La Dama del Invierno.
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Disclaimer: los nombres propios así como los lugares aquí mencionados pertenecen a la Fantástica J.K Rowling.
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Aclaración: La historia inicia a partir del quinto libro. Los capitulos llamados "Recuerdos" transcurren durante el sexto curso en Hogwarts de los protagonistas, mientras que la historia en tiempo real se desarrolla en el septimo curso.
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Capitulo I: Recuerdos I
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Caminaba ya muy tarde por los pasillos del colegio, ¿El piso? No sabía cual era, solo sabía que ya tenía mucho tiempo deambulando por ahí. Últimamente no pasaba mucho tiempo en su sala común, prefería recorrer los largos corredores de ese castillo casi todas las noches. Aprovechaba su posición de prefecto pero sobretodo, las sombras que lo rodeaban en cada uno de sus paseos nocturnos, las cuales le invitaban ser parte de ellas para así no ser descubierto.
Una de esas noches escuchó la voz de las tres personas que más detestaba en todo Hogwarts. Y como siempre valiéndose de la fiel oscuridad, pasó desapercibido.
—¿Qué? Hermione ¿estas…. loca?—. Era Ron quien miraba a Hermione como si de repente su amiga sufriera de una completa demencia.
—No, no estoy loca, es solo que…
—¿Es solo que qué Hermione? Escúchate estas diciendo que Malfoy no tiene la culpa de ser lo que es—, habló Harry tratando de controlarse pues aún no daba crédito a las palabras que acababa de pronunciar su amiga. La verdad era que últimamente la notaba muy extraña, siempre distraída, ojerosa, triste inclusive con varios kilos de menos. Estaba sumamente preocupado por ella. Ya en varias ocasiones se había desaparecido del colegio y cuando estaba, pasaba largos ratos callada sin prestarle atención a nadie ni a nada, incluso estaba descuidando los estudios. Hasta Ron, tan despistado como solo el podía serlo, lo notó. Nunca había visto a su amigo tan asustado como lo estuvo hacia una semana, cuando el 1 de septiembre ella no se presentó en el andén 9 ¾. Llegó al colegio al siguiente día, sin saber nadie cuando ni como, aún ahora ellos no lo sabían ya que se había negado a hablarles del por qué y por mas que lo intentaron, no lograron sacarle ni una sola palabra del asunto. La quería mucho y le dolía verla en este estado casi enfermizo, pero si ella no les contaba que le sucedía, ni él ni Ron podían hace mucho por ayudarla.
—No estoy tratando de justificar sus acciones ni estoy diciendo que Malfoy no tenga la culpa de sus actos. Pero mira el ambiente, la familia en la que creció, rodeado de ideas erróneas y estúpidas sobre la pureza de sangre y desprecio a mestizos y muggles. No conoce otra forma de ser o de reaccionar porque así fue como le enseñaron que debía de comportarse—. Hablaba lentamente, de un modo pausado y sin emoción alguna. Harry sabia que la Hermione de otro tiempo hablaría fuerte y con convicción tratando de darse a entender y de convencer que realmente tenia la razón, sin embargo ahora lo hacia como si todo fuera un monologo largo y aburrido grabado en su memoria.— Porque todos y cada uno de nosotros somos el resultado de las acciones e ideas de nuestros padres…— y al ver que Harry iba a replicar ante el último comentario agregó— o del ambiente en que crecemos o de las personas con las que nos criamos. En ocasiones me pregunto ¿Quién es el Draco Malfoy con el que tratamos todos los días, el hombre o la marioneta?—. Lanzando un suspiro puso su vista a un punto perdido en la oscuridad, punto en donde ellos no sabían, se encontraba Draco escondido—en muchas ocasiones… siento lastima por él.
Draco ya no alcanzó a escuchar las replicas que Ron y Harry hicieron a este ultimo comentario, pues al oír como las palabras "marioneta" y un poco después "lastima" salieron de la boca de Hermione, un zumbido se estableció en su cabeza. La rabia se propagó por cada célula de su cuerpo. "¿Como una maldita sangre sucia se atrevía a tenerla lastima a él, Draco Malfoy?". Fue entonces que se prometió que haría lo que fuera, lo que sea, por hacerla tragar sus palabras.
