Novios neuróticos

Disclaimer: Inuyasha no me pertenece sino a Rumiko Takashi

Primer capítulo: Después del final feliz

Condujo a la hacienda de California en su auto, se encontraba temerosa de lo que pudiera pasar ¿y si no le gustaban los vinos? ¿Y si tenía que seguir buscando? Ya había pasado mucho tiempo entre las vendimias buscando vinos para el restaurante que abriría pronto con su socia y compañera de apartamento, Sango Smith. La vendimia pasada fue tan mala que tuvo que salir del lugar a escondidas para no parecer grosera frente a los demás. A Sango le hablaron maravillas de los vinos de aquí, si no le gustaba esta vendimia, se iría a una empresa de licores y encargaría todos los vinos importados que quisiera, era más caro pero peor sería nada.

Siguió por el portal del viñedo asombrada del tamaño del lugar. Era inmenso, era su casa en Francia multiplicada por 1000. Las torres que se posaban entre ella eran se puro hierro forjado y enredaderas de trinitarias y los muros de ladrillo y concreto con otras enredaderas crecientes, era como entrar en un jardín botánico.

Siguió conduciendo despacio por la camino de graba hasta la entrada principal de la casa, se bajó y le dio sus llaves al valet. Justo antes de entrar a la casa, junto sus pies, inhalo con fuerza y soltó un súbito suspiro para darse ánimos. Ella era una experta catando vinos, de eso se enorgullecía desde la academia de gastronomía, solo ella estaba capacitada para elegir los vinos de su restaurante y ese restaurante sería el mejor de toda la ciudad. Y eso podía apostarlo.

Todas las personas estaban dispersas en grupos, unos hablando, otros disfrutando de los vinos de la hacienda. Todos vestidos con ropas frescas, de acuerdo a la estación veraniega que se asomaba bajo el Sol de California, menos mal que estaba vestida para la ocasión. Se colocó un vestido blanco con estampados de flores de colores y un cinturón marrón oscuro junto con sandalias de tacón bajo y bolso a juego.

Se acercó a un grupo de personas observando con detenimiento y concentración una exhibición de vinos en un gran estante.

Wow ¡Habían muchas variedad de vinos! Sango estaría súper entusiasmada en cuanto percibiera el buqué. Se sentó a la mesa llena de personas con Copas y hojas para catar. Los meseros les sirvieron a todos y cada uno de los invitados a probar de un Cabernet del 63'.

En cuanto le sirvieron, levantó la copa concentrada y la acerca a su nariz. Era algo simplemente sublime, la mezcla de frutas con madera relajándola por completo, como si la transportara de pronto a un frío invierno en la campiña francesa, disfrutando de una cálida chimenea mientras contemplaba como caían los copos de nieve tras la ventana, ese era el lugar donde nació y creció hasta que su padre las abandonó. Ese pensamiento hizo cambiarle el semblante de un momento a otro a melancólico.

Como extrañaba su hogar, extrañaba a su madre ¡Cómo deseaba llevarle un vino a casa y degustarlo junto a ella, a su abuelo y a Souta! Pero también estaban sus sueños. Siempre le gustó la gastronomía, gracias a las exquisiteces que cocinaba su mamá para todos en casa con tan poco alimentos: unas verduras de la hortaliza en su jardín, un pato que compró en el mercado al mediodía y ¡Voila! No era la comida de un elegante restaurant en Lyon pero, era la comida de su madre y eso la volvió a amante de la buena comida.

Escapó a París para estudiar gastronomía y llevarle el diploma a su madre algún y después de recibirlo llegó, animada por unos colegas allá en LA. Allí conoció a Sango y a su novio Miroku Thomas, en todo en ese tiempo solo se enfocó en sus sueños no quería tener novio que la desenfocara de sus sueños y la obligara a abandonar lo que más amara, y si lo llegaba a tener estaba cien por ciento segura que la traicionaría, como lo hizo padre con su madre y su abuelo a su abuela y otros ancestros cuyos nombre no recordaba a sus esposas.

La palabra amor no estaba escrita en su destino, en cambio, la palabra "engaño" e "infidelidad" lo estaría para siempre en su familia. Por eso podrían encontrar fácilmente a una chica soltera de 25 años catando vinos en un restaurante y no esperando pacientemente a la llegada de su esposo con una mancha de carmín en su camisa.

Terminó por degustar el Chardonay que le sirvieron de último cuando escuchó como una persona tras ella aclaraba su garganta, como si esperara que ella volteara a verlo. La chica dio un pequeño vistazo por el rabillo del ojo y sus pupilas no podían acreditar el hombre que tenía en frente.

Era Onigumo Banks, el organizador de la vendimia de aquella noche. Era un hombre gallardo con la porte de un caballero inglés, y de hecho lo era. Sus pupilas eran de un color extraño, no eran cafés pero tampoco eran miel, era una combinación gloriosa de las todas las hojas que caían en otoño; una sonrisa encantadora en la que podía mostrar sus dientes completos y blancos como perlas; su piel no era bronceada pero tampoco era totalmente pálida; su barbilla y labios eran resguardados por un candado de barba y sus cabellos cobrizos, del mismo color de su barba, eran medianamente largos y guardados en una coleta.

