Los personajes de esta historia no me pertenecen sino al fantástico grupo CLAMP.

Primera Rosa: Sorpresas.

Era una mañana fría en la hermosa ciudad de Tokio, a pesar del clima penumbroso en que parecía sumido el lugar a causa del cielo gris y los árboles desprovistos de su hermosa vestidura verde la gente no parecía caer en el mismo trance que el clima sino más bien que parecían disfrutarlo y otros tantos simplemente lo ignoraban, sus vidas eran demasiado ocupadas como para detenerse a apreciar el paisaje, pero entre estas personas no estaba Marina Ryuzaki, ella disponía del tiempo necesario para admirar la poca belleza natural que le quedaba al espacio urbanizado.

Ella a pesar de ser una mujer ocupada, presidenta de la mayor empresa en Tokio y con fuertes conexiones en el exterior, siempre tenia aunque sea cinco segundos para rememorar el pasado, ese hermoso pasado que ahora solo eran recuerdos bien guardados en su mente, pero sin embargo no todo se podía quedar siempre allí ella se había traído consigo una parte, una que amaba como a su propia vida, mejor dicho era su vida, todo lo que ella amaba y no soportaría perder.

Miro el precioso ventanal que daba paso a la tenue luz de media mañana desde su escritorio, en esos momentos de soledad era en los cuales ella desearía volver a ver a sus amigas, reír como lo habían hecho tiempo atrás, revivir sus aventuras, volver a ver a todas esas personas que después de tanto tiempo seguían guardando un lugar muy especial en su corazón.

Miro el reloj de muñeca que llevaba puesto y apresurada se levantó de la silla, tomó su bolso y salio cerrando detrás de si la puerta. Bajo por el ascensor impaciente por salir rápido del edificio, todos los días era igual, la misma emoción, la misma alegría cada vez que iba a recoger a sus hermosos tesoros, cuando salió de las instalaciones, prácticamente corrió hacia su auto aunque eso resultase un poco difícil con tacones altos, saco la llave de su cartera y abriendo el auto, arranco el coche.

Pronto después de abrirse paso en numerosas calles pudo divisar el edificio de una prestigiosa escuela, la misma a la que había ido ella, aunque debía admitir que había cambiado bastante desde que había salido de ella, se estaciono a unos metros de la entrada y espero pacientemente a escuchar la campana de salida, cuando el sonido llego a sus oídos se bajó del auto, se paro en la entrada junto a otras personas que estaban allí con el mismo propósito.

Por las grandes puertas se abrieron paso las filas de niños pequeños siendo conducidos por sus maestras que les sonreían con dulzura, pronto se escucharon dentro del barullo una dos vocesitas suaves he inocentes.

─ Lys, allí esta mamá, vamos a decirle a la seño que ya nos vamos.

─ Si hermano.

Pronto entre la multitud de infantes se abrieron paso dos cabesitas, una de un blanco violáceo y la otra del mas puro celeste con sus manitas extendidas en el aire saludaban frenéticamente a la hermosa mujer que los esperaba en la entrada como todos los días con su sonrisa amable y únicamente para sus mas preciados tesoros, que en ese mismo instante se abalanzaron sobre ella, llegando al punto de casi tumbarla y ella no pudo hacer mas que corresponderles el abrazo y ensanchar su preciosa sonrisa.

─ Mami, ha que no adivinas lo que hizo Shun hoy─ Hablaba una pequeña niña de brillante cabello y ojos celestes.

─ ¿Qué fue lo que hizo tu hermano Lys?─ Pregunto la mayor tomando de las manos a sus dos hijos que caminaban junto con ella en dirección al auto.

─ Cállate Lys.

─ Hoy Shun me corto un mechón de cabello.

─ ¡Que! ¿Por qué hiciste eso Shun?

─ Es que el cabello de Lys es muy lindo, y quería tener uno de sus cabellos para guardármelo.

─ ¿Por eso hiciste eso?─ La mayor rió sutilmente y lo miro divertida─ Solo le tendrías que haber pedido poder tocárselo.

─ Pero ella no deja que nadie le toque el cabello.

─ Hermanito a ti si te dejo tocármelo, no me gusta que los demás me lo toquen, no los conozco.

─ ¿De verdad?

─ Si.

─ Muy bien, pero se están olvidando de algo─ Los niños la miraron confundidos y luego sonrieron como si hubiesen descubierto el porque del rostro triste de su madre o por lo menos el que fingía tener y los dos le respondieron al unión.

