Capítulo 1 –Altos y bajos

-¡Ven a comer Claire, que se enfriará tu comida! –me dijo Ed, mientras agitaba el tarro que me correspondía

Estaba atardeciendo y nos encontrábamos en las afueras de Salt Lake City; a menos que estés en una zona de cuarentena con los militares saber la hora exacta no es siempre fácil dado que los relojes no son tan prácticos cuando las baterías son escasas, habiendo normalmente algunos que tras ajustes y ajustes no sabemos si están correctos, pero el sol rojizo nos daba una idea clara del tiempo. Fui hacia ellos y los pude ver; seguíamos siendo sólo doce: Ed, Karla, Ricardo, Ray, Daisy, Jonathan, Walter, Max, George, Chloe, Ethan y yo. Es increíble pero, aún cuando antes dentro del grupo no éramos más que compañeros, durante este último tiempo he aprendido mucho de todos, y hoy por hoy los considero mis amigos; los únicos que tengo además.

Después de la noche en que Joel mató a Marlene el grupo se fracturó: perdimos muchos hombres ese día, incluyendo a todo el equipo médico a cargo de la investigación de la cura, por lo cual puedo entender a todos los que perdieron toda esperanza; de hecho yo fui una más de ellos. Luego estaban los favoritos de Marlene, los que siempre eran más cercanos a ella: Nadia, que se encargaba del ingreso de armas al grupo; Roger el viejo mecánico estrella del grupo; Ron que entrenaba a todos los miembros con el uso de armas y Hank, quien prácticamente era la mano derecha de Marlene, eso sin incluir a los veteranos que podían salir vivos de un cuartel militar sin sudar ni una gota. Nosotros éramos los que llenaban las filas, el apoyo humano; no éramos nada sin Marlene y acudimos a ella para encontrar un lugar en donde estar. Hank intentó convencernos de ir con ellos, pero yo me uní porque quería ser parte de ese viaje a encontrar la cura: entonces me encontraba frente a alguien que sólo quería continuar la batalla contra la FEDRA a como diera lugar: Nadia ya había partido con Roger a buscar armas para Hank y los demás, y al menos en mi caso no me hallaba luchando una batalla sin acabar en las primeras filas, ¿no había sido suficiente viajar por todo el país a Salt Lake City? Ya vivimos un infierno que dejó todos nuestros años como Luciérnagas pequeños, y no queríamos otro. Hank nos miró con tristeza, mientras otros nos llamaban desertores, o directamente traidores; al final con la vista baja elegimos verlos partir y quedarnos en el hospital como un último recurso a nuestras vidas: pasaríamos lo que nos quedaba de vida en el lugar que había sido nuestro cuartel principal junto a Marlene.

No puedo evitar odiar a Joel por lo que hizo; no sé cuáles fueron sus razones, pero aun así mantengo como mi meta el ayudar a hallar la cura: sé que varios entre nosotros comenzaron este nuevo viaje para tomar venganza, pero no sé si puedo hacer algo al respecto: en cierto modo si quieres matar a Joel o hallar la cura no hace diferencia alguna, así que supongo puedo pasarlo por alto, después de todo entre nosotros somos almas amigas.

Pero al principio no había sido así: cada uno tenía su pequeño grupo: yo me llevaba bien con Daisy y Jonathan personalmente, pero era como si fuéramos vecinos silenciosos en ese hospital: después de todo antes éramos sólo camaradas en un grupo mayor. Pero todo cambió cuando Ethan llegó y nos dio esa esperanza que habíamos perdido: no estaban los del equipo médico pero sí lo estaba el trabajo que habían documentado; él nos dio una dirección clara que seguir y un propósito. Fue Karla quien reconoció al John del que Ethan nos hablaba: un Luciérnaga que llevaba mucho tiempo con nosotros que lamentablemente había muerto poco antes de llegar al hospital, y todo encajó como si el destino nos sonriera una vez más: John era amigo de un tal Tommy, un ex Luciérnaga, y éste último era el hermano menor de Joel: como si las estrellas se alinearan, Ethan y John se encontraron con Tommy en su viaje, pudiendo marcar el punto exacto en el que se encontraba: si es que Joel no vive allá Tommy bien puede saber dónde está. Es cierto que desconocemos cuáles son las intenciones de Joel y Tommy, pero es lo que tenemos, y es más que suficiente como para hacernos levantar a diario sabiendo que hay una meta que cumplir. Reuniremos a los Luciérnagas e iremos a Jackson County.

