Childhood Blue

Capítulo I

— ¿Nunca lo has oído?

— ¿Qué cosa?

— Ese rumor.

Como nuestra escuela es bastante pequeña no tenemos una cafetería o un espacio destinado para almorzar por lo que en general comemos en nuestro salón. A la hora de almorzar las niñas siempre se juntaban a hablar de tonterías, ese día no sería la excepción. Por supuesto yo jamás me sentaría con ellas, pues de por sí ya chillaban mucho y se escuchaban por todo el salón.

— Si ves la puesta de sol en el valle Patapsco por 51 días ¡tu amor te corresponderá!— No pude evitar soltar una risita, creo que esa había sido la estupidez más grande que había escuchado en mi vida. Dirigí mi mirada a la persona que comía en frente mío a la vez que susurraba "¿No lo encuentras estúpido?", grande fue mi sorpresa verlo levantarse y dirigirse hacia donde almorzaban las chicas.

Molesto observe sus acciones…apenas aquellas chicas se dieron cuenta de que mi buen amigo Alfred se dirigía hacia ellas, estas se sonrojaron y emocionaron.

— ¿Podrían contarme un poco más de esa historia? — Casi me caí del asiento al escuchar sus palabras… ¿De verdad él estaría interesado en una historia como esa? Lo encontraba increíble, sobre todo tratándose de Alfred. De hecho ni lo necesitaría; Alfred F. Jones es el más popular de la escuela, destaca en todo tipo de deportes, no es el mejor estudiante, pero por encima de todo por su atractivo tenía todas las chicas a sus pies.

— ¡Oh, Alfred! ¡No pensé que te interesaban estas cosas!— Exclamo una de las chicas —. ¡Ahora creo que me enamore más de ti!

— ¿Por favor…?— Pidió Alfred juntando ambas manos a la vez que les guiñaba con el ojo, por suerte ellas se aguantaron su insoportable chillido.

— ¡Ok! Solo porque se trata de Alfred— dijo la segunda chica —. Es en la cima de la colina más alta del valle Patapsco, aunque solo hay un problema… ¡es que nadie sabe dónde está! Es un lugar secreto.

— Ya veo…

Olvide presentarme: Mi nombre es Arthur Kirkland, estoy en segundo año de preparatoria de la escuela local de Baltimore, la cual estaba cercana a las afueras de la ciudad. Aquel chico del que les hable antes se llama Alfred Jones, es mi amigo de infancia. Hemos estado juntos desde primaria y desde que nos conocemos hemos sido inseparables. A pesar de su popularidad, jamás me ha hecho a un lado (excepto por cierta vez, pero no es tema ahora), al menos siempre me ha intentado de integrar a todo lo que tenga que ver con su mundo, a pesar de que se muy bien que el resto me mira como si fuese un bicho raro.

Al contrario de él, tengo buenas notas, no soy bueno en los deportes y mis aficiones son la literatura y la música. Simplemente un chico aburrido con el que nadie quiere estar, sin mencionar mi poco atractivo.

Alfred después de eso estuvo actuando muy extraño, lo sabía bien pues se sienta a mi lado. Luego de almorzar no me dijo nada y se quedó con la mirada perdida toda la clase, parecía que se sonrojaba y sonreía a la nada…parecía un tonto chico enamorado soñando despierto.

No sé porque…pero este último pensamiento me molesto de sobremanera.

Día 1

Una vez sonó la campana, Alfred salió a toda velocidad del salón de clases. Intrigado lo seguí, y vaya que corría rápido, solo lo pude alcanzar en mi bicicleta ya a las afueras de la ciudad. — ¡Oye!— Le grite deteniéndome ante él —. ¿Que rayos te pasa? ¿No que ibas a ir a mi casa después de clases?— Ni yo entendía porque estaba tan molesto, pero esa molestia se incrementó al ver que se sonrojaba y se ponía nervioso.

— Ah…lo siento, Arthur, es que…—Dio una rápida mirada al cielo —. olvide algo urgente que debía hacer. Nos vemos mañana. —Le tome del brazo aún con mi mirada molesta.

— ¡Estás muy raro!— No me dirigió la mirada, solo atino a mirar el suelo —. No me digas que vas a buscar el lugar del que te hablaron las chicas— Volvió a guardar silencio, pero el aumento de su sonrojo lo delato al instante. No pude evitar reírme —. ¡N-no puedo creer que hables en serio!— Ya apenas podía respirar, mi amigo de infancia lucia molesto por lo que comenzó a avanzar por su cuenta—. ¡Oye Alfred!— Volví a alcanzarle—. Sube, yo te llevo—Me miro dudoso por un momento, aún se reflejaba en sus mejillas la vergüenza que sentía. Asintió tímidamente y se sentó atrás mío (suerte que mi bicicleta tenía asiento trasero), abrazándome para sostenerse —. ¿Sabes al menos a donde debemos ir?

— A la colina en la que jugábamos cuando niños…— De algún modo además de sorprenderme me molesto, no tenía idea del porqué, pero el saber eso me irritaba. Para mi ese lugar era sagrado y secreto para ambos, era solo de los dos…que algo más que no tuviera que ver con los dos interfiriera en ese lugar…

— ¿Y porque crees que es ahí?— Oí que soltaba una risita para luego susurrar.

— ¿No recuerdas, Artie?— Como odiaba que me llamara así, y él lo sabía, así como sabía que era imposible que olvidara ese lugar en el que compartí tantas cosas con él y sobretodo lo hermosas que lucen las puestas de sol allí —. Aunque ha sido tiempo desde la última vez que vinimos.

Andando a toda velocidad llegamos justo a tiempo a nuestro destino, cuando quedaban solo unos instantes para el comienzo de la puesta de sol. Nos sentamos en el prado y contemplamos los colores que iban haciendo aparición cada segundo que el sol descendía.

Mientras observaba dicho paisaje no podía evitar pensar en que todo esto era estúpido, no entendía tampoco por qué le había dado con hacer esto, como bien mencione antes, Alfred no necesitaba este tipo de idioteces de seguro lo olvidaría al día siguiente. Comenté lo que pensaba pero solo me respondió con una risa un tanto nerviosa. En verdad Alfred estaba…muy raro.

