¡Hola, hola, hola! ¿Alguien me recuerda? ¡Espero que sí! Ya creía que me iba a tener que despedir de esto de escribir fics... pero ah, aquí estoy con otro long fic RONMIONE 100%, más descabellado que cualquier otro que he escrito. Espero que le den una oportunidad y que les guste, que les entusiasme leerlo tal como a mí me entusiasma escribirlo.
J.K. Rowling es la dueña indiscutible de Ron y Hermione
Capítulo dedicado a XDRIZZLE ¡por tu culpa me volví a emocionar y me puse a escribir esta cosa! :')
Australia
—1—
Es pleno día de verano, como a mediados de Julio. El sol parece estar inmóvil en el cielo de mediodía. El aire está caliente y seco, el calor es sofocante. No hay ni una sola nube y no corre ni la más mínima brisa, y de pronto todo está tan quieto que es como si se estuviera mirando un cuadro que una escena en vivo.
Ron se limpia unas gotitas de sudor que recorren su frente y se coloca unas enormes gafas de sol que le pasó Harry justo antes de llegar al aeropuerto. Mira su reflejo en el gigantesco ventanal que está a su lado y lo que ve le parece terrible, digno de una película en la que el protagonista no hace más que sufrir burlas por usar esas gafas espantosas que lo hacen ver ridículo. Son demasiado grandes, le tapan la mitad de la cara. Está a punto de quitárselas y lanzarlas a la basura cuando se acuerda de que precisamente por eso Harry se las dio; para cubrir su rostro lo más posible. Mientras más desapercibido pase, mejor.
Suspira resignado y camina hasta un lugar apartado bajo la sombra. Se cruza de brazos y espera. Cinco minutos. Se impacienta y mira a su alrededor. Decenas de personas caminan ajetreadas, con bolsos, maletas y pasajes en mano. Ni le prestan atención, de hecho ni siquiera parecen darse cuenta de que está ahí, pero aun así se siente incómodo. ¿Y si de casualidad pasa un mago y lo reconoce? Todo se iría al traste. Diez minutos. Ya se siente enfadado. ¿Dónde demonios está Percy? Hace veinte minutos que se despidió de los Weasley y todavía no aparece. Frunce el ceño. Tal vez se arrepintió a último minuto de ayudarlos y ni siquiera tuvo la decencia de decírselo. Genial. Ahora por su culpa Hermione y él van a perder el vuelo. En cuando lo vea, lo mata.
—Ronald—. Percy por fin aparece. —No me digas nada—añade adivinando de inmediato sus pensamientos asesinos—. Mamá tuvo un ataque de ansiedad y tuvimos que quedarnos con ella un buen rato.
Ron se preocupa. —¿Y cómo está ahora?
—Bien. No fue nada, solo está nerviosa por el viaje.
—Y eso que no es ella la que va a subirse a una de esas cosas—dice Ron tragando saliva. Mira hacia el cielo justo cuando pasa elevándose una de esas cosas que Hermione le dijo que se llaman avión. Avión, repite mentalmente. En un par de horas va a estar arriba de uno con destino a Australia. Son casi veinticuatro horas de viaje. Mira al avión alejarse hacia el horizonte y se pregunta si de verdad ese pedazo de fierro puede volar establemente hasta el otro extremo del planeta. Comienza a sentirse ansioso. Preferiría mil veces viajar en traslador, pero sabe que solo les serviría para acaparar más atención de la que el mundo mágico ya tiene sobre ellos, los íntimos amigos y compañeros de guerra del gran Harry Potter.
Atención es lo que menos quieren y necesitan, sobre todo ahora que están a punto de embarcarse en una tarea tan personal como lo es devolverles la memoria a los padres de Hermione, así que la única forma que hallaron de evadirla completamente es viajando de la manera más muggle posible haciéndose pasar por muggles. Ron no sabe cuál de esas dos cosas lo hace sentir más intranquilo.
—¿Muy nervioso? —inquiere Percy mirándolo por sobre sus lentes.
—Para nada—miente y casi puede ver en el rostro de su hermano aparecer una sonrisa irónica, pero su boca se mantiene tan recta como siempre—¿Y? ¿Los conseguiste? —pregunta para cambiar de tema.
—Por supuesto que sí—responde Percy con solemnidad, y de su maleta saca una carpeta de cuero negro y se la tiende—. Solo hay que tener los contactos adecuados y saber hacerlo con discreción.
—Bien— Ron recibe la carpeta y se queda mirándola sin atreverse a ver en su interior. Se siente un poco raro al tener en sus manos los documentos que avalan unas vidas que no existen.
