La noche en que Candy y Terry se despidieron se habían entregado a su amor. ¿Qué pasara después en la vida de cada uno de ellos? Historia con fines de entretenimiento.
Desde donde se encontraba podía ver a la mujer Rubia de larga cabellera rizada, pero el sombrero que llevaba puesto no permitía ver su rostro, entraba del brazo de un Elegante hombre a juzgar por sus vestimentas seguramente era de la más alta sociedad. Tampoco podía ver su rostro completo debido al sombrero que también portaba, pero su perfil le llamaba mucho la atención. Él se encontraba en un lujoso restaurante de la Ciudad de Nueva York, muy cerca del centro Metropolitano, era una de esas de tantos en los que solía entrar al lugar para despejar su mente, aunque fuere por unos momentos. Siguió observándolos de soslayo a una distancia que no permitía verlos bien, verla bien, pero su corazón se sentía agitado. De pronto como leyendo sus pensamientos, la mujer se quitó su sombrero y no tuvo dudas, era ella, era Candy. Muy distinta, su corazón no se equivocó al sentirla cerca, pero se hizo pequeño cuando vió que ella tomaba las manos del hombre muy cariñosamente. Se preguntó con recelo-¿Quién sería ese tipo? Recordó el momento doloroso de su despedía. Candy esa mujer que ahora tenía a unos metros de distancia, era la mujer que nunca había podido olvidar, aquella que le pidió ser feliz por él, pese a que existía una promesa de serlo y que irónicamente ni siquiera el mismo estaba seguro de cumplirla. Sus ojos seguían sobre ellos y pudo distinguir al hombre a su lado.- ¿Albert?- se preguntó desconcertado - ese es... Albert, pero entonces, porque nunca….Oh, no, no puedo siquiera pensar en semejante tontería- Su inquietud se acrecentó y no pudo más con esa incertidumbre. Lentamente se acercó a ellos.
-¡Buenas noches!- saludó y en sus ojos había un brillo especial y ella pudo verse en su reflejo.
-¿Terry?...amigo ¿Cómo estás?
-Muy bien Albert, pero no tanto como tú.
-Recién he llegado a Nueva York por asuntos de trabajo, pero siéntate por favor ¿quieres acompañarnos?- Candy no salía de su asombro. Ver a Terry de nuevo no lo esperaba o quizás sí, estando en esa Ciudad, pero se había dicho que, cuando lo viera de nuevo le saludaría normalmente como viejos amigos, pues consideraba que debía dar vuelta a la hoja y cerrar ese capítulo. Entendió en ese punto que de alguna forma ellos se habían estado comunicando.
-Oh, no te preocupes….No te había reconocido...
-Claro, porque me conociste siendo de una manera distinta, pero sigo siendo el mismo... ahora estoy disfrazado.
-Ja ja ja, si, te había visto por los periódicos, pero evidentemente, no es lo mismo verte en persona amigo. Te ves muy bien sabes, todo un hombre de negocios y Patriarca de una importante familia- esto último lo recalcó sabiendo su posición y su parentesco legal con Candy
-Sí, tengo muchas responsabilidades que apenas me doy tiempo.
-Cuando me contaste sobre tu verdadera identidad. ¡No lo podía creer!, en cierta forma saber eso me hizo sentir tranquilo- su mirada se dirigió a la Rubia- sabiendo que eres la mejor persona-dijo fijando su mirada azul en ella al recordar que tiempo atrás aparecía en algunas planas junto a él cuándo fue presentada como la hija de los Ardlay- y, ¿tu Candy? ¿Cómo has estado?
-Yo, yo muy bien Terry...gracias – su voz había dejado de ser la voz de aquella niña- ¿y tú?- preguntó con aparente serenidad. Quizás hasta con algo de indiferencia como si entre ellos nunca existió nada.
-Excelente...No me puedo quejar- en ese instante Albert pidió disculpas para hacer una llamada importante que requería de su atención.
-Enseguida regreso Terry….Candy, tengo que informarle a Georges algunos detalles de la junta de mañana, si no lo hago hoy tendré un enorme retraso...permiso.
-Sí, no te preocupes- El momento se tornó un poco incómodo y Candy empezó a sentirse nerviosa, sus manos que antes estaban sobre la mesa habían pasado al ruedo de su vestido el cual estrujaba sin compasión- ¿Cómo está…Susanna?- pregunto de repente rompiendo el silencio.
-Ella está bien….gracias por preguntar- su mirada triste atravesó el corazón de Candy y un joven se acercó a ella para entregar una nota de Albert.
-¿Se puede saber que te ha hecho enojar?
-Albert se ha ido. Dice que se le presentó un problema... que tome un taxi...
-¡Me parece muy bien!. Así podemos hablar sin tener testigos...- comentó - y no te preocupes…yo te llevaré.
El muchacho se atrevió a acercarse más a ella- Terry, ¿Qué haces?- no le prestó atención- por favor apártate que pueden vernos.
-¡No exageres pecosa! Aquí con dificultad pueden vernos. Este es un lugar bastante discreto.
-... ¡Déjate de tonterías!...
- ¿Tonterías?, para ti todo fue una tontería, para ti lo de nosotros parece que nunca existió, odio tu indiferencia...- dijo frunciendo y lleno de frustración- ¿Quieres saber algo Candy?...yo no he podido olvidarte.
-Por favor Terry... no digas nada.
-¿Crees que es tan fácil para mí? Han sido cuatro malditos años. ¿Quieres que actúe como si nada pasó?
-Solo debes olvidar... Terry, es más… yo ya lo he olvidado.
-¡Mentira! Tú no pudiste haber olvidado ese momento que estuvimos juntos.