— ¿Se le ofrece algo, Señor Banks?— pregunta curiosa la joven.

—De hecho si, Señorita Duvan— contesta el castaño— me gustaría saber que piensa a cerca de los vinos que ha probado en la vendimia de hoy— le consulta con su copa de vino en mano.

—Estoy sumamente fascinada, Señor Banks— le responde con total sinceridad— a decir verdad, me daba algo de miedo al principio pues no sabía con lo que conseguiría aquí pero después de esto, voy a hacerles todos los pedidos a su empresa.

—Le agradezco mucho su honestidad, me gustaría compensarla de algún modo ¿No le gustaría discutir de negocios mientras cenamos?

Eso sonó a una cita, algo que no le agravada en verdad.

— Lo siento Señor Banks, pero tendré que declinar a su invitación.

— ¿Por qué?

— Señor…

—Dígame Onigumo— exhorta el hombre

—Señor, Banks— responde la mujer— está claro que esta que quiere algo más que "negocios" conmigo, pero yo no, gracias por su hospitalidad pero me tengo que ir.

— ¡No! ¡Espera!— dice el hombre corriendo tras ella.

No tenía ningún interés romántico con aquel hombre, pero tampoco le era indiferente. Decir que era feo sería la mentira más grande del mundo. Pero de todas formas no le diría si porque simplemente no confiaba en que existiera un hombre con la capacidad de serle fiel a su novia y este hombre llamado Onigumo no sería la excepción.

Intenta llegar a su auto pero antes de tocar la puerta un brazo fuerte la sostiene.

— ¡Señor Banks! ¡Esto es el colmo!

— Discúlpeme si la hice enojar, Señorita Duvan pero en cuanto la vi el día de hoy no he dejado de pensar en usted— confiesa por fin del castaño— si me permite, aunque sea una cena por favor.

— ¿Qué sugiere? Lo escucho.

—Una cena, los dos, nada más y si no quiere volver a verme lo entenderé perfectamente…

Luego de ese día comenzaron a Salir, ya no era el Señor Banks sino Onigumo para ella; la confianza comenzó a crearse y con el tiempo se hicieron novios, aun así ella estaba segura que el la traicionaría tarde o temprano.

Pasaron varias citas y el no mostraba señales de serle infiel por lo que fue bajando la guardia con él, a lo mejor si la amaba y tal vez todos los hombre no son así como piensa ella. Tal vez él sea diferente… Claro, eso fue solo eso, un pensamiento…

Era 14 de Febrero y el la invitado al Perch para celebrarlo, claro que se necesitaba reservación pero para Onigumo Banks hasta los aviones hacían espacio en su primera clase, así él tenga un Jet privado para movilizarse alrededor del mundo.

Entraron abrazados, o más bien tomándola de forma posesiva de la cintura mientras ella hacia lo mismo con la de él. Los dos vestidos de azul, perfectamente combinados.

Se acercaron a la mesa que les habían asignado y antes de ella sentarse, él se adelantó para ofrecerle el asiento sin que ella tuviera que mover la silla ¡Qué caballeroso! Esta vez sería diferente, hoy le diría sus sentimientos después de hacer el amor y todo sería diferente ¡Ya quería llegar a la casa de él! ¡No podía esperar más!

— ¿Qué vas a pedir hoy, princesa?— dice de forma dulce Onigumo

La carta de hoy se veía muy suculenta y variada, no sabía que pedir.

—No se Onigumo ¿qué quieres tú?

Chasquea los dedos y al instante estaba un mesero tomando su orden.

—Los dos queremos ensalada césar y la especialidad de la casa.

— ¿Desea algo más?— consulta el mesero anotando sus pedidos

—Sí, una botella de su mejor Champagne

— ¡En seguida Señor!

En cuanto se fue el mesero, lo único que hizo durante la espera fue revisar su celular, escribiendo sin parar y reprimiendo sonrisas, ni siquiera conversaron hasta que una sola palabra cruzó por los labios del castaño.

—princesa.

— ¿SI?— responde ilusionada

— ¿me pasas la sal?

Ok, esa pregunta no era lo que ella tenía en mente. Ella que se puso divina para él y lo único que se le ocurre preguntarle fue ¿me pasas la sal? ¿Qué le pasa? Antes era más atento y cariñoso… con… ella…

Hasta que en su cabeza se hizo un "click" que la hizo reaccionar.

¡Tiene otra!

Lo sabía.

Los hombres cuando dejan de ser atentos con sus novias y empiezan a prestarles atención a otras cosas es porque:

En la noche sería el juego de Football, soccer, basketball o baseball y es el decisivo y ni que llame la madre para decir que le está por dar una embolia se van a despegar de sus asientos (cosa no es su caso puesto a que Onigumo es todo lo contrario a lo que se llama "deportes", su físico se llama gimnasio).

Se pusieron de acuerdos con sus amigos para una noche de póker y de beber (otra cosa descartada porque los amigos de él son demasiados Snobs).

