Ayano había convidado a Kyoko a un parque cercano de la escuela, la pelimorada estaba extendiendo un regalo morado con cintas rojas mientras la joven otaku estaba con cara de que le pasaba a su elfa

-Toshino Kyoko- Como siempre la tsundere estaba sonrojada y mirando hacia otro lado mientras sus brazos temblaban, era como un aspecto que nunca cambiaba en la vicepresidenta

-Toma… Mi chocolate

En eso la otaku en menos de nada le arrebató el regalo y al poco tiempo saltó de alegría con su regalo entre manos e incluso hizo un salto mortal como si hubiese ganado el Mundial de la Fifa o algo por el estilo

-¡Hurra!- Gritaba en medio de su alegría- ¡Muchas gracias, Ayano!- Miró a su novia mientras esbozaba una sonrisa sincera y luego miró de reojo a su chocolate el cual por obvias razones era en forma de corazón.

-Este es el dulce corazón de chocolate, ¿Verdad?

-¡No seas ridícula!- La pobre pelimorada entró en estado tsundere mientras un rojo leve se pintaba en su rostro-¡Te lo estoy dando por obligación!

-¿Y…?- La rubia parecía conocer a cada detalle cuando la pelimorada sacaba su modo tsun pero era divertido dejarse llevar por la corriente, ahora fingía que estaba destrozada y a punto de llorar mientras la pobre vicepresidenta suspiró un poco de mala gana.

-Ahora que lo pienso, las dos somos chicas-Recalcó siendo una cruel víctima de la vergüenza- Así que es más como el chocolate entre amigos

La pobre Kyoko fingió estar triste a lo cual se limitó a voltearse mientras dio en el punto: Hacer que la tsundere de manera honesta dijera la verdad, la pelimorada notando que su pobre novia no la pasaba muy bien decidió en menos de nada ir a su espalda y abrazarla, tenía la cabeza baja sobre la espalda de su amada.

La escena en sí era digna de un dorama o quizás de un shojo pero eso era el punto de la broma de Kyoko

-¡Lo siento Kyoko! ¡Mentí!- Se lamentó- ¡Es una expresión de mi amor!

En eso Kyoko aprovechó para alzar por la cintura a su amada novia la cual ya estaba de piedra y en el fondo estaba maldiciéndose, una vez más Kyoko hizo una trolleada de las buenas. La otaku celebraba mientras alzaba a su tsundere, era chistoso como ésta quedaba como un bebé gruñón que miraba al cielo

-¿De verdad?- Preguntaba la rubia hasta que bajó a su chica la cual sin titubear dos veces se lanzó sobre ella para besarla, era un beso rápido pero conteniendo esos sentimientos más las sensaciones que le producía estar con esa otaku cabeza hueca.

-¿Lo ves? Es verdad, así que te di un beso

-¿Está bien si te beso yo?- Ahora la rubia acercaba maliciosamente hacia la cara de la tsundere, apuntaba a esos lindos y carnosos labios, en menos de nada tomó sus mejillas mientras la pobre Ayano estaba de piedra pero a la vez se dejó llevar por ese beso profundo, de esos que hacen que el tiempo no exista y que todo se paraliza.

Finalmente ambas chicas se separaron, la pelimorada ahora abrazó a su idiota favorita mientras posaba su cabeza sobre su tórax

-Por supuesto que te amaré por toda la vida, Toshino Kyoko- La rubia cordialmente correspondió el abrazo mientras reía por lo bajito, ambas sin titubeo decidieron sentarse en un banco del parque mientras disfrutaban del chocolate o hablaban de su vida cotidiana aunque el testigo de aquello fue el sol hasta que llegaba el amanecer.

Uno de tantos extraños días en la vida de una otaku y una tsundere