-¡Basta Terry!,
-Ese momento en que te amé y fuiste mi mujer...Todavía te siento en mi cuerpo, todavía siento tus besos Candy.
-¡Terry!...Yo tengo que irme.
-No Candy...Tú no te irás a ningún lado- dijo mientras la sostenía del brazo- Tenemos que hablar.
-No... Todo fue dicho... Recuerda a Susanna.
-¿tú si pudiste ser feliz Candy?
-Si...-dijo sin verle a la cara.
-No es cierto..., tú no puedes ser tan insensible mientras yo me consumía de dolor...yo no he podido ser feliz, he tratado, pero...no he podido amar a Susanna.
-Aprenderás a hacerlo, ella te ama Terry, recuerda siempre eso, gracias a ella, este vivo...ella no tiene nada.
-¿Acaso debes seguir decidiendo por mí? ¿Por mis sentimientos?- dijo muy enojado- Sé que ella es un impedimento entre nosotros, lo sé... deja de recordármelo a cada instante... por un demonio...deja de imponerme a quien debo amar- golpeo la mesa.
-Terry, no hay otra salida. Susanna te necesita y tú de alguna manera te sentirías mal dejarla a su suerte.
-Hablaría con ella... Debe entender que entre nosotros no puede haber nada.
-No Terry, no lo hagas...no la hagas sufrir, porque aun así no estaré contigo. Si hubiese sabido lo que le había pasado...no me habría entregado a tí en aquel momento- sus palabras le hirieron- pero decidiste ocultarme las cosas. Me he sentido tan mal por todo eso y lo único que quiero es olvidar.
-¿Te arrepientes de ese momento?...dime la verdad Candy
- ¡Olvídalo Terry!...no sirve de nada recordarlo y decir que no hay arrepentimientos. Si hay o no hay eso no tiene caso.
-No puedes decidir qué debo o no olvidar y esa vez, esa vez es imposible borrarlo de mi memoria.
-Debes hacerlo, tampoco ahora es posible... Aquello fue un error.
-Un error….sí claro, fue un error….perdóname…no debí llevarte hasta ese error. No me comporte de la manera que se esperaba- dijo con una leve tristeza en sus ojos- pero, fue el error más maravilloso que he cometido.
-No te sientas culpable, yo también lo fui al permitir que pasara, no tiene caso que recordemos algo que nos daña y que nos desgarra el corazón Terry...Ese momento tiene que quedar en el pasado, olvidado y enterrado... Tu deber es con Susanna.
-Ese error como tú le llamas... lo traigo a mi mente todos los días.
Inicio Flash back
-Terry, quiero conocer tu departamento. Quiero ver como vives.
-Entonces vamos pecosa curiosa. Es un departamento pequeño, pero muy confortable.
A pesar de la tristeza que lo embargaba estaba muy feliz por verla. No quería que se fuera de su lado, pero el destino jugó cruelmente en la vida de ellos. Candy percibió esa tristeza, pero Terry lo atribuyo a su nerviosismo por su primer papel protagónico.
-Estoy muy feliz por tí Terry- dijo al ver el afiche- por tu primer protagónico de Romeo, yo sé que lo harás a la perfección y estaré allí para aplaudirte hasta que mis manos ardan- observaba el afiche- pero ella no es Susanna.
-¿Eh?, no- estaba nervioso.
- ¡Qué bien que no lo es!, porque con eso que me contaste de que escondía mis cartas te juro que me pondría muy celosa si fuese ella.
-Pero no puedes desconfiar de mi Candy, sabes bien que es a ti a quien quiero. Tú eres mi amor.
-¡Lo sé! siempre he confiado en ti Terry, y perdona si aquella vez te pregunté tonterías…pero es que….
-No debiste prestar atención a esos chismes. Si fuese así no habría mandado los boletos. Ansiaba verte pecosa, te he extrañado tanto- sus miradas se anclaron y él deseaba probar de nuevo sus labios.
-Yo también extrañaba volver a verte Terry- sintió la fuerza de sus besos, sus labios aferrados a los de ella. Su sabor delirante la volvía loca y no quería apartarlo- ¡Terry!- no hubo bofetada.
-Lo siento, pero te amo tanto- el momento y el lugar intimo los embriagó y las caricias fueron desatadas- será mejor que te deje en tu hotel no es bueno continuar aquí aunque me muera por hacerte mía en este instante.
-Terry, que cosas dices...
- ¿Me amas?
-¡Claro que te amo Terry! y lo que deseo siempre es estar contigo. Amarte toda la vida. Te pensaba muchas veces y te soñaba así conmigo. Cuando te fuiste del colegio yo, yo me sentí muy sola, no te imaginas de qué forma pude regresar a América... ir tras de ti. No podía continuar en ese lugar si ya no estabas tú.
-Sí que soy muy irresistible pecosa, pero tú eres una mona traviesa
-¡Terry!- dijo con gesto enojado- siempre serás el mismo engreído, ¿cierto?...deja de ponerme apodos.
- Ven pecosa- la atrajo hacia si- déjame darte todos los besos que tengo para ti- se dejaba llevar por sus caricias.
- Creo que debemos parar con esto, no.- ella seguía aferrada a su cuello y él detuvo el beso para verle a sus ojos verdes mientras los suyos estaban húmedos. Terry contenía las ganas de llorar, no quería que ella lo viera llorar.
-Perdóname….soy un idiota….yo no debo tratarte de esta manera.
-No…Terry, - ella acaricio las mejillas del muchacho- …- eres el hombre que amo con todo mi corazón. Esas palabras hicieron que se quebrara en su interior. El sufría al sentir que su amor por Candy atentaba con terminarse y ella no lo sabía.
-¡Candy!
