Disclaimer: Naruto no me pertenece, es de Masashi Kishimoto.

Aviso: Este fic participa en el reto: Palabra al azar, del foro La Aldea Oculta entre las Hojas.

Quinientas palabras.

Palabra sorteada: Limerencia.


Se aparecía puntual en la cocina todos los sábados a las siete de la mañana, cuando la luz entraba por las ventanas e iluminaba la habitación. Se le podía ver acariciando los cuchillos y mirando hacia las mandarinas, lugar donde había perdido la virginidad con Shikaku, cuando tenía dieciséis años y la barriga llena de mariposas. Shikadai lo notó primero; un día bajó por un vaso de leche, y la vio, con la cara iluminada y la ropa opaca, siendo más un espejismo que un fantasma de verdad. Shikadai creyó que nunca volvería a ver a su abuelita, porque era un niño escéptico, y si ella estaba muerta, era imposible que siguiera caminando por ahí.

Yoshino fue asesinada una mañana de julio, mientras preparaba el café. A la mujer no le gustaba salir con hombres, en parte porque sentía que engañaba a su difunto esposo, y además pensaba que ya era demasiado vieja, aunque tuviera bien puestas las caderas y la cara madura y bonita. Shikamaru decía que estaba bien si salía con alguien, y Temari la animaba de repente, haciéndole notar que más de un hombre la admiraba.

—Qué asco —decía Yoshino, haciendo una mueca que creaba una risa escandalosa en Temari, y a la que después la mayor se unía—, ¡ya no estoy para esas cosas! Y ellos tampoco.

Meses antes de morir, Yoshino había accedido a salir con un hombre. «El misterioso Algo-san», quien, en palabras de la mujer, era un buen tipo, con buenos modales y buen talante que lo hacía extremadamente aburrido.

—No hace las cosas que odiaba de Shikaku. Y por eso no siento ni un poquito de afecto hacia él.

«Algo-san» estaba profundamente enamorado de Yoshino. Y Shikamaru decía que le parecía imposible no asociarlo con la definición de un sentimiento tan poderoso que se volvía desesperante en algunos momentos; cuando el hombre se moría por ser correspondido y Yoshino viraba la mirada, avergonzada e incluso abrumada. Creía que lo que Shikamaru llamaba «limerencia», era tan solo una manera elegante de nombrar a la obsesión. Y por eso decidió terminar con la relación.

—No iba a funcionar —decía, sintiéndose más feliz y libre que nunca—. Tampoco necesito a alguien así en mi vida.

Shikadai lloró por tres semanas seguidas después de que la encontrara muerta en el piso; la pared tenía cinco gotas de sangre. Tuvieron que cambiar la habitación entera porque estaba arruinada. Estaba manchada de dolor.

—Quería que lo quisiera. Y cuando quieres que alguien te quiera, sin permitirle quererte a su ritmo y a su espacio, lo único que haces es dañarte, y dañar a esa persona, Shikadai. No lo hagas nunca.

Shikadai no sabía muchas cosas, pero sí sabía que nadie merecía morir así. Esperó durante trece sábados bajar para no verla, esperando que se fuera y descansara con su abuelo.

Un día ya no estaba ahí.

—Creo que estaba esperando ver a las primeras mandarinas de la temporada —arguyó Temari cuando Shikadai le contó.


Un drabble rápido sobre una mujer que me gusta mucho. La palabra me recuerda casos así, y básicamente por ello —en base a eso— elegí la temática del drabble.

Sobre «Algo-san», no me dio tiempo de explicarlo en el drabble (no me alcanzaron las palabras), así es como Shikadai le llamaba al hombre, porque su nombre real era muy complicado para pronunciarlo, y le puso ese apodo para referirse a él.

No duden que obtuvo su merecido.

Eso es todo, recibiré su review y críticas con mucha alegría. Besos y hasta luego.