Trampa de Cristal por Ariadna

Prólogo: Despertar Retrospectivo.

¿Para mostrar a la mosca el camino fuera de la botella? Rompe la botella.

El mundo de los sueños es extraño y variable. Puede mostrar el deseo más profundo de tu corazón y puede enfrentarte a tu peor temor. Esconde secretos y verdades, de tí mismo. No hay límites. No hay leyes. No hay opciones. Y lo puedes alcanzar, cada noche. Lo que eres, lo que deseas, lo que temes; alcanza el sueño.

Estira la mano y atrápalo.

Si de verdad quieres saber, claro está.

"La vida es tan efímera..." Sus labios se tornaron en una sonrisa diabólica. Deslizó su áspera mano por la delicada garganta de la joven marcando con una de sus afiladas uñas una fina línea de roja de la cual brotó una gota de sangre. Sangre. Su sangre. Sus ojos, verticales de gato, posados sobre joven delante suya. "...tan frágil."

"¡No!" Avanzó un paso instintivamente al ver su mano en su garganta, pero se detuvo a tiempo recordando que arriesgaba demasiado. Jadeaba como si hubiera corrido una maratón, y su pelo se pegaba a su frente y su cuello por el sudor."¡Déjala ir!" Gritó "¡Ella no tiene nada que ver en esto! ¡Es a mi a quien quieres ¿No! ¡Aqui me tienes!" Harry tiró violentamente hacia un lado la espada de Gryffindor a la que se había estado aferrando como su última esperanza de vida. "¡Aquí me tienes!¡Déjala ir!"

Voldemort removió la mano de su garganta y agarró repentinamente su pequeña barbilla con fuerza. Hermione cerró los ojos con fuerza por el dolor de su mandíbula, y un pequeño gemido de dolor escapó de su boca. Su respiración salía y entraba entrecortadamente. "¿Me estás dando órdenes?" Carraspeó la ronca voz del mago oscuro. "Yo diría que no estás en posición de darme órdenes. ¿No crees?"

"De acuerdo," Asintió. "Haré lo que quieras, cualquier cosa. Sólo no... la hagas daño, por favor." Levantó ligeramente las manos en señal de rendición. "No la hagas daño."

"Harry no..." Susurró la llorosa voz de Hermione aún con los ojos cerrados de dolor, entonces Voldemort aparetó incluso más su agarre "Uh," lágrimas de dolor e impoténcia resbalarón por sus mejillas.

"¡Que conmovedor!" Proclamó Voldemort casi divertido, "Realmente conmovedor..." repitió. Pasarón unos segundos en los que Voldemort pareció sopesar algo. "Dime Potter, ¿La amas?" inquirió. "Después de todo, me has ofrecido hasta tu propia vida por su seguridad. Harías cualquier cosa por ella, debe de ser muy importante para tí ¿verdad?"

Harry miró a Hermione que había abierto los ojos en alarma al oir la pregunta y sus ojos verdes se encontraron con los suyos marrones. Harry respondió a Voldemort sin apartar la vista de Hermione. "Yo la quiero. La quiero más que a nada en este mundo."

"Ju, eres igual que tu estúpido padre." Voldemort sonrió a la manera en la que Harry había mirado a Hermione y supo sin lugar a dudas que esa chica que tenía en sus manos lo significaba todo para él y que realmente haría cualquier cosa por ella."Igual de estúpido." Repitió. Hizo una pequeña pausa "Suplícame." acortó Voldemort abruptamente. "Suplica, por la vida de la mujer que amas."

Harry fijó su mirada en Hermione mientras se ponía de rodillas hasta que apoyó las manos en el suelo y bajó la cabeza "Por favor, te lo suplico. Suéltala. Si la liberas seré tu esclavo, haré lo que me pidas pero por favor," su voz sonó ahogada. "...Por favor, libérala."

"Vaya," Divagó el Señor oscuro "Me has convencido, Potter. Realmente me has convencido. Asi que voy a liberarla." De repente Voldemort soltó su agarre sobre Hermione y le dió un brusco empujón hacia delante. Entonces Voldemort levantó su varita mágica apuntando a Hermione.

Harry levantó la vista del suelo con un horrible presentimiento y el pánico le invadió completamente

Dios... Hermione. No.

Se levantó y corrió con todas sus fuerzas para intentar alcanzar a Hermione a tiempo aunque sabía que estaba demasiado lejos. "Voy a liberarla, ahora mismo." Sentenció Voldemort. Un esplendor de luz salió de la varita y la derribó por detrás. Harry vió a cámara lenta como el cuerpo de Hermione caía poco a poco como el de una muñeca.