-Terry, Terry….- fue su turno de besarlo. Se aferraba a su cuello y a aceptaba las caricias que le regalaba y más besos ahora con la fuerza de una pasión guardada. Eran unos adolescentes enamorados.
-¡Candy!
-¡Terry!...Te quiero - el tiempo pasó y no supieron en que momento habían terminado en el lecho. Fue una entrega dulce y llena de amor. Un momento que jamás olvidarían. Pensó que Candy se quedaría después de la obra cuando le contase sobre su problema. Ahora que había sido su mujer no iba a dejarla, necesitaba hablar con Susanna y la madre y dejarle bien en claro que no la abandonaría, que no dejaría de proporcionarle lo necesario, pero nada más. También le diría a la madre que su corazón pertenecía a otra mujer, que él ya tenía un amor.
Llegaron al hotel donde Candy se hospedaba, la nieve caía y el corazón le ardía con cada mirada que Terry le ofrecía, aun no se creía que ese muchacho se había enamorado de ella.
-Gracias por regalarme este momento Candy
-¡Fue maravilloso!- dijo aún apenada
-...Te veo mañana pecosa. El lugar reservado para ti está listo.
-Hasta mañana Terry- se abrazó a su cuello y de puntillas le dió un beso fugaz en sus labios- sus mejillas de ambos se sonrojaron, él sonrió por su impulso- Disculpa...no debí...
-No te disculpes pecosa...eso es lo que me gusta de ti...que eres natural y espontánea.
A media presentación Candy terminó por enterarse sin esperarlo por boca de otras personas. En un principio el imaginarse a la muchacha actriz lanzarse sobre Terry para salvarle la vida era algo que debía agradecerle y siempre le agradecería, de no haber sido así, lo habría perdido para siempre y entonces volvería a sufrir como cuando perdió a Anthony, su primer amor. No sabría si su corazón soportaría otra perdida.
-Terry, ¿porque me ocultaste esto? ¿Por qué no me dijiste que Susanna había quedado muy mal? De haberlo sabido…nunca, nunca...Jamás habría venido- el dolor se instaló en su pecho- Creo que mejor sería nunca haber venido.
-No digas eso Candy. Yo ansiaba verte….yo te amo ¿Qué habrías pensado si yo te hubiese enviado una carta diciéndote que ya no vinieras? Seguro habrías confirmado lo que los demás te han hecho creer sobre nosotros, pero no, no es así.
-No sabes lo que sentí al escuchar a esa gente decir que la madre de ella quiere obligarte a que te cases con ella. Sentí tanta rabia y celos Terry que vine al hospital para reclamarle, yo estaba convencida que la orillaba un simple capricho, pensaba que no podía sentir amor como el que yo siento por ti al llevarte a un acto tan ruin obligándote, no podía soportar que después que ocultara nuestras cartas se siguiera metiendo en nuestras vidas….no iba permitirlo, pero cuando llegué y fui testigo de lo quería hacer Terry, no puedo... simplemente no puedo estar en el medio de ustedes. ¿Por qué hiciste que viniera? Si sabias que reaccionaria de este modo al enterarme.
-…. Trataba de algún modo alargar el tiempo... que estuvieras conmigo y pensé que juntos encontraríamos una solución Candy….pero ahora con tu actitud, no sé qué hacer…
-Si sabes que hacer y yo te diré que es….debes estar a su lado siempre Terry- dijo mientras las lágrimas salían sin cesar- debes cuidar de ella y olvidarte de mí. Debes olvidar que yo existo.
-No Candy…no puedes pedirme eso- sus hombros cayeron con desgano- No puedes pretender que te saque de mi corazón y olvide lo que ha pasado entre nosotros…. No puedo candy.
-Debes hacerlo Terry. No hay otra solución….No hay más que decir y ahora, debo irme. Ya te vi y, no puedo estar más tiempo…. Albert me necesita.
-¡Espera! Te llevaré al hotel- exclamó tomándola de los hombros- ¡no puedo dejarte ir sola!
-Sera mejor que no…de ser así...esto será mucho más difícil... Déjame ir... Susanna te necesita y te espera.
Candy se soltó de su agarre y corrió hacia la calle. La noche fría se introducía en su pecho. Tenía que dejarlo aunque le desgarrara el corazón. Quería regresar pronto a Chicago, el dolor le destrozaba el alma. Terry quedó allí al pie de las escaleras y por un momento su mente se perdió. Candy le estaba diciendo adiós y él no podía aceptarlo, pero y, ¿Susanna?, la muchacha había expuesto su vida y no podía ser un desconsiderado. Se debatía en mil cosas, entre ellas quedarse allí o ir tras ella, no podía permitir que se fuera así. Se decidió por lo segundo. Tomó su auto y no demoró en llegar al Hotel.
-¡Terry!, ¿Qué haces aquí?...No hay más que decir, por favor vete Terry.
- No puedo dejar que te vayas. Candy. ¡Quédate!, lo resolveré…lo prometo…
-Terry, esto ya no está en nuestras manos. Si no estás con ella atentará de nuevo con su vida ¿Tú crees que viviré tranquila pensando en que pueda suceder? Ella te ama y no podremos ser felices. No me siento capaz de resistir el verte con ella. No podremos ser amigos los tres Terry...por favor, solo quiero irme… Adiós.
-¡Esto no tiene que ser así Candy!- la detuvo- ¿por qué tienes que decidir por mí?- un par de lágrimas asomaron sus ojos-¿Por qué?
-Porque es lo correcto. Después entenderás que fue la mejor decisión. Yo no puedo vivir pensando en lo que Susanna puede hacer con su vida.
-¿No me amas? ¿Acaso todo fue una mentira lo que me dijiste cuando estuvimos juntos?
-Terry, ¿cómo puedes decir eso?
-¿Me abandonas? ¿Te vas y me dejas solo?
