Disclaimer: Todos los personajes, elementos, hechizos y mundo mágico en general són de la gran JKRowling.

Buenas lectoras/es! Después de muchísimo tiempo he decidido volver para reeditar y en buen propósito acabar éste Dramione. Cuando empecé a escribir aún tenía las ideas poco claras (hace nada más y nada menos que 3 años). Por respeto a los comentarios que recibí en su momento no he querido borrar la historia y volverla a empezar, de éste modo lo que haré será cambiar un poco la forma de escribir y cuando llegue al capítulo correspondiente seguir hasta el final.

Así pues, y sin más demora, éste breve longfic para aquellas amantes de ésta pareja!


Capítulo 1

Hermione,

¿Cómo estás? Esperamos que bien. Tu padre y yo también estamos bien no te alarmes. Te enviamos ésta carta porque no iremos a buscarte a la estación. Irás con Ron, te quedarás ésta noche a dormir en su casa y mañana iremos a recogerte.

Cuídate y no te olvides nada en la habitación,

Papá y Mamá.

Hermione dobló la carta y la escondió en el fondo del baúl, guardando así su última pertinencia para cerrarlo. Echó una última mirada a la habitación y le recorrió un escalofrío en la espalda al recordar que tan sólo le quedaba un año en Hogwarts. El siguiente año sería tan distinto…Realmente le apesumbraba dejar el que era su hogar durante un tiempo, pero volver a casa tampoco estaba tan mal! De todas formas ya tendría tiempo de pensarlo al año siguiente ¡Estaban de vacaciones de verano! Con un movimiento suave de varita, la castaña levitó el baúl y bajó con cuidado las escaleras para dejarlo en la sala común, dónde le esperaban Harry y Ron.

Desde la sala común se oía el alboroto de las habitaciones, los pasos desesperados de los alumnos recogiendo las cosas a última hora y los grititos de emoción. Probablemente Ginny fuese de las que estaría histérica buscando por la habitación ropa o libros. Era una desordenada.

Se sentó al lado Harry y esperó a que acabasen la partida de ajedrez. Como siempre ganaba Ron ella ya tenía una retahíla de ánimos para Harry. No tardaron mucho en acabar y tras darle un par de golpecitos en la espalda a su amigo le preguntó a Ron por la carta que sus padres le habían enviado.

-Yo no sabía nada. Quizá tus padres no pueden llegar a tiempo o algo así – contestó el pelirrojo. - De todas formas tu ya tienes tu cama en la habitación de Ginny así que no habrá problema.

-Qué raro –añadió Harry- Normalmente vas mas tarde y te quedas más tiempo, ¿No Hermione?¿- Frunció el ceño mirando a su amiga.

-Sí, por eso me ha extrañado.

-De todas formas deberíais pedir permiso éste año también para venir en verano a La Madriguera. Bill ha dicho que quizá vuelva en dos semanas. –dijo Ron guardando el tablero de ajedrez. Éste se empezó a empequeñecer convirtiéndose en una cajita de apenas diez centímetros. Luego se la guardó en el bolsillo.

-Chicos, ¿No se os hace raro pensar que el próximo año será el último que pasemos aquí? Si es que lo pasamos. Deberíamos hablar qué hacer el siguiente curso. Al fin y al cabo están en juego nuestros estudios…- hizo una mueca por esto último. No iba a echar a perder tampoco todos los años de trabajos, libros y exámenes.

Harry miró fijamente a los ojos de Hermione decidido.

-Hermione, te vuelvo a repetir que no hay nada seguro. Por favor no adelantéis acontecimientos, ni hagáis planes. Y esto va para ti también Ron. No podría soportar ver perder a nadie más. No por ahora.

El silencio se hizo entre los tres. Harry se levantó y mirando el hueco de las escaleras que conducían a las habitaciones, cogió su baúl.

-Deberíamos ir a buscar los carruajes - Dijo él fastidiado. Ron y Hermione entrecruzaron la mirada y volvieron a mirar a su amigo preocupados.

Harry tendría que volver a pasar un verano más con los Dursley por órdenes de Dumbledore y la Orden, según parecía por protección. Aquél era el primer punto que preocupaba al ojiverde. Si a eso se le añadía la muerte de Dumbledore reciente y la sombra de Voldemort que no dejaba planear sobre sus cabezas se entendía que Harry incluso pudiera llegar a perder un punto de cordura.