El tiempo es crítico, más sabiendo que la FEDRA está intentando recuperar las ciudades perdidas, barriendo con los cazadores: desconocemos las intenciones de la agencia, sabiendo sólo que el que lidera ese avance es un tal Paul O'Connor, pero lo que es claro es que hay que apresurarnos. Nosotros doce no llegaremos enteros a la planta de Tommy, pero con el grupo reformado podemos por seguro.

La verdad es que le debemos la vida a Ethan, y Hank y los demás pronto sabrán la suerte que tuvimos al recibir a una persona como él.

Es atento, sensible y carismático; tras cada palabra suya uno puede distinguir el dolor que ha tenido que pasar en su vida: todos hemos tenido una vida difícil, pero hay algo en su tono y palabras. Lo que ha contado es que solía ser un cazador, pasado del que está arrepentido, y una vez mencionó que durante su viaje desde Pittsburgh a Salt Lake City tuvo un grupo: fue la primera vez que lo vimos detenerse en sus palabras, dándonos a entender que es un tema difícil para él, debido a que probablemente él fue el único que llegó con nosotros.

Y yo soy Claire; es cierto que tengo veintiocho años, pero me gusta creer que me quedé en los inicios de los veinte. Me uní al grupo hace aproximadamente cinco años, cuando aún nos movíamos en la costa este, hasta que tuvimos que huir a nuestro cuartel entre los esfuerzos de los militares de acabar con nosotros, y la existencia de Ellie, quien nos entregaría la vacuna al Cordyceps. Conocí a Daisy en mi primer día como Luciérnaga y fue Jonathan quien me reclutó y me llevó con Marlene: ella es bastante alegre, excepto cuando no lo es y queda bastante afectada, pero suele alegrarme los días incluso cuando sólo veíamos pasar los días en el hospital Saint Mary, mientras que Jonathan es el mejor amigo que alguien podría tener; inicialmente iba a irse con Hank, pero al saber que nosotras nos quedaríamos no pudo partir y se quedó con nosotros, diciéndonos que sabía que lo que hacía quizá no era lo correcto si veía la imagen grande, pero que no podría soportar dejarnos atrás; hace mucho tiempo tenía un perro que lo acompañaba a todas partes y que tenía incluso su traje de Luciérnaga especial, pero que había muerto en un ataque de los militares en una de nuestras bases ocultas: a veces creo que sería bueno que encontrara un perro, dado que siempre nos cuenta cosas de ellos; en especial en las comidas.

-¿Sabías que contrario a la creencia popular, los perros pueden ver colores como el azul o el amarillo? –fue literalmente lo primero que me dijo cuando me acerqué a la fogata a tomar mi tarro de comida

Sí, ojalá encontremos un perro en nuestro viaje.

-Uno de estos días vamos a tener que conseguirte un perro –dijo entonces Ethan, desde el otro lado del fuego –para que pongas todo ese conocimiento en práctica

Pude ver entonces una pequeña sonrisa dibujada en el rostro de Jonathan; definitivamente quiere uno.

Esa es nuestra situación: nos encontrábamos viajando hacia California Springs, que es adonde Hank y los demás fueron, mientras que Nadia y Roger fueron a abastecerse de armamento. Hank está a punto de iniciar una pequeña guerra, y nuestra prioridad es llegar antes de que eso suceda; tenemos que tener el perfil más bajo posible para poder escabullirnos a Jackson County sin tener a los militares o la FEDRA pisándonos los talones: es prioridad que nadie más sepa de ese lugar, el cual afortunadamente está lo suficientemente profundo en los bosques como para que los militares lo pasen por alto mientras barren con el país. También habíamos acordado entre todos antes de la separación que la muerte de Marlene no podía salir de los Luciérnagas; si los militares supieran eso planearían un ataque frontal inmediatamente y nos acabarían en seguida. Los Luciérnagas están en una situación difícil, pero si jugamos bien las cartas y todo sale bien podremos llegar donde Tommy y terminar lo que Marlene empezó; no tenemos un equipo médico pero algo saldrá en el trayecto o quién sabe, quizá los doctores dejaron todo explicado en términos tan básicos que hasta yo puedo entenderlo; de cualquier modo todos los documentos fueron puestos en un maletín negro que personalmente Ethan lleva en sus cosas.

Este puede ser el punto en que aún sin Marlene podemos hacer lo correcto y llevar a cabo su ideal: podrá estar orgullosa y satisfecha sabiendo que ella misma nos reunió a todos, cada uno a la vez.