Primera historia, veremos que sale.

Pienso que el ultimo arco tenía potencial para ser de lo mejor de Bleach. La forma en la que comenzó prometía mucho lamentablemente, no fue el caso. Kubo empezó planteando un conflicto en el que ni el bien o el mal existían en las guerras, para transformarlo en un cliché del bien versus el mal. La idea de esta historia es aprovechar todos esos huecos que quedaron, como así los olvidados personajes de este arco. Calculo que serán tres capítulos hasta romper definitivamente con el canon.

Disclaimer: Bleach y sus personajes pertenecen a Tite Kubo.


El Segundo Oficial de la Primera División Chojiro Sasakibe, un Shinigami respetado por algunos, llamado cobarde por otros, a pesar de lo que pudieran murmurar a su espalda, si algo no se le podía reprochar al primer discípulo del líder del Gotei 13 era su lealtad a este último.

Puesto que esta formidable lealtad, era lo que lo mantenía de pie frente a la recién presentada amenaza, que hizo presencia frente a él y los otros miembros de la Primera División en la puerta Kokuryou. Siete Reiatsu de avasallador poder, hicieron su entrada en el Seireitei, la forma en la que ingresaron sin ser detectados, y como traspasaron el Shakonmaku sin despertar la más mínima alarma de que el Seireitei estaba siendo invadido, permanecía como un misterio para Chojiro.

Aunque no era de relevancia el cómo ingresaron en este momento.

Debía detenerlos.

Escupió sangre. Se llevó su mano izquierda a su costilla derecha, estaban rotas, severos cortes en su cuerpo le restringen su movimiento. No sabía cuánto resistiría. A pesar de sus heridas, su inquebrantable voluntad hacia Genryusai Yamamoto lo mantenía de pie. Si este era el final del camino, él lo aceptaría tal cual era, esa era la voluntad de las Trece Divisiones, anteponer el bienestar propio, por el bien común de todos.

Ni el poder de su Shikai fue de utilidad, ni su vasta experiencia con los hechizos de Kido le sirvieron de poco y nada. Tenía una última carta para jugar, una que ni siquiera considero hacer de su uso, en la guerra librada contra Aizen, y por primera vez en 2000 años la utilizaría.

Adoptó una posición más ofensiva. Elevó su Reiatsu hasta el límite, a pesar de su maltrecho cuerpo y pronunció las palabras que aguardaban 2000 años en ser dichas…

—¡Bankai!


Para Driscoll Berci ser seleccionado dentro del privilegiado grupo de Quincys que entregaría la misiva de guerra del Wandenreich hacia la Sociedad de Almas, era un privilegio del que pocos podrían alardear en el futuro próximo. Aunque debía de admitir, que esperaba hallar oponentes de mayor calibre a su llegada, si bien el Daten informaba que, al teniente del Primer Escuadrón, no era un adversario a subestimar, a sus ojos le resultaba algo difícil de creer.

¿Cuánto duró su pelea? ¿Dos minutos máximos?

"Que decepción…"

Aunque por la forma en que las cosas se estaban desenvolviendo, no tardaría en ver el Bankai de su oponente.

Disparó una Heilig Pfeil con la suficiente potencia para herirlo fatalmente, Sasakibe en un flash de Shunpo logró esquivarla, aunque careció del tiempo para reaccionar, ya que Driscoll desapareció de donde disparó la flecha, para reaparecer detrás suyo y asestar un codazo en su rostro que lo mandó rodando varios metros hacia izquierda.

Aquella demostración de brutalidad, lo hacía valedor de su Schrift, The Overkill.

Con el teniente de pie, noto una fluctuación en el ambiente, percibió que la presión espiritual del Shinigami empezó a dispararse.

"Finalmente" pensó esbozando una sádica sonrisa, al palpitar lo que estuvo aguardando, desde que el Shinigami hizo presencia frente a ellos para detenerlos.

Llevando su mano derecha, a uno de los compartimientos de su abrigo sacó un objeto ovalado hecho de metal con la cruz Quincy en él y lo apuntó hacia la fuente de poder frente a sus ojos.

Una corriente de oscura energía, brotó del medallón provocando que el Bankai de Chojiro se desintegrara.

Dejando a su enemigo sin la más remota chance de salir con vida de este enfrentamiento.