Su madre tuvo un accidente (claro que sería posible si tan solo su madre no estuviera muerta desde hace 10 años)

Tiene otra mujer.

Solo faltaba confirmarlo.

Onigumo se levanta y se limpia los labios con la servilleta— Princesa, voy al baño un momento— lo dice para darle un beso corto y retirarse dejando un pequeño regalo.

¡Perfecto, dejó el celular!

Vigilando que nadie la vea, acerca con cuidado el celular hasta su regazo, pero para no guardar sospechas decidió enviar todas las conversaciones hasta su correo electrónico lo envió y borró el enviado para no guardar sospechas. Ya cuando Onigumo había llegado el celular yacía en el mismo lugar donde lo encontró.

Se fueron del establecimiento y al llegar a la casa de ella, él toma sus dos manos contra las suyas y pone su cara más melancólica.

Mentiroso.

Imbécil.

Infiel.

—Kagome, tengo algo que decirte.

— ¿Qué es cariño?

¿Será que quiere terminar con ella? ¿Será que le pedirá matrimonio?

En el fondo de su corazón esperaba con ansias que fuera lo segundo.

—Mañana parto a Boston, por un viaje de negocios— le informa decayendo sus esperanzas una vez más—pero volveré en una semana. Adiós princesa— le da un beso corto y se retira.

La engaña, está segura de eso, solo faltaba ver las conversaciones.

Entró en su casa haciendo el mayor ruido posible porque Sango estaba en una "cita" con Miroku, se cambió rápido, abrió el pote de helado de chocolate y se dispuso a revisar su correo en la Tablet sentada en el sofá de su casa de piernas cruzadas.

Mientras buscaba las conversaciones, entre historiales se concentraba comiendo helado y lo saboreaba un poco antes de leer cada línea de sus contactos.

Sonaba enfermo aquello que estaba haciendo, lo sabía, cada vez que veía las imágenes sarcásticas de la "novia neurótica" en su red de amigos lo único que hacía era reírse a carcajadas y mencionar "Qué chica más Freak", es más nunca pensó en hacer algo como eso en su vida. Pero ahora mírenla, observando el historial de conversaciones de su novio convencida totalmente que le era infiel. Seguro si la viera alguien de Youtube en estos momentos, sin duda la grabaría y le crearía un nuevo "meme" para Internet.

Pasaron varias horas más revisando sus mensajes y no había encontrado rastros de algún indicio de infidelidad, solo cuestiones de negocios. Cansada dio un pesado bostezo y estiró un poco los músculos de su cuello y hombros por el tiempo que llevaba en esa incómoda posición que tenía.

Tal vez se había equivocado con él y no la estaba engañando, tal vez solo estaba atareado con su trabajo y no quería preocuparla ¿qué había hecho?

A punto de cerrar su correo, decidió revisar una última conversación, solo tal vez por curiosidad, así quizás podría entender un poco su vida tan ocupada….

"—Hola cariño ¿cómo estás?"

Ah, era de él y ella misma, no había nada de qué preocuparse. Continuó leyendo por rememorar las conversaciones que tenía con él, adoraba leerlas una y otra vez.

"—Hola, mi princesa hermosa ¿Bien y tú?

Bien, mejor que escribiste, Oigumo ¿Cuándo volvemos a Fiji?"

Un momento, ellos nunca han estaba en Fiji…

"—Cuando tú quieras, Solo necesito decirle a Kagome que voy a Boston y asunto resuelto"

¡Si la estaba engañando! ¡No estaba errada del todo!

"— ¿Y cómo vas a hacer con él?

Solo le diré que tuve que ir a Alaska a ver a mi Tía Tsubaki que sigue enferma, es muy fácil engañarle"

¡Qué descaro son estos dos! Estaba molesta, más que molesta se sentía humillada y con instintos asesinos hacia esos dos desgraciados. Pensó en miles de improperios para decirle en cuanto lo viera, pero lo más seguro es que él le niegue todo y está loca, como lo hacen todos los hombres cuando esconden que no quieren que sepan sus parejas, y si le muestra las conversaciones es muy probable que borre todo para no levantar sospechas. Él era un hombre poderoso, y si deseaba mantener su historial sin mancha lo haría con solo chasquear sus dedos.

Sin pensarlo mucho, tomó su celular y marcó el número de la mujer para guardarlo en su celular, para no levantar sospechas lo colocó como Colins 3, siempre que tenía más de una persona que se llamaba de la misma manera pero al no saberse el apellido le coloca un número de referencia, así cuando revisara entre se daría cuenta cual es cual, claro el sistema siempre puede fallar.

Ahora solo necesitaba pensar en una forma en la cual pescarlo con las manos en la masa…

Continuará…

Hola ¿Cómo están?

Feliz Navidad a Todos, aquí les envío un fic bien cortito, no pasará de los 4 capítulos que se me ocurrió después de leer de leer Memes de novios celosos y cosas así, bueno me despido y con respecto a mis otros fics en cuanto la musa baje escribo y envío en un santiamén.

Bueno, me despido

Chauu!