Día 2

Esta vez Alfred no salió corriendo como el día anterior, una vez sonó la campana se acercó a mi asiento.

— Disculpa Artie— dijo juntando sus manos a modo de disculpa—. pero tengo algo que hacer, así que no podré volver contigo a casa. — arquee una ceja curioso.

— Vas a ir de nuevo, ¿cierto?— No me miraba, pero note su vergüenza. Solté un suspiro resignado, debía reconocer que estaba sorprendido —.No se puede hacer nada…te acompañare.

— ¿S-seguro?

— No tengo nada que hacer, además si vas a pie no llegaras a tiempo

— Pensaba tomar el bus.

— Te sale más caro.

— ¡Ok, ok…!—Vi como soltaba un suspiro intentando de ocultar su vergüenza.

Esta vez llegamos un buen rato antes de que comenzase el atardecer, al igual que el día anterior nos sentamos en el prado a observar como el sol se ponía entre las lejanas montañas…ahora si me había comenzado a carcomer la curiosidad, nunca lo había visto tan entusiasta en algo, el hecho de que estuviera por segunda vez viniendo a este lugar tan lejano a nuestras casas demostraba lo decidido que estaba, pues normalmente lo habría hecho un día y después le habría dado pereza.

— ¿Por qué haces esto?— Alfred me miro sin entender—. Tienes a toda la escuela atrás de ti, no veo porque estás haciendo algo como esto…— Mi buen amigo de infancia soltó una risita a la vez que volvía a observar la puesta de sol.

— Supongo…que es para la buena suerte

je…menuda idiotez…— Reí con cierto sarcasmo, fue en ese instante en el que aquellos ojos azules me volvieron a mirar con curiosidad.

— ¿Acaso no crees en el amor…?

Volví a mirar a la puesta de sol, le sugerí a Alfred que hiciese lo mismo, cosa que hizo al instante, aunque a ratos podía sentir que me observaba.

Día 3

Como era sábado muchas veces me pedían que fuese a comprar algunas cosas para la cena. Estaba saliendo del supermercado cuando vi a Alfred en la parada del autobús. Me acerque a saludarle curioso y le pregunte si es que de nuevo iba a Patapsco, en respuesta rio avergonzado confirmando así mis sospechas.

— ¿Quieres que te lleve de nuevo?

— ¿No estas ocupado?

— No, traje mi bicicleta…así que vamos.

Sonriente Alfred se subió atrás de mí, como siempre y me abrazo para sostenerse, no me explico porque pero al hacerlo no pude evitar el sentir un cosquilleo en mí estómago. Llegamos un tanto más temprano esta vez, así que nos quedamos conversando un rato antes de que la puesta de sol comenzase.

— Oye, Arthur…—Me llamo acercándose a mí de pronto, de alguna manera me puso nervioso. —. No me respondiste ayer…

— ¿De qué hablas, idiota?— Levante una ceja sin entender, a lo que volvió a acercarse para preguntarme.

— ¿Crees en el amor o no?—aquella pregunta me descompuso, al menos no me la esperaba y esta vez los ojos de Alfred se veían más impacientes por saber. Definitivamente no iba a poder escapar de la pregunta, eso si me aleje un poco y mire hacia otro lado.

— No…eso es imposible—Susurre, luego volví a mirarle. Esta vez sus ojos lucían con amargura. No tengo idea por qué a Alfred le dio con preguntarme este tipo de cosas—. Menuda idiotez…

Para mí el amor era un sentimiento inútil, que estorba…que simplemente no sirve para nada.

Día 4

Como buen domingo creí que sería el perfecto día para descansar, sin embargo comencé a sentirme inquieto desde la mañana, intente de distraerme escuchando música o leyendo algo, pero nada.

Decidí salir a dar una vuelta en bicicleta…como era temprano termine viajando al valle Patapsco, estacione mi bicicleta y continúe caminando por el bosque los cuales inevitablemente me trajeron viejas memorias de infancia. Sonreía nostálgico al imaginarme a dos niños corriendo y jugando por el lugar, hasta que llegue a la colina más alta.

Solté un suspiro, hiciera lo que hiciera terminaría llegando a ese lugar. De algún modo ya no me sentía tan inquieto…si, ese lugar me tranquilizaba. Me recosté en el prado bajo el gran árbol y observe el cielo azul, eran apenas las tres de la tarde, me relajaría un rato y después volvería a casa. Una vez recostado, me coloque los audífonos y seleccione la canción que quería escuchar en mi Ipod…cerré mis ojos y deje que el tiempo pasara…

Estaba durmiendo y a la vez no, podría decirse que estaba semiconsciente. Sabía bien que los rayos del sol de verano caían sobre mi rostro, por eso cuando deje de sentirlos no pude evitar abrir mis ojos aturdidos encontrándome con otro par de azules que me miraban con preocupación…Me quede contemplándolos un momento, fue ahí cuando me di cuenta de lo cerca que estaban…

Abrí mis ojos de golpe y me sorprendí de encontrarme con Alfred que me miraba con un sonrojo en sus mejillas, de inmediato mi cara también se puso roja y le empuje en acto reflejo.

— ¡¿Se puede saber qué diablos estás haciendo?!— Le grite exaltado a la vez que me sentaba respirando con dificultad, por su parte Alfred yacía recostado en el suelo producto del empujón que le di. Me miraba sonrojado y un tanto adolorido.

— ¡N-no tenías que empujarme así!— Se quejó sobando su cabeza mientras se sentaba—. Estaba comprobando si estabas muerto o no…y mira como me tratas cejotas...

— ¡Idiota, como iba a estar muerto!— Intente golpearle, pero fue más rápido y lo esquivo.

— ¿Al menos puedes decirme que haces aquí?— Me pregunto entre curioso y molesto, no entendía porque.