Driscoll decidió dejar de jugar, y ponerle fin un punto final al combate.

—Es el fin Shinigami.


El grupo procedió hacia la oficina central de la Primera División con relativa facilidad, cualquier intento de oponerse les por parte de los Shinigami, era rápidamente anulado, por parte de los Quincy. Sangre bañaba las paredes y suelo de los corredores del Primer Escuadrón.

Para Bambietta Basterbine, la Stern Ritter "E" la falta de interés por preservar sus vidas por parte de los Shinigami, le resultaba extremadamente tedioso. ¿Qué no se dieron cuenta de que atacarlos, resultaría en sus muertes?

Al parecer la falta de interés propio, era una cualidad compartida por todo el Gotei Trece.

Al ver cómo uno se abalanzaba hacia ella con su Zanpakuto, blandiendo la hacia su torso. Rápidamente cualquier ilusión de victoria fue detenida en seco, cuando fue velozmente eviscerado por el filo de su espada, sin desaprovechar la más mínima de su energía.

Eran como moscas si se observaba detalladamente.

Aunque parte de su fastidio no derivaba directamente de los Shinigami. Frente a ella, el Arrancar Luders Friegen lideraba al grupo Quincy. Si han de preguntarle cuál era el motivo, de que un Hollow estuviera a la cabeza de un grupo élite Quincy, ella respondería que la función de dicho Arrancar era crear una distracción, un señuelo para los Shinigami. No era el caso.

El susodicho sería el encargado del intercambio verbal, entre su grupo y el líder Shinigami. Un Arrancar sería la voz del Wandenreich, palabra más, palabra menos.

"¡Ridículo!"

Y aunque, no ansiaba más que aterrizar un espadazo, sobre el cuello del Arrancar "por accidente", las órdenes eran claras como el agua. Actuar como protección de este. Era la tarea encomendada, por su Majestad. No se permiten objeciones.

El Arrancar Luders Friegen, debía decir que actualmente se sentía bendecido. ¿Y cómo no estarlo? Había sido seleccionado personalmente para entregar el mensaje divino del Emperador, que Yhwach haya puesto su confianza en él, de todos los miembros del Wandenreich ¡De todos los Stern Ritter, mejor dicho! solo significaban buenas cosas a su regreso a Silbern. Claro si de alguna forma no lo estropeaba ¿Tal vez, un ascenso en los rangos del Imperio Quincy? Solo su Majestad lo diría.

Si bien el rango que sostenía dentro del Wandenreich no era nada despreciable, ya que podría considerarse superior al de un simple Soldat, teniendo en cuenta su raza. Luders sabía de la hostilidad sostenida por los Quincy hacia los de su especie, eran vistos como objetos desechables. La Vanguardia Arrancar, solía ser utilizada para asignaciones de alto riesgo, misiones suicidas, en resumen. Aquellas misiones donde el imperio no deseaba arriesgar invaluables soldados en misiones que sencillamente podrían cumplir otros, usualmente el porcentaje de supervivencia de los Arrancar, en este tipo de tareas era relativamente bajo. Hasta el punto que muchos no podían volver a combatir, en ese caso eran despachados de su servicio al Wandenreich.

En eso recaía el peso de cumplir exitosamente esta asignación, para él. No era idiota sabía que Yhwach podría hallar cualquier Arrancar con los pocos sesos, para servirle, tenía que ser útil a los ojos del Emperador, cumplir lo que sea que se le ordenara, para respirar un día más. A fin de cuentas, formaba parte de un imperio, que estaba compuesto por una raza, que exterminaba Hollows. Naturalmente eran aborrecidos.

Arribaron a la oficina del Comandante General, para encontrarlo sentado, en la silla perteneciente a su escritorio.

—¿Quiénes son? —Preguntó Yamamoto. Los siglos de experiencia reflejándose, en su compuesta voz.

—No es necesario revelar nuestras identidades. Ya que tú sabes quienes somos —Respondió Luders. Cualquier signo de intimidación en su voz, por estar en presencia del Comandante General descartada. —Hemos venido… A declararte la guerra, Genryusai Yamamoto.