—¿Esto es todo?
—No. Falta lo más importante—dice Percy con aire de importancia y ahora le entrega una pequeña cajita de cartón. Ron quita la tapa y se encuentra con dos tarjetas, cada una con una foto de Hermione y de él que lo miran inmóviles.
—Ahora te llamas Brandon Looper, y Hermione April Anderson. Los dos tienen diecinueve años y son estudiantes ingleses universitarios de intercambio.
—¿Brandon…? —Repite Ron mirando los pasaportes con atención—. ¿Estudiantes de intercambio? ¿Voy a la universidad? ¿Y qué se supone que estoy estudiando?
Percy lo mira con seriedad. —No esperarás a que te explique cada detalle ahora. En la carpeta está todo lo que tienes y quieras saber. Ahora tengo que ir a trabajar.
—Sí. Entonces gracias.
—Cuídate, Ronald. Y cuídala a ella—. Percy hace una leve inclinación de cabeza y le tiende la mano.
—Sí. Gracias—dice él estrechándosela. No es la despedida más afectuosa que hay, pero a los dos les es más cómoda, sobre todo a Ron que todavía se siente agobiado tras haberse despedido del resto de su familia.
Pudo haberse quedado más tiempo con ellos en la madriguera, pero siente que ya ha estado el suficiente para compartir el dolor de la pérdida de Fred y limpiar las heridas abiertas durante la guerra. Ahora necesita avanzar y cicatrizarlas a su propio ritmo, y algo le dice que eso solo lo logrará si está con Hermione. Está seguro de que su lugar está donde está ella. No quiere estar más separado de ella. La quiere, la quiere. A veces, en su cabeza justo antes de quedarse dormido, no puede parar de repetírselo; que la quiere, que la quiere mucho. Uy, estos son los pensamientos más cursis que ha tenido en su vida.
Observa a Percy desaparecer entre las filas de personas y después se encamina hacia el lugar en donde le dijo Hermione que lo esperaría. No está. Se sienta y la busca con la mirada. En el lugar cada vez hay más personas y el calor casi se puede ver en el aire, como su estuviera flotando, reflejado en los muros de vidrio y pilares que sudan como si estuvieran vivos.
Al cabo de un par de minutos Hermione aparece. No lleva gafas de sol como él, pero luce un sombrero de paja que resalta sus rasgos y que oculta buena parte de sus risos. La mira fijamente y piensa que se ve bonita. Sonríe.
—¿Dónde estabas?
—En el baño, refrescándome un poco —responde ella rápidamente y se abanica con una mano—Hace cada vez más calor—comenta y luego se fija detenidamente en sus horrendas gafas de sol.
—¿Y esas, de dónde las sacaste?
—Me las pasó Harry—responde Ron un poco avergonzado y se las quita para guardarlas.
—Pero no, no te las quites.
—Hermione, son horribles y me veo horrible. No puedes negarlo. Desde que me viste que te estás riendo.
Ella ríe y niega con la cabeza. —No, póntelas, póntelas. A mí me gustan. Te ves… divertido.
Ron alza las cejas. —¿Divertido? ¿Y eso qué significa? ¿No se supone que a tus ojos tengo que verme guapo y apuesto y encantador y… sexy? —dice, y sus orejas se ponen tan rojas como su cabello. Hermione deja escapar una suave carcajada, coqueta.
—Tonto—dice y se pone de puntillas para hablarle al oído—Divertido o no, a mí me pareces igual de… atractivo—murmura y le da un corto beso. Tierno, seductor. Después se aleja como si nada y Ron se siente aturdido y estúpido. ¿Por qué hace eso? ¿Lo hace a propósito o no se da cuenta del efecto que ejerce sobre él? Ah, sí es obvio que se da cuenta. Hermione siempre se da cuenta de todo.
Le sonríe de medio lado y pasa su brazo por sobre sus hombros para guiarla hasta la fila donde tienen que esperar a hacer todo el papeleo para abordar el avión. Hermione se deja conducir y le dedica una sonrisa, esa que sabe que guarda solo para él, y él se siente la persona más importante del mundo aunque no lo sea, pero ¿eso qué más da? Hermione lo hace sentir así, con sus pequeños gestos y atenciones que hacen que su corazón lata más rápido. Lo sorprende. Porque ni en sus mejores fantasías se había atrevido a pensar que se comportaría de la manera en la que ahora lo hace. La Hermione amiga es mucho más limitada y reservada que la Hermione novia, y si además le agrega ese lado seductor que a veces le aflora, el resultado es simplemente escalofriante.