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Llevaba días pensando como hacer para que ella se arrepintiera de sus palabras. Sabía que le estaba dedicando demasiado de su pensamiento y eso era algo que una persona como ella no se merecía, pero es que nadie se había atrevido a insultarlo de la manera en que ella lo hizo y como era de la única de la que él tenía conocimiento, pues merecía un trato un tanto especial. El insultarla ya no tenía mucho sentido, era como si para ella Draco Malfoy no existiera y era también por eso que debía de encontrar una nueva forma de hacerla sufrir ¿Pero como?
Una mañana encontró la respuesta.
Ese día era muy temprano. Casi todo el colegio aún se encontraba sumido en los brazos de Morfeo y los primeros rayos del sol apenas comenzaban a despuntar. Había salido a caminar. El sueño se retiró de su cuerpo hacía ya bastantes horas y le pareció inútil continuar tendido en su cama, mirando el techo y pensando en nada. Así que prefirió salir y dar una larga caminata por el lago. Anduvo por poco más de una hora hasta quedar del otro lado del lago, mas específicamente en un acantilado que se alzaba a sus orillas. No era muy alto, pero si lo suficientemente como para ver las aguas del lago en toda su extensión además de la silueta imponente del castillo como fondo. El lugar se encontraba protegido por un par de árboles y unos cuantos arbustos así que era el sitio perfecto para ir a pensar sin que nadie te viera y mucho menos te molestase.
Y eso era exactamente lo que él estaba buscando, estar solo. Últimamente era lo único que quería. Contrario a lo que antes solía ser, siempre rodeado de "amigos", hoy prefería estar solo con su humanidad y para lograrlo no se tenía que esforzar demasiado. Con la resiente captura de su padre, el ser un Malfoy ya no era muy bueno y la gente lo sabía. Por eso a su lado ya no se encontraban los acostumbrados aduladores de antaño, todos ellos se alejaron, hasta Grabe y Goyle lo hicieron. Zabini seguía con él pero sabía que no era por amistad, solo quería demostrar que Draco Malfoy había dejado de ser el príncipe de Slytherin y que ese titulo ahora le pertenecía a él.
Curiosamente Pansy Parkinson continuó a su lado junto con Theodore Nott. Con la primera siempre, desde pequeños, hubo una especie de complicidad, que creía era alentada por un interés de parte de ella es por eso que se imaginó que, al ver a los Malfoy caer en picada, cortaría todo contacto y negaría toda relación con él. Pero no fue así, es más, sorprendido descubrió que entre ellos existía cariño además de lealtad. Y aunque jamás se lo dijera, ya que él no era de expresar ese tipo de sentimientos, le estaba agradecido.
Con el que nunca creyó contar fue con Theodore Nott. El muchacho siempre fue muy diferente de lo que un Slytherin solía ser. Callado, estudioso, sin meterse con nadie, llevando buenas relaciones con todos, incluso con Gryffindor´s, había logrado ganarse la simpatía de Draco casi desde el principio. Pero aún así, de todos los chicos de la casa de Salazar, jamás pensó que fuera ser él quien le brindara su apoyo, sobre todo siendo como era, un hijo de mortifago.
Los minutos seguían pasando y el día comenzaba a aclararse. Se concentró en nada, simplemente dejándose calentar por los rayos que estaban cada vez más altos, sentado como estaba en el suelo creyéndose total y completamente solo, pero no era así. Al levantar su vista y fijarla en un punto que no fueran las aguas del lago, se dio cuenta que Hermione Granger también se encontraba ahí.
Lentamente y sin que ella lo notara, ocultó su presencia detrás de uno de los arbustos que en el lugar se encontraba posicionándose justo a unos metros de su izquierda, pero aún así se dio cuenta que, aunque no se hubiera molestado en no hacer ruido, ella jamás habría notado que él estaba allí.
Con la mirada completamente perdida y su cuerpo totalmente inmóvil, parecía más un cuerpo sin alma que una persona con vida. Solo el lento movimiento que hacia su pecho al respirar indicaba lo contrario. Entonces se dio cuenta que este era el momento perfecto para hacerle pagar su insulto.
—¡Vaya, vaya! Granger, no te conformas con contaminar el castillo con tu inmunda presencia sino que ahora quieres pudrir también sus alrededores, por cierto… ¿Dónde dejaste a tus amiguitos? El pobretón y el Cabeza rajada—. Había salido de detrás del arbusto y ahora se acercaba hasta Hermione con paso lento, pronunciando cada palabra impregnada del mas puro odio, muy despacio.