Su cuepo chocó inerte contra el suelo.

-¡¡No- Gritó Harry incorporándose de un salto en la cama. Por unos momentos miró a sus alrededores estaba empapado en traspiración y su corazón daba golpes fuertemente contra su pecho. Se encontraba aturdido y desorientado. Estaba en el dormitorio de chicos, en Hogwarts y todavía era de noche.

Hermione estaba completamente bien.

Sólo había sido un sueño. Sólo eso...

Harry viendo que todavía quedaban más de cuatro horas para que fuera necesario levantarse intentó volver a dormirse, pero la intranquilidad y la ansiedad lo carcomían y estuvo diez minutos dando vueltas en la cama, sin conseguir dormirse.

Decidió encender una vela y hacer algunos deberes para pasar el tiempo. Estupendo ahora sueno como Hermione. Pensó con una sonrisa. Hermione... Harry giró la cabeza mirando hacia su baúl, donde estaba su capa de invisibilidad, pero se volvió inmediátamente regañándose a sí mismo. Ni lo pienses Potter, es una tontería. Ella está asalvo.

Lo mejor era seguir haciendo los deberes. Además ¿Qué ibas a decir si te pillarán? Es una tontería. Se convenció a sí mismo. Dio un gran suspiro y continuó con la labor, pero después de varios minutos sólo había conseguido terminar una frase. Harry dejó la pluma en el escritorio con un gemido de frustración, dándose por vencido. Apagó la vela de un soplido, tomó la capa de invisibilidad y salió tan silenciosamente como pudo.

Sólo será un momento.

Harry corrió las cortinas hacia un lado y suspiró aliviado al verla. Retiró la capa de invisibilidad de encima suyo, se sentó en una silla que colocó al lado de su cama -Por suerte Hermione dormía en la litera de abajo- y se inclinó hacia ella para poder observarla mejor.

Había algo revelador e increíble en observar a una persona mientras dormía, decidió Harry, o quizás sólo fuera con Hermione. Adelantó la mano derecha y apartó algunos mechones reveldes de su cara. Sonrió pensando en como ella luchaba con su pelo, y cuantas veces se había quejado de él. Él secretamente lo adoraba. En lugar de apartar la mano de su cara, cuando esta estuvo despejada, acarició suavemente su mejilla con el dorso de su mano.

-Dime Potter, ¿La amas- La voz de Voldemort volvió a resonar en su cabeza pero esta vez como un mero recuerdo. ¿La quería? Sin duda. ¿La necesitaba? Desesperadamente ¿La amaba?... Esa era una pregunta que no estaba preparado para responder, al menos no por el momento. Yo la quiero. Se oyó a si mismo decir en su sueño. ¿Y si era cierto? ¿Y si estuviera enamorado de ella? ¿Qué pasaría entonces?

Harry se fué inclinando aún más sobre ella hasta quedar suspendido a escasos centímetros de su cara, examinando con la mirada la geografía de su piel. -Dímelo tú Hermione...- susurró apenas audiblemente, tan cerca de ella que podía sentir las respiraciones de ambos entremezclándose -¿Qué pasaría...- Harry cerró los ojos acortando la distancia entre sus labios.

Algo pasó rozando al pierna de Harry, y este se levantó bruscamente dándose en la cabeza con la litera de arriba. -¡AUCH- gimió instintivamente y al instante se tapó la boca con una mano dándose cuenta de su error Que no cunda el pánico Potter. Demasiado tarde. Vió horrorizado como Hermione se movía perezosamente y murmuraba algo incomprensible Vale, ya puede cundir el pánico. Y Entonces hizo lo que toda persona racional haría en su situación: Se tiró al suelo.

Crookshanks -que presumiblemente había sido lo que le había asustado en primer lugar- pasó por su lado y saltando ágilmente se subió a la cama de su dueña -¡Joder- Murmuró mientras palpaba en la oscuridad de la habitación buscando su capa de invisibilidad. Harry no solía decir palabrotas pero la situación simplemente lo requería.

Hermione abrió los ojos y se incorporó en la cama girándo la vista a ambos lados esperando encontrar la fuente de los ruidos que había oído. Finalmente después de escanear toda la habitación su mirada se posó sobre el ser encima de su cama.

-¿Crookshanks- Preguntó con incredulidad.

Después de una carrera por los pasillos Harry entró al labavo de los chicos en las habitaciones -territorio seguro- Abrió el agua fría y se empapó la cara. Con el pecho todavía subiendo y bajándo a trompicones, apoyó sus manos a ambos lados del labavo y se miró en el espejo delante de él.

¿Qué había estado apunto de hacer?

TBC. Prólogo.