-Lo siento...pero yo no puedo hacer nada. Ella quiere que tú estés a su lado y yo...yo no puedo estar entre ustedes.
-¡Candy!…-La beso como si quisiera fundirla en su pecho- no puedo dejar que te vayas….yo te amo pecosa…. ¡no me dejes!- susurro- no sé si voy a poder continuar sin ti.
-Lo harás Terry, tú eres fuerte y podrás- de pronto la abrazó de su cintura y besó de nuevo sus labios, besos tan suaves que la hacían temblar -¡Suéltame Terry!...debo irme….se me hace tarde y no llegaré a tiempo para abordar el tren.
-No, no te iras…-siguió besándola con amor y pasión y ella correspondía a cada uno de sus besos- ¡No puedo dejarte ir Candy!...No me puedes dejar así, con todo esto que siento.
-Terry, no lo hagas más difícil. Por favor...
Fue aminorando la intensidad de los besos y separo su rostro frio, las lágrimas en sus mejillas rodaban sin cesar-¡Tienes razón!, no puedo arrastrarte a mis problemas. Tú no tienes que cargar con esto...no te lo mereces.
-¡Adiós Terry!
-¡Adiós! Candy….*mi amor, adiós, tengo que decirte otra vez adiós-dijo con tanto dolor en su interior.- prométeme que serás feliz…muy feliz.
-Te lo prometo, pero tú también Terry, debes serlo y le pediré a Dios con todas mis fuerzas que así sea.
-¡No me olvides!- ella no respondió y salió del hotel con premura. Se fue sola, no dejó que la llevara a la estación. No soportaría dejarlo allí, verlo sufrir mientras ella tendría que alejarse.
Fin flash back
-Te fuiste Candy. Te fuiste dejándome solo. Te fuiste sin importarte nada. El amor que decías tenerme no fue suficiente para retenerte.
-Fue lo mejor...no podía estar contigo. Yo le prometí a Susanna que no me acercaría más a ti y debo cumplir esa promesa.
-Las dos fueron unas egoístas. No pensaron en lo que yo sentía, no pensaron en lo que yo sufría. Solo decidieron por mí- Debería odiarlas a las dos.
-¡No es así!….Yo también sufrí por dejarte, pero era lo que teníamos que hacer.
-Seguiste con tu vida, mientras yo me hundía lentamente en un abismo por no poder olvidarte… ¿Cómo es que lo lograste? dime… ¿es que hay alguien más en tu vida o tú y Albert?- sus manos se empuñaron y un nudo se quedó en su garganta. Esperaba su respuesta tras varios segundos interminables de silencio.
-¿Cómo puedes pensar eso Terry?- dijo con una mirada de reproche- Claro que no, Albert no.
-¿entonces?
-Tú no sabes lo que dices. Ni siquiera deberías pensarlo Terry- dijo indignada
-¡Lo siento!, perdóname. No tengo ningún derecho a cuestionar tu vida. pero los celos me matan y ...pensé que….
-¡Terry!
-Nuestros días del Colegio aquellos días en los que solíamos encontrarnos y compartir cada momento. Cada uno de esos momentos continúa guardados.
-Por favor Terry…..no tiene caso.
-¡Estas muy hermosa! Has cambiado mucho. No eres aquella niña que conocí, que acostumbraba a subirse a los arboles….la revoltosa Candy, mi mona pecas. Ahora eres toda una mujer- la muchacha se sonrojo, la mirada intensa y oscura de Terry la intimidaba- ….Candy… sería un egoísta pretender que vuelvas a mí cuando aún sigo atado a una mujer moralmente, pero quiero decirte que….
-No Terry, no me digas nada… será mejor que esta conversación se termine aquí- Se levantó airada-…. Terry…ya quiero irme.
-No vas a cenar, disculpa si he robado tu valioso tiempo, pero tantos años sin verte me hace ser un egoísta….
-No, no tengo apetito…la verdad que fue Albert que insistió tanto hasta convencerme de salir, ¿para qué? para que resultara irse. Además no puedo continuar contigo aquí.
Se fueron en su auto y en el trayecto no volvieron a tocar el tema. Ella entró al hotel dejándolo con el corazón vacío y una sensación nuevamente de abandono.
Había llegado a ese lugar a cenar evitando hacerlo bajo la mirada de la insufrible Susanna, al menos ese momento quería hacerlo sin escuchar sus reclamos y sus quejas de prestarle poca atención. Vivian juntos, pero no se habían casado. Habían pasado 4 años y todo ese tiempo para Terry fue muy difícil, el cuidar de Susanna moral y económicamente cuando empezaba a forjarse como actor. Trataba de ser lo más condescendiente con la muchacha porque en realidad sentía un profundo agradecimiento hacia ella por salvar su vida, pero era eso nada más. Susanna esperaba que Terry pronto le propusiera matrimonio. Eso es lo que Susanna siempre anhelaba ¿Casarse?, a menudo se cuestionaba que el cuidar de ella no significaba casarse. Estaría siempre a su lado, pero ¿casarse?. El vivir juntos bajo el mismo techo y aunque la madre estuviera, podría levantar malas habladurías había dicho ella. A Terry no le importaba que los demás pensaran por él, pero por Susanna, era otra cosa y quizás tarde o temprano debía hacerlo y eso quería decir sacrificar sus sentimientos y su corazón.
-Susanna, sabes bien que te aprecio mucho y que siempre estaré agradecido, pero…
-¡Pero no me amas!- soltó con furia- ¿Crees que no lo sé?- Terry siguió en silencio- Sigues pensando en ella, en esa mujer... ¿Hasta cuándo Terry?- le lanzo una mirada de reproche- Han pasado cuatro años y sigues pensándola. Ella ya se olvidó de ti. En el mundo en que se desenvuelve, ¿crees que no habrán hombres que se interesen por ella?. Solo eres pasado Terry ¿acaso piensas que te sigue amando?
