Disclaimer: Lo que reconozcan es de J.K. Rowling, el resto solo es fruto de mi imaginación. ;)
_ No, Potter, no intentes usar mis propios hechizos contra mí. Yo los inventé, yo soy el Príncipe Mestizo. ¡Y tú pretendes usarlos en mi contra como tu asqueroso padre!
_ Entonces, máteme. Máteme como lo mató a él, cobarde de...
_¡No me llames cobarde!
Lleno de rabia, sacudió el brazo como cortando el aire y Potter cayó de espaldas, chocándose dolorosamente contra el suelo.
Snape oyó un aleteo, Buckbeak se lanzó en picado contra él golpeándole con sus poderosas garras. Alzó su varita para defenderse, pero la bestia se elevaba en el cielo buscando un nuevo objetivo más lejano. Snape miró hacia atrás, le vió y corrió tanto como se lo permitían sus piernas.
_Corre...salta la valla_ exhortó mientras se escapaba el aliento entre sus dientes, la figura derrumbada junto a la verja no era consciente del hipogrifo que se aproximaba veloz.
_¡Corre...!_ gritó Snape_¡salta la valla!
El rubio muchacho apenas era capaz de erguirse mientras Buckbeak se elevaba en el aire para descender en picado sobre él.
_¡Draco!_gritó Snape, obligando a su corazón a latir más fuerte, a su cuerpo a correr más rápido. En un último impulso se lanzó sobre el chico, agarrándolo de la túnica.
Ambos se convirtieron en un oscuro humo espeso que atravesó el enrejado, límite de Hogwarts, desapareciendo tras él.
Buckbeak chilló su frustración al verse burlado y continuó volando en círculos sobre el lugar en que habían desaparecido.
Aparecieron en un maloliente cuartucho, sucio y oscuro. Draco debería haber reconocido la habitación en la que había pasado largas horas "experimentando" con animales: montones de madera y carbón, cacharros viejos, trapajos donde se acurrucaban los elfos domésticos de noche y el olor a descomposición de algunas alimañas deberían haberle resultado familiar. Pero si era consciente de estar en la leñera de su casa, no dio muestras de ello.
_Draco_El profesor de pociones le llamaba entre preocupado y exigente. EL jóven Malfoy parecía aturdido, obnubilado_Tranquilo, Malfoy, estas en casa..
_¡No!_ interrumpió, con los ojos desorbitados_ ¡no! Usted no lo comprende...Él...está ahí.. y yo no...yo no...no pude...
Severus intentó poner una mano sobre su hombro pero Draco la apartó bruscamente.
_¡Usted! ¡Usted lo impidió! yo...yo hice todo...lo que me pidió...les llevé allí.. les metí allí... pero al final no pude...yo...yo no...
_No, Draco, no lo hiciste. No le mataste_ continuó con una voz profunda, casi gutural_ Lo hice yo, yo maté a Dumbledore.
Ambos quedaron en silencio unos segundos. Tras un corto y rudo suspiro Snape sacudió la capa de Malfoy y luego la suya, tirando de sus mangas hasta casi tapar sus manos, sus nefastas manos.
_Tranquilo, Draco, deja que yo hable de eso con el Señor Oscuro. Te prometo que él comprenderá. Ahora serénate y componte. Seguro que no quieres que te vean entrar así.
_¡No me importa...!
_ Ahí estará no solo El-que-no-debe-ser-nombrado, sino también la mayor parte de los mortífagos más adeptos, leales y sádicos amén de alguno de los más estúpidos._dijo Snape, casi masticando las palabras y cortando la protesta de Malfoy. _ Te aseguro que sí te importa como te vean llegar. Y también estará tu madre...
De mala gana, Draco sacudió su vestimenta, apretando los labios, respiró entrecortadamente hasta que consiguió exhalar el aire casi sin temblar. Entonces Snape asintió y ambos se encaminaron a la mansión.
