Observaba las gotas caer con fuerza, el cielo parecía un pozo negro y el viento hacía un ruido aterrador. Apenas eran las siete de la tarde y todo estaba oscuro, incluso la electricidad se había ido.
—Al igual que mi sonrisa… —murmuró Aoba soltando una risa amarga; yacía sentado en el suelo con su espalda apoyada contra su cama, su cabeza estaba volteada ligeramente para poder observar el espectáculo del cielo cayendo y sus ojos parecían estar vacíos.
Estaba tan sumido en sus pensamientos que no notó la presencia de otra persona en la habitación hasta que ésta se atrevió a hablar.
—Master… —susurró con su vocecita insegura, no traía puesto sus guantes, su abrigo ni su característica máscara de gas.
Aoba ni siquiera se molestó en responder, debía fingir que todo estaba bien para no preocupar al peliblanco, pero simplemente dolía tanto.
—Estoy bien —incluso él se sorprendió por la voz tan dura que utilizó, pero no se retractó, no mostraría lo que sentía.
—Nadie está bien luego de ver morir a un familiar —la voz de Clear sonó igual de dura, se encontraba frente a él pero el Seragaki no quitaba su vista de la ventana, negándose a verlo.
—Pues yo si lo estoy —respondió ido, quería que lo dejara solo, no quería pensar, ya no.
Abuela.
Tae había muerto, así de cruel era la vida, así de corta era.
''La vida de una persona es limitada. ¿No crees que es aterrador?''
Las palabras de Clear cayeron como un balde de agua fría sobre él, recodaba a la perfección lo que había respondido, y sin embargo aquello se veía tan lejano.
¿Cómo sería feliz si las personas que amaba morían?
''¿Por qué crees que todos desean la felicidad perfecta? Todos mueren algún día. Y aun así... ¿Por qué, incluso con vidas tan cortas, se esfuerzan tanto por encontrar la felicidad? ''
Una mano se posó en su rostro, limpiando la silenciosa lágrima que había salido rebelde de sus ojos dorados.
—Estoy…bien… —musitó una última vez, sintiendo como más y más lágrimas salían sin control.
—Yo sé que no lo estás —la voz dulce de Clear lo contradijo, atrayéndolo, haciéndole saber que no estaba solo.
Tomó suavemente el rostro de su Master entre sus manos y, con amor, empezó a repartir suaves besos por su rostro.
En su frente.
''Cuando yo muera…''
En sus mejillas.
''Dejaré a Clear solo''
En su nariz.
''Y a pesar de lo que significa eso…''
En su mentón.
''Él sigue a mi lado''
En sus labios.
''Lo siento''
Con un remolino de pensamientos Aoba correspondió el beso como pudo, pasando sus brazos alrededor del cuello del peliblanco y atrayéndolo más hacia él, como si Clear fuera a desaparecer si lo soltaba.
A veces cuando decía ''Estoy bien'', deseaba que alguien lo abrazara y le dijera ''Yo sé que no lo estás''
Clear era ese alguien, Clear era su mundo.
