Los gritos de mi madrastra me despiertan nuevamente, y menos mal que me despertaron esos gritos dirigidos a mis hermanastras, que los gritos que seguramente me hubieran llegado después por parte de ella si no despertaba. Me restregué los ojos con las manos y me senté en la cama.
Tenía un fuerte dolor de cabeza, no pude dormir en la mayoría de la noche toda mi atención se centraba únicamente en que hoy iría a Hogwarts.
Me dispuse ir a abrir las cortinas de mi ventana, para que algo de luz solar alumbrara mi habitación, pero un feroz portazo me detuvo.
-¡ Katherine despierta inmediata…!- Gritó Elizabeth Madley, mi madrastra.- A veo que te despertaste antes, bueno espero que tengas listas tus cosas para dirigirte a Hogwarts, por que en una hora más el coche partirá a la estación…Repito Kate una hora más y te quiero ver lista abajo ¿Bien?
-Bien-Respondí inmediatamente sin mucho ánimo.
Estoy feliz de regresar a Hogwarts, por supuesto, pero no tan feliz como lo estaría si tuviera amigos. Me considero una persona reservada y bastante seria. No me enojo con facilidad, en realidad puedo aguantar bastante y tratar de resolver los problemas hablando pacíficamente, pero depende mucho de lo que me hagan y de que persona sea. Tengo una personalidad bastante común, no tendría problema en tener amigos con facilidad, pero hay muchas cosas que me juegan en contra.
Vivo en el Valle de Godric, en una mansión antiquísima y oscura. Perteneció a la familia de mi madre y después que mis abuelos fallecieron, esta mansión paso a formar parte de mi vida. Prácticamente desde que nací estoy viviendo, o sobreviviendo, en esta morada. Pero sin duda alguna, mi existencia se hizo más difícil al morir mi madre. Falleció cuando tenía 11 años, poco antes de entrar a Hogwarts, no sé exactamente las causas de su muerte, pero puedo asegurar que fue un alivio para ella dejar esta vida. Su matrimonio con mi padre fue por conveniencia, ambas familias eran de dinero y lo que es peor aún… sangre pura. La familia de mi madre, era absolutamente clasista y seguidora de Slytherin. Todos los pertenecientes a esta estirpe fueron enviados a esa casa, excepto mi madre. Era una Gryffindor y con orgullo. Mis abuelos, obviamente, estaban consternados ante semejante hecho, por lo que no dudaron en arreglar inmediatamente la situación y dos años después mi madre fue llevada a Slytherin. Luego, para "arreglar" aún más las cosas, fue casada con mi padre.
La verdad es que la admiro, a pesar de que no hablé mucho con mi madre, estoy segura de que la fortaleza que ella tuvo para vivir todos esos años sentenciada a ser seguidora del innombrable y una Slytherin, es casi tan grande como el universo y se que mucha de esa fortaleza es la que ella me está dando a mi desde alguna parte.
Poco tiempo después de que sucumbiera, muy poco para mí, mi padre encontró otra mujer con la cual compartir sus días…Elizabeth Madley, mi peor pesadilla y traía consigo dos gemelas insoportables, arpías y… podría llenar miles de pergaminos con insultos para ellas. Desde que llegaron he estado sometida a todo tipo de desprecios, estuvo a punto de tomar la decisión de no enviarme a Hogwarts, ya que según su punto de vista yo no tenía el intelecto suficiente para lograr permanecer allí más de dos meses.
***Flash Back***
La estación del tren con todos los niños sonriendo, corriendo… era exactamente como me lo imaginaba. Once años para esperar entrar a Hogwarts y ya estaba satisfecha con esto.
-Aún mi pienso que Kate debería quedarse en casa- Opinó Rachell- Nos va a importunar todo el viaje.
Toda mi felicidad, se desvaneció de pronto. Vi la mirada de despreció de mi madrastra y bajé la mirada despacio.
-Creo que eso ya es un tema conversado- Sentenció mi padre y me puso la mano en el hombro. Vaya, que reconfortante.
A la hora de entrar al expreso mi padre me miraba con cautela. Yo asentí con la cabeza en forma de despido y me interné en el pasillo del tren. Encontré un compartimiento vacío que luego se hubo llenado de las voces de mis hermanastras. Ambas se sentaron enfrente de mí mirándome. Quería salir de allí.
-Hola, me llamo Remus ¿Puedo sentarme con ustedes?- Interrumpió de pronto en la escena.
-¿Qué no ves que está ocupado?- Dijo Rachel, una de las gemelas.