-¡Claro que no!- se exasperó. ¿Cómo se atrevía a cuestionarla? si fue por ella que candy lo había abandonado- dijo mentalmente y concluyó que definitivamente Susanna estaba desquiciada.
- ¡Ella me prometió no acercarse nunca a ti!... ¡así que espero lo cumpla!
-No deberías preocuparte por eso. Ella ha cumplido. De sobra sabes que la dejé ir por cuidarte a tí.
- Porque me debes la vida y es lo que debes hacer, es estar por siempre conmigo.
Quiso estrangularla. A veces Susanna lo hastiaba siempre que le sacaba en cara su sacrificio por él. -Entiende que por ahora no podemos pensar en boda. Te prometí estar siempre contigo, por eso he venido a vivir a esta Casa, pero por ahora mis viajes no permiten estar siempre contigo y en lo que debemos pensar es en tu salud que últimamente te he visto muy decaída y con poco apetito.
-¡Terry! estoy bien, si ese es el motivo por el cual no nos hemos casado- El castaño se mantuvo firme en su decisión- de acuerdo, esperaré.
-Bien entonces me retiro a mi habitación. Cualquier cosa que se te ofrezca estaré al pendiente. Mañana tendrás a tu disposición a una enfermera, quien podrá ayudar a tu madre ¿de acuerdo?.
-Si... Terry... ¡Mamá no está!
-¿No?
-No…., ella se ha ido a ver a unos parientes lejanos.. …así que estamos solos- dijo en tono de coquetería. ¿Será que escuchó bien? Susanna le está proponiendo pasar la noche juntos? Terry sintió unos escalofríos de solo pensarlo, pero se mantuvo sereno
-Susanna por favor….que cosas dices.
-Pero si pronto nos vamos a casar…. Una noche solos tú y yo no representa problema alguno, mamá no se dará cuenta. Todo seguirá igual Terry. ¿Qué tiene de malo?
-¡Mucho!- dijo de inmediato- pero no quiero hablar de eso. Buenas noches.
-Si fuera ella no lo pensaría dos veces ¿verdad?, si fuera ella te lanzarías a sus brazos.
* Si fueras ella, sería lo mismo, no ocurriría nada y no porque yo no quisiera – se dijo para sí mismo, pues Candy no volvería a estar con él mientras estuviera con Susanna- ¡No digas estupideces!
Terry se adentró a su habitación que estaba junto a la de Susanna. Se despojó de sus ropas, se dió un baño y luego se metió a la cama. Al menos dentro de esas cuatro paredes se daría el gusto de pensar en ella. Recordarla. Cada vez que estaba frente a Susanna sentía una impotencia indescifrable, esa mujer escudriñaba cada gesto y pensamiento suyo. A su mente volvió su recién encuentro y de repente se quedó dormido, su mente nadó en la profundidad de sus sueños. El silencio de la noche le hizo saber que Terry dormía y habría querido levantarse de la cama, pero su inmovilidad se lo impedía, a pesar de tener sus extremidades inferiores completas, habían quedado paralizadas. -¡Candy!, ¡Candy!- le escuchó gemir en el silencio. Era claro que su sueño la llevaba hasta ella.
-¡Maldición!.. Está pensando en ella. Hasta en sus sueños lo persigue. ¡Maldita Candy!, pero no lo dejaré libre. Terry es mío y se quedará conmigo para siempre. No me importa si te sueña, si te piensa, si te extraña incluso si sufre por ella…. Lo siento mucho, pero si lo dejo ir, me moriré, porque él es mi vida y tú serás la culpable- tiempo atrás una carta enviada a Candy dijo esas mismas palabras y ahora se lo recalcaba a su subconsciente para asegurarse así misma que si Terry se va, ella atentaría con su vida.
-¿Cómo estas Terry?
-Buenos días Señor Robert.
-¿Te encuentras bien?
-Sí Señor... ¿Por qué lo pregunta?
-Bueno te ves cansado...como si no hubieses dormido lo suficiente.
-Yo estoy bien...
-¿Cómo vas con Susanna?- disculpa que me entrometa en tu vida personal, pero tu emocional me preocupa.
-Sí, Claro...yo estoy bien Señor Robert.
-¿Estás seguro muchacho?
-¿Qué puedo decir?- dijo subiendo y bajando sus hombros- Sé que usted aprecia mucho a Susanna, pero creo que hubiese sido mejor haber sufrido yo ese accidente.
-Ay, Terry…muchacho, ya veo que no estas nada bien y eso tiene que ver con Susanna. No sé en qué se convirtió tu vida, pero a veces me pregunto ¿por qué tomaste esa decisión?.
-Tenía que apoyarla. Se había quedado sin trabajo por su impedimento. Es lo que tenía que hacer.
-Económicamente Susanna tiene derecho a una indemnización por los daños irreversible en su salud.
-Pero perfectamente sabe qué es lo me orilló a quedarme junto a ella. Si la dejo, volvería a intentar en quitarse la vida y eso, no puedo llevarlo en mi conciencia.
-¡Lo sé! y, no sé qué decirte…solo que, probablemente habría hecho lo mismo.
-Solo cumplo con mi deber. Le debo mi vida a Susanna y es lo menos que puedo hacer por ella…ahora si me disculpa iré con los demás para empezar los ensayos.
Lo vió alejarse y en sus ojos una tristeza guardaba. Robert supo aquel entonces que Terry esperaba por una chica de Chicago. Luego de conocer su decisión de quedarse con Susanna le extrañó mucho, pero a saber todo lo que el hecho envolvía solo podía sentir hacia Terry admiración y respeto.
