Como siempre, la luz entraba por las cortinas de la ventana, provocando que aquella rubia comenzase a despertar de aquel sueño que la mantenía lejos de la realidad del día a día, abrió sus azulados ojos y observó el reloj que se encontraba en la desgastada mesita de noche.

-Mierda…- dijo al darse cuenta que tenía menos de 30 minutos para llegar a su empleo de medio tiempo en el restaurant.

Se levantó presurosamente de la cama y corrió a buscar sus ropas, necesitaba comprar nuevas, puesto aquellas ya estaban bastante desgastadas, pero no podía darse el lujo de gastar dinero en aquellas pequeñeces.

Ajustó su cabello en una coleta alta, arregló un bolso con sus artículos de uso personal y colocándose un pan en la boca salió corriendo para no llegar atrasada por tercera vez en esa semana.

Faltaban solo 20 minutos para que acabe su turno y tener 40 gloriosos minutos de descanso antes de tener que ir a sus clases prácticas en el hospital.

Se dedicó a limpiar minuciosamente las mesas a su cargo, barrió la entrada y estaba a punto de irse a cambiar cuando escuchó la puerta de entrada abrirse, -rayos- se dijo internamente, de verdad que se quería ir temprano ese día, pero tuvo que darse media vuelta y atender a aquellos clientes que acababan de entrar.

-Buenos días, soy Ino, y seré su mecera, ¿están listos para ordear?- Amable y sonriente, tal como su jefe les repetía cada día, así fue como antendería a sus clientes, lástima que ellos no hicieran o miso.

- si si, mujer, ¿qué tiente en el menú de desayuno?- dijo un hombre de cabellera color azabache.

-El especial del día de hoy son huevos revueltos con tostadas, café y una magdalena de vainilla- recitó justo como le dijo el chef antes de que comenzara su turno.

-¿Eso es todo?, mira, tengo que reunirme con una persona muy importante, necesito algo más elegante, no comida corriente de gente simple-

Apenas abrió la boca se escuchó un conjunto de molestia y superioridad, tan desagradable que se tuvo que aguantar las ganas de responderle unas buenas verdades en su cara, pero no, él era su cliente, y no correría el riesgo de ser despedida.

-Pues si considera aquello, le recomiendo que vaya a un lugar acorde con su reunión, si no va a pedir nada le solicitaré que se retire.-

Jaque mate, necesitaba responderle algo, su orgullo no le permitiría quedarse en silencio, y menos ante alguien tan petulante como aquel joven frente a ella. En cambio aquel muchacho cambio su rostro de superioridad por uno de indignación y molestia pura, se notaba a leguas que se sintió completamente ofendido, ¿quién osaría hablarle así?

-Acaso ¿sabes quién soy?- y se puso de pie de golpe, para mostrar su superioridad.

-¿y acaso sabes quién soy yo?- no se iba a dejar intimidar por nada ni nadie, si bien, era unos 30 centímetros (o más) más baja que él, no se dejaría doblegar por nadie.

-Pues yo soy Uchiha Sasu..- estaba gritando con creces su nombre y apellido, como si fuera de la realeza, pero no pudo completar su anuncio ya que en ese mismo instante la puerta se volvió a abrir y aparecieron dos siluetas masculinas.

-TEME!- gritó la silueta rubia de ojos azulinos y marcas en las mejillas.-apenas estas 5 minutos ¿y ya creas un alboroto?- volteó a ver a la mesera y mostrando una gran sonrisa se dirigió a ella- discúlpelo si le causó algún inconveniente- y bajó la cabeza en muestra de disculpa.

-Ella es quien tiene que pedirme disculpas, aquí y soy el cliente y ella me a faltado el respeto y..-

-Pero de que hablas Sasuke, yo te vi gritándole a todo pulmón- comenzó a discutir aquel rubio mientras todos los demás clientes observaban aquella escena.

-Perdonen que les interrumpa, pero considero que estamos creando un alboroto en el restaurant, sería mejor que nos sentemos y discutamos esto con calma en otro momento.- después de estar en silencio, el joven con cabellera casta y lagar, ojos perlado y voz madura habló.

-Disculpa Neji-san, vamos Sasuke, cálmate y sentemos a desayunar.- al parecer aquel rubio tenía costumbre de calmar a aquel de cabellos negros.

-Pues que bien, les iré a buscar otra mesera, mi turno ha acabado, tengan una buena reunión.- y haciendo una ademán la joven de tés blanca como la porcelana se retiró, perdió 10 valiosos minutos de descanso antes de su clase.