A veces le parece increíble el vuelco que ha tenido su relación en los últimos dos meses. Todas las barreras que alguna vez estuvieron entre ellos ya habían desaparecido. Se habían esfumado apenas sus labios hicieron contacto por primera vez y revelado de una sola vez lo que durante meses guardaron en silencio. Después todo surgió con tanta espontaneidad que ni siquiera tuvieron que detenerse a desear que las cosas pasaran, porque simplemente pasaban. Besos y caricias, silencios alentadores y cómplices.
—Ron—Hermione lo mira.
—¿Qué?
—¿Dónde están nuestros nuevos documentos?
—Ah, sí, aquí los tengo—dice y le entrega la carpeta negra y los pasaportes—. Ahora te llamas April. ¿Qué te parece?
—No sé por qué, pero creía que sería algo más anticuado, como Virginia o Rebecca—. Ron ríe. —¿Cuál es el tuyo?
—Brandon—responde y se encoge de hombros—Al menos no es King Kong o Norberto…
Hermione ríe. —Brandon. Me va a costar acostumbrarme llamarte así.
—No es necesario que te acostumbres. Es horrible. Llámame Brandon solo cuando sea estrictamente necesario.
—Y eso solo será cuando…
—Estemos con tus padres—Ron completa la frase con decisión y mira directo a los ojos de Hermione. Nota temor e inseguridad en ellos—Oye—susurra tomándola delicadamente por el mentón—. Los vamos a encontrar.
Hermione asiente levemente. —Lo sé.
—Bien—Ron sonríe y le toma la mano.
Abre los ojos con lentitud. Los párpados le pesan. Lo primero que ve es el mini televisor que está pegado a la parte de atrás del asiento que tiene enfrente y que en ese momento está apagado. Parpadea rápidamente para desemperezarse y se incorpora en el asiento. Es cómodo, pero haber estado tanto rato en la misma posición hace que le duelan los músculos. ¿Cuánto tiempo estuvo dormido? Mira hacia una de las ventanas y comprueba que allá afuera ya está oscuro, lo que significa que llevan como mínimo unas ocho horas a bordo del avión. Frunce el ceño. Eso ni siquiera es la mitad del viaje.
Se vuelve a acomodar en el asiento y mira hacia su derecha. Hermione está a su lado, con un libro abierto sobre su regazo y su cabeza inclinada hacia adelante, evidentemente dormida. Sonríe. De seguro que estuvo leyendo hasta que el sueño fue más fuerte que ella. Se queda mirándola largo rato y se pregunta cuántas veces la ha visto dormir, si es que alguna vez lo ha hecho. Contempla su perfil y comprueba que su rostro ya está libre de la tensión que mostraban en el aeropuerto. Se ve bonita, piensa. Es bonita. El ruido de su estómago gruñendo lo saca de su contemplación.
Como si hubiera escuchado a sus tripas rugir, una azafata se acerca con un carro de comida y le ofrece un queque. Lo acepta gustoso y antes de marcharse la mujer los mira atentamente a los dos.
—¿Traigo una manta para ti y tu novia? —Pregunta al final, sonriendo levemente—. La temperatura pronto comenzará a bajar.
Ron vuelve a aceptar y sonríe cuando vuelve a mirar a Hermione. A pesar de que está metido arriba de un avión en contra todos sus principios, está feliz de estar ahí, acompañándola. De pronto lo invaden unos locos deseos de abrazarla y besarla, pero se limita a estirar el brazo para quitar el libro abierto de su regazo y guardarlo. Hermione balbucea algo inentendible y se mueve. Acomoda su cabeza sobre su hombro, pero luego la deja caer sobre su pecho y lo abraza de lado como si fuera un oso de peluche. Vuelve a sonreír. El oso de peluche de Hermione. Le encanta la idea, pero jamás lo admitiría en voz alta.
Se queda muy quieto para no despertarla y cuando la azafata vuelve con la manta los cubre a los dos. Le agradece con la mirada y ella le sonríe haciéndolo sentir un poco avergonzado, porque de seguro que se ven tiernos y cursis, pero al final qué importa. Se come el queque y luego cierra los ojos. Disfruta el calor que le transmite la manta y que se propaga por su cuerpo, relajándolo. Pronto se vuelve a quedar dormido. Cuando despierta, la manta solo lo cubre a él y Hermione está leyendo mientras bebe de una caja de jugo.
Se incorpora y mira hacia la ventana. Afuera sigue oscuro, pero está seguro que está próximo a amanecer.