Ya en el vestíbulo se escuchaban quedos susurros agitados. Incluso los retratos, todos pálidos y de porte altenero, se movían sin parar en sus marcos. Al atravesar la puerta sel salón todos los rostros se volvieron hacia ellos y Snape vió por el rabillo del ojo como Narcisa reprimía a duras penas el impulso de correr y abrazar a su hijo.
_ Aquí están..._ dijo una voz sibilante _ nuestros héroes...
Todas las voces callaron al oir a Lord Voldemort. Este, ansioso, con una expresión tirante en su rostro, abandonó su sitio junto a la chimenea para acercarse a ellos.
_Severus...todos hablan de tu hazaña...dime, ¿ qué se siente al matar al mago más poderoso del mundo?
_ El mago más poderoso del mundo _repitió Snape_ se halla justo frente a mí.
Agunos mortíafagos rieron con aprobación.
_ Dumbledore, aquel que se disputaba ese honor, no existe ya. Ha muerto. Ha sido derrotado..._continuó alzando la voz_ por uno de sus propios alumnos, que ha escogido nuestro camino. Sólo él ha sido capaz de rendir su fortaleza, romper sus muros y hechizos para que pudiéramos entrar y recordar a aquellos que se sentían seguros, que no hay lugar en el mundo al que no alcance el poder de nuestro guía. Draco fue _ dijo adelantando al muchacho ante la vista de todos _ el que ideó el modo y consiguió sin ayuda llevarle a la torre más alta del Hogwarts. LLevarle allí...solo...angustiado...alejado de su ejército...traicionado y...vencido.
Muchos mortífagos vitorearon quedamente al muchacho, algunos incluso aplaudieron unos segundos antes de que Lord Voldemort visiblemente agradado tomara de nuevo la palabra.
_Parece ser que el linaje de los Malfoy tiene un paladín dispuesto a recuperar su sitio a nuestro lado. Tendremos que seguir tus logros muy de cerca, Draco._ En un extremo del salón Bellatrix supiró orgullosa mientras Narcisa se estremecía_ Y ahora, idos. Tengo que hablar con Severus, en privado.
Lentamente, los mortífagos atravesaron la puerta, tratando algunos de saludar al jóven Malfoy y felicitarlo, pero este era empujado firmemente por su madre alejándolo de todos.
_ Siéntate, Severus. ¿Un brindis por la victoria de hoy?
Snape se sentó y tomó la copa que le ofrecía. Vino elfo, envejecido en roble, notaba notas amaderadas endulzadas por un destello de grosella y sutiles aromas, indetectable para casi todos los paladares, mucho menos entrenados que el de un experto preparador de pociones...de elóboro, un toque amargo de grindelow...signos leves, pero inequívocos juraría, de la presencia de veritaserum.
_ Ciertamente, _continuó Lord Voldemort _ con el viejo Dumblerore fuera de escena pronto celebraremos más victorias. Me han dicho que supo que fuiste tú, que te suplicó...
Snape asintió secamente mientras bebía más vino. No serviría andarse con rodeos.
_ Te suplicó y luego le mataste...ah...que placer acabar con la vida de un enemigo suplicante. Debió de ser trágico para él, traicionado por uno de sus alumnos y por uno de sus profesores, uno al que él protegía especialmente...Dime, Severus, ¿por qué lo hiciste? ¿por qué no dejaste que lo hiciera el chico? ¿por el Juramento Inquebrantable tal vez?
Snape, reprimió un gesto de asco.
_ En parte sí. Aún le tengo aprecio a mi vida para dejar de tenerla debido a algún acontecimiento azaroso de última hora.
_¿ Estás convencido de que el chico lo hubiera hecho?
_ Cuando llegué Dumbledore estaba acorralado, en las últimas... y Draco muy motivado.
_ Bien, bien...aunque fue una pena que no lo hiciera, un verdadero mortífago no se fragua hasta que no comete su primer asesinato...