─ ¡El cabello de mamá también es hermoso!─ La mujer sonrió y les abrió la puerta trasera para que pudieran entrar en el auto, les prendió los cinturones de seguridad y se sentó ella al frente, se giro y dijo:

─ Ya comenzaba a sentirme ignorada─ Los dos niños rieron ante el comentario y lo infantil que podía llegara ser su madre, aunque los hacía feliz que solo se mostrase así con ellos, con los demás era muy fría y distante, pero se sentían satisfechos de poder ser ellos los únicos dueños de las tan hermosas sonrisas─ Bien hoy empiezan las vacaciones y aparte es viernes, saben lo que eso significa ¿no?

─ Si, hoy vamos a ir a pasear.

─ ¡Y luego vamos a ir a casa así mamá nos prepara un pastel!

─ Muy bien y ¿donde quieren ir hoy?

─ Shun y yo habíamos dicho que nos gustaría ir a conocer la torre de Tokio─ La mujer de largos y celestes cabellos se puso un poco tensa y triste al recordar aquel lugar, pero no tenía por que ponerse así, si sus hijos lo querían ella iría al fin del mundo pero por lo menos ahora crearía recuerdos hermosos con lo que mas quería en el mundo.

Condució hasta allí tranquilamente escuchando divertida la conversación de sus hijos y de vez en cuando interviniendo en una que otra pelea, cuando llegaron los niños saltaron rápidamente de sus asientos, bajaron y corrieron a la entrada siendo seguidos muy de cerca por su madre.

Recorrieron la torre de inició a fin siendo el último lugar el que a Marina le traía tantos recuerdos, ella y los niños se acercaron al mirador, pero cuando menos se lo esperaron una luz de un azul brilloso y cálido los envolvió a los tres, llevándolos a descubrir la hermosura de un túnel que parecía hecho de piedras preciosas y ellos flotaban yendo hacía delante sin ser consientes de ellos, estaba tomados de las manos, pero en un momento una de las pequeñas manos se soltó de la de su madre que con desesperación la busco, más solo encontró vació su niña había desaparecido.

En ese preciso momento cayeron suavemente sobre la hierba verde, la mujer que había cerrado sus ojos los abrió encontrándose con el hermoso cielo de lo que ella podía reconocer como su amado Céfiro, pero el sentimiento de alegría que había sentido al ver ese hermoso cielo despejado, se vio olvidado al sentir la ausencia de su hermosa hija, aunque en cierta parte estaba aliviada de que su hijo aún estuviese con ella y sobre todo que su niña este perdida en un lugar como este la tranquilizaba, ella sabía que en ese lugar siempre reinaba la paz.

Se paro y tomo en brazos a su hijo que parecía cansado y casi dormido, al verdad ella también se sentía cansada pero era más fuerte el sentimiento de querer encontrar a Lys.

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En uno de los jardines del palacio una niña hermosa de largos cabellos celestes iguales a los de su madre estaba tendida sobre unas flores, al parecer estaba dormida, pero a pesar de todo no era como si estando tirada en medio del jardín principal no te iban a notar, pero al parecer las personas del palacio estaban demasiado ocupados para darse cuenta de que una criatura estaba allí, bueno, claro, todos menos el príncipe de Céfiro, que había logrado escapar Clef y Anaís.

─ Por fin los perdí, que persistentes son─ decía el peliverde jadeando por la carrera que había tenido que realizar, se apoyó contra una de las blancas paredes del castillo la cual daba directamente al centro del jardín donde se podía distinguir una mancha azul, que llamo la atención del joven príncipe que se encaminó con paso titubeante, mirando que ninguno de los antes mencionados lo viera, cuando llego su sorpresa no pudo ser mayor al ver que esa mancha era una preciosa niña, de delicadas he angelicales facciones que por alguna razón le recordaban a alguien pero no sabía quien.

La tomo entre sus brazos acunándola, siempre le habían gustado los niños y esta era muy hermosa, tal vez se había perdido, pero después cayó en la cuenta de que esa niña no llevaba ropas cefirianas y de ningún planeta que el conociese por lo que era extranjera y tenia un presentimiento que tendría que consultar ya con las dos guerreras mágicas que se encontraban en el castillo, así que con la niña en brazos se hecho a correr camino al salón principal donde seguro estarían todos, ya era hora de la habitual reunión que se realizaba todos los días.

Cuando llegó frente a las gigantescas puertas, entro casi azotándolas y exaltando a todos los allí presentes que lo miraron enojados por asustarlos de esa forma, pero de pronto se esfumaron dándole paso a una de sorpresa he intriga de parte de todos al ver el bulto entre sus brazos.

─ Paris ¿de donde sacaste a esa niña?─ Le preguntó Anaís con notable preocupación y a la vez curiosidad.

