Aclaración: Naruto y Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto. La imagen de portada pertenece a su respectivo creador(a). La historia es de mi completa autoría.
Advertencia del fic: Podría contener personalidades Ooc - Uso de palabras altisonantes - Clasificación 16+ - TwoShot
Time-line: Sucesos previos al episodio 500 del anime.
Protagonistas: Haruno Sakura y Uzumaki Naruto
Resumen: Él no deseaba perderla, aún sabiendo que amaba a otro; ella no quería que él se casara con otra, aún estando segura de que estaba enamorado. Ambos se amaban, pero no lo reconocían... No hasta el momento decisivo. / —Sabes que tú fuiste la primera y hasta el día de mi muerte serás la última, Sakura-chan.
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LA PRIMERA Y LA ÚLTIMA
By: Zaphyr Bell
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El primer amor nunca se olvida,
El primer amor puede superarse...
Pero, ¿puede el último amor ser destruido?
¿Existe el último amor?
El último amor no existe... Sólo existe el verdadero.
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Capítulo único - Parte I
—La primera—
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—Aún hay tiempo.
Fueron las palabras del rubio al frente suyo. Ella no se esperaba su confesión, ni siquiera se esperaba su visita ese preciso día. El día más importante en la vida de Uzumaki Naruto, el día de su boda.
Su boda con Hinata.
—Deberías estar-
—Debería estar con ella, lo sé —interrumpió el hombre, entrando al hogar de ella—. Pero me encuentro aquí, contigo.
Sakura agrandó los ojos al escuchar aquellas palabras; si bien, siempre había sabido de los sentimientos del rubio hacia ella, no se imaginaba que aún se los manifestara, puesto a que estaba a punto de casarse con la heredera del clan Hyuga. Naruto amaba a Hinata, o eso quería repetirse mentalmente.
Amaba a Hinata, no a ella.
A ella la había dejado de amar.
Ella era sólo su amiga.
Amiga.
Una palabra tan profunda que a la vez no significaba nada para Sakura. No lo comprendía, ella siempre había intentado dejarle claras las cosas a Naruto; diciéndole que amaba a Sasuke y que sus sentimientos nunca cambiarían, porque, «cuando una mujer se enamora de alguien, es casi imposible cambiar sus sentimientos hacia otra persona.»
Sin embargo, él no era cualquier persona. Él era Uzumaki Naruto, el hombre más noble y bondadoso que había conocido. Una persona que hacía cambiar hasta al mismísimo demonio; ya lo había comprobado con Gaara, Nagato y Konan, aunque los dos últimos ya se encontraran muertos. Hacía depositar su fe ciega en él mismo sin siquiera pedirlo y podía enamorar a cualquier chica mucho más hermosa que ella.
Era por eso que Sakura no se consideraba digna de él. Ella quería convencerse a sí misma que seguía enamorada del Uchiha, a pesar de que Naruto le estuviera confesando su amor en ese instante; además, no quería herir los sentimientos de Hinata aprovechándose de la situación, ella no lo merecía.
Pero, ¿por qué sentía ese nudo en la garganta al huir de él?
Simple y sencillamente porque tampoco deseaba herirlo a él, su pretendiente de la infancia y amigo de la adolescencia; Naruto era un hombre demasiado gentil para sufrir por amor y, claramente ella lo haría sufrir porque no sentía lo mismo que él. Tal vez, antes de que el rubio le declarara sus sentimientos a Hinata, hubiera podido suceder algo entre ellos, o eso pensaba Sakura.
—Sakura-chan —llamó Naruto, sacándola de sus cavilaciones—. Aún no me caso... Aún podemos-
—¡No, Naruto! —vociferó ella al borde de las lágrimas. No le importaba arruinar su maquillaje—. Basta. Tienes a una mujer esperando por ti allá afuera. Ella te ha estado esperando, te ama... ¡Ella te hará feliz!
El rubio se quedó en silencio y Sakura bajó la mirada hacia el suelo. Finalmente dejó escapar la primera lágrima que le nublaba la vista, la cual rodó por su sonrosada mejilla hasta morir en su mandíbula; definitivamente ese hombre no le estaba dejando las cosas nada fáciles.
¿Por qué tenía que ir hasta su casa, sólo para poner su mundo de cabeza?
—¿Y tú?
Tanto la pregunta del hombre, como el tono de su voz la confundieron aún más. Sin poder evitarlo, dejó que él se acercara a ella peligrosamente; no se dio cuenta de que ya había cerrado la puerta y se encontraba a escasos veinte centímetros de ella, esperando a que lo mirara. Aquel acto hizo que tensara su espalda.