— Salí a dar una vuelta…espera, ¡eso debería preguntártelo yo!— Alfred aún seguía con ese semblante molesto, dirigió su mirada hacia las montañas en donde el sol se ponía…entonces comprendí…—. ¡¿T-tanto he dormido?!— Alfred no respondió y continuo observando la puesta de sol, aun con aquella mirada molesta. Preocupado me acerque y me senté a su lado, no dije nada…sabía bien que Alfred me diría lo que le preocupara cuando le diera la gana, entonces…

— Te estuve llamando por horas…—Dejo de ver la puesta de sol para mirarme—. ¿Sabes lo preocupado que estaba?— Sorprendido y confundido busque mi celular entre mis bolsillos, al encontrarlo me di cuenta de que tenía más de 30 llamadas perdidas, casi todas de Alfred, otras eran de mi madre. Volví a mirarle sintiéndome culpable.

— De verdad, lo siento…

No me di cuenta en que momento Alfred me rodeo con su brazo y me atrajo hacia él. Volví a sentir como el calor subía a mis mejillas, no lograba entender por qué mi corazón había comenzado a latir tan rápido, sin embargo no me moví de allí, mi amigo no quitaba su mirada de la puesta de sol. —Estaba muy preocupado…— Le oí susurrar, luego vino un silencio, solamente podía oírse el viento—. Oye…P-porque… ¿Por qué no crees en el amor?—Ahora se le oía un tanto nervioso, al menos el enojo en su voz había desaparecido—. D-digo…es solo curiosidad…

— Simplemente lo encuentro una cosa inútil, innecesaria…—Era la verdad, era lo que pensaba…no pensaba en hacerle daño; pero cuando me separe de él y le mire a los ojos, lucia entre sorprendido y herido…no entendía porque. Nervioso al ver aquella reacción, intente de hablarle más relajadamente—. Por supuesto, esa es mi postura...de seguro a ti…

— Q-quizás simplemente te pasa eso porque no lo has conocido…—Me quede en silencio un momento para fijar nuevamente mi mirada en las montañas.

— ‹‹Serás idiota, Alfred›› Me dije a mi mismo en un rincón de mi mente, en la cual Alfred no podría escucharme jamás—‹‹No tienes idea de nada…››

Y de verdad no tenía idea…cuando estaba en secundaria, tuve ese tan llamado sentimiento llamado amor…pero aquel que me provocaba tales mariposas en el estómago fue la misma que las destruyo…

Día 5

Hay una cosa de la cual no he hablado…de mi desconocido primer amor, al menos para Alfred.

Cuando estaba en secundaria me di cuenta sobre los sentimientos hacia esa persona, gracias a eso descubrí muchas cosas de mi mismo que no conocía. El gran problema fue que cuando las llegue a aceptar, ya era demasiado tarde.

Además de que había otro impedimento…

— Oye…—Me llamo Alfred. Nuevamente estábamos sentados en aquella colina observando la puesta de sol, sobretodo mi amigo no quitaba su mirada de ella —. De verdad… ¿Nunca has sentido algo? ¿Nunca….te ha atraído una chica….?— De nuevo con eso…

— ¿Por qué insistes tanto con el tema, Alfred? —Alfred se cruzó de brazos a la vez que me miraba fugazmente, luego volvió su vista a las montañas refunfuñando.

— Porque no puedo entender que ni tu hayas sentido algo por alguien, Arthur.

Volví a mirarle molesto por su comentario, sus mejillas estaban sonrojadas (¿o seria idea mía? El sol del atardecer puede ser engañoso a veces) y a la vez su mirada lucia herida. Últimamente no lo entiendo… ¿Por qué se está comportando así…?

Bueno, he de confesar algo sobre mi primer amor, ese algo que era el impedimento, que me costó aceptar para así aceptarme a mí mismo, la razón por la que nunca le he contado a Alfred sobre la primera persona que me enamore.

La primera razón…es que era un hombre….

Día 6

Aún lo recuerdo, cuando me di cuenta de aquellos sentimientos, estaba muy confundido…simplemente no estaba bien, no podía gustarme un hombre, llegue a odiarme a mí mismo. Por ese entonces, inevitablemente comencé a alejarme de Alfred, al menos ya no hablábamos tanto como antes, me sentía solo y sin nadie con quien hablar…No fue hasta que converse con un buen amigo que logre aceptarme a mí mismo.

Recuerdo como me convencí de que todo saldría bien, debía confesarme…pero justo cuando iba en su búsqueda, una chica lo besaba. Yo…había perdido…

Alfred cada día estaba más y más extraño, desde el otro día que sus ojos me miraban con cierta amargura a pesar de lo mucho que sonreía.

— Disculpa Arthur— Dijo de pronto a la hora de almuerzo—. pero hoy almorzare con Sey… ¿Te importa?

No le dije nada, no tenía porque tampoco, él no es de mi propiedad. Comprendí que era Sey quien le gustaba, una chica de primero, bajita, morena que siempre usaba unas coletas. Al menos no se estaba entregando por completo a ese mito y estaba tomando las riendas en el asunto…debía alegrarme por él ¿no?

Entonces… ¿porque me molestaba tanto?

Almorcé con Kiku, un japonés que es bien amigo mío, el mismo que me ayudo a aceptar que era gay; de algún modo se dio cuenta de mi molestia (aunque jamás la iba a reconocer) mientras me quejaba sobre la estupidez que estaba haciendo Alfred. No me dijo nada al respecto, pero si pude notar una leve sonrisa en su rostro que no logre entender.

Mientras subíamos la colina con Alfred comencé a preguntarle sobre su almuerzo con Sey, pues se veía muy sonriente, me contestaba con evasivas sin borrar aquella sonrisa. Mi molestia incremento y Alfred se dio cuenta de ello. —Aww…¿Artie te pusiste celoso?

— No estoy celoso, idiota. — Murmure aguantándome para no golpearle—-. Mejor concéntrate en subir que ya casi empieza.

Nos sentamos a contemplar la puesta de sol, como siempre Alfred no quitaba sus ojos de ella, como si el quitarle los ojos por un segundo de encima pudiese perjudicar el "hechizo"— ¿Sabes…? Estuve hablando con Sey de lo que conversábamos ayer— Susurro sin dejar de mirar el sol—. De seguro llegara el día en el que te enamores también…así que puedo quedarme tranquilo.