─ La encontré tirada en medio del jardín y quería preguntarte por ella, en realidad a ti y a Lucy─ Las dos mencionadas hicieron una mueca de no entender lo que el ojimarrón les decía─ Miren sus ropas, ninguno de los planteas que conozco tiene este estilo de ropa.

─ Y no lo conoces Paris, esta niña lleva ropas de nuestro mundo─ respondió la rubia acomodándose los anteojos y acercándose para ver mejor a la niña─ No les parece que es parecida a...─ No pudo terminar su oración ya que la niña abrió sus ojos mostrando dos zafiros relucientes, la pequeña se levanto de repente y observo a todos con asombro y un poco de miedo, paseo su mirada celeste por todos hasta toparse con la ojiverde que tenia en frente y sin pensarlo dos veces se abalanzo sobre ella atrapándola en un abrazo.

Todos los presente se sorprendieron ante su reacción y se quedaron estáticos mirando a la rubia que correspondía el abrazo de la niña.

─ Nunca pensé que iba a conocerte.

─ Perdón pero yo no se quien eres─ Pero la conversación fue cortada por el mago que se acercó a la niña y la examino de pies a cabeza.

─ ¿Dime, como llegaste aquí?─ Le dijo amablemente Guru Clef, ante esto la niña lo miró y casi se le desencaja la quijada al verlo.

─ ¿Shun? ¿como hiciste para crecer tanto?─ Todos se confundieron bastante al ver a la niña referirse así al mago.

─ ¿quien?

─ No tu no eres mi hermano, definitivamente el es mucho mas guapo que usted─ Señalo la niña, haciendo un gesto de desinterés, a lo que todos prácticamente se les deslizo una gotita por la nuca.

De repente las puertas vuelven a abrirse de la misma forma en que anteriormente habían sido abiertas por el príncipe, y el salón se inundo de un sentimiento de sorpresa, todas las miradas estaba clavadas en una mujer que entro por la gran puerta tomada de la mano de otro niño hermoso, vieron como los ojos de la mujer se llenaban de lagrimas y la niña saltó de los brazos de Anaís para ir corriendo a abrasar a esa hermosa mujer y esta a su vez correspondió el abrazo al cual se sumo el niño.

─ ¿Marina?

La mujer levanto su mirada y sonrió ampliamente, ahí estaban todos sus seres queridos, sus amigas, sus amigos, todos.

─ ¿Mami conoces a todas estas personas?

─ Claro que si Shun, recuerdas cuando te conté acerca de Céfiro, esto es Céfiro y ellos mis amigos, y mira quienes están por allí─ Dijo señalando la dirección en donde sus amigas la miraban sorprendida─ ¿Las recuerdas, recuerdas las chicas de la foto?

─ De verdad son la tía Lucy y la tía Anaís?

─ Si, son ellas.

─ Lys ¿vamos?─ Le pregunto el niño a su hermana que asintió en respuesta y caminaron hacia las dos mencionadas con un poco de timidez al ser el centro de atención, mientras que la hermosa mujer de largos y sedosos cabellos los mira con ternura una que llama la atención en los presentes, ya que nunca la habían visto tener semejante mirada hacía alguien.

─ ¿Marina, de verdad eres tu?

─ Si Caldina soy yo.

─ Woow mirate, estas hermosa!─ Dice la bailarina mientras admira el cuerpo de mujer bien proporcionado enfundado en un vestido negro elegante pero sencillo─ Y tuviste hijos! nosotros pensamos que te habías olvidado de nosotros, pero veo que estuviste ocupada, son hermosos.

─ Gracias, son lo que mas quiero, son mi todo ─ Otra vez los miro con dulzura y los llamó─ Niños déjenlas respirar vengan conmigo porque sino me sentiré celosa─ Rió, suave y delicadamente asombrando a sus amigos, esos años alejado la verdad que si la habían cambiado y no solo físicamente en donde se notaban facciones mucho más finas y delicadas, sino que también se la notaba relajada, tranquila y sobre todo feliz.

Los dos niños corrieron hacia ella con una sonrisa en el rostro, y cada uno abrazó una pierna de su madre.

─ Nosotros te queremos mucho mas a ti mami, ¿verdad Shun?

─ Si, a parte es mucho mas bonita─ Marina rió ante el comentario pero pronto paro abruptamente y cambió su semblante al escuchar ser nombrada por alguien que hasta el momento había ignorado.

Y bien que les parece? Es mi primer fic de esta pareja así que sean buenas y déjenme sus comentarios para saber si les gusto.

Besos Flor!