—Dime, Sakura-chan —el chico habló una vez más—. ¿Tú serás feliz con mi boda? ¿En realidad crees que yo sería feliz a lado de una mujer a la que no amo? —llevó sus dedos pulgar e índice hasta su mentón, obligándola a mirarlo—. Si en verdad creyera que Hinata-chan me hará feliz, no estaría en este momento diciéndote todo esto, ¿no piensas lo mismo?
—Naruto...
—Sakura —la aludida se sorprendió de que esta vez no usara el sufijo chan—. Es momento de que decidas sobre tu felicidad y no sobre la de los demás. Comprendo que te preocupes por Hinata-chan y sea por eso que me rechaces... Pero debes de saber que no eres la culpable de nada.
Por primera vez, ella vio a través de los azules ojos de Naruto, un sentimiento diferente a las anteriores veces que se lo había manifestado. Por primera vez en muchos años, Sakura se sintió identificada con aquellos orbes tan azules como el cielo, pero a la vez, tan transparentes para ella. Naruto estaba caminando en serio con ella y no dudaba en confesarlo.
—En todo caso, el culpable de esto soy yo —continuó él—. Por no haber sido sincero desde el principio e ilusionar a la mujer equivocada. Soy culpable de amar a la mujer más maravillosa del mundo y no darme cuenta de que era correspondido.
Ese fue el momento para que Sakura se apartara bruscamente de él, conectando todos sus sentidos a la realidad. Se sintió ofendida e indignada, pues aún quería convencerse de que el Uzumaki no era el hombre al que amaba, sino Sasuke. Naruto estaba confundiendo el cariño fraternal que ella sentía por él con el amor, eso definitivamente la volvía loca.
¿Qué sabía él de sus sentimientos?
Bastante. Mucho más que ella misma. Lo suficiente como para darse cuenta en ese momento de sus pensamientos, darse cuenta de que era correspondido con la misma intensidad que él... Naruto veía a través de su fachada de mujer resignada de verlo casarse y de mujer esperanzada a que su supuesto amor eterno regresara de su viaje de redención.
Naruto era el único hombre que podía leer sus pensamientos.
Era el único hombre que sabía de sus inquietudes y deseos.
Naruto era el hombre al que le tenía confianza.
Era el único hombre al que podía golpear sin sentir remordimiento, porque sabía que la perdonaría.
Era el único hombre al que podía mirar a los ojos sin sentirse abochornada, era el único al que dejaba acercársele tanto como lo estaba haciendo ahora y el único al que dejaría besarla tan tiernamente como lo acababa de hacerlo.
¿Naruto la estaba besando?
Sakura no supo cuando se le acercó tanto y terminaron en esa situación, sólo recordaba haberlo visto a los ojos y perderse en esa mirada azulina que tanto le erizaba la piel. Ahora, se encontraban con lo cuerpos bastante cerca, los rostros unidos y moviendo sus labios con delicadeza, o al menos Naruto, saboreando el dulce sabor de la piel ajena y respirando el mismo aliento cada vez que sólo se rozaban.
¿A quién engañaba? Amaba a Naruto con toda su alma.
Podía ocultarlo de todo el mundo e incluso, ser una excelente mentirosa a la hora de cuestionarse sus sentimientos, pero a ese chico no podía engañarlo. Naruto podía ser un ninja cabeza hueca, pero conocía todo sobre ella; no importaba si eso implicaba su amor reprimido hacia él, y podría sonar un tanto arrogante y egocéntrico, pero el rubio sabía a la perfección que el corazón de su amada le pertenecía finalmente. Después de pasar por tantas cosas, Uzumaki Naruto era el vencedor y había ganado el amor de Haruno Sakura.
Sin embargo, eso era algo que Sakura no admitiría, ni aunque él estuviera soltero.
Haciendo uso de la poca lucidez que le quedaba tras haber sido víctima de ese beso robado, ella tomó por los hombros al hombre y lo empujó con el objeto de separarse de él. Agachó la cabeza, murmurando un par de maldiciones y finalmente le dirigió un mirada cargada de culpabilidad. Lo que estaban haciendo no estaba bien.
—Naruto, no creo que debamos-
—¡¿Hasta cuándo seguirás negando tu verdadero sentir?! —reclamó el rubio notablemente enojado—. ¿Necesito estar casado para que te des cuenta de lo mucho que te amo, y que cometimos un error? O tal vez necesito morir para que finalmente me correspondas.