—Mis amigos Malfoy duermen en el castillo porque veras… yo si tengo amigos. ¿Donde dejaste tu los tuyos por cierto?—, dijo mientras estiraba ligeramente su cuello en un fingido acto de estar buscando a alguien a las espaldas de Draco—¡Ay perdón! se me olvidaba—dio un paso al frente acortando la distancia que los separaba un poco mas—tu- no- tienes- amigos—. Hermione habló con el mismo desaprecio pintado en cada silaba que de su boca salía.
La vida para ella no estaba siendo fácil, su mundo se quebraba y no permitiría que, para colmo, un imbécil como Malfoy se lo viniera a fastidiar aún más.
Sin embargo para Draco, no fueron las palabras lo que le importaron, fue la expresión en su rostro mientras las pronunciaba. Increíblemente estaba sonriendo pero jamás en su vida se había encontrado con una sonrisa más fría y vacía que aquella, la cual estaba a la par con el tono de su voz. Sus cuencas albergaban un par de ojos que no reflejaban la más mínima emoción, se limitaban a ser simples órganos cumplidores de la función para la que fueron creados y cuyo contorno se encontraba marcado por sombras obscuras que indicaban las noches que llevaba sin dormir.
—Dime Malfoy, ¿Cómo le va a tu querido papi en Azkaban? Se la debe de estar pasando genial con todos su amigos dementores ¿verdad?.
—¡No te atrevas a hablar de mi padre! ¡Me escuchaste! ¡NUNCA!.
— ¡Y TU NO TE ATREVAS A METERTE CONMIGO MALFOY! ¡No se te ocurra, ni conmigo, ni con Harry, ni con Ron ni con ninguno de los míos!, ¿Por qué sabes una cosa? Mi paciencia ha acabado y no estoy dispuesta a soportar una mas de tus estupideces, vete fastidiarle la vida a otra y a mí ¡déjame en paz!—. Mientras hablaba poco a poco su rostro y su cuerpo comenzaba en recobrar algo de vida pero aún así continuaba con aquella sonrisa en su rostro, era casi enfermiza su expresión. Sin dar tiempo a que Draco replicara, dio media vuelta y trató de emprender camino. Más no había dado ni siquiera dos pasos cuando bruscamente le dieron la vuelta. Draco la tenia sujeta de la muñeca tan fuerte que le hacia daño.
—Nunca escúchame bien, nunca te vuelvas a atrever dejarme hablando solo—.El contacto con su muñeca lo quemó, pero no de calor. Sus manos se encontraban frías y la palidez de su piel y del rostro no era propia de alguien sano—. No tienes ni una puta idea Granger de lo que soy capaz cuando me hacen enojar y déjame decirte que tu-levantó una de su blancas manos tomando uno de los rizados mechones del cabello de Hermione mientras ella hacia un vano intento por liberarse de todo contacto—has sobrepasado el limite—. En un brusco movimiento soltó su muñeca para tomarla por los hombros. Así teniéndola tan cerca, se dio cuenta de cual seria la mejor manera de cobrarle sus insultos.
Sus labios.
Eran sus labios lo único en todo su rostro que parecía con vida. Gruesos y rojos, se le antojaban los labios más apetecibles que había visto. Sabía que con ella los insultos ya no funcionarían, casi seis años de ellos ya la habían convertido en toda un experta en ignorarlos, era por eso que tenia que utilizar una nueva táctica. La seduciría, la usaría y después se desharía de ella. Así que ya decidida su nueva estrategia y sin que ella pudiera hacer nada la besó.
Gran error.
No contaba con aquella descarga que tenía inicio en sus labios y que ahora recorría toda su espalada extendiéndose por todo su cuerpo. Soltó sus hombros para posar sus manos a ambos lados de su pálido rostro, que al igual que sus manos estaba frió, en un intento por profundizar el beso.