-Cállate Rachel, claro que te puedes sentar acá, no hay problema- Dije yo, ese chico me daba buena espina.
-Espera que se entere mamá- Dijo Ursula, la otra gemela como se pueden imaginar.
En fin, Remus pasó y se sentó a mi lado, traté de entablar una conversación pero el dio el primer paso.
-¿Son hermanas?- Preguntó medio desconcertado.
-No- Dije yo- ellas son hermanastras mías, como puedes ver son gemelas.
El me miró extrañado y luego me sonrió. La verdad es que es increíble el parecido que tengo con las gemelas. Tenemos el pelo negro liso, tez blanca, casi la misma estatura. Pero nuestros ojos son diferentes. Los de ellas son negros, profundamente negros.
Luego de que conversara un poco con Remus, me di cuenta que el se sintió un poco decepcionado al enterarse de que tipo de familia venía.
No te culpo si después de esto no te quieres juntar con migo – Le dije.
No, no es eso- Negó- lo que pasa, es que eres la única con la que he conversado y no soy muy sociable… y bueno, yo temo que te vayas a Slytherin. -
¿Crees que iré a Slytherin? . -
Sí- Afirmó.- Aunque me confundes, normalmente los Slytherin no se comportan de esa manera.
¿Y tú donde crees que iras? –. Le pregunté-
A cualquiera, menos a Slytherin.
***Fin Flash Back***
Y quedé en Gryffindor. Me acuerdo lo feliz que estaba, me acuerdo lo feliz que estaba Remus. No podíamos creerlo. Mis serpientes, es decir, mis hermanastras estaban más sorprendidas aún.
El primer año de Hogwarts ha sido el que más me ha gustado, estuve casi siempre con Remus, hubo buenos momentos de infancia, de esos que no se olvidan. Hasta que en segundo se fue con James Potter, Sirius Black y formaron "Los Merodeadores". Nunca más me enteré de Remus Lupin, la verdad es que sí. Eran muy populares. Pero me refiero que nunca más fuimos amigos, siempre cuando nos topábamos era una mirada simpática por parte de él y sé que por parte mía era fría, muy fría.
Bueno y así ha sido hasta ahora séptimo año. Siempre en alguna casa de Hogwarts hay algún raro o rara. Bueno, yo soy la de Gryffindor, la renegada.
Me duché, me vestí y baje con mi baúl, por suerte, antes que mis hermanastras, si hubiera sido al revés me hubieran dado el sermón de la historia, como años anteriores ya lo habían hecho.
Mi madrastra me hizo formarme como gendarme, mientras llegaban las otras dos.
Cuando ya se estaba haciendo muy tarde, le pegó un par de gritos y las gemelas bajaron en seguida.
-Bueno ahora que ya están todas- Dijo con una voz imponente y una mirada despectiva- Les digo lo mismo que los años anteriores y que jamás me cansaré de repetir, sobre todo a ti Kate- Me dijo acercándose- No quiero que causen problemas en el colegio, quiero que se comporten como buenas Slyther… como buenas niñas que son- Dijo, algo incomoda.-¿Bien?.
-¡Bien!- Dijimos las tres al unísono y partimos al coche que esperaba a la salida de la mansión.
Al estar a fuera, Rachel me tomó del brazo.
-No creas que me iré al lado tuyo, Kate.
-¿De qué estás hablando? - Le dije yo desafiante y soltándome-
- ¿De verdad quieres soportar un viaje con nosotras?- Preguntó Rachell,
Manipulándome. La miré con odio.
- ¿Cuál es la oferta?- Dije, negociando.
- Te vas en el autobús noctámbulo y nosotras no te molestaremos más en las clases que nos toquen con tigo- Terció, era una oferta tentadora sin duda alguna. Desde toda la vida que ellas y su "grupito" me han hecho burlas que he tenido que soportar.
-Hecho- Acepté y estrechamos las manos- Pero ustedes llevan mi baúl y mis pertenencias.
Está bien- dijo Úrsula y entraron al auto, que partió al instante.
El autobús aparecería en cualquier momento, sólo tendría que esperar unos cuantos minutos. A cada minuto pasaba un auto diferente y hubo uno que me hizo pensar si mi decisión fue correcta o no. Era el auto de Potter, los segundos seres más aborrecibles del mundo, James Potter y Sirius Black estaban en ese coche. Traté de cubrirme la cara, con la capucha de mi capa, no quería que me vieran allí… pero no dio resultado el coche se detuvo al lado mío, y James se asomó por la ventana.