_ Pero realmente lo hice _ cortó Snape antes de que su señor tuviera alguna idea al respecto de la forja de Draco_ porque tenía una deuda pendiente con él. Fue tremendamente... personal.
Voldemort sonreía y hasta padaleaba el placer de acabar con una vida por motivos simplemente personales; su tono se volvió suspicaz.
_ ¿Por eso no dejaste que acabaran también con Potter, para reservarme esa satisfacción? Con ese estorbo fuera, nuestra victoria sería mucho más sencilla, de hecho voy a poner precio a su cabeza...
_ ¡No!_ Snape palideció_¡ Nadie debe matar a Potter salvo vos!_ apretaba la copa tan fuerte que sus nudillos se pusieron blancos y el cristal parecía que iba a saltar en pedazos de un momento a otro.
_ ¿Por qué? ¿Por qué solo yo debo matar al chico? Dime, Severus,¿ que me ocultas?
El Señor Oscuro se acercó al rostro de Severus y clavó sus ojos en él. Snape, pálido como la cera, continuó hablando en un tono contenido y frío.
_ Le llaman "el niño que vivió" "el que sobrevivió a Quien-no-debe-ser-nombrado y que no teme ni enfrentarle, ni denunciarle, ni pronunciar su nombre. Ese engreído, ignorante y estúpido niño ha escapado de la muerte una, dos, tres, cuatro,¿cinco veces?...¿que ocurriría si sobrevive otra vez? o lo que es peor ¿que ocurriría si lo matase otro que no fuera vos? ¿que dirían entonces, que el que acabó con él llegó a donde no pudo llegar Lord Vold..._ Snape cerró los ojos y frotó su entrecejo con sus dedos _ Harry Potter no debe seguir siendo el niño que vivió, debe morir... y debe matarlo Usted.
Voldemort se alejó de Snape y clavó esa idea en su mente.
_ Tienes razón, Severus. Solo yo debo matarlo. Por eso te tengo como mi siervo más leal, ¿qué otro se hubiera atrevido a hablarme con tal claridad?. Ahora busca una alcoba donde descansar.
_ Si me lo permitís, me gustaría ir a mi casa, mi señor. Esto ya está bastante... concurrido.
_ Está bien...pero llévate a Colagusano..
_ Ese inútil...
_ LLévale, a lo mejor no es tan inútil si aparece por allí la Orden del Fénix.
_ Esos estúpidos sentimentales no moverán un dedo mientras lloren la muerte de Dumbledore y si lo hicieran, dudo que pudieran llegar hasta mi casa. De todas formas, le llevaré si es vuestro deseo. Solo confío en que no me rompa más copas que las que limpia.
Al abandonar la sala y cerrar la puerta Snape se venció, sus rodillas se doblaron unos segundos, pero se obligó a buscar a Colagusano y a arrastraslo como a un perro desobediente hasta su casa. Entre puyas e insultos consiguió asustarle lo bastante como para asegurarse que no saldría de su rincón en un rato. Entonces se encerró en lo que él consideraba su despacho, un cuarto poco ventilado iluminado por la mortecina luz de varias velas en las que varias estanterías perfectamente limpias y ordenadas, contenían frascos, libros y pergaminos. Un caldero, un alambique, y varios instrumentos de brillante cristal era toda la decoración. Una mesa, un par de sillas y un ajado sillón con tapicería floreada, a juego con las cortinas, todo el mobiliario.
Ignorando los latidos que palpitaban en su cabeza, Snape musitó cuantos hechizos protectores conocía para parapetarse tras la puerta cerrada y sólo allí y sólo entonces agarró su cabeza con ambas manos y cayó sobre sus rodillas. Sólo allí y sólo entonces su cuerpo se encorvó y su boca se abrió en un mudo grito. Sólo allí y sólo entonces Snape se derrumbó.
