Boku no Hero Academia/My Hero Academia no me pertenece. Esto es algo estúpido.
KatsuDeku. Relación no establecida.
Cuatro y cuatro
De un momento a otro se encontraba a sí mismo contándolas. Se había hecho un extraño hábito que había comenzado de manera inconsciente. Las contaba cuando estaba enojado, cuando estaba estresado; las contaba al menos una vez al día, las contaba tal vez más de lo que se consideraba normal y hasta el punto en que rayaba en la obsesión. Las contaba tanto que podría ubicarlas de memoria con facilidad, podría nombrarlas y si se desarmaran cual rompecabezas podría, sin duda, acomodarlas como deben.
Le sorprendía que su compañero no se hubiera dado cuenta de que algo pasaba con él, le miraba demasiado a la cara y a veces se quedaba absorto por minutos.
Como justo ahora.
-¿Kacchan? -Le pregunta, levantando la mirada de su lectura.
Atina simplemente a girar la cabeza y de reojo vuelve a mirar su rostro. El otro le dedica un gesto confundido pero vuelve a su libro a los pocos segundos.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho.
Las cuenta de nuevo y una presión le estruja el pecho. Se siente un poco estúpido y mantiene su cabeza girada, los pómulos le arden y quiere evitar cualquier cuestión por parte del otro. Busca deshacerse de su vergüenza y patea la mesa que comparte con el peliverde por debajo. Ve el libro de su compañero saltar por los aires y el chico le mira asustado.
Refunfuña y se dedica a regresar a su actividad inicial de ese día, necesitaba estudiar. Pero tan pronto el muchacho vuelve a tomar su libro y centra su atención en éste, sus ojos rubíes viajan desde las palabras impresas en las hojas blancas de su propio libro hasta el rostro del otro.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho.
No le toma ni cinco segundos contarlas por tercera vez esa mañana. Sí, ya había cronometrado el tiempo que le tomaba... y al recordarlo quiere que la tierra le trague, o enterrarlo a él, eso resolvería muchos de sus problemas, sin embargo desecha la idea por lo absurda que le parece, sin entender muy bien el porqué de ello.
Intenta regresar a su lectura sin mucho éxito. Alterna su vista entre el libro de texto y el rostro ajeno tantas veces que se ha mareado y termina contándolas por cuarta vez.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho.
Por alguna razón le ha calmado y casi al instante la sangre se le acumula en el rostro, no se había percatado de que el otro le estaba viendo. ¿Se habría dado cuenta?
-Kacchan, ¿estás...? -Comienza pero no le deja terminar.
Se levanta abruptamente, ignorando por completo el sitio en donde se encuentra, mueve la mesa y el peliverde le mira desconcertado. Se acerca peligrosamente al rostro ajeno, el muchacho se encoge en su sitio, se escurre por la silla hasta que su cabeza se recarga en el respaldo. Le mira con miedo, siente su respiración estropeada chocar contra su boca.
Mira sus mejillas y esta vez las cuenta en menos de cuatro segundos. Abre la boca y cual perro le muerde los pómulos, le escucha quejarse pero no le suelta, aprieta la carne blanda entre sus dientes y tras unos segundos le suelta.
El menor le dirige un gesto incrédulo, avergonzado y se soba la mejilla que le ha mordido, le ha dejado una sutil marca y no es hasta que nota sus orejas enrojecidas que recuerda en dónde están.
Se cubre la boca y sale de la biblioteca con prisa, no sin antes ver sus pecas una vez más.
No es precisamente algo temático del 14 de febrero, y bueno, no tenía intenciones de escribir algo por la fecha...
Es algo estúpido porque me repetí muchas veces que debía ser otra pareja, sin embargo tenía una enorme curiosidad por darle una obsesión a Katsuki con las pecas de Izuku (porque yo las amo).