-Albert no puedo creer que me hayas dejado en el restaurante. Se supone que íbamos a cenar y de repente te esfumaste...¡Lo tuyo fue pretexto!.
-¡No fue pretexto!...pero, no sé por qué te enojas, te dejé con Terry… ¿paso algo malo?
-¿algo malo? Claro que no….solo que pienso que todo fue a propósito para dejarme a solas con él.
-¿Y?
-¿y?, que sabes perfectamente que no podemos vernos. ¿Qué dirán las personas cuando me vean con un hombre que está comprometido? ¿Qué pensará Susanna si se entera por cualquier medio?
-Comprometido…no casado.
-¡Albert!...por Dios... es casi igual….
-No pequeña no es igual, mientras no hay un acta firmada ante un juez o lo que sea….no es matrimonio.
- ¡Definitivamente!, me exasperas tú también.
-¿Yo también? Entonces si pasó algo entre ustedes.
Ella respiro resignada- Dice que me sigue amando, pero….pero sabe que es un imposible. Susanna está de por medio y yo no puedo hacerle eso. No se merece mi traición.
-¿y qué piensas hacer entonces? ¿Seguir penando por allí esperando que cosa Candy?... Sabes de cierta manera tienes razón.
-¿Cómo?
-Sí, el viaje a Nueva York seria como una especie de terapia para ti pues era necesario que lo volvieras a ver, sé que en el fondo tú también querías verlo de nuevo y así saber qué es lo que sientes. Fue bueno que lo enfrentaras y que te enfrentaras a ti misma, a tus sentimientos, ahora si estas segura y piensas que no puedes esperar nada, entonces da la vuelta a la página, termina de escribir el final de tu historia con Terry y olvídalo para siempre. Solo así podrás encontrar un nuevo amor, alguien que pueda amarte libremente Candy.
*¿Terminar mi historia con Terry?", "¿Buscar un nuevo amor?" no sé si pueda- pensó- Es posible que tengas razón Albert, es fácil decirlo, pero no imposible de lograrlo.
-Claro que no lo es y en tus manos esta continuar con tu vida y seguir sin mirar atrás.
-Puede que sea hora que piense en mí, pero solo deseo volver al hogar de Pony.
-¿volverás a dejar a la Familia? Mira que la tía está empezando a mejorar la relación contigo.
-Ay Albert…sabes que lo hace por ti. La tía no termina de asimilar mi presencia. Quiero mucho a la tía abuela, pero compréndeme…en el hogar o en cualquier otro sitio estaré mejor. Además quiero continuar con mi labor en la clínica del Doctor Martin o bien quizás regrese al hospital, no lo sé aún.
-¡Entiendo!, entonces cuando lleguemos a Chicago, le diré a Georges que te lleve, así no tendrás el contratiempo de viajar en tren.
-¡No es necesario!
-Bueno entonces….si necesitas dinero solo dile a Georges….
-Gracias, pero tampoco es necesario.
-Candy no seas orgullosa. El dinero también te pertenece.
-No Albert y por favor respeta mi decisión. Si nunca te pedí dinero mientras vivía sola en aquel departamento...mucho menos ahora. No te preocupes por favor.
-¡Esta bien!, ya veo que contigo y tu testarudez no lograré nada- ambos sonrieron ante la aseveración del Rubio.
-¡Candy!, hola ¿Qué milagro verte por aquí en Nueva York?
-Hola Archie...bueno fue un viaje imprevisto...y aquí estoy acompañando a Albert en su supuesta auto terapia- dijo frunciendo su ceño.
-¿Auto terapia?
-¡Olvídalo Archie!, ya sabes cómo es Candy…fue difícil convencerla de venir.
-Algo me dice que has visto a ese….a Granchester… ¿no es así?
-Bueno si…
-Pues no debiste Candy- dijo con enfado- ese tipo tiene novia con quien se ha comprometido y no quiero que te relacionen con él. Además recuerda lo que te hizo…y sigue haciendo, no solo te lo hizo a ti, ahora se lo hace a esa mujer que por su condición no puede reclamarle nada….no merece siquiera que lo vuelvas a ver.
-¿De qué hablas?
-De que sigue siendo un mujeriego, con una vida llena de libertinaje, sabes que en ese medio en el que se desenvuelve hay cada escándalo y se le ha visto con muchas mujeres.
-Oye, espera un momento Archie, tengo 20 años por si no te has dado cuenta y creo que yo soy suficiente mayor para decidir con quién puedo relacionarme, ¿no crees? Y no te preocupes que no lo vere más, pero no porque tú me lo digas- la rubia muy molesta dió la vuelta para subir a su habitación.
-¿No crees que se te pasó la mano? Sabes muy bien como es Candy.
-Albert tu deberías ser el primero en prohibirle ver a ese tipo más cuando sabes que la dejó para estar con su noviecita actriz. Ese imbécil puede volver a burlarse de Candy.
-No sabes lo que dices Archie….entiendo que te preocupes por ella, pero no deberías. Escuchando puedo decir que... que lo que te mueve a decir esas cosas son tus celos. Pero Candy sabe cuidarse y ya la escuchaste…no volverá a ver a Terry. Así que puedes estar tranquilo.
-Yo, no…no estoy celoso, es solo mi deseo de cuidarla.
- Claro que si, pero recuerda que estás comprometido con Annie, esa muchacha te quiere mucho y decida lo que decidas sabes que tienes mi apoyo incondicional… Annie es una buena muchacha.
El muchacho respiro resignado- Si, tienes razón, ella ha sido mi sostén para soportar lo de Stear, siempre ha estado a mi lado...en Annie encontré ese amor que, aunque no es tan fuerte, quiero creer que puede convertirse en algo más profundo.
