Bellota descansaba en las ruinas del edificio. Y entonces abrió los ojos, verdes neón y brillantes, segura de sí misma, cayendo hacia abajo, el viento rugiendo en sus oídos mientras volaba. Era hermosa aquella ciudad de ruinas debajo de ella. Pero ella no estaba aquí para admirar, estaba aquí para exterminar. Hace gran tiempo, cuando bellota aún era pequeña, de los lagos salieron los monstruos a acabar con la humanidad, ahora era su turno acabarlos.
Bellota regresaba ya. Su expresión era mortalmente seria. Daba miedo. Se dirigió hacia su dormitorio y se miró al espejo. Intentó no hacer una mueca. Estaba cubierta de sangre, negra y roja. Una de monstruo y otra la suya propia… Solo que la roja tenía un toque más moradillo. Se miró de nuevo esta vez inspeccionando su cuerpo. Pequeño, delgado. Pelo negro y corto, ojos verdes, El profesor, la única persona que la conocía bien decía que podía haber sido un pájaro en su vida pasada. Y ella lo creía, sino porque sentía la inexplicable necesidad de ser libre, de no pertenecer a nadie más que al aire. Pero solo una cosa le decía que era imposible. Ella no podía parecer ni ser débil, un pájaro sí. Suspiro y se quitó su pegada camiseta negra, los cortes eran más feos sin la prenda negra, y se metió el baño, preparándose una tina de agua caliente. Se sumergió con una mueca evidente de dolor y ahí se quedó por horas, antes de salir, vendarse y vestirse, para luego echarse a la cama. Esperaba descansar más, pero alguien toco a su puerta.
-Señorita Bc, se requiere de su asistencia en la sala principal.
Bellota miro al soldado antes de asentir y salir de la comodidad de su dormitorio. Se preguntaba que querría ahora el Profesor. Caminó por los largos pasillos. El profesor era el segundo en mando pero participaba más en cuanto a la tecnología, por eso era el segundo, cuando él no estaba era su padre el señor Albert Calvin D. Utonio, Si mucho nombre por eso nada más le decían Al-Cal-De. Bellota se irguió y entro para encontrarse con el Señor Alcalde.
-Bellota, que bueno verte, ¿Cómo te fue en tu última misión?
Pregunto el anciano. Bellota no estaba segura de sí le agradaba el señor, era amable pero a veces actuaba como un niño.
-Fue de maravilla, solo unos cuantos rasguños.
Contesto, mintiendo en parte de rasguños. Si viera la rajada que tenía en la barriga, Ja se desmallaba al instante.
-Muy bien, muy bien. ¿Te sientes como para volver a una misión?
Esta vez bellota solo asintió. Ese era otro punto a favor del señor alcalde, se preocupaba por sus alfiles, aunque bellota bien podría ser la misma reina.
-Entonces, quiero que nos hagas el favor de ordenar el caos en la ciudad de saltadilla.
Bellota se puso tiesa, jamás había salido de la base a las ruinas de la vieja ciudad fantasma.
-¿Pero porque saltadilla? Me asegure de que los monstruos no salieran de la ciudad fantasma.
Preguntó incrédula
-Bellota, para empezar saltadilla es la que más recursos nos provee y estos no son ataques de monstruos, pero psicópatas.
-¡¿Qué?!
Grito bellota, iban a enfrascarse en una pelea de palabras pero el profesor Utonio llego interrumpiéndolos.
-Considerando la expresión en tu cara parece que ya te enteraste.
-profesor, yo no voy contra humanos solo monstruos.
Dijo bellota, declarando que no lo iba a hacer.
-¿Y cuál es la diferencia? Toda persona tiene una sombra, esa sombra es la personalidad oculta. Alguno tienen monstruos, otros lo son. No niegues este favor, bellota, necesitamos más gente en la base, se está volviendo difícil para ti sola ¿verdad?
Bellota solo bajo la cabeza. La levanto cuando sintió una mano cariñosamente ponerse en su hombro.
-Bellota, salva a estas personas de sí mismas, por favor.
Dijo el profesor. Bellota se dio una vuelta después de asentir y se fue a preparar sus cosas.