Salió de la tienda por la puerta de empleados, aquel encuentro la dejó agotada y ahora todo lo que quería era caminar un largo rato para despejar su mente, si bien escuchaba peleas constantemente en el barrio en el que vivía, no estaba acostumbrada a ser ella la que esté la discusión.

Camino lenta y tranquilamente por las calles de konoha, vio la tienda de dulces y deseó tener dinero para comprar algunos, después de que sus padres fallecieran en un accidente cuando tan solo tenía quince la dejó con problemas financieros, tuvo que arrendar la florería familiar y conseguir variados trabajos para poder pagar un pequeño y viejo apartamento y la escuela y ahora la universidad.

Llegó al hospital con algunos minutos a su favor, paseo por el establecimiento y vio a Sakura, su amiga y ahora la persona encargada de sus clases prácticas, ambas tenían la misma edad, pero al ser tan cara la universidad ino tuvo que trabajar dos años para poder pagarla, y por ello estaba algo atrasada, pero a ella nunca le importó, lo único que le interesaba era terminar su carrera con honores.

-Ino-chan!, buenos días, llegas temprano-sakura siempre la saludaba con una gran sonrisa y coz cálida, reamente era una buena amiga.

-Sakura, si, pero tenía muchas ganas de ver esa frente de marquesina-

-Ino-cerda, ¿es esa la forma en la que le tienes que hablar a tu maestra?-

Ambas rieron, su amistad traía bastantes mini peleas, pero eran peleas cariñosas.

-Y que tal tu trabajo de medio tiempo?-

-¿cuál? El de la cafetería, en la veterinaria, en el restaurant ¿o en el bar?-la rubia enumeró sus trabajos por orden, si bien la respuesta a la pregunta era la primera opción, dijo los otros de igual modo.

-Son muchos trabajos para alguien que a su vez estudia-su voz era de preocupación, ella siempre lo hacía, pero sabia que su amiga no podía darse el lujo de no trabajar-sabes, yo puedo prestarte algo de dinero, la universidad y el hospital pagan muy bien.-

-frente, sabes que nunca aceptaría ese dinero, sé que son muchos trabajos, pero ya falta poco, este año me graduaría y eso me permitirá dejar dos trabajos, espero.- aquello era lo único que le daba esperanzas.

-¿y ya has pensado que hacer con aquella deuda de tus padres?- lo que dijo fue como si le tiraran un valde de agua fría encima.

Ella era joven y nunca entendió el como y porqué era que habían fallecido sus padres en un accidente tan ''perfecto'', pero lo que si sabía era la enorme deuda que ella tendría que pagar, eso sumado a los gastos de su pequeño departamento y los gastos estudiantiles eran una barbaridad, y solo le quedaba la opción de trabajar todo lo que su cuerpo le permitiese.

-frentona, mejor hablemos de otro tema, este de verdad me pone algo ansiosa-no lo pedía, lo suplicaba, era un tema muy delicado para ella.

La clase práctica termino en poco tiempo, Ino ya estaba algo cansada, pero solo tenía 20 minutos para llegar a la veterinaria Inuzuka, le encantaba trabajar en ese lugar, el veterinario actual tenía su misma edad, 24 años y era muy amable con ella, y le era bastante grato el trabajar en aquel lugar.

Caminó con paso presuroso, no quería llegar tarde, pero a medio camino chocó con otro cuerpo y ambos cayeron al suelo, bueno, en realidad solo ino, puesto que era mas pequeña y estaba algo débil ya que no había probado bocado alguno desde la mañana.

Abrió los ojos y vio una mano tendido frente a ella, levantó la mirada y observó a aquel muchacho al cual pertenecía aquella mano.

-Disculpa, ¿estas bien?-

-si, gracias- rápidamente se aferró de aquella mano, era grande y fuerte-disculpa el haber chocado contigo.- hizo una pequeña reverencia y volvió a levantar su rostro

Aquel joven tenía una preciosa cabellera pelirroja y unos hermosos ojos verdes, pie pálida y un semblante serio en el rostro.

-no tienes de qué disculparte, estoy algo perdido y busco una dirección, creo que estaba tan concentrado que simplemente no te vi - su voz era pausada y tranquila, si bien sonaba a una disculpa, su rostro no mostraba expresión alguna.

-¿buscas una dirección?, si queres te puedo ayudar, sería una forma de disculparme por este incidente.-

-muchas gracias, sería de gran ayuda.- corto y preciso, pero por lo meos le dejaría ayudarle.

Ino recogió su bolso que estaba en el suelo y se encaminó para ayudar a aquel interesante joven de orbes jade.

Muchas gracias por leer, espero que les guste y estaría realmente muy feliz si hacen alguna review, puesto que me gustaría que me den ideas y hagan críticas constructivas sobre este trabajo.

GRACIAS :D