¿Eres Fortman?- Dijo achicando los ojos.
Sí…- Dije cuando me di cuenta que no daba resultado seguir escondida.
¿Qué haces aquí?- Preguntó Black, casi gritando por el otro lado.
Eh, bueno…espero el autobús noctámbulo- Dije mirando el piso.
Puedo asegurar, que de todos los años que he pasado por esta calle… que jamás te había visto aquí ¿Dónde vives?
Abrí los ojos como platos ante su pregunta, empecé a sudar. No era fácil decir " Ja, James, ¿Ves esa gran mansión tétrica y oscura que está atrás mío? Bueno ahí vivo". Luego el sacaría sus conclusiones.
Respiré profundo y entorné los ojos. Luego usé está herramienta para decirle donde vivía. Con mis ojos apunté a la mansión Fortman Madley.
El asintió con la cabeza, y luego añadió:
-¿Quieres que te llevemos a la estación?
Estaba sorprendida, muy sorprendida nunca me había llevado con James, habíamos hablado un par de veces cuando me presenté a las pruebas de quidditch, pero nunca más.
Está bien- Dije yo y mi gran bocota. Potter tranquilamente se bajo y me hizo entrar al auto. Nunca pensé que me iría en medio de James y Sirius.
James ¿Estas loco?- Dijo Black por atrás de mi cabeza, disimulando, claro- Imaginate como quedará nuestra reputación.
Tranquilo amigo, es una gryffindor tenemos que ser solidarios- Dijo James.
Ellos siguieron con la conversación en el trayecto y yo estaba incómoda, así que decidí intervenir.
-Tranquilos solo déjenme afuera de la estación, no tenemos por que entrar juntos- Dije para que no se hicieran más problemas- aparte tengo que recoger unas cosas antes de entrar.
-Me parece perfecto- Dijo Black sonriente.
Todo el trayecto fue en su mayoría en silencio. A veces era interrumpido cuando James ofrecía golosinas o cuando Sirius se las pedía. Me sentía algo incomoda cuando percibía que Black o Potter me estaban mirando. Aunque nunca quise verificarlo, podía darme cuenta perfectamente cuando me miraba. La sangre se me iba a la cabeza.
-Bien, hemos llegado- Informó James mientras se bajaba y yo le seguía. Al estar afuera del coche lo mire a los ojos y no lo encontré tan mordaz como siempre.
-Gracias por traerme- Le dije, el asintió y fui en busca de mis pertenencias.
Me dirigí a mis hermanas, que esperaban ahí, con unas caras de miles de kilómetros de largo.
-Hola- dije mientras sacaba mis cosas- ¿Cómo estuvo el viaje?
-Vete al infierno- Me maldijo Rachell. Yo le sonreí despreciativamente y llegue a la estación.
Caminé dificultosamente entre la multitud, guardé mis cosas en el tren y empecé la búsqueda de compartimientos vacíos, que difícil era esto. Estaban la mayoría llenos, y había algunos donde había dos o tres personas que te decían idioteces y por eso, ni te daban ganas de irte con ellos.
Encontré uno, casi al final, estaba vació, solo para mí, me acomodé al lado de la ventana, el tren estaría por partir, pero de pronto la puerta del compartimiento se abre y no, era Remus. Lo miré unos segundo analizando que hacía allí, y rogando por favor que no trajera consigo a los demás merodeadores.
-¿Está vació?- Preguntó una voz de mujer, seguramente estaba detrás de él.
-Eh…no- Dijo el mirándome- Hola Kate.
-Hola- Respondí yo fríamente y volviendo mi vista a la ventana
-¿Nos podemos sentar aquí?- Preguntó una chica castaña que venía con el, creo que se llama Danielle- Los compartimientos estan absolutamente repletos.
-Claro- Dije yo aún mirando hacia fuera.
Danielle se sentó a mi lado, mientras tanto Remus y otra chica, Lily Evans, se sentaron al frente. Todo eso lo pude ver por el reflejo de la ventana.
-No sé como te puedes juntar con Potter y Black, Remus- Dijo Lily tocándose las sienes- Los dos son tan insoportables.
-Le encuentro toda la razón a Lily, esos dos son tal para cual, tú eres diferente, deberías empezar a rehacer tu vida- Espetó Danielle estirándose.
-Chicas, son mis amigos y han hechos cosas que me han ayudado, siempre- Dijo Remus. Cuando pronunció la última palabra lo miré instintivamente, estaba observándome y eso no lo quería- ¿Tu que opinas, Kate?