Un fuerte estallido provino de la pared a la izquierda de los Quincy. Una vez disipado el humo creado por la explosión, develó la figura de Chojiro Sasakibe empalado por una flecha formada de Reishi color celeste con forma de lanza. Segundos más tarde, Driscoll reapareció por la abertura creada por su ataque.

—No te entristezcas por él —Habló Luders, volteándose a observar al teniente. —Fue muy amable demostrarte cuál será tu final. —Comentó el Arrancar con jovialidad.


Asguiaro Ebern, observó desde su actual posición escondido entre los callejones adyacentes a unas casas, en dirección hacia donde se hallaba su objetivo.

Con la primera fase de su plan completada; visualización y espionaje de su futuro oponente, solo requería cumplir la restante; confrontación y robo.

Si bien la primera parte de su asignación dada por Yhwach, había transcurrido sin altercados, dado la naturaleza simple de esta. Usar un cebo de Hollows para atraer la mayor cantidad posible a Karakura, esperar la aparición de Kurosaki y reportar cualquier anormalidad avistada. La llegada de Kurosaki se vio demorada al parecer, en su lugar Ebern presenció a dos Shinigami inexpertos, intentando detener a la horda de Hollows sin éxito alguno. Debía decir que las probabilidades que siguieran con vida, eran ínfimas.

Observó el medallón entregado personalmente por su Majestad, este sería el objeto a utilizar, en su batalla con Ichigo Kurosaki. Su tamaño lo suficiente diminuto para caberle en la palma de la mano. Restaba importancia su tamaño ya que este mismo, lo haría emerger victorioso sobre el Shinigami Sustituto, y regresar al Wandenreich con toda la gloria que eso conllevaba.

El medallón le permitiría usurpar el Bankai del adolescente.

Se elevó hacia el cielo de Karakura, observó el reluciente astro que se reflejaba en él. Comprobó el medallón por última vez.

"Todo en orden."

Agudizó sus sentidos, noto seis Reiatsus en la planta superior de la casa, pero fue uno en particular el que llamó su atención. "Te tengo Kurosaki", puesto que este era el motivo de su visita al Mundo de los Vivos. Sigilosamente avanzó hacia la única entrada que visibilizó, una ventana que convenientemente conducía directamente a su objetivo.

El Arrancar se introdujo formalmente.

—Extiendo mis saludos hacia ti, Kurosaki Ichigo. Me llamo Asguiaro Ebern. —Habló Ebern, posado en la única cama de la habitación.

Sorprendido por la inesperada visita, Ichigo se volteó, sus sentidos alerta. Observó en detalle al imprevisto visitante, lo único sobresaliente de este, una máscara adornaba sus facciones cubriendo el ojo izquierdo. Aunque pudiera notar un nivel de poder considerablemente inferior al suyo, no hacía daño estar preparado para lo que sea que esté sujeto tenga en mente. Y si lo que asumía por la máscara era correcto…

—Si estás aquí para vengar a Aizen, no es el mejor momento.

—¿Vengar a Aizen? —Preguntó perplejo.

—Si, la máscara —Apuntó Ichigo, hacia su rostro. Confirmando lo que intuía. —Eres un Arrancar, ¿correcto?

"¿Arrancar?" Si hay algo que hallaba más fastidioso, era la sola mención de que lo encasillaran, como un simple Arrancar.

La gracia divina del emperador le había permitido seguir viviendo, le ofreció la inmejorable oportunidad de servirle. Él no era como el resto de los desperdicios de esa raza. Él era superior, su Majestad le concedió eso, le dio la posibilidad de ser más fuerte, de evolucionar más allá de esa pútrida raza.

"No soy un Hollow, sirvo a su Majestad. ¡No soy basura!"

Ebern permaneció en silencio. Su cuerpo tenso.

—No soy un Arrancar, niño. —Afirmó. Sus dientes chirriando, intentando mantener la compostura.

Emergió de su cuerpo humano, este último cayó hacia atrás, ahora inhabitado. Ichigo ahora en su forma Shinigami, salto hacia los cielos de Karakura, Ebern permaneció a su espalda.

—Como dije antes, ahora no es buen momento, para hacer lo que sea que viniste a hacer.

Ebern sonrió. Sacó a relucir, la cruz Quincy en su muñeca y formó un masivo arco de Reishi. El Arrancar, observó con gozo la reacción del adolescente. Ni remotamente se esperaba hallar uno de estos hoy, eso lo podía apostar, parecía que lo había golpeado una epifanía al mocoso.