— ‹‹ ¿Tranquilo? ¿Para cuándo estés con Sey no me dejes solo como la última vez?››— Fue lo que cruzo por mi cabeza en ese momento, y también aquel desagradable recuerdo de secundaria volvió a mi mente, lo otro que me enojó era el pensar que Alfred a pesar de ser amigos de hace tanto tiempo no sabía nada de mi…no sabía que por mucho que me gustara alguien jamás me corresponderían…

Antes dije que habían razones por la cual a Alfred no le había contado de mi primer amor.

Una de ellas era el no saber cómo reaccionaría al saber que soy homosexual…

La otra era…que de quien estuve enamorado era Alfred Jones.

Día 7

Alfred no parecía darse cuenta de mi molestia, pues llego a primera hora de la mañana para contarme de que había hablado con Sey hasta muy tarde por mensajes del móvil…además de que me dijo que volvería a almorzar con ella.

No me pregunten porque, pero cada vez sentía que me oprimían el pecho más y más… ¿Qué rayos estaba pasándome?

Alfred tenía su almuerzo feliz con Sey en el patio de la escuela, justo al que daba a MÍ ventana. Ya la cosa parecía adrede.

En medio de mi inexplicable furia interior llegaron tanto Kiku como Francis, este último era un francés bastante desagradable de tercer año.

— ¿Celoso, cheri?—Le escuche decir, casi le golpee—. Veo que no lo niegas, puedes decirle a tu superior lo que te atormenta.

— ¡No seas idiota! ¡A mí no me pasa nada!

— Entonces… ¿Qué es lo que te tiene tan molesto, Arthur-san?— Me pregunto Kiku— .Desde ayer que tu aura está un poco sobrecargada.

— ¡Les digo que no me pasa nada…!— Volví a mirar por la ventana y me encontré con la mirada molesta de Alfred ¿acaso me estaba viendo a mí?

Cuando salimos de clases, lo encontré esperándome en la salida de la escuela, su molestia aún permanecía. Intente preguntarle que le pasaba, pero solo me respondió con evasivas. No fue hasta que estuvimos observando la puesta de sol que me pregunto:

— ¿Cómo te fue en tu almuerzo con Francis?— Me quede viéndole entre sorprendido y confundido digo… ¿Por qué me pregunta algo como eso? Sabe muy bien que lo detesto—. Parecías pasarla bien… ¿O me equivoco?— Ahora si me dio rabia. ‹‹ ¡No, lo pase horrible y me dejaste solo con ese frog!›› debí de decirle, pero el que me interrogara tanto me irritaba.

— ¿Tanto te molesta?—Le pregunte enojado, él no quitaba la mirada de la puesta de sol que ya estaba por acabar—. ¿Acaso solo puedo divertirme contigo?— Justo en ese momento la puesta de sol término, Alfred volteo a verme.

— ¿Sabes acaso que también le atraen los hombres?—No me sorprendió la "revelación" pues sabía bien que Francis era de ambos bandos, aunque siempre sus intentos de conquista terminaban siendo acosos. No me sorprendía pero que hablara de esa forma tan despectiva del tema solo hacía que mi furia aumentara, sin embargo intentaba de mantener la calma y hablar seriamente.

— Dime… ¿qué tiene de malo eso?— Ahora sí que Alfred levanto la voz.

— ¡Va atrás tuyo! ¿O acaso también te gustan los hombres?— Palidecí ante la pregunta, el miedo me invadió, miedo por ser rechazado por mi mejor amigo, por lo que era…no, aún no estaba preparado para eso. Le di la espalda, no quería que notase mi rostro lleno de miedo.

— No seas idiota, además se cuidarme perfectamente solo…—Diciendo esas palabras fui a recoger mi bicicleta, escuche su voz llamándome—. No hablo con estúpidos que dejan solos a sus amigos por una chica. ¡además celoso!

No volví a mirarle, él tampoco intento llamarme de nuevo, sabía que le había dado un golpe bajo, tome mi bicicleta y comencé a bajar velozmente. Me dio lo mismo que Alfred no tuviese como volver a casa, ya vería él, pues pasaban buses a cada rato.

Me encerré en mi habitación apenas llegue a casa, me aguante las ganas de llorar…Ese miedo de que Alfred descubriese lo que soy y que por ello me rechazara no iba a superarlo jamás.

Día 8

Alfred llego al día siguiente junto a Sey a clases, conversaban muy sonrientes, yo no tenía ánimos de hablarle después de lo de ayer y al parecer él tampoco, pues una vez nuestras miradas se cruzaron cuando se separó de Sey (pues ella estaba en primer grado), esta cambio a una triste y a pesar de que nos sentábamos uno junto al otro, no me saludo.

No pude evitar sentirme triste ese día, intente cruzar con él miradas a ratos para intentar hablarle, incluso le escribí en un papel pero no hizo más que ignorarlo. En los recreos no solo Sey venía a verle sino que todas las chicas de la clase comenzaron a acercarse de nuevo (pues no lo hacían desde el primer mes que estuvimos en primer grado).

‹‹Esto es muy raro…››— No dejaba de pensar…yo creía que las chicas habían dejado de molestar de cansancio, pero quizás… ¿habrían dejado de acercarse porque estaba yo en todo momento? Quizás…por ese motivo Alfred se había alejado de mí en secundaria, porque yo había terminado siendo una molestia. Ahora era lo mismo…

Entonces…lo mejor era alejarme, ¿cierto?

Con esos pensamientos una vez sonó la campana para almorzar tome mi almuerzo y me dirigí a la azotea…después de eso no volví a clase, simplemente me quede ahí intentando de entender esta sensación que llevaba acompañando hace días y no quise bajar una vez que me asegure de que Alfred —quien al menos se demoró unos quince minutos en salido—hubiese salido de la escuela en dirección a Patapsco.

En la noche recibí un mensaje en el celular, era de Alfred.

"Hellow! Artie! No te vi ayer después de almuerzo. Estas enfermo? Si es así mejórate! Ok?