No podía descifrar que expresión tenía en ese momento. Quería responderle, no quería callar. Pero no sabía como.
-Tu sabes lo que opino – Dije bajando la mirada el emitió una sonrisa de suficiencia.
-Creo que iremos al baño a retocarnos un…poco- Dijo Lily- ¿Danielle?
-Si, claro- Dijo algo sorprendida y salieron del compartimiento. Yo las miraba y les rogaba con la mirada que no se fueran. Hasta que desaparecieron y aparte la vista para mirar hacia fuera. El silencio reinó unos cuantos minutos hasta que Remus se sentó a mi lado y fue inevitable no mirarlo.
De pronto sus brazos me rodearon con fuerza. Hace años que no recibía un abrazo. Traté infructuosamente no llorar, pero fue imposible.
- Kate ¿Por qué eres así?- Preguntó, yo estaba demasiado acongojada como para responderle. Me sentía tan débil, que llego a ser insoportable. No aguanté más y salí disparada hacia fuera del compartimiento, casi corriendo hasta el final del tren y aún no me explico porqué.
- ¡Kate!- Gritó Remus, tomándome del brazo.
-Suéltame, Lupin, me haces daño- Dije Tratando de zafarme de el, pero fue peor el solo hizo mas fuerza y me llevo al fondo del tren, donde no había nadie- ¡¿Qué pretendes?!- Grité cuando logre que el me soltara.
¿Por qué cambiaste tanto?- Dijo el mirándome fijamente a los ojos, yo desvié la mirada y bajé cabeza, pero el me tomo del mentón se acerco y me dijo- Responde.
¿Qué quieres que te diga, Lupin?... de seguro estas esperando que te diga algo- Dije- No he cambiado, Lupin, sigo igual que siempre, tu eres el que ha cambiado aquí.
¿Ahora soy Lupin? Antes era Remus ¿No te acuerdas?...Kate, no te das cuenta, tú no eres la misma, andas toda seria, no sé… no sonríes como antes…
¡Y como quieres que sonría!- Lo interrumpí- ¿Cómo quieres?, si ando sola, si soy una maldita rara de gryffindor que lo único que quieres es irse de este colegio, no volver a ver a nadie y…No puedo ¿Sabes? No puedo sonreír.
-Tu elegiste ese camino…- Dijo Remus bajando la mirada.
-Yo no he elegido nada, Remus- Tercié mientras pequeñas lágrimas recorrían mi mejilla.
Tú en el fondo sabes que ese fue el camino que elegiste…Yo te sonreía, tu me despreciabas- Dijo el, y era verdad yo elegí ese camino.
No creo que esta conversación dé para más, Remus- Dije dispuesta a irme de ahí.
Yo creo que esta conversación la deberíamos haber tenido hace muchos años y si tengo la oportunidad ahora, no la perderé- Dijo Tomándome del brazo.
Remus, ya no se puede- Dije soltándome y viendo la cara de Lupin, denotaba rendición.
Yo creo que sí…- Dijo Mientras me iba-…Kate, te extraño.
Paré en seco, no se por que, pero esas dos últimas palabras me llegaron en lo más profundo de mi corazón, respire profundo, di media vuelta y lo abrasé, el no se lo esperaba, tampoco yo, pero fue una reacción del momento. Sentí sus brazos rodearme, y apretarme tan fuerte que me sentía protegida como nunca antes, estuvimos así unos segundos, hasta que se escucharon unos pasos. Me despegué de su lado, lo miré a los ojos y me fui.
Llegué al compartimiento y se encontraban Lily con Danielle, me miraron un poco extrañadas.
¿Remus no estaba contigo?- Preguntó la castaña.
No- Respondí yo- creo que se encontró con sus amigos "Los merodeadores", ya saben.- Dije tratando de sonar convincente.
Sí… ya sabemos- Dijo Lily- Como los detesto, el único más pasable de esos, es Remus, no sé como puede juntarse con ellos.
Ni yo - Dije – pero lo importante es que Remus no es igual a ellos.
Tienes razón- Espetó Danielle- ¿Te quieres sentar con nosotras en el banquete?
Claro- Dije bastante estupefacta
Perfecto- Dijo Lily con una sonrisa.
En el banquete nos sentamos las tres, estábamos hablando de "Los merodeadores" y hablando estupideces de ellos, nos reíamos mucho, y claro, había gente que nos miraba sorprendida. Yo ahora no estaba sola, y eso me hacía sentir bien…creo que este año no será como los otros.