—¡Pero qué cosas dices! —reaccionó ella de forma tajante—. Naruto, somos adultos ahora, no podemos comportarnos como un par de adolescentes.
—Entonces deja de hacerlo.
La seca respuesta del chico provocó en Sakura un escalofrío. Naruto se estaba hartando de la situación y no se iría de ahí hasta obtener una respuesta, a él no le importaba si era o no positiva, de igual forma, ya había decidido que su boda con Hinata no se efectuaría. Él no la amaba. Amaba a Sakura y eso nadie lo cambiaría.
—Sakura-chan —tras un suspiro, Naruto suavizó su postura—, no te pido que me corresponda ahora, sólo quiero que seas sincera por una vez en tu vida acerca de tus sentimientos, ¿acaso pido mucho?
Ella no sabía que responder. En ese momento todo a su alrededor dejó de existir para ella, incluso la culpa de robarle a Hinata el amor de aquel hombre.
Un hombre que siempre fue suyo.
Pensándolo mejor, ella nunca le había robado a Hinata su amor, la Hyuga nunca lo obtuvo, nunca logró ganarse su corazón.
Ahora se encontraba en un dilema en el cual sólo existían dos alternativas: admitir de una vez sus sentimientos hacia Naruto, o negarse completamente la felicidad para esperar a Sasuke, quien le había prometido volver algún día.
Pero, ¿en dónde quedaba Naruto?
Sabía que, de inclinarse hacia la segunda opción, cosas muy importantes pasarían. Cosas que implicaban al rubio en primer lugar. En ese momento estuvo segura de la determinación del rubio y la decisión de cancelar la boda, o mucho peor, dejar plantada a la novia.
—Si no deseas responder a mis cuestiones, no te obligaré —espetó él con pesar—. Pero quiero que sepas algo.
Se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida. Sakura sólo lo miraba marcharse, sin hacer nada por detenerlo. No podía. Sus piernas se habían congelado en su lugar y ella se encontraba demasiado aturdida como para intentar siquiera dar un paso.
—No me casaré con ella —confesó, arrastrando las palabras en el proceso—. Pero tampoco lo haré con nadie más que no seas tú.
—T-tú...
—Sabes que tú fuiste la primera y hasta el día de mi muerte serás la última, Sakura-chan.
La primera... La última.
Con esa frase, Naruto se fue, cerrando la puerta con un golpe brusco. Dejando a Sakura aún más anonadada de lo que ya estaba. Inmóvil, vulnerable y dolida. ¿Por qué el destino se empeñaba en hacerla sufrir? Ya suficiente tenía con el compromiso que, inconscientemente, tenía con Sasuke, la culpabilidad hacia Hinata y ahora, el amor del rubio nuevamente rechazado.
¿Pero qué debía hacer?
Naruto era el hombre al que amaba y con quien quería estar.
Con él se sentía protegida, libre y llena de felicidad. Era él la parte que le hacía falta a su vida para ser complementada. Uzumaki Naruto era el hombre indicado para ella, era la persona que le traería la felicidad que tanto había buscado.
Pero a la vez, ella sentía miedo de aceptar el amor que él le ofrecía. Miedo a ser lastimada otra vez y lo peor de todo, lastimar a los demás con sus malas decisiones. Porque ella no deseaba pasar de nuevo por eso. Estaba actuando con inmadurez, lo aceptaba, sin embargo, las personas enamoradas hacían estupideces, ¿verdad?
Estupideces que le cambiarían la vida.
Estupideces que implicaban sacrificios y arrepentimientos.
Estupideces como la que estaba a punto de hacer.
•Continuará•
Notas finales:
No sé ustedes, pero yo AMO la pareja NaruSaku y todo lo que relacione a esos dos juntos... ¡Son preciosos! Kishimoto y sus ganas de arruinar una pareja con muchísimo potencial. Amo demasiado el SasuSaku también, pero hay que aceptar que el NaruSaku era mucho mejor prospecto para un final decente.
En fin, me gustaría saber cuantos fans NaruSaku hay por aquí. Así como me gustaría saber lo que opinan de este humilde fic. Si tuve faltas ortográficas, perdónenme. La dislexia y el sueño son más fuertes que yo.
Si tienen algo que manifestar, acudan a la caja de comentarios. Estoy preparada para todo XD.
• ¡Gracias por leer! •