-Así será…estoy seguro de eso.
Dos días después continuaban en la Ciudad. Albert casi que había finalizado sus asuntos de los negocios en los bancos y ahora que Archie pronto tomaría las riendas de estos al terminar su carrera, se puliría para hacerse cargo posteriormente. En un par de días regresarían a Chicago.
Ella no dejaba de pensar en su encuentro con Terry, fue tan inesperado que todavía no lo asimilaba. Habían pasado 4 años. Seguía siendo el hombre tan apuesto que conoció. Con solo recordarlo su respiración agitada se acrecentaba y su corazón estaba inquietante. En la oscuridad de la habitación con solo la luna como testigo, ella lo recordaba, recordaba ese amor que no pudo ser y que perdió para siempre. Ella recordó esa vez que entre sus brazos había sido suya por primera y única vez, no lo había olvidado, por supuesto que no lo había hecho, pero la coraza puesta en su corazón debía permanecer allí y dejar el pasado en su lugar, continuar con su vida- sus lágrimas rodaron por sus mejillas y esperaba que fuesen las ultimas que saldrían por él.
-Candy...Candy ¿puedo pasar?
-Entra Albert, está abierto.
-¿Bajarás a cenar? acompáñame por favor pequeña.
-No Albert... Solo quiero dormir.
-Candy, no es bueno que te acuestes con el estómago vacío. Vamos no me dejes solo en la mesa.
-Dije que no Albert... ¡Dejame sola!
-¿Sigues molesta por Archie?...- no respondió- Ya deberías estar acostumbrada...sabes que te quiere mucho y que eres como una hermana para él.
-Lo sé... y, -¡Esta bien! te acompañaré.
La mañana transcurría normalmente. Horas más tarde se encontraba de pie frente a la enorme construcción. Quedó maravillado, realmente a Albert le gustaba vivir muy bien. Recordó el castillo de su padre, en donde tanto tiempo vivió y en el que por tanto tiempo fue infeliz. Hizo un movimiento en su cabeza como alejando esos terribles recuerdos que todavía le pesaban. Se acercó hasta el gran portón de metal que resguardaba el lugar. Con serenidad y paso firme se colocó frente al hombre que se encontraba en la entrada. Había recibido una invitación de Albert, la cual no pensó dos veces en aceptar. Solo pensaba en volver a verla y escuchar su voz aunque fuera por última vez
-Buenos días Señor…Soy Terence Granchester, amigo del Señor Ardlay, por favor ¿podría decirle que estoy aquí? El señor me extendido una invitación.
-Sí, puede pasar...el Señor Ardlay le espera
-Gracias.
-¿Julia?- hizo la llamada al interior de la casa para informar que había llegado el invitado especial del Señor Ardlay.
-No Matthew, soy Candy, Mary no está por aquí.
-Oh, disculpe Señorita, pero es que ya vino la persona que el Señor Ardlay invitó...es el señor Terence Granchester.
- ¿Terence Granchester?- se oyó al otro lado de la bocina
- sí, ya está aquí y lo he hecho pasar tal como el Señor lo indicó.
- gracias Matthew.
Dentro de la casa Candy estaba desconcertada- ¿Qué te propones Albert? ¿Seguirme poniendo en un predicamento?- candy no sabía sobre la llegada de Terry- Sabes bien que no puedo ver a Terry y tú te has empeñado en lo contrario.
-Solo lo he invitado a comer, ¿Qué tiene de malo Candy?
-¿Qué tiene de malo?, ¿Me preguntas que tiene de malo?..ashhh
-Si, por una promesa hecha a esa muchacha, no quiere decir que no pueda ver a mi amigo.
-Oh, claro es tu casa, perdón entonces…yo me voy.
-Deja de decir tonterías Candy….Será una descortesía de tu parte.
-Te desconozco Albert. Tú, que eres un hombre tan recto…que has estado de acuerdo con mis decisiones de no ver a Terry y ahora….
-A ver pequeña, yo te quiero mucho y respeto tus decisiones, pero el invitar a mi amigo no me hace cambiar de opinión al respecto. Si entre ustedes no puede haber nada y ya lo han hablado, pues entonces no le veo el problema a que venga a esta casa. Además pasado mañana nos vamos y no sé cuándo vuelva a verlo.
-Está bien…creo que tienes razón…...total no lo volveremos a ver- en sus ojos se asomó una leve tristeza- pero me hubieses avisado al menos- Candy subió a su habitación, la visita de Terry no la esperaba y debía vestirse a la ocasión.
El castaño hizo su aparición y se saludaron con un efusivo apretón de manos y un abrazo fraternal.
-Terry, por favor pasa adelante amigo... agradezco el que hayas aceptado venir y aprovecho para decirte que siento mucho haber sido un mal educado con ustedes la otra noche.
-Oh, no te preocupes, al menos puede charlar un poco con Candy. Tú sabes ponernos al día como viejos amigos.
-Sí, me fui tranquilo y seguro que al saber que ella quedaba en buenas manos y que la cuidarías hasta regresar a la mansión. En efecto que tenía algo urgente que atender.
-Parece ser que los negocios te consumen mucho tiempo, ¿cierto?
-Así es. Los negocios, los viajes constantes me consumen mucho tiempo. Georges esta siempre conmigo apoyándome. Si no fuese por él no sé qué haría con todo. Ahora pronto estará también Archie al frente- dijo mientras le servía un copa del líquido ámbar
-Archie…y como están los demás, bueno supe lo de Stear y siento mucho su pérdida, realmente era un buen amigo aunque fue muy poco el tiempo que lo conocí.
-Sí, era un buen amigo, un muchacho extraordinario. Sabes que pronto Archie contraerá matrimonio con Annie.
