Hola!!!! Este es mi primer fic, es una linda histoire sobre Candy y Terry (mi pareja favorita) espero que les guste y porfa dejen reviws AVISO no es una historia 100 original mía, solo que me gusto y he decidido terminarla Después de tanto rollo Ahora a leer…….
"SER FELIZ"
CAPITULO I
Viernes por la tarde, ella se encontraba sentada en una mecedora cerca del balcón cuando llego Albert.
-¿Cómo has estado? (Depositando un tierno y cariñoso beso en la frente de la meditabunda Candy).
-¡Muy bien! Mejor no podría estar.
- ¿Segura? (Pregunta desconfiado Albert al mismo tiempo que acaricia su redondeado vientre).
-¡Por supuesto! Cada día adquiere más vitalidad para moverse, pero eso no quiere decir que me encuentre mal.
-Perdona, es solo que me preocupas, tú, en tu estado.
-¡Vamos Albert! No soy ni la primera ni la ultima, así que deja de tenerme tantas consideraciones; además de tanto preocuparte realmente pareces tío abuelo con tantas canas que te saldrán (Dice la divertida Candy al notar la angustia que le provoca a Albert el siquiera pensar que algo le pudiera pasar)
-Esta bien, cambiemos de tema. Dime ¿qué has pensado respecto al cambio que te he propuesto?
-Pues. . . no es fácil, pero creo que es la mejor elección. El alejarnos un poco de todo y de todos apaciguará las situaciones tan difíciles que hemos tenido que pasar. . . por culpa mía. (expreso esta última frase con mucha pena y tristeza).
-No digas eso Candy, lo hecho, hecho esta y no lo puedes cambiar, y más cuando a consecuencia de eso tendremos una nueva generación de Andrey.
Candy sonríe agradecida ante su esposo, quien desde siempre se ha desvivido por cuidarla y protegerla de todas las vicisitudes de la vida. Sin embargo, no logra olvidar la situación por la que decidió unir su vida a la de Albert, y vuelve a preguntarse una vez más si fue lo mejor o no.
-Bueno, entonces que no se diga más, desde mañana iniciaremos los preparativos para nuestra partida a Londres ¿te parece?
-¿Tan pronto? (Responde la turbada Candy ante la inesperada apuración)
-De lo contrario, si esperamos más tiempo, ya no estarás en condiciones de viajar y no te aceptarán en ninguna línea portuaria.
-Tienes razón, no me había puesto a pensar en eso, disculpa.
-No tienes de que disculparte, te entiendo perfectamente, se como te duele separarte de todas tus personas queridas, pero piensa que no es un adiós, sino un hasta luego; algún día volveremos y podrás estar con ellos.
-Nuevamente tienes la razón Albert, por eso eres mi persona favorita, porque siempre sabes que decir en cada momento; y ¿sabes? Estas en lo correcto, será un hasta luego, como aquella vez que me mandaste a estudiar al Colegio San Pablo ¿recuerdas?
-Perfectamente, y ¿dime?¿No la pasaste bien allá?
-Por supuesto!!! (Se apresura a decir la alegre Candy, pero de repente se le congela la sonrisa al pensar en. . .) --¡No! – (Piensa con mucho pesar Candy) –No quiero recordar. . . no del todo. . .no a él. . .
-¿Té pasa algo Candy? (Pregunta Albert notando su cambio de actitud)
-No es nada, es solo que deseo que este viaje no termine igual que el anterior.
-De mi cuenta corre que no lo será, cariño, así que deja tus preocupaciones de lado y dedícate a ser feliz por dos personas.
Candy se siente segura dentro del cálido abrazo que le proporciona Albert. Piensa en lo bien parecido que es, en lo atento y amoroso que se muestra, y sabe que es la envidia de muchas chicas que quisieron atraparlo, entonces se siente afortunada, solo hay un pero. . . ¿cuándo sentirá por él esa pasión, amor y atracción descontrolada que sentía por. . .? Espera que sea pronto, se esfuerza porque así sea, para ser feliz del todo, completamente del todo.
Después de la cena, Albert y Candy se retiran a su habitación. Candy duerme profundamente, Albert se dedica a mirarla, le parece un sueño tenerla a su lado, después de tanto tiempo, de tantas circunstancias, Candy es suya, esta ahí para él; se ilusiona al imaginar su nueva vida en Londres, alejados de tantos problemas, solo ellos dos solos, el Sr. y la Sra. Andrey, juntos como una familia, la familia que tanto deseo y que ahora tiene. El viaje a Londres le había llegado "como anillo al dedo", unos negocios que necesitaban su presencia por algún tiempo, le habían proporcionado el pretexto perfecto para llevarse a Candy lejos, lejos de aquella persona que él sigue considerando como una amenaza para su felicidad y a la que siempre le ha temido, ya que es el único capaz de cambiar su vida más para mal que para bien; y aunque se encuentra a muchos kilómetros de distancia, él prefiere poner un mar de por medio para así no tener esa angustia latente de saber cuando se presentará nuevamente a su vida o en la de Candy.