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Estaba paralizada. Jamás en toda su vida se hubiera imaginado aquella situación, que él Draco Malfoy la besaría. Tenía que hacer algo, tendía que detenerlo. Lo intentó, claro que lo hizo. Golpeó con las palmas de sus manos el pecho de Draco, pero al poco rato desistió, no era muy buena idea si con cada golpe que dada sentía bajo sus manos la fuerza de su pecho. Entonces intentó alejarse, zafarse de sus fuertes manos, pero el sentirlas a cada lado de su rostro la descolocó. Fue en ese momento que se permitió sentir, aunque solo fuera por un momento. Muy a su pesar los labios de Draco la estaban haciendo sentir viva de nuevo, le estaban enseñando que aún podía hacerlo. Que a pesar de todo, su pecho, su corazón su alma y su cuerpo aún albergaban sensaciones, como la que experimentaba en ese momento, aunque fuera él, Malfoy el que le demostrara que no estaba muerta y que aún siendo quien era tenía permitido el sentir.
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Quería profundizar el beso, hundirse en ella, por eso era demandante, exigente, forzándola a abrirse para él, pero no lo logró, porque cuando su lengua trató de hacerse camino entre sus labios e invadir su boca, ella reaccionó.
Fue a caer sobre su trasero por lo menos casi tres metros de donde inicialmente se encontraba, pues fue empujado por Hermione con una fuerza de la que nunca imagino poseedora.
—Jamás en toda tu patética vida te me vuelvas a acercar Draco Malfoy, que no se te ocurra acercarte a mi y mucho menos intentes volver a besarme, ¿has escuchado? ¡jamás!—. Su voz ya no era fría, ahora estaba teñida por el coraje y sus ojos dejaron de ser esferas vacías, casi pudo notar un ligero destello dorado en ellos reflejando todo el enojo que sentía. Sin decir nada más emprendió el camino de regreso al castillo.
—Maldita sangre sucia— dijo Malfoy mientras se ponía en pie. Creyó que ella ya estaría lo suficientemente lejos para ya no escucharlo, pero se equivoco, porque apenas dejó de hablar ella replicó sin darse la vuelta.
—Eso…. es lo que tu crees Malfoy—. Después continuó su camino.
No tenía ni idea a que se refería Hermione pero lo que si sabia eran dos cosas, uno, las manos de Hermione al empujarlo, jamás tocaron ninguna parte de su cuerpo, y dos, que con ese beso una necesidad imperiosa de querer mas se instaló en él, y cuando un Malfoy quería, un Malfoy tenia.
…
Esa noche no pudo dormir pensando en el fatídico beso con Hermione. Recordando sus labios, el sabor de su boca, lo frió de su rostro.
Aún no comprendía ese primer impulso que lo orilló a besarla. Quería burlarse de ella, hacerla sufrir, si, pero no podía engañarse a si mismo pues independientemente de sus intenciones, el instinto que lo obligó a besar sus labios fue real, surgido de los mas profundo de sus verdaderos deseos. Ya en la madrugada llegó a la conclusión de que a pesar de todo tenía, debía, volver a besarla, volver a sentirla, por su bien…. por el de ambos.
Pero ese beso no lo encontró al siguiente día, ni en la siguiente semana o en los próximos meses porque Hermione Granger desapareció del colegio.
No la vio en la mañana durante el desayuno, tampoco en los pasillos o jardines, pensó que talvez la vería en la tarde durante su doble clase de pociones pero al llegar a las frías mazmorras tampoco la encontró ahí.
Su necesidad de saber en donde se encontraba lo llevó a obligar a una niña de primer curso que investigara en los baños de niñas de todos los pisos del colegio así como también en la enfermería, pero nada, ella no se encontraba por ningún lado.
No quería llegar al extremo de tener que sentarse cerca de Potter y Weasley para así poder escuchar sus conversaciones y enterarse de su paradero, pero al final lo tuvo que hacer.
Fue durante la clase de Transformaciones con McGonagall. En contra de lo que solía hacer se sentó justo detrás de Harry y Ron, en lugar de ocupar los acostumbrados asientos del fondo. No le importó la mirada de desconcierto que le lanzó Pansy al ver que no se sentaba junto a ella así como tampoco le interesó el "¿Que mierda quieres Malfoy?" que salió de la boca de Ron cuando vio que Draco se sentaba detrás de ellos. Pero lo ignoró, al diablo con lo que pensaran esos dos de él, lo único que le importaba era saber donde estaba Granger.
