The Circle

Advertencia: todos los personajes y situaciones son propiedad intelectual de Cassandra Clare.


Maryse

Mira a sus hijos y su pecho se hincha de satisfacción; siempre supo que eran perfectos, el paso del tiempo sólo terminó por darle la razón. Estaba orgullosa de ellos, de las personas que sabía que serían, de las proezas que harían, de su felicidad.

Alec, siempre retraído, serio, pero lleno de amor. Alec, quien tuvo el valor para enfrentarse a las viejas tradiciones, defender lo que quería y que, finalmente, había encontrado a alguien a quien amar. Siempre lo supo y nunca le había importado; sólo quería verlo feliz, sonriendo con esa alegría desbordante que poseía, con la inocencia aún en sus ojos, el poder de construir un mundo mejor. Honesto hasta el final.

Isabelle, fuerte, valiente, indómita. Su hija, tan parecidas, tan iguales... Le había enseñado a ser independiente, a valerse por sí misma y en ella había encontrado la fuerza devastadora del amor que profesaba, ardiente, interminable. Fiel, leal, su látigo restallando, aferrado a su cintura, resplandeciendo a su alrededor, ése que le habían regalado al nacer y que había crecido con ella. Izzy, quien haría lo que fuera por su familia, por las personas a las que quería. Sacrificada y noble.

Max, su pequeño, aquel que le fue arrebatado y que ya jamás crecería. Viviría siempre con sus nueve años, ocultándose tras ella, admirando secretamente a sus tres hermanos; ya no podría ser como ellos. No podría enseñarle a luchar, a ser valeroso, ponerle sobre sus brazos la primera marca, verle crecer, hacerse fuerte, convertirse en el guerrero que estaba destinado a ser.

Y Jace, a quien quería como si su sangre fuera la misma, inquieto, rebelde, un mar de problemas, dorado y hermoso, el único capaz de sacarla de quicio y hacerla reír a la vez. Capaz de amar por encima de todo, sufriendo en secreto por no ser mejor, cuando ya era perfecto a sus ojos, como todos ellos, sus pequeños, los Lightwood.