—¿¡Qué sucede Kurosaki!?, ¿¡Te resulta familiar!? —Exclamó Ebern. Tenía el elemento sorpresa, mejor capitalizarlo.

Procedió a disparar una abundante cantidad de ráfagas, desde los cuatro cañones recién formados en su arco.

Si bien los acontecimientos recientes lo habían atrapado con la guardia baja, Ichigo pudo esquivar los ataques. Más no así acercarse al Arrancar. Las consecutivas ráfagas de ataque lo hacían mantener una posición defensiva.

—¿¡Solo sabes esquivar!? —instigó el Hollow. —¡Será mejor que uses tu Bankai, si quieres derrotarme!

Tal vez una provocación, daría lo que vino a buscar del adolescente.

Para su anhelo, escuchó las ansiadas palabras.

—...Ban…

Su rostro se contrajo en una sonrisa inefable. Extrajo el medallón de su abrigo.

"Esto es para ti Kurosaki. Es el fin."

—...kai…

Una masiva X oscura se formó en frente de Ebern, de ella pilares de luz se dispararon hacia el Shinigami. La refulgente luz, provocó que Ichigo se cubriera de ella utilizando sus brazos. Ebern comenzó a recitar el comando de activación del medallón

Aufreide. Meer eh wolken, wolken eh regen, regen eh nebel. Sieht balle eh um sieht ballen. Wir gut freude, Danach Vrund Dill Becher.

Un grito abandonó la boca del Sustituto, al sentir como la materia y energía de sus túnicas eran arrancadas. Solo faltaba terminarlo, y regresaría Silbern victorioso.

Cualquier ilusión de victoria fue puesta a descansar, al sentir como su oponente destrozaba los pilares de luz con un simple balanceo de su Katana.

El Shinigami Sustituto se abalanzó contra él alzando su espada, cargando lo que aparentaba ser su ataque insignia, según la inteligencia Quincy.

—Getsuga…

—¡Eso es imposible!

—Tenshou…

Ebern fue tragado por un abismo oscuro de Reishi. Su cuerpo explotó de dolor al sentir todo su ser arder por el ataque. Aunque con su de segura nueva chamuscada apariencia; seguía con vida. Hierro una habilidad heredada por su lado Hollow lo había salvado. Irónico que lo que más odiaba de sí mismo, lo mantuviera de pie respirando.

Rápidamente descartó cualquier noción de aborrecimiento a sí mismo, y sus pensamientos fueron remplazados por furia y confusión.

Ichigo reapareció detrás suyo, colocando a Tensa Zangetsu sobre el hombro de Ebern.

—¿¡Por qué tu Bankai no desaparece!? —Cuestionó furibundo, no pudiendo asimilar lo acontecido.

—¿Desaparece? ¿A qué te refieres? —Ichigo lo observó curioso, tratando de descifrar el significado detrás de sus palabras —Sabes, al principio no me interesabas, pero te vienes conmigo.

—Diablos…

Cuando la situación aparentaba ser un callejón sin salida para el Arrancar, una sombra oscura hizo su aparición frente a él.

—Lo siento, esta sombra solo oculta a los elegidos… —Dijo Ebern, introduciéndose en ella, y terminando aquella fatídica asignación para su persona.

El Arrancar se desvaneció junto con la sombra, dejando al adolescente con más dudas que respuestas.


Ya dentro de la sombra rumbo al Wandenreich. El escozor causado por las quemaduras, del ataque de comenzó a afligir sus movimientos.

Ebern comenzó a meditar sobre lo sucedido.

Después de este estrepitoso fracaso, su vida no valdría lo mismo a los ojos de Yhwach. No solo había sido derrotado y humillado, sino que había fallado la parte más crucial de su asignación; robar el Bankai de Kurosaki. Su vida pendía de un fino hilo, si se detenía a pensar. Todavía tenía la tarea de entregar su reporte al Emperador.

Quedaba en aguardar la decisión de su Majestad. Estaba seguro que sería misericordioso con él. Que le permitirá conservar su vida, para seguir sirviendo al Wandenreich.

Solo le quedaba la incertidumbre de la espera.