio cuenta que no podría librarse pronto de ese niño molesto y que tendría que hacer una de sus famosa "deducciones" que muchos calificaban de calumnias y mentiras, mientras que el solo se dedicaba a decir lo que observaba.

-Mira John, no quiero ser grosero, pero por si no lo has notado, estoy aquí pensando tranquilamente como es que puedes vivir con una vida tan simple como lo es la tuya, lo digo principalmente por lo comunes que son tus padres, el hecho de que tienes un hermano mayor que te maltrata, el que tu casa tenga patio delantero y sea de 2 pisos, que tu madre hornee galletas y que te gusta el rugby, que los jerseys que seguramente debes tener y que te encantan son regalos de tu abuela y que seguramente tu y yo nunca seremos amigos, ¿estoy en lo cierto?

Esperaba que por fin huyera despavorido como todos los que había ahuyentado antes, pero no lo hizo, se quedó observándolo primero con asombro, después con incredulidad y finalmente con admiración y definitivamente Sherlock no pudo lidiar con eso, tampoco se lo esperaba.

-Eso fue asombroso, digo, todo eso de adivinar cosas, me pareció increíble

-¿Enserio? No es lo que muchos me dicen y yo no adivino, solo observo, cosa que la mayoría de las personas no hacen.

- Y ¿qué es lo que ellos dicen?

-Estoy seguro de que quieres saberlo, aunque si yo fuera tú, no seguiría preguntando.

Ambos niños se miraron y rieron, se pasaron hablando un largo rato hasta que dio el timbre que anunciaba que debían regresar al aula, a regañadientes regresaron perezosamente y cuando estaban a punto se ingresar John llamo la atención del de cabello ensortijado.

-Y a todo esto, ¿cuál es tu nombre?

Sherlock pareció meditarlo unos segundos, dándole algo de dramatismo a la situación, costumbre que se le arraigaría por un largo tiempo y que nunca dejaría de exasperar a John.

Ahora o nunca.

-Es Holmes, Sherlock Holmes.