Toda la clase se la llevó intentado escuchar lo que decían, pero nada, ellos no decían nada, no mencionaron ni una sola vez a Hermione. Para el término de la clase Draco se encontraba realmente cabreado, de nada había servido, aún no tenia idea de donde diablos se había metido Granger. Entonces cuando estaba por irse se dio cuenta que ni Harry ni Ron se movían de su lugar, seguían sentados en su lugares con la mirada fija en la profesora McGonagall, la cual estaba terminado de guardar sus cosas, como esperando hasta el final para hablar con ella. Movido por la curiosidad y el deseo de saber se escondió entre un pilar del salón y un armario que allí se encontraba, quedaba totalmente fuera de la vista de los demás pero tenia una visón casi completa del lugar y lo cerca que se encontraba del escritorio de la profesara le permitía escuchar perfectamente.
—Si vienen preguntarme por la señorita Granger pierden su tiempo. Saben muy bien que no estoy autorizada para darles esa información, fue una decisión tanto de ella como del director, así que, Potter, Weasley—, dijo mirándolos alternativamente— no me hagan perder mas el tiempo.
—Pero profesora, hace ya casi un mes que Hermione se fue, no tenemos ni idea de a donde, por favor, si nos pudiera decir algo, una pista, no lo se algo que nos ayude a saber que esta bien—. Harry estaba desesperado, ni que decir de Ron. Nunca en toda su vida los había visto de tal modo, parecían simples fantasmas del colegio, recorriéndolo de aquí para haya sin rumbo fijo estando solo porque debían estar, sabia que ya ni siquiera les estaba importando el Quidditch.
"Así que tampoco saben donde esta". Aún no se habían percatado de su presencia y el saber que ellos no tenían ni idea del paradero de ella lo intrigaba aún mas. "¿Dónde mierda te metiste Granger? ¿Dónde?"
—Lo siento mucho la verdad, pero no puedo hacer nada para ayudarles.
—Nada, ¿Está totalmente segura? Cualquier cosa por favor, lo que sea.
—No señor Weasley, ahora por favor les pido de regresen a sus actividades— se encaminó hacia la salida dejando a un Harry y a un Ron sumamente cabizbajos, pero antes de cruzar el marco de la puerta se volteó hacia ellos— lo único que puedo decirles—, les habló mirándolos con una profunda lastima— es que la señorita Granger estaba bien-después, sin mas, se fue.
Esperó a que Harry y Ron salieran del lugar para poder salir de allí, para después encaminarse a su sala común y pensar lo que acababa de escuchar. Esa noche tampoco pudo dormir, lo intentó pero no lo logró. Su sueño fue invadido por perturbadoras imágenes donde aparecía Granger repitiendo aún con mayor intensidad el beso que se dieron para luego sin más desaparecer dejándolo solo en aquel lugar.
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Los mese fueron pasando hasta que el invierno llegó pintando así el colegio de blanco y llenando su rincones de un frió ambiente, trayendo consigo las inevitables vacaciones de navidad, las cuales vinieron y se fueron como un simple soplo de gélido aire. Pero para Draco Malfoy no fueron buenas navidades. Si por él hubiera sido se quedaba a pasarlas en el colegio, mas sin embargo a su mente llegó la nítida imagen de su madre y en que esa seria la primera navidad que su padre no la pasaría en casa sino en una mugrienta celda en Azkaban. Entonces el cariño de hijo fue mas fuerte que su deseo de soledad, ya tendría tiempo para ella, su fiel compañera durante los últimos meses. Estuvo junto a su madre durante todo el tiempo que permaneció en Malfoy Manor, mirando en silencio las gruesas lágrimas que corrían por el níveo rostro de Narcissa durante la cena de Noche Buena, soportando el nudo que se formaba en su garganta cada vez que miraba la triste sonrisa de su madre, aguantando aquel mudo grito de dolor que su cuerpo invadió cuando ella le dedicó al día siguiente un "Feliz navidad hijo" seguido de un tierno beso en la frente y, cuando sentados junto al inmenso árbol decorado de verde y plata, abrían los regalos sintiéndose como las cajas que ahora rodaban por la fina alfombra libres de todo obsequio… Vacíos.
Faltaban solo un par de días para que las vacaciones terminaran pero decidió regresar antes al colegio, era demasiado para él ver a su madre todo el tiempo, a cada momento llorando. La quería, era la persona que mas amaba en este mundo pero verla a ella destrozada estaba acabando con su cordura. Por eso prefirió regresar al castillo antes de tiempo. Ahí donde podía andar libremente sin escuchar llantos o lamentos exceptuando claro a Mirtle La Llorona, pero esos se podían evitar con el simple hecho no entrar en los baños de niñas del segundo piso y él no tenia intenciones de entrar en ese lugar, era ya demasiado llanto en tan corta temporada.