Todo se me pasó más rápido de lo normal, será por que años anteriores me sentaba sola o con algún conocido con el que apenas hablaba, y ahora, claro estaba con dos chicas demasiado geniales, Lily y Danielle, tenemos temas en común, compartimos bastantes cosas y ellas me confesaron, que se sentían muy sorprendidas con migo, ya que pensaban que yo era una total antisocial.
Al terminar el banquete, las chicas dijeron que me fuera con ellas a su habitación, cosa ya media complicada, por que en su habitación no habían camas disponibles, pero me prometieron que iban a hablar con las chicas de su cuarto y proponerles un cambio, me parece una idea excelente, ya que con mis compañeras de pieza, ni si quiera un "Hola" compartimos.
En fin, llegamos a la sala común y estaba vacía, cosa rara después de un banquete, pero si habían algunas personas que pasaban de vez en cuando cerca de la chimenea. Lily y Danielle decidieron irse a acostar temprano, ya que mañana sería el primer día y aseguran que nos llenaran de tareas, en cambio yo decidí quedarme en el calor del fuego, no soy muy apegada a cumplir horarios y menos aún, tener hábitos de estudio, así que me senté frente al calor de la chimenea, y comencé a leer "El profeta", se encontraba tirado allí, así que no encontré otra cosa mejor que hacer.
De pronto siento ruido que provenía de a fuera de la sala común, se oían gritos, y gente celebrando, y en un segundo se abre el retrato de la dama gorda y yo como estaba tan concentrada escuchando los ruidos que provenían de afuera, no me percaté que parte de ese ruido iba entrando a la sala común, por lo que pegué el salto de mi vida.
-Debí haberlo supuesto- Pensé, todos esos adolescentes, gritando, bebiendo, tenían una sola razón, los merodeadores, quizás que habrán hecho ahora para que la gente los vitoree de esa manera. Vi que mi tranquilo momento de calor junto al fuego se daba por acabado y no quería ser parte de esta celebración, ya que tampoco sabía de qué se trataba, así que decidí ir a mi cuarto.
Mientras trataba de cruzar la masa de gente, cosa muy dificultosa ya que todos se encontraban saltando, gritando, moviendo, etc. me costó un mundo lograr llegar a una parte, ni si quiera mi habitación, que estuviera vacía. Me acomodé el cabello y seguí con mi travesía, pero algo se interpuso en mi camino y ese algo, fue Remus Lupin. Me tomó de la cintura y me puso en su hombro en cosa de segundos, yo me di cuenta de esto cuando ya estuve un par de minutos arriba de el, ya que fue muy rápido, y en eso reaccioné y empecé a pegar gritos para que me soltara y a hacer fuerza con los brazos, pero era imposible, no sé de donde saca tanta potencia.
-Kate, tenemos que conversar – Dijo Remus cuando, por fin, me dejo tranquila y pisando suelo.
- ¡¿Qué te crees para tomarme de esa manera?!- Dije pegándole una cachetada.
Era la única forma de sacarte de ahí- Espetó Lupin tocándose la mejilla- Lo siento, si te molesto.
¿Te dolió?- Le pregunté algo preocupada, el asintió. Iba a pedirle una disculpa pero luego recordé lo que había hecho.- ¡Hey! Y si me molesto lo que hiciste, por otra parte ya conversamos, creo que el tema se da por terminado.
¿Eso crees?
Sí- Dije rotundamente- así que con permiso- di vuelta dispuesta a irme, pero me detuvo con cuidado.
Kate, quiero conversar de verdad con tigo- Dijo el mirándome a los ojos, y eso lo detesto, que me miren a los ojos y por está razón, miré al suelo.
No, Remus, por favor ya no- Dije mirando hacia la multitud.
-No te entiendo, Kate- Terció Remus de repente.
Remus, está bien, tendremos nuestra conversación tranquilamente, pero no creo que este sea el momento ni el lugar para hacerlo- le informé.
-¿De verdad?- Dijo Remus con una sonrisa - Entonces, ¿Cuándo? Tú dime y yo ahí estaré.
-Mañana…- le dije- después de clases tu ubícame ¿Ya?
-Perfecto… ¿Puedo decidir yo el lugar?
-Hey, Remus es solo una conversación ¿para que…-Iba a decir para que tanto show y bla, bla, bla… pero con su cara me convenció- Esta bien , elige un lugar.
-Muy bien… Buenas noches- Dijo dándome un beso en la mejilla.
-Sí…eso- Dije escabulléndome entre la gente y llegando por fin a las escaleras que llevaban a mi habitación.