Día 9

Por suerte, era viernes…

Normalmente llego a la escuela bien temprano, es una manía mía, la cual Alfred no compartía, de todas formas siempre llegaba un poco antes y conversábamos antes de entrar a clases…

Hoy fue distinto, me preocupe de llegar más tarde, en el momento en que estuviesen a punto de comenzar las clases. Yo me sentí raro haciéndolo y sé que lo fue también para Alfred, me miro un tanto confundido.

— Pensaba que ya no vendrías. — Le oí decir, susurre un pequeño "me quede dormido" sin mirarle, dirigí mi mirada hacia la ventana y por el reflejo pude notar su expresión extrañada.

Por el resto del día intente ignorarle—‹‹es por su bien››me decía a mí mismo, cada vez que salía del salón. En cada descanso, veía que Alfred intentaba de hablarme, pero por suerte las chicas se le acercaban al instante y con ello podía escapar.

Iba a la azotea y al volver a clases esperaba a que el profesor entrara…

Ya cuando acabaron las clases volví a ir a la azotea corriendo, en la puerta me encontré con Kiku que me miraba preocupado.

— ¿De qué huyes, Arthur-san?— me pregunto. Lo invite a que me acompañara, observamos a Alfred que esperaba a alguien en la entrada de la escuela y a los minutos se fue, probablemente a ver la puesta de sol. Le conté a Kiku de mi pelea con Alfred y de lo que había llegado a pensar el día anterior, fue ahí cuando me dijo—. ¿No era que te gustaba?—De inmediato enrojecí.

— ¡¿D-de que estas hablando?! ¡Eso fue hace mucho!— Kiku rio divertido por mi reacción, sin embargo a los pocos segundos volvió a mirarme con seriedad.

— Sobre lo que decías… ¿De verdad lo crees así? ¿No sería mejor que lo hablaras con él?

Por supuesto que no lo haría, sabía muy bien que si se lo comentaba a Alfred él jamás aceptaría, y como su mejor amigo —por mucho que estuviésemos peleados—solo quería lo mejor para él.

Dia 10

Anoche me llego otro mensaje de Alfred, decía:

"Como estas? Te he notado algo extraño últimamente, me gustaría hablar contigo"

Salí de mi casa diciendo que iría a la casa de Kiku a estudiar, no sé porque quería evitar la conversación con Alfred e imaginándome que quizás iría a mi casa a buscarme…decidí salir.

Fui a la biblioteca, como mencione antes soy amante de la lectura, creí que sería una buena oportunidad para relajarme. Eso pensaba hasta que escuche la voz de Alfred y de Kiku en los pasillos. De inmediato me coloque la capucha de mi poleron y procedí a salir de allí; sin fijarme en si venían atrás de mi tome el autobús y me dirigí a Patapsco de nuevo y me recosté en la colina cansado…ya no sabía porque estaba huyendo…

Estaba sentado ahí relajadamente, cuando se me ocurrió ver la hora…no necesitaba verla, sabía que ya que estaba a punto de comenzar la puesta de sol, pronto llegaría Alfred… ¿Qué haría? ¿Lo enfrentaría de una vez? Aunque de seguro Alfred no me había visto…

Mientras me preguntaba una y otra vez que era lo que debía hacer escuche las voces de Alfred y Kiku, díganme que fue una estupidez, pero mi primera reacción fue lanzarme a los arbustos.

Por otro lado algo más comenzó a molestarme…este era un lugar que era secreto solo para mí y Alfred… ¿Qué era lo que hacía Kiku aquí?

— Nunca pensé que hubiese un lugar así…me recuerda a los campos en Japón…—Le oí decir a Kiku.

— La verdad es que nadie más lo conoce, lo encontramos con Artie cuando éramos pequeños…—Susurro un tanto triste Alfred—. No le vayas a decir a nadie de este lugar, que me mata. — Me asome a ver a Alfred, y para mi sorpresa sonreía con tristeza, jamás lo había visto así—. Pensar que Arthur estaba en la biblioteca…—Volvió a susurrar mordiendo su labio.

— Tranquilo, Alfred-san—Intentaba de tranquilizarle Honda colocando una mano en su hombro—. Ya verás que pronto podrás hablar con él…

— Pero…—Alfred tenía sus ojos puestos en la puesta de sol—. está muy extraño, ya ni siquiera me saluda…sé que fui muy rudo con él pero…ni me da la oportunidad para hablar…

— Intenta hablar con él el lunes, será mejor…— Alfred asintió triste para que luego se guardara un largo silencio, en el que los tres nos quedamos contemplando el atardecer, hasta que Kiku hablo—. Debes querer mucho a esta persona para hacer esto todos los días…

— Por 51 días…—Susurro Alfred— y no la quiero…La amo…

Sentí que algo en mi interior se quebraba…inconscientemente aguante la respiración mientras sentía mis ojos humedecerse y llevaba una mano a mi pecho que dolía como hacía mucho tiempo y ardía en envidia…Odiaba a Alfred, si…por tener esa maldita libertad para amar que yo no tenía…‹‹Odio a Alfred…odio lo que soy… ¡Lo odio, lo odio, lo odio…!››

Día 11

Por suerte mi madre no me regaño por llegar tan tarde, me pregunto qué cara habré tenido, pues ni siquiera me pregunto por qué no quería cenar. Eso si esta mañana me dijo— Sabes que puedes hablar conmigo siempre que necesites ¿ok?— Ni yo entendía que era lo que me pasaba…¿Cómo iba a hablarlo con ella? Ella sabe de todos modos que a mí me gustan los hombres y afortunadamente siempre me ha apoyado, incluso cuando Alfred me gustaba…pero eso ya era cosa del pasado ¿verdad?

Me mandaron a comprar cosas para el almuerzo, cuando ya estaba en la caja logre divisar a Alfred junto a Sey en uno de los pasillos, Alfred lucia desanimado, fue lo que pude notar mientras intentaba salir rápido de allí, pero en la puerta…me encontré con Kiku.

— Hola Kiku ¿Qué haces aquí?— Le pregunte sorprendido, a lo que él me miro con cierto resentimiento.

— Alfred-san estaba desanimado, así que con Sey intentamos que se distraiga.