Creyó que seria de los pocos alumnos que habría en el castillo pero a su regreso se dio cuenta que Potter y Weasley también se encontraban ahí, seguramente esperando que durante ese tiempo Granger regresara el colegio, pero no fue así. Ella no regresó, ni siquiera unos días después cuando las clases comenzaron. Fue hasta entonces que el colegio en pleno comenzó a murmurar. En un principio creyeron que tal vez la ausencia de la castaña se debía a una grave enfermedad o problemas en su familia pero al ver que mas de cuatro meses de ausencia no eran suficientes para solucionar cualquier problema que ellos suponían que tenia, comenzaron a acosar a Harry y Ron con cientos de preguntas que jamás ni una sola vez, supieron responder porque ellos tampoco tenían ni idea.
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Era ya finales de enero, el frió seguía instalado sobre los terrenos del colegio, bañándolo de blanco y congelado casi en su totalidad las aguas del lago, dándole una imagen digna de postal.
Caminaba hacia aquel acantilado donde la vio por última vez. La verdad es que desde ese día había ido a aquel lugar muy seguido, y fue allí donde después de casi cinco meses, la volvió a ver.
Al igual que en aquella ocasión ella se encontraba sumergida en sus pensamientos, solo que esta vez estaba de pie justo en la orilla del acantilado balanceando su cuerpo de adelante hacia atrás y conforme Draco se acercaba, pudo notar que múltiples espasmos atacaban su cuerpo. Estaba llorando, para sus adentros lo hacia, porque ni una sola lagrima corría por sus frías mejillas.
"Granger, mas llanto, mas acantilado…mas lago congelado… no, no es una buena combinación", pensó. Toda esa situación le pareció demasiado… peligrosa, no sabia bien porque pero estaba seguro que tenía que hacer algo y alejar a la chica del borde donde se encontraba. Entonces con paso lento se acercó a ella quedando solo un par de metros justo detrás de su espalda.
—Pero mira que tenemos aquí, pero si es Granger, veo que por fin te dignaste a aparecer, dime ¿Dónde te habías metido?— se podía notar cierta indiferencia en sus palabras pero en realidad lo que quería era saber el porque de su ausencia y quien mejor que la propia Hermione para que lo sacara de la duda, pero al parecer ella ni siquiera le prestaba atención, estaba ignorando olímpicamente sus palabras— No es que me interesa—"Mentiroso si que te interesa"—pero es que tus queridos Potty y Comadreja han estado taaan preocupados por ti—, dijo con sorna intentando que ella reaccionara ante sus palabras y causando casi al instante el efecto esperado porque solo al mencionar a Harry y a Ron ella pareció volver a la realidad.
Giró su cuerpo muy lentamente quedado los dos frente a frente. Lo miraba directamente a los ojos como si acabara de descubrir que él existía, lo estaba haciendo como nadie nunca lo había hecho. Y fue cuento pudo notar que estaba triste, podía leer en sus ojos la misma mirada de desconsuelo y desolación que se había instalado en los azules de su madre, era como si a ambas les hubieran arrancado algo necesariamente indispensable para vivir, podía entender la tristeza de su madre pues le habían arrebatado años de vida lejos de su amado esposo, pero a ella ¿Qué le quitaron a ella? ¿Qué o a quien había perdido?
Pero después de un profundo silencio por parte de ambos, donde él trataba de entender y donde ella solo se limitaba a mirarlo, Hermione habló, y por ¡Merlín! que hubiera esperado que un "No estés fastidiando" saliera de sus labios o tal vez que defendiera a su amigos por los insultos de hacia un momento o simplemente un "Vete a la mierda" pero no lo que escuchó.
—Sabes…por mucho tiempo no pude decidir en que poca del año los terrenos de Hogwarts eran mas hermosos pero ahora lo se Malfoy—, hablaba muy despacio casi en un susurro, Draco se tuvo que acercar un poco mas para escuchar. —Es en este momento, en estos instantes… es en invierno—. Después estiró su mano para ver como un copo de nieve se posaba sobre ella.