A pesar de todo tanto Ron como Hermione estaban decididos a no dejar a Harry en ningún momento.

-Harry- lo llamó Ron- piensa que al menos te podrás desahogar con tu primo y pegarle algún puñetazo que otro.

Hermione los miró reprimiéndolos y se empezaron a reír para intentar aliviar tensiones. Hacía un tiempo que Harry había dejado de ser un muchacho más bien flacucho. Sus hombros se estaban agrandando y cuando se subía la camisa hasta los codos se veían dos brazos fibrados y fuertes. Al igual que Ron. El Quidditch realmente les era beneficioso a los dos.

Algo parecido debió pensar Ginny al bajar las escaleras con su baúl detrás. Sus ojos no se despegaban de Harry. La castaña sabía que faltaba poco para que aquél par de tontos salieran juntos. Una muy tímida y el otro sufriendo por si destruiría su amistad con Ron. La hermana intocable la había llamado en alguna ocasión Harry.

-Ya estoy aquí. Venga vámonos que perdemos el tren – azuzó Ginny pasando delante de ellos. Al pasar por delante Harry no puedo despegar los ojos de la hermana de su amigo. Aquél pelo de color fuego un día lo volvería loco. Enseguida la siguió cruzando el cuadro de la Dama Gorda y los demás con él.

Estando en el vestíbulo esperaban su carruaje. Luna ya se había encontrado con ellos y también estaba a su lado cómo siempre con su mirada perdida, la última publicación de "El Quisquilloso" en la mano y en la otra mano guardando su baúl. Fue de repente que notó un aire gélido y movió suavemente su mano al bolsillo del pantalón dónde tenía guardada la varita. Sin moverse empezó a sentir el movimiento de la gente y un corriente oscuro se desplazó por la izquierda. Giró la cabeza y vio a Malfoy con su séquito preparado para partir también.

Hermione que no prestaba atención a la discusión de Harry y Ron notó como Luna miraba al pasillo que conducía a las mazmorras. Las serpientes se mueven para salir del agujero, pensó deslizando su mano hacia la varita. Aquél grupito siempre daba problemas cuando se encontraban. Por un momento la mirada de Draco y Hermione se cruzaron y la de él refulgió buscando problemas. Ella les dio un codazo sutil a sus amigos, que callaron inmediatamente.

-Pasad de ellos- dijo Harry llamando la atención del grupito de amigos- se les avecina un verano muy duro. Dejadles creer que son libres.

Hermione lo contradijo con dureza.

-Nos espera un verano duro a todos Harry.

-No para todos Sangre Sucia –escupió Draco con voz baja y seseante- algunos lo pasaremos francamente bien observando cómo los de tu clase huyen de nuestras manos cómo ratas acobardadas. Será lento, como una serpiente va exhalando el aire de una persona enroscándose hasta quitarle la vida.

Draco miró al grupo de amigos y se fue de allí sin poder contener una sonrisa fría. Ver como la estúpida de Granger los miraba enrabietada sin poder detenerlos le encantaba. Crabbe y Goyle lo seguían unos pasos atrás y Zabinni y Nott estaban a su lado. Podía sentir la irritación que correr por la sangre de sus amigos. Estaban impacientes y probablemente inquietos. En unos días habría una reunión de todos los mortífagos y les marcarían para siempre el antebrazo.

Pero desde la muerte de Dumbledore parecía tener un nido de avispas zumbándole en la cabeza. No estaba seguro de que la Magia Oscura fuera a triunfar. Por otro lado estaba convencido que en últimas estancias, Voldemort haría lo que fuera por llevarse cuánta más sangre sucia, aurores o gente del ministerio pudiera. Y ahora Snape le lanzaba el reto de hacer de doble espía en el círculo más cercano de Su Señor. ¡Estaba loco! ¡Lo tendría que estar para aceptar eso!

-Draco, ¿Estás bien?

Zabinni lo miró intentando saber qué sucedía en la cabeza de su amigo. Malfoy lo miró y sonrió fríamente.

-¿Por qué habría de estar mal?