— ¿Desanimado? ¿Por qué?— Le pregunte preocupado, podríamos estar enojados pero era un amigo muy importante para mí.

— ¿Acaso no estabas huyendo de él ayer?— intente de negarlo, pero no me dejaba hablar—. ¿Por qué huyes, Arthur-s…? Alfred-san...—Voltee lentamente y lo que me encontré fue a Alfred junto a Sey, me miraba entre sorprendido y dolido. Odiaba esa expresión en su rostro…

— H-Hola…—Susurre entre nervioso y triste también, luego mire a Kiku—. Debo irme antes de que esto se estropee.—Dije señalando la bolsa.— Espero que lo pasen bien, nos vemos.

Salí corriendo, como un vil cobarde…pero es que no podía soportar esa cara de él… ¡La odio! ¡Odio esa cara…!

¿A dónde fue el sonriente Alfred?

Día 12

Lunes… ¿Cómo miraría a Alfred ahora? No quería encontrarme con él, no quería volver a ver esa mirada triste.

La gran pregunta es: ¿Por qué esta así? ¿Sería que las cosas con Sey no iban bien?

— ‹‹Si es así, con más razón debo de alejarme…No quiero estorbar…››Ese era mi pensamiento irracional.

Ni a la hora de almuerzo ni en ningún descanso Sey se apareció en el salón en búsqueda de Alfred, las otras chicas lo hacían aunque él parecía ignorarlas. Solo tenía su mirada puesta en su mesa —. ‹‹ ¿Por qué?››

Kiku se me acerco molesto a la hora de almuerzo y me saco a rastras del salón llevándome a la azotea—. ¡¿Hasta cuándo vas a seguir con esto, Arthur-san?!— Me grito, era algo no propio de él siendo que era una persona tan tranquila—. ¡¿No te das cuenta acaso de que tu mejor amigo está mal?!

Yo no sabía que decir, me había pillado desprevenido, además de que jamás lo había visto enojado—. Es lo mejor para él…—Volví a repetir, pero más que para Kiku sentía que esas palabras trataban de convencerme a mí mismo, más que a nadie.

Mi amigo me volvió a mirar con seriedad, aparentemente intentando de tener algo de paciencia. —Dime una cosa, Arthur-san…—Intentaba tranquilizar un poco su voz, aunque poco conseguía en verdad—. ¿Eso te lo dijo Alfred-san…? ¿O lo decidiste tú?

No volví al salón después de eso…mi cabeza daba vueltas, entre que no entendía lo que me pasaba, no entendía lo que le pasaba a Alfred, las palabras de Kiku…ya no sabía que hacer…Me quede ahí hasta que se anunció la salida de clases…fije mi vista en lo que hacía Alfred, como pude distinguí su triste rostro…de algún modo aquella expresión me dio cierto miedo…miedo a que Alfred se rindiera…

Una vez lo vi salir y asegurarme que se dirigía a tomar el bus hacia Patapsco baje a buscar mis cosas y luego a los casilleros.

Sin que nadie me viese escribí en un pedazo de papel "Don't give up…!" y lo deposite al interior del casillero de Alfred.

— Solo espero que esto te anime que sea un poco, Al…

Día 13

Ya no solo se veía desanimado, sino que más bien molesto, parecía que si alguien llegase a hablarle le mataría. Por la misma razón ninguna de las chicas se atrevía a acercarse, como sería el miedo que sentían que se acercaron a mí para preguntarme si sabía algo.

Ya había tomado como costumbre el salir del salón a la azotea, aunque en verdad ya no le encontraba sentido alguno. En mi salida solitaria a almorzar, sentí como alguien tomaba con fuerza de mi brazo y me obligaba a voltear para encontrarme con aquellos ojos azules furiosos.

— ¿Qué se supone que haces?—Me grito Alfred sin dejar de presionar mi brazo—. ¿Tanto te gusta burlarte de mí?

— No entiendo de que hablas…—Respondí sincero.

— ¡No te hagas el tonto conmigo!—Dijo metiendo una mano a su bolsillo, para luego mostrarme el mismo papel que le había dejado—. ¿Qué pretendes?—Alfred de pronto soltó mi brazo y me agarro del cuello de la camisa elevándome unos centímetros—.Te alejas de mi de un momento a otro, pero ¿llegas e intentas consolarme…?— Esta vez no pude evitar su mirada, ahora más que estar furioso, parecía como si tuviera ganas de llorar.

— Al, yo…

— Ya no te entiendo, Arthur…—Susurro bajándome, pero sin soltarme totalmente—-. Sé que estas molesto por lo que te dije el otro día…pero ni siquiera me dejas hablar para mejorar las cosas…ya no soporto esto.

— ¡Oye, espera…! No se suponía que…

Cheri Arthur ¿Qué haces en un lugar como este?— Ambos volteamos nuestras miradas, era Francis. Alfred me soltó de inmediato.

— ¿Qué quieres?— El enojo de mi amigo había vuelto.

— Pues nada…Solo quería saber porque tardaba tanto mi compañero de almuerzo—. Dijo ese desagradable francés acercándome a él. Si no hubiera estado tan shockeado por las cosas que me había dicho Alfred normalmente le habría empujado y gritado que se largara…pero yo el muy estúpido no dije nada y deje que Francis me arrastrara mientras veía los ojos dolidos de Alfred, quien volvió al salón. No fue hasta que llegue a la azotea que reaccione.

— ¡¿Por qué hiciste eso?!

— ¿No querías huir de allí?— Pregunto burlón el muy frog.

— No…yo…

— Te salve esta vez, pero creo que deberías dejar de hacer esto…—Me hablo con seriedad—. De verdad lo estas lastimando.

— ¿Yo?— ¿Que rayos le pasaba a todo el mundo? Seguía sin entender nada de nada—. ¿No era que tenía problemas con Sey?—Ahora fue el turno de la cara de rana de mirarme extrañado.

— ¿De qué hablas?— Me pregunto curioso para luego llevar una mano a su cabeza mirándome con cierta paciencia—. Si, está peleado con Sey, pero esa no es la razón por la que esta así…

¿Entonces porque? ¿Por qué nadie quería darme una respuesta clara?