"En que maldito momento comenzó a nevar",pensó levantando su vista y viendo como cientos de copos caían sobre sus cabezas. Draco no lo sabia así como tampoco sabia a que se estaba refiriendo Hermione, solo se limito a ver como después de eso ella lentamente volvía a su antigua posición justo en el borde del acantilado aún con su brazo extendido recibiendo la fría nieve en la palma de su mano.
Por primera vez en su corta vida no tenia ni idea de que contestarle, no se podía quedar callado, él debía de tener la ultima palabra. Cuando se dio cuenta que ya llevaba varios minutos sin decir palabra reaccionó.
—Se puede saber de que rayos estas… ¿Granger? ¡GRANGER!— pero sus palabras quedaron a medio decir, porque claramente frente a él, pudo ver como el cuerpo de la castaña se desplomaba cayendo inevitablemente a las aguas congeladas del lago.
—Y ¿Ahora que hago?-"No seas imbécil, salta y sálvala"—.Si lo debía de hacer, ella le caía mal muy mal, pero no lo suficiente como para dejarla morir, al menos no en una situación en la que él estaba directamente involucrado. Con su historial y los múltiples testigos del desprecio que él le había demostrado nadie creería ni poquito en su inocencia, seria acusado y enviado directito a Azkaban para hacerle compañía a su desdichado padre. La imagen de él y Lucius juntos en una mugrienta celta lo atacó:
—Y dime padre ¿Cómo amaneciste?-preguntó mientras simulaba que tomaba el te con una tasa imaginaria manteniendo el meñique aristocráticamente levantado.
—Ni te imaginas, excelente. Esta mañana me desperté después de un placentero sueño sintiéndome tan bien, deberías probar aquella esquina es comodísima"—le respondía con una sonrisa de psicópata señalando el fondo de la celda. Para después unirse a la risa de su padre y comenzar a reír junto como todos unos dementes….
De golpe volvió a la realidad —No, no quiero eso, así que halla voy—. Se quitó su túnica, sus zapatos y se lanzó al lago. "Mierda esto va a doler", pensó justo antes de que las frías aguas aguijonearan su cuerpo.
Le era casi imposible ver y pensar, miles de burbujas se formaban a su alrededor dificultando su visión y el frió que sentía parecía haberle congelado el cerebro. Intentó tranquilizarse y controlar su cuerpo y una vez que esto pasó y las burbujas se disiparon pudo ver a Hermione justo uno metros debajo de él, hundiéndose poco a poco, siendo atraída hacia las profundidades del lago. Nadó lo más rápido que pudo estirando en toda su extensión los largos brazos y en un tiempo que a él le pareció eterno logró hacerse de la castaña tomándola fuertemente de su muñeca, después rodeó con unos de sus brazos la cintura de la chica y ayudándose con sus fuertes piernas y el brazo libre nadó hasta que sus cabezas rompieron la superficie del lago, sintiendo como el helado fresco del exterior le deba en plena cara mientras tomaba un gran bocanada de oxigeno.
Ahora no sabia donde hacia más frió, si dentro o fuera del lago, pensaba mientras salía lentamente del lago llevando a una castaña aún inconsciente en brazos. Todo su cuerpo se encontraba completamente inerte, su cabeza colgaba hacia atrás, mientras que sus brazos caían flácidos a ambos lados de su cuerpo. Llegó a la orilla del lago depositando a Hermione en el suelo, estaba pálida, tan blanca que las venas de su rostro se dibujaban claramente corriendo por su cara para continuarse por su largo cuello, sus labios estaban completamente morados y su cabello indomable se pegaba a su rostro dándole el especto de muerta.
"No, no estas muerta, no puedes estarlo". —Reacciona Granger, reacciona—, repetía una y otra vez mientras agitaba sus hombros, pero ella no despertaba, y eso le causaba pánico— ¡MALDITA SEA DESPIERTA!, ¡DESPIERTA!
N/a:
Hola, espero que este primer capitulo de mi primera historia en FanFintion les haya gustado. Estare actualizando cada fin de semana.
Para mi, como para todos lo autores, es muy importante saber su opinión. Se acepta de todo, desde comentarios, sugerencias, flores o tamatasos, saludos a mi querida madre......
Asi que ni tardos ni peresos, denle clik a ese botoncito verde, si ese, jijiji..................
Hasta pronto y nos estamos leyendo.......