—¿Te sientes mejor? —Hermione cierra el libro y lo mira. Se lo pregunta porque al momento del despegue se sintió muy mal, supone que producto del nerviosismo y la rara sensación que sintió cuando el avión se elevó. Después, apenas se estabilizaron el aire, se quedó profundamente dormido.
—De maravillas—responde estirando los brazos hacia adelante y atrás— ¿Y tú, dormiste bien? —Pregunta alzando las cejas. Ella sonríe y asiente encantada.
—Eres una almohada muy cómoda.
Ron le sonríe de lado. —Esa es una de mis tantas cualidades—dice mirándola con complicidad.
—¿Ah, sí? —Ella le devuelve la mirada y se ríen al mismo tiempo.
—Sí. No quiero sonar presumido, pero…—Hermione lo coge de la camisa, lo acerca y lo calla con un beso. Es suave y lento. No hay apuro. Después lo libera y deja caer su cabeza en el asiento. Ron la observa encantado y luego se fija en que la carpeta negra de Percy está sobre su regazo.
—¿Ya los leíste? —Pregunta y ella asiente en silencio— ¿Hay algo interesante en nuestras vidas muggles? —Coge la carpeta y comienza a pasar las páginas. Documentos con títulos como "certificado de nacimiento y residencia, estudios, registro de notas" pasan frente a sus ojos. Todos a nombre de April Anderson y Brandon Looper. —Percy se tomó muy en serio esto de ayudarnos—comenta y se detiene en una página que le llama la atención. La lee rápidamente y se entera de que con su nueva identidad trabaja en un supermercado a medio tiempo como reponedor y que estudia contaduría pública en la universidad de Oxford. Frunce el ceño. ¿Contaduría pública? ¿Qué rayos es eso? Qué cosas más raras estudian los muggles.
—¿Qué es el "Chelsea"? —pregunta al leer también que es aficionado a ese club.
—Es un equipo de fútbol de Inglaterra—explica Hermione—. El fútbol es como el quidditch de los muggles.
—Ah, sí, sí. Papá me habló un par de veces de eso. Una vez se consiguió unas entradas para ir a ver un partido, pero no quise ir. Menos mal. Los gemelos lo acompañaron y me contaron que el juego es horriblemente lento y aburrido. Bueno, no importa. ¿Qué hay de ti? ¿La vida de April es igual de aburrida que la de Brandon?
Hermione ríe y deja que lo lea él mismo.
—Guau—exclama—Estudias leyes y sacas montones de A's. No está nada lejos de la realidad—alza las cejas y Hermione sonríe levemente. Sigue leyendo. En sus tiempos libres, April organiza campañas de belleza y es miembro activo de una marca de cosméticos. Eso sí que está lejos de la realidad ¿no? Le dan ganas de reírse, pero después se da cuenta del significado de todo lo que está leyendo. No es ninguna broma. Es real. Percy hizo un trabajo magistral al reunir toda esa información y darles una vida a dos personas que no existen.
Mira la carpeta y se pregunta si realmente es necesario hacerse pasar por muggles y montar toda esa mentira, pero conoce la respuesta. Es total y absolutamente necesario, y no solo para evadir la atención de los magos, sino también porque cuando se encuentren cara a cara con los padres de Hermione y luego logren establecer una relación más estrecha con ellos, es fundamental que no revelen ni el más mínimo detalle que pueda encender una potencial chispa de recuerdo en sus memorias, porque de lo contrario el resultado puede llegar a ser catastrófico. Sus mentes colapsarían en cuestión de horas al "recordar sin realmente recordar".
Todas las precauciones que han tomado ni serían necesarias si Hermione y él, o mejor dicho, solo ella, no fuera tan cercana a ellos. Hermione le explicó, después de leer un libro gigantesco sobre desmemorización y cómo revertirla, que cuando hay lazos profundos entre las personas desmemorizadas y quien les va a regresar la memoria, la conexión entre ellas nunca ha desaparecido del todo. Es algo que va más allá de la magia y la ciencia. Así que por eso están conscientes de que corren un riesgo mayor de que algo falle a pesar de que la posibilidad sigue siendo remota.
Mira a Hermione y ella le devuelve la mirada en silencio. Sus ojos le dicen que están pensando exactamente lo mismo. Manipular los recuerdos y la memoria de las personas no es un juego. Es peligroso. Es una responsabilidad demasiado grande y Ron se siente aliviado de compartirla. Antes esa perspectiva, ni siquiera se imagina que las cosas cambiarían…
Entrelazan sus manos y deciden guardar la carpeta negra. No vuelven a abrirla hasta que aterrizan.
Muchas gracias por leer :)