Día 14

Hoy a diferencia de los últimos días no fui a la azotea, como dije antes ya no le encontraba sentido. Fue Francis que de algún modo me hizo darme cuenta de ello, sin embargo no me quiso explicar lo que estaba pasando, dijo que tenía que buscar la respuesta por mí mismo…maldita rana.

Creí que esta vez Alfred se me acercaría a hablar como intentaba hacer todos los días, pero claramente se cansó de ello, simplemente se quedó viendo su mesa el día completo. Parecía un zombi. Intente de hablarle a la hora de almuerzo, pero no recibi respuesta…eso si pude apreciar como presionaba su puño, fue ahí cuando se levantó por primera vez ese día y salió del salón…

Volvió después con el rostro húmedo, pero su expresión deprimida no me dejaba de molestar…dolía verlo así…

Se levantó de inmediato cuando sonó la campana, lo seguí con esperanzas de poder conversar con él en Patapsco, pero grande fue mi sorpresa al ver que al cruzar la puerta iba en sentido contrario…Yo iba un tanto más atrás, aún así corrí tras él.

— ¡Alfred!— ya había doblado cierta esquina que llevaba a su casa cuando le alcance. Le obligue a voltear y agarrando del cuello de su camisa lo acorrale contra la pared—. ¿Qué se supone que estás haciendo?—Pude apreciar como sus ojos se abrían atónitos, aún así la tristeza no se habían ido de ellos—. ¡Yo creía que esta vez ibas en serio!

— ¡Iba en serio!— Me grito también—. ¡De verdad iba en serio!

— ¿Me puedes decir entonces que haces aquí?— Alfred me empujo haciéndome caer al suelo, inconscientemente llevaba una mano a su pecho y me miraba furioso.

— No preguntes idioteces…—Susurro dolido—. si no me corresponde, todo esto no vale la pena…

— ¿Solo por una pelea que tuviste con ella significa que no te corresponde?

— ¿Ella…?— Sus ojos se abrieron con sorpresa, no entendía porque pero pude divisar un pequeño brillo de esperanza en aquellas orbes azules, sin embargo continué hablando desviando mi mirada.

— Sabes que hablo de Sey…—Pronunciar ese nombre me molestaba de sobremanera, pero eso no importaba ahora—. Dammit…—maldije intentando de contener mis emociones…— Dime… ¿para qué me aleje de ti entonces…?

— ¿D-de que estas hablando?—Susurro completamente sorprendido, pero sin esperar mi respuesta tomo de mi mano y me ayudo a levantarme—. Vamos a hablar a otro lugar mejor…— Asentí sin saber que decir, me llevo arrastrando del brazo, no me di cuenta de adonde me llevaba hasta que me subí en el bus que llevaba a Patapsco, volví a mirar a Alfred y este me sonrió…sentí que una carga que llevaba abandonaba mi cuerpo. Él viejo Alfred estaba de vuelta…

Cuando llegamos a la cima de la colina nos sentamos uno junto al otro, faltaba aún para que la puesta de sol comenzara, ese aire de verano hacia que todo se sintiese de algún modo más cómodo, tanto que llegue a cerrar mis ojos disfrutando de la calidez del sol.

Todo estaba bien entre nosotros dos de nuevo, pero aún quedaban cosas de las que teníamos que hablar.

— Entonces…—Comenzó a hablar Alfred un tanto avergonzado—. dices que tenías una razón para alejarte de mí…

— Ah…si…—Enrojecí por completo, ahora que la tensión había desaparecido encontraba estúpida la actitud que había tenido con él en estos días, y mucho más estúpido había sido mi razón para hacerlo—. Pensaba que te iría mejor conquistándola si no estaba cerca. — No le miraba, temía que volviese a enojarse conmigo.

— ¿Así que era eso…?— Le oí decir tranquilamente, luego vino un pequeño silencio, pronto escuche una pequeña risita. Levante mi mirada y lo primero que encontré fue a Alfred riendo.

— ¡O-oye! ¡No es gracioso!— Le dije avergonzado a punto de golpearle, pero su risa iba en aumento.

Irritado me iba a levantar cuando tomo de mi brazo y me atrajo hacia él abrazándome sin dejar de reír, pronto se dejó caer en el prado llevándome con él, continuaba riendo. Muerto de la vergüenza por el abrazo no decía nada hasta que pronto su risa se me hizo contagiosa, inevitablemente comencé a reír también abrazándole. No fue hasta que nuestra risa se calmó cuando nos soltamos, volvimos a sentarnos y sonreímos, luego Alfred soltó un suspiro.

— Lo siento…no era gracioso en verdad, pero de verdad pensé que te había perdido—. Susurro un tanto nostálgico haciendo que me sonrojara de nuevo —. Aun no entiendo por qué llegaste a pensar eso.

— Eh…bueno…—Lleve una mano a mi cabeza avergonzado aún—. Fue el día en que te enojaste conmigo…ese día Sey fue a almorzar contigo y también lo hizo el resto de las chicas…pensé que porque estaba yo habían dejado de acercarse a ti…

— ¿Eso fue…? Las chicas se acercaron celosas de Sey…

— ¿D-de verdad…?— Le mire sorprendido, no me había planteado esa posibilidad.

Yep…—Rodeando mi cuello con su brazo volvió a atraerme hacia él— Estúpido Arthur…ni siquiera esa persona me corresponde…

— Alfred…no solo porque te hayas peleado con ella significa que no te corresponde…—Susurre viendo al cielo, la puesta de sol estaba por comenzar—. Este estúpido "hechizo" se debe realizar por 51 días…—Cerré los ojos un momento intentando de hacer un cálculo mental—. creo que no llevas ni 15….no puedes esperar que te corresponda tan pronto ¿no?

Alfred sonrió entre nostálgico y sorprendido, viendo la puesta de sol, luego volvió su mirada hacia mí por unos instantes.

— Hablo el experto en el amor — Dijo volviendo a mirar el sol.

— Cállate…—Iba a decirle algo más, pero lo olvide. Pues Alfred me atrajo con más fuerza hacia él.