Los días han transcurrido, y Candy trata de gozar al máximo sus últimos días en Chicago en compañía de sus amigas de toda la vida: Annie y Patty, quienes resienten enormemente la partida de su amiga.
-Candy, prométenos que nos escribirás cada vez que tengas oportunidad (Le dice una Annie llena de sentimiento)
-Por supuesto Annie¿cómo crees que las olvidaré? Estando tan lejos estarán más que nunca en mis pensamientos.
-Candy¿verdad que nos avisaras cuando nazca? (Agrega Patty)
-¡Claro¿Chicas¿Qué les pasa¿Acaso creen que las haré de lado? Serán las primeras en saberlo, serán las "Tías" consentidoras como yo le he sido de sus pequeñines ¿No es así?
-¡Por supuesto! (responden las amigas al unísono)
-Candy. . . sé que no debo preguntar. . .pero igual lo haré. . .¿ya no te preguntas por Terry¿Por cómo hubiera sido tu vida de haberle revelado. . .?
-¡Basta Annie! No lo he hecho, ni lo haré, ahora él es parte de mi pasado, y como tal tiene que permanecer. Él ha hecho su vida y yo hago la mía, así debe de ser.
-Pero Candy, él hace su vida sin el conocimiento de. . .
-¡Detente Patty! No lo digas nunca, él nunca debe enterarse.
-Candy, eres injusta con él y contigo, porque ocultarle la existencia del bebé (replica Annie).
-Miren chicas, el destino ha sido duro con nosotros dos, y creo que lo mejor es dejar las cosas como están, él al lado de Susana y yo al lado de Albert.
-Candy (interviene Patty) creo que desde el principio debiste ser sincera con él y decirle la verdad, tal vez así las cosas hubieran sido diferentes, tal vez ahora estarías con él y serías más feliz que ahora.
-No lo creo, sé que lo que sucedió la última vez que vino a Chicago no debió de haber pasado, pero no me arrepiento ya que gracias a él, espero a mi bebé con una gran ilusión, pero si yo le hubiera informado de mi situación, probablemente él habría dejado todo y no lo puede hacer; y si de lo contrario, no hubiera aceptado su responsabilidad, me habría sentido la mujer más desilusionada de la Tierra. Afortunadamente Albert estuvo ahí conmigo, me apoyo en mi decisión y hasta me propuso ser mi esposo y el padre para mi bebé, eso no lo hace cualquier persona, solo una que ama demasiado, por eso lo acepte, porque se cuanto me ama y se que yo lo amaré de igual forma algún día.
-Bueno Candy, no queremos hacerte ningún mal con estos comentarios, solo queremos que pienses en todas las opciones, y si desde un principio nos hubieras confiado lo que sucedía, tal vez nuestros consejos te hubieran servido y tu decisión habría sido otra.
Desafortunadamente nos pusiste al tanto después de tu boda y ahora sería más difícil enmendar los errores. Tu partida nos entristece, pero no podemos dejar de pensar que es para poner distancia de por medio¿no es así Annie?
-Si, Candy; Somos tus amigas, y como tal queremos verte feliz, y aparentemente lo eres, pero nos preguntamos si en el fondo lo eres.
-Lo soy, chicas, les pido que no se preocupen por mi, y de igual forma les suplico mantengan mi secreto en el anonimato, bastante tengo con el escándalo que se armó con la repentina boda, y después al descubrir mi estado ya avanzado para el tiempo que llevaba transcurrido de la boda, afortunadamente Albert se encargo de hacerse responsable y de callar las malas lenguas, pero se que de igual manera toda la sociedad de Chicago sigue hablando del asunto; ese es el verdadero motivo de nuestra partida, eso y los negocios que esperan por Albert.
-Esta bien Candy, te creemos y se que si en algún momento las cosas marchan mal nos tendrás la confianza de avisarnos para poder ayudarte; Archie esta muy preocupado por ti, te quiere como a una hermana y aunque no sabe todo éste asunto, algo presiente, de cualquier modo le hace feliz pensar que has olvidado a Terry y que serás feliz con tu familia.
-Gracias Annie, dile a Archie que le agradezco el interés y que yo lo quiero igual.
