Regalo de Navidad

Recuerdo que se trataba de una Navidad más sin nieve, pero con un frío implacable, la temperatura en el desierto desciende varios grados bajo 0. El día de antes a Navidad hubo un incidente, mi hermano Gaara se durmió ante mi responsabilidad y la de Kankurô, fue un terrible error, en cuanto se durmió un Shukaku sediento de sangre se apoderó de su cuerpo, a penas pudimos reaccionar, ya q en el momento en q nos dimos cuenta ya era demasiado tarde, había lanzo a Kankurô contra la pared de la habitación con una oleada de arena y a mí estaba estrangulándome con una mano tan bien de arena. En esos instantes no sabía q hacer, estaba aterrorizada, apenas podía respirar, yo estaba llorando pidiéndole a Gaara casi en un inaudible grito q me soltara. Pero lo único q alerto a los guardias q llamaron a nuestro padre para q viniese fue el golpe de Kankurô contra la pared. Cuando papá llegó recuerdo q consiguió despertar a Gaara, y el pobre cuando vio a Kankurô acurrucado contra la pared temblando y a mí aprisionada en aquella inmensa mano estranguladora de arena empezó a llorar, justo en ese momento la mano se disolvió y se convirtió en mera arena, Gaara lloraba pidiendo perdón por lo q nos había hecho diciendo que él no había sido, pero papá le agarro y se lo llevó con él. A la mañana siguiente Kankurô oyó a unos guardias comentar que Gaara había sido encerrado en una de las celdas del sótano del despacho del Kazekage y que con suerte lo sacarían de allí al atardecer, cuando me contó aquello con una cara de miedo me quede de piedra. ¿De verdad papá había encerrado allí a Gaara? En un momento de despiste de los guardias Kankurô y yo nos colamos en el sótano y vimos a Gaara abrazado a sus piernas llorando y temblando. Cuando lo ví así mi corazón se encogió, por mucho q me hubiese intentado estrangular, él era mi hermano, además al igual que Kankurô tenía la sensación de q en realidad no había sido Gaara el que había hecho aquello. Después de comer soltaron a Gaara, nosotros intentamos ir a verle, pero papá no nos dejó, en cuanto apareció Gaara estrujando la mini capita de su atuendo con los ojos enrojecidos papá mando enviarle a casa de nuestra tía para alejarle de nosotros, dijo q iría allí nada más caer la noche, y q mientras tanto, permanecería encerrado y completamente aislado en una habitación en el ala oeste de la casa. Kankurô y yo nos sentimos extrañados, sabíamos lo que había hecho, lo que nos había hecho mejor q nadie, pero sin embargo no queríamos q nos separasen de él, x lo q cada uno le preparó un regalo de Navidad, aquello que nos resultaba más preciado, para Kankurô lo más preciado era una caja de pinturas con las que a veces se pintaba la cara, y lo más preciado para mí era un pequeño osito pardo de peluche, lo envolvimos todo y fuimos al ala oeste para intentar ver a Gaara, pero de nuevo nos prohibieron verle. Tras ver q no nos iban a dejar de ningún modo verle fuimos a pedirle a papá si antes de que se fuese a casa de nuestra tía podíamos darle sus regalos de Navidad, papá se extraño de q quisiéramos darle algún regalo x navidad, pero aceptó. X un momento cuando ya veíamos q sacaban a Gaara de la casa y aún no le habíamos dado los regalos pensamos q papá nos había engañado, que no nos dejaría dárselos, pero de repente un guardia vino a buscarnos para ir a ver a Gaara, Kankurô y yo fuimos corriendo llevando los regalos muy apretados entre los brazos, Gaara cuando nos vio acercarnos corriendo bajo la mirada, pensaba que íbamos a insultarle, pero cuando Kankurô le tendió su regalo Gaara le miró sorprendido y lo abrió con ansias, no esperaba aquello, y cuando vio q eran las pinturas favoritas de Kankurô y le vio sonriéndole y q le puso la mano en la cabeza y le revolvió el pelo Gaara abrió más los ojos, no se creía lo q estaba pasando; y cuando le di yo mi regalo y lo abrió y se encontró mi peluche, aquel q siempre le decía q no tocara xq era mío, me miró con los ojos reteniendo unas lágrimas, antes de que los guardias nos apartaran de él para llevarnos de nuevo al edificio abrazamos muy fuerte a un Gaara con la carita más llorosa y una sonrisa tímida. Cuando x fin nos separamos de él Gaara nos miró sonriente y se fue junto a los guardas mientras Kankurô y yo observábamos junto a otro guardia como se alejaba de nuestras vidas.