— No vuelvas a hacer una estupidez como esta por favor…menos sin consultarla conmigo antes… —No…no lo volvería a hacer…

No quiero volver a ver aquella expresión en Alfred otra vez…— ¿Lo prometes…?— Me solté para mirarle a los ojos con una sonrisa—. ¡Lo prometo!

Día 15

Todo volvió a ser como antes, al llegar a nuestra sala nos saludamos como hacíamos siempre y conversamos hasta que se dio inicio a las clases. En el primer descanso Alfred me dijo que tenía algo que hacer, imagine que iba a intentar de reconciliarse con Sey, fue en ese momento en el que Kiku se me acerco sonriente— Veo que ya se reconciliaron— Fue lo que dijo alegremente, Francis también vino a molestarme diciendo— ¿Al fin te reconciliaste con tu novio? — Casi lo mato. Pero de alguna forma mi corazón latía con fuerza al relacionar las palabras "Alfred" y "novio". ¿Por qué?

A la hora de almuerzo se acercó mirándome con cierta timidez— Hey, Artie…¿te importa si almuerzo contigo…?— Pude notar el pequeño sonrojo en sus mejillas, creo que también mi rostro enrojeció a la vez que sentía mi corazón latir con fuerza de nuevo.

— ¿Cómo no idiota?— Dije intentando de parecer frio, Alfred sonrió y se sentó junto a mí a la vez que me preguntaba donde había estado almorzando en estos días. Le hable de la azotea y de lo tranquilo que era.

— Entonces ¡vayamos allí mañana!— Dijo entusiasmado, ahí sentía que todo me volvía a dar vueltas…Alfred y yo solos…en ese lugar…

Fuimos de nuevo a la colina, no tengo idea de porque lo sigo acompañando a esto, creo que ya se volvió una costumbre. Nos sentamos como siempre a contemplar la puesta de sol, esta vez con la compañía de unos helados—Entonces… ¿te reconciliaste con Sey?—Alfred me miro curioso por mi pregunta, pero sonrió.

— Pues sí.

— Entonces…deberías almorzar con ella de ahora en adelante.

— ¿Eh? ¿Porque?— Alfred ahora me miraba entre sorprendido y molesto, la puesta de sol ya había terminado, ya casi se oscurecía. Le mire extrañado.

— ¿No era que te gustaba?—Alfred parpadeo perplejo.

— Pues…no… ¿de dónde sacaste eso?—Pregunto divertido—Ella solo me estaba ayudando a poner celosa a la persona que me gusta…

— Entonces… ¿Quién…?

El rostro de Alfred se tornó serio de pronto un suave sonrojo había cubierto sus mejillas una vez que pronuncio. —Me gustas tú, Arthur…

Solo recuerdo que me debí haber puesto pálido y que mi cabeza había comenzado a dar vueltas, un conocido hormigueo en el estómago, los fuertes latidos de mi corazón, los nervios que me invadían cada vez que se acercaba mucho…finalmente lo entendí.

Alfred se había quedado viéndome preocupado, debía darle una respuesta ahora… ¿pero cómo decirle que también me gusta siendo que recién acabo de ordenar mi cabeza y mi corazón? Intentaba hablar, pero ni una palabra salía de mis labios, creo que ya ni siquiera estaba viendo a Alfred a los ojos cuando oí como se reia…si, leyeron bien…se reía.

— ¿Alfred…?

— ¡No puedo creer que cayeras!—Rio inocente, de verdad no se estaba burlando de mi…simplemente era una broma con intenciones "infantiles". Sentí una gran opresión en el pecho, pero no dije nada al respecto, dependiendo de lo que dijera seguiría o no mi amistad con Alfred.

— ¡I-idiota…! ¡Casi me matas del susto!— Le grite como normalmente haría en una situación así. Alfred continuaba riendo cubriendo sus ojos con una mano—. Mejor vámonos…—Susurre levantándome a la vez que le daba la espalda y comenzaba a caminar, él siguió atrás mío sin decir nada. Yo solo quería salir corriendo de allí. No tengo idea de cómo hice para no hacerlo o para no quebrarme, hacer cualquiera de las dos cosas seria romper mi amistad con Alfred. Eso…era lo que menos quería.

Una vez llegamos a la ciudad —mi bicicleta se había pinchado, por lo que fuimos en bus— le dije a Alfred que mi madre acababa de mandarme un mensaje preguntando por qué no había vuelto a casa aún, fue el momento en el que aproveche para correr a gran velocidad sin detenerme en ningún momento hasta estar en la privacidad de mi habitación.

Esta vez me lancé a mi cama y abrazando una almohada deje caer mis lágrimas. ¿Por qué? ¿Por qué de nuevo? ¿Por qué me tenía que dar cuenta por esa estúpida broma? Entendí el porque me había estado alejando de Alfred…tenía miedo de sufrir por amor otra vez, simplemente estaba huyendo egoístamente de él, haciéndole sufrir por otro lado.

Pero… ¿Por qué de Alfred otra vez? Porque no podía ser de otra persona…

Quizás, simplemente…nunca deje de quererle…

FIN CAPÍTULO I

Notas Autora:

¡Hola a todos! Bueno aquí estoy devuelta después de mucho tiempo. Este era el fic que les había prometido hace casi un año, y bueno lo más tedioso fue hacer el borrador porque bueno…tenía que planificar los hechos de 51 días xD ósea no se ustedes, pero creo que no es menor xD. En un principio pensaba hacerlo oneshot, pero ahora que estoy escribiendo el día 47 me di cuenta que no era muy buena idea pues es mucho y la lectura se volvía aburrida hehehe, pero vean el lado bueno verán actualizaciones más seguido :D de ahí comenzare con otro long fic.

Bueno nos vemos en el siguiente capítulo.

Ah bueno como la descripción lo dice este fic está basado en la canción de vocaloid de Gumi: Childhood Blue. (Si no quieren spoiler ( ?) no vean el video hasta que termine, al menos si no lo han visto)

Cuídense

Bye bye!

PD: Disculpen chicas si no se veían antes los guiones de dialogo, no se que paso, pero lo acabo de arreglar u.u