-Oh, no, no lo sabía, pero qué bien, al fin el elegante fue atrapado por la tímida- dijo con una sonrisa sarcástica de medio lado.
-¡Terry!- se escuchó una voz molesta tras ellos- deja de referirte a las personas con sobrenombres, ellos tienen sus nombres... Ella es Annie y no la tímida y Archie….
-Está bien, Esta bien, pero por favor….no te molestes pecosa.
Los ojos de terry se clavaron en su figura esbelta. Candy al reaparecer por las escaleras su imagen era simplemente hermosa. Un vestido verde remarcando su cintura y aunque el escote era sencillo y discreto la piel que había debajo de este le prodigaba mucha imaginación a Terry. Su cabello suelto y una cinta es lo único que adornaba su cabellera. Mientras comían la observaba de soslayo y ella podía sentir la fuerza de su mirada.
-¿Terry?- dijo Archie con asombro-¿Qué hace este tipo aquí?.
-¡Archie!, pensé que ya no vendrías- exclamó Albert- de saberlo te habríamos esperado, pero no seas mal educado.
-No has contestado lo que pregunté... ¿Qué hace Terry aquí?
-Es mi invitado... ¿Hay algún problema con eso?
-Sabes bien todo lo que este idiota le hizo a Candy y ¿permites que esté aquí?. La engañó haciendo que viniera a esta ciudad para restregarle en la cara que se quedaría con esa mujer, la actriz.
-Mide tus palabras Archie- sostuvo Terry levantándose de su silla- lo que pasó entre Candy y yo no es tu problema. Así que limítate a opinar.
-Por favor basta ya...dejen de discutir...Archie cállate, por favor Terry...-acotó Albert poniéndose de pie.
-Tú no sabes todo lo que Candy sufrió mientras tú seguías con tu vida en viajes, fama y acumulando fortuna y te recuerdo que Candy es de nuestra familia y todo lo que le suceda con ella nos incumbe a nosotros. Ahora ¿Qué buscas? ¿Qué quieres?... ¿dónde dejaste a tu prometida? ¿Sabe ella que estás aquí?
-¡Archibald!…deja de decir tonterías- dijo con rostro serio y sus ojos estaban húmedos. Sin decir nada más se retiró del lugar dejando a los tres hombres desconcertados.
-¡Candy!
Archie fue tras ella y Terry se sintió impotente a todo. Quizás Archie tenía razón y no debió presentarse a esa Casa. ¿Qué hacia allí? ¿Qué buscaba allí?, lo que deseaba no podía obtenerlo, pero quería verla.
-Terry por favor disculpa a mi sobrino, pero debes comprender que Archie la quiere mucho y la cuida como un hermano. Él les hizo una promesa a Stear de cuidarla siempre y también a Anthony. Deja que ellos hablen.
-Eso puedo entenderlo Albert, pero Archie actúa como un marido celoso. Ese no es el comportamiento de un amigo o un hermano, es evidente que aún está enamorado de Candy.
-No digas tonterías tu también Terry.
-¿tonterías?, esto no es de ahora. La rivalidad entre nosotros es desde que estábamos en el entonces supe que Archie la amaba y te confesaré algo….odiaba verlos juntos. Sigue siendo el mismo, sigue enamorado de Candy a pesar de que pronto se casará.
Mientras tanto
-¡Candy!, ¡Candy!... ¡espera!...discúlpame por favor….sé que soy un tonto...
-¿Qué quieres ahora Archibald?-No es necesario que le hayas dicho a Terry todo eso. Él sabe su lugar y yo el mío- dijo con tristeza- Nosotros no podemos estar juntos, ¿es eso lo que quieres saber?...despreocúpate que Terry y yo no nos volveremos a ver- un par de lágrimas rodaron en sus mejillas.
-Candy…perdóname, perdóname, pero veo que sigues sufriendo por ese tipo y eso es lo que odio de él…. te hace sufrir siempre...Albert no debió hacer esto…..Debo hablar con él.
-No Archie….- lo detuvo en su andar sosteniéndolo de los brazos- no lo hagas…ya te dije que después de esto no nos volveremos a ver. Albert no ha hecho las cosas con mala intención.
-¡Lo sigues amando!
- ¿Qué estás diciendo?, yo no…
-Claro que si Candy, lo veo en tus ojos, esa tristeza que llevas dentro aunque trates de ocultarla aun sufres por él.
-¡No!
-Discúlpame por meterme así en tu vida, pero sabes el cariño que te tengo Candy, no quiero que ese Granchester te vuelva a hacer daño. Todavía recuerdo lo mal que regresaste de Nueva York.
-Te he dicho que no debes preocuparte...pronto nos iremos... - le remarcó- el muchacho no dijo nada más y así se retiró sin ver a nadie.
-¿Dónde está Terry?
-Lo siento Candy, creo que no fue buena idea.
-No Albert, no lo fue, pero no te preocupes.
-Terry tuvo que irse.
-¿Tuvo que irse?
-Si, al parecer se presentó un problema con Susanna. Avisaron que está en el hospital.
-Oh, Dios santo...
-Supuestamente ha estado muy enferma. La enfermera que la atiende en su casa. Fue ella quien llamó.
-¡No puede ser!... Susanna está enferma y Terry aquí….pobre Susanna.
-Sí, yo diría también pobre Terry.
-Terry tiene que estar con ella, ahora más que nunca Albert... espero que no sea nada grave.
-Ojalá Candy…
-Solo deseo cuanto antes estar muy lejos de aquí.
continuara...
Bueno eh aqui una nueva historia. Una historia en la cual me habria gustado pasara esa entrega de amor en su encuentro. Bueno pero como es mi historia eso se vale.