El trío de amigas fue de compras para la futura mamá y el futuro bebé, ya que no querían dejar pasar por alto los detalles, porque conociendo lo despistada que es Candy, algo le haría falta y ellas con su experiencia propia estaban un paso adelante de Candy.
En otro lugar llamado Nueva York, se encontraba Terrence Granchester al lado de la sufrida Susana, quien cada día que pasaba se sentía más miserable al darse cuenta que ella nunca podría despertar en su amado todos esos sentimientos y sensaciones que en su momento "otra" lo hacía; su frustración solo era equivalente a la indiferencia que le demostraba Terry, y que le hacia dudar si retener a Terry a la fuerza y con chantajes fue lo mejor.
Terry por su parte se dedicaba en cuerpo y alma al teatro, lo único fructífero en su vida era su restaurada relación con su madre, en lo que a los demás aspectos de su vida respecta, se sentía solo y amargado, actualmente el único remanso que tenía lo alcanzaba al recordar aquella noche de otoño, cuando dejo desbordar sus sentimientos y su pasión hacia la única persona que le importaba: Candy. Se deleitaba recordando cada detalle de aquella tierna y apasionada entrega. Después de la función vio a Candy como un espejismo: hermosa, y temiendo que desapareciera la invito a caminar por las calles de Chicago aprovechando la ausencia de Susana (ya que ella se encontraba un poco delicada de salud en Nueva York), platicaron hasta agotar todos los temas insulsos que pudieron encontrar, y hallándose uno al otro, frente a frente, sin ninguna intervención de cualquier tipo, se besaron, primero tiernamente, luego fueron subiendo de tono los besos y las caricias;
Terry la abrazaba y ella se entregaba temblorosa al sentir por primera vez aquella sensación de arrojo y de deseo en su cuerpo, no encontraban el freno, así que no se detuvieron, buscaron el refugio que les ofrecía la habitación de Terry y ahí se olvidaron de inhibiciones, él fue de ella completamente, y ella estrenó su cuerpo con él, ambos se unieron, fueron uno solo, como siempre lo soñaron, como siempre lo desearon. El amanecer fue increíble para Terry, el abrir los ojos y ver que tenía entre sus brazos a su amada fue el mejor regalo que hasta el momento el destino le daba; cuando ella despertó la cubrió de besos y caricias, pero esta vez tiernas, cálidas, agradecidas y ella se sintió tan feliz que pidió a Dios que nunca terminará ese momento.
Pero en el fondo sabía que las cosas no habían cambiado, que Terry seguía unido a Susana y que ella se lo había cedido y no había marcha atrás, no en estas decisiones, así que sin recriminarse disfrutó de los últimos minutos que pasaría al lado del amor de su vida, se prometió no volver a ser débil, para no comprometer a Terry; pero todo le salió al revés, Terry partió al día siguiente dejándola más triste que nunca, pero al pasar los días comenzó a notar un cambio en ella, al principio el miedo se apoderó de su alma, se encontraba confundida, no se atrevía a confesarle a nadie su acto¿quién la entendería¿qué pensarían de ella? Tenía que actuar pero. . .¿cómo? Se encontraba sumida en sus preocupaciones cuando llego Albert a su departamento, no soportando más le confeso la relación que mantuvo con Terry, Albert la entendió, pero no podía quedarse así, entonces le comunico a Candy que iría a hablar con Terry, pero Candy se negó; mientras estuvo con Terry, éste nunca le hablo de dejar a Susana así que ella daba por hecho que la responsabilidad era solo de ella, Albert supo comprenderla y entonces supo que era el momento indicado para confesarle a Candy lo que tanto había callado, le declaro su amor, y con él la promesa de ver al bebé como su hijo, de cuidarlos y protegerlos a los dos; por un momento Candy dudo, pero por fin comprendió que si no era ahora, sería algún otro día, tarde o temprano tendría que fijarse en otro hombre, y que mejor que Albert, lo quería, aunque no de la forma que él deseaba, pero se propuso desde ese día intentar amarlo como su pareja y olvidar a Terry.
Por fin llego el gran día, Candy y Albert se encuentran en el puerto, con ellos se encontraban Annie, Archie, Patty, la tía abuela Elroy y George, quien viajaría con ellos. Los últimos adioses se dieron entre sonrisas y lágrimas; subieron al barco y se hicieron a la mar. Mientras el barco se alejaba, Candy sentía una gran opresión en el pecho, le dolía dejar su vida en América, pero le consolaba la promesa de Albert de hacerla feliz. Cuando el último pedazo de tierra desapareció de la vista de Candy, ésta dejo caer una lágrima que cerraba una etapa más en su vida.
