Para loveangel7 como parte del "Intercambio Navideño 2015" del Foro "Proyecto 1-8".
Me encantó tu propuesta acerca de la amistad entre un Niño Elegido y su Digimon, sobretodo ahora que Tri. abrió nuevas opciones para desarrollar este tema. ¡Espero que te guste!
¡Feliz Año Nuevo 2016!
Tres Momentos
- 1995 -
Fue un encuentro muy breve.
No era la primera vez que los caminos de nuestros mundos se cruzaban, pero hasta entonces estos encuentros sólo habían tenido lugar en laboratorios o en zonas fuertemente protegidas por la milicia. Después de todo, estos eran los lugares donde se estaban desarrollando las grandes computadoras de antaño y los indicios de la World Wide Web.
Pero, a mediados de los 90, las computadoras y la red ya comenzaban a invadir los hogares comunes, por lo que sabíamos que era cuestión de tiempo antes de que ocurriera el primer contacto con civiles.
Jamás imaginamos el efecto que esta primera reunión tendría en nuestras historias.
Una noche de abril de 1995, una inusual alteración en la barrera digital permitió que un digihuevo brotara de la computadora familiar, sorprendiendo a dos hermanitos japoneses. Aunque el mayor, un chico castaño de 7 años, no estaba muy seguro en un inicio, la insistencia de su pequeña hermana de 4 no tardó en convencerlo de adoptar el extraño objeto.
A partir de ese momento nos impactó la rapidez con la que se desarrolló el digihuevo, naciendo un Botamon apenas finalizando la primera hora desde el contacto.
Al cumplirse la tercera hora, el Botamon ya se había transformado en un Koromon mientras era arropado por los cariñosos brazos de la nena.
Para la quinta, el Koromon comenzaba a comprender y repetir el lenguaje de ambos hermanitos, a quienes ya consideraba sus amigos. Después de todo, había recibido cariño, alimento y hasta protección por parte del chico ante el celoso gato de la familia.
Finalmente, a la séptima hora, el Koromon se convirtió en un Agumon. El más grande y fuerte del que se tenga registro en la historia de nuestro mundo.
El Agumon, acompañado de la pequeña, abandonó el apartamento para recorrer las calles de HikariGaoka, ávido de explorar ese mundo tan distinto pero al mismo tiempo tan similar al suyo.
Era un monstruo que jamás debieron conocer en su mundo.
La presencia de Agumon alimentaba la distorsión en la barrera. Y por ello, no tardó en ser acompañado por un segundo monstruo, quien confundido por su súbita llegada a un mundo extraño, reaccionó atacando todas las estructuras que le resultaron desconocidas y amenazantes.
El Parrotmon no tardó en posar su mirada en el Agumon y su preciosa carga humana, quien inmediatamente se puso a la defensiva.
La batalla entre ambos Digimon, considerando los daños que ocasionó, no pasó desapercibida ante los habitantes de HikariGaoka. Sin embargo, existirían dos interpretaciones para estos hecho: Por un lado, los adultos adjudicarían los destrozos a un supuesto ataque terrorista del cual nadie tomó responsabilidad.
Por el otro, la mirada inocente de los niños les revelaría la verdad: A La pelirroja de la pijama amarilla, la nena con la trenza castaña, el bajito pelirrojo, los hermanitos rubios y el pequeño que llamaba insistentemente a la policía sin lograr que alguien le creyera. Ellos, junto con otros cientos de pequeñitos, serían testigos de la primera batalla de los Digimon en Japón.
Parrotmon era un adversario mucho más fuerte que Agumon, quien hizo todo lo posible por proteger a la pequeña y a su hermano, quien se había incorporado recientemente al alboroto. Un ataque especialmente agresivo del Digimon enemigo destruyó parcialmente un cruce peatonal debajo del cual trataban de refugiarse los humanos, derrumbándolo.
Por un instante, parecía que Agumon y los hermanitos habían salido seriamente lastimados.
Pero entonces ocurrió un milagro: A pesar del cansancio, de las heridas y de la poca experiencia que poseía, el Agumon se había transformado justo a tiempo en un poderoso Greymon. En ese momento mis socios y yo nos miramos intrigados.
¿De dónde proveía la inusual energía de este Digimon?
Greymon y Parrotmon lucharon ferozmente, ante la mirada angustiada de los hermanitos. La nena no dejaba de llorar y el pequeño parecía estar paralizado de miedo.
Parrotmon arrojó a Greymon al suelo, dejándolo inconsciente.
Los pequeños que miraban la batalla guardaron silencio.
¿Qué iba a pasar ahora? Mis socios y yo redoblamos esfuerzos para restablecer la barrera, temiendo que ahora que se encontraba solo, Parrotmon diera rienda suelta a sus instintos destructivos.
El salvaje posó su mirada en los pequeños. Greymon seguía inmóvil. La nena aún lloraba y quería acercarse a su amigo, a pesar de los esfuerzos de su hermano por detenerla.
De pronto, la mirada castaña del pequeño cambió. Sin importarle el que probablemente llamara la atención de Parrotmon, el niño se puso de pie, tomó el silbato que colgaba del cuello de su hermanita, inhaló y sopló con toda la fuerza que le permitían sus jóvenes pulmones. Un largo silbido fue lo único que se escuchó en el campo de batalla.
Y después de eso, solo se escuchó silencio. O al menos eso creían nuestros oídos, ya que nuestros instrumentos comenzaron a detectar una gran cantidad de susurros provenientes de los pequeños testigos.
¡Vamos dinosaurio!
¡Tú puedes!
¡Confiamos en tí!
¡Mira! ¡Mira!
¡Vamos Koromon! ¡Koromon!
"Koromon" abrió los ojos.
Antes de que Parrotmon se diera cuenta, Greymon reinició su ataque con más fuerza que nunca. Nuevamente, nos miramos intrigados.
¿Acaso la fuerza de Greymon era alimentada por el vínculo que había formado con los niños humanos?
¿Acaso era un signo… de amistad?
Aunque los adultos estaban ciegos ante los Digimon, los hechos de esta noche nos mostraron que la historia era muy distinta con los pequeños. Su inocencia les permitía observar a los monstruos digitales, y sus corazones puros transmitían una energía que era imposible de replicar en nuestro mundo.
¿Acaso esta podría ser la solución a nuestros problemas?
La barrera digital se restableció en ese momento, llevando a Greymon y a Parrtomon de regreso a nuestro mundo. La transición fue muy intensa para al ya de por sí inestable Greymon, desintegrándolo en cuanto llegó al Digimundo.
Nos pusimos a trabajar, recolectando los datos de Greymon y guardándolos celosamente en nuestra base.
Esta información nos permitiría desarrollar ocho Digihuevos experimentales.
Ocho Digimon que estarían infundidos con la energía, el valor, la amistad… la luz de aquellos niños. Ocho Digimon que tendrían como meta forjar un lazo con esos niños y restaurar nuestro mundo.
Para